Maria Àngels Sancho Amorós, Profesora. EOI de València-Benicalap (Escuela Oficial de Idiomas València-Benicalap, València)
TÍTULO | La literatura infantil y juvenil del exilio republicano de 1939 |
AUTORÍA | Muñoz Cáliz, B. y Sotomayor Sáez, M.V. |
EDITORIAL | Biblioteca del Exilio, Renacimiento, Sevilla, 668 p. |
AÑO | 2022 |
Manuel Aznar Soler es el fundador y director de la Biblioteca del Exilio, una colección cuyo cometido se centra en el rescate de obras y autores exiliados, en su mayoría republicanos, de la conocida como edad de plata que se extiende desde 1936 hasta 1975. Tras más de dos décadas de llevar a cabo esta labor tanto con obras de ficción como de crítica literaria, una de sus últimas publicaciones es La literatura infantil y juvenil del exilio republicano de 1939 a cargo del grupo GEXEL (Grupo de Estudios del Exilio Literario) cuyo director es José Ramón López García.
Este volumen completa las investigaciones anteriores de expertos en el estudio de la literatura infantil y juvenil (a partir de ahora LIJ) en el exilio de literatos españoles como son: Pequeña memoria recobrada (2008) de Ana Pelegrín, María Victoria Sotomayor y Alberto Urdiales, además de La literatura infantil y juvenil española en el exilio mexicano (2013) de Pedro César Cerrillo y María Teresa Miaja. Ambas publicaciones representan un interesante análisis de la literatura española para los jóvenes lectores desarrollada lejos de nuestro país.
La literatura infantil y juvenil del exilio republicano de 1939, la obra que nos ocupa, se divide en diferentes capítulos que se corresponden con los países que acogieron a los intelectuales españoles. La mayoría de estos pertenecen a Hispanoamérica, pero también se establecieron en el Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Soviética. El estudio de cada país se subdivide teniendo en cuenta los géneros cultivados como son narrativa, teatro, lírica y a su vez se tienen en cuenta otras manifestaciones como la edición de libros infantiles; las emisiones radiofónicas de textos teatrales, la poesía, los cuentos; y la pedagogía aplicada dirigida por los exiliados en los centros educativos. Así mismo, la producción de cada autor se distribuye en diferentes apartados según el género que llevó a cabo. Los autores del volumen se encargan de géneros literarios diferentes de tal modo que Muñoz Cáliz analiza el teatro y la lírica mientras que Sotomayor se ocupa de la narrativa.
Respecto a los autores estudiados en la obra, se traza una panorámica tanto de su profesión anterior a la guerra como su semblanza artística, las obras publicadas en la nación de acogida y a veces sus estancias en diferentes países. Los textos literarios se acompañan de citas por parte de investigadores y especialistas en el tema que se alternan con los testimonios de los propios autores.
El libro se abre con un prólogo donde Manuel Aznar Soler, fundador de la colección, y José Ramón López García, director del grupo GEXEL, dan cuenta de la trayectoria del grupo y de las investigaciones llevadas a cabo hasta nuestros días. El volumen se caracteriza por recuperar en su mayoría a autores considerados menores al escribir al margen del canon y cuyo trabajo contribuyó a enriquecer la LIJ durante el exilio ocasionado por la Guerra Civil española. La tarea llevada a cabo por estos literatos es doblemente elogiable ya que además de soportar el silencio de su propio país por sus obras consideradas de segunda categoría también recibieron el silencio causado por escribir LIJ. En este primer apartado se hace un acercamiento a la problemática y difícil definición de la literatura infantil desde una perspectiva original. La novedad de esta nueva definición radica en que las autoras del volumen se centran en el exilio republicano con la guerra como telón de fondo y la necesidad de mirar al futuro teniendo en cuenta los errores del presente.
A continuación, en la introducción a cargo de Muñoz y Sotomayor se subraya la importancia que tuvo en España la LIJ durante la República cuando la fantasía y el humor sustituyeron al adoctrinamiento moral característico de la LIJ decimonónica. Además, la literatura popular transmitida de forma oral desde la antigüedad se consideró menor y solo apta para niños. Sin embargo, en las primeras décadas del siglo XX se produjo un cambio de perspectiva y la LIJ empezó a considerarse a la altura de la literatura para adultos. En el exilio, se observan dos tipos de autores. Por una parte, los que ya poseían una dilatada experiencia escribiendo para niños y los que decidieron cultivar la LIJ por primera vez debido a la necesidad de perpetuar su identidad tras ser obligados a abandonar su patria.
Respecto a la división de los capítulos atendiendo al país receptor, el primero se corresponde con México y es el más extenso ya que acogió un mayor número de exiliados seguramente porque, por una parte, este país compartía la causa republicana y, por otra parte, por el conocimiento de los mexicanos de las obras de los autores españoles. Le sigue Argentina y a continuación el tercer capítulo se reserva para resto de países hispanoamericanos: Cuba, Puerto Rico, Paraguay, Venezuela, Costa Rica, Chile y Estados Unidos. A destacar en este apartado la labor del profesor Herminio Almendros que fue el introductor y también difusor de las teorías de Freinet siguiendo los principios de la Institución Libre de Enseñanza. Su trabajo contribuyó a mejorar la educación y las escuelas rurales en este país del Caribe. En materia de literatura, tenemos a Josefina Pla Galvani que destacó en teatro en Uruguay y en poesía destacan tanto Juan Ramón Jiménez en Puerto Rico su Platero y yo publicado en 1914, como Jorge Guillén en los Estados Unidos.
El cuarto y último capítulo tiene como protagonista a Europa y se subdivide en: Francia, Gran Bretaña y la Unión Soviética. En el país galo es de agradecer la participación de los niños refugiados en Radio París, gracias a Adela Carreras. El teatro infantil fue uno de los géneros más trabajados en Francia por las actuaciones familiares y participativas por parte de los grupos anarquistas de la ciudad de Toulouse. En Gran Bretaña el nombre de José Estruch era bastante conocido por el grupo que formó con unos niños vascos evacuados tras el bombardeo de Guernica. El Spanish Theatre Group que formó este profesor y dramaturgo tenía como objetivo perpetuar su identidad a través de obras clásicas que los propios jóvenes representaban y muchas veces también escribían. César M. Arconada emprendió una serie de proyectos similares a los de Estruch en Rusia para evitar el desarraigo de los pequeños exiliados. Su tarea se centró en dar a conocer la dramaturgia de ambos países. La poesía tuvo su mayor exponente en Gran Bretaña de mano de la obra de Salvador Maradiaga
El estudio se complementa con unas reflexiones finales en torno al exilio y el retorno de los escritores al que le sigue una bibliografía dividida en obras, estudios y un índice onomástico que facilita la búsqueda de escritores según el país donde desarrollaron su obra.
En definitiva, La literatura infantil y juvenil del exilio republicano de 1939 supone un interesante trazado de los orígenes de la LIJ española y su evolución durante el exilio. Este estudio se hace necesario por el riguroso recorrido que realiza de la LIJ del exilio republicano donde los autores consiguieron abrirse paso con sus obras vinculándolas con las del país de origen. Su tarea no fue fácil en absoluto porque se vieron obligados a abrirse camino en unas tierras con una cultura y tradición muy diferentes. Al mismo tiempo, lucharon contra la añoranza y las crisis de identidad habituales en todo destierro. Este volumen viene a homenajear los escritores republicanos cuyas obras es necesario recuperar y analizar para no condenarlas al olvido y demuestra que la literatura para niños merece formar parte del canon con las mismas condiciones que la literatura hegemónica.