Trabajo Social se configura, en la mayoría de los países de nuestro entorno, como un ámbito de intervención que recoge diversos perfiles profesionales: animación sociocultural, asistencia social, educación/pedagogía social, educación de adultos, de jóvenes…etc. En nuestro país, la caracterización particularizada de una parte del mismo como una profesión específica lleva a dificultades en el dibujo y las relaciones que se dan en la acción social, sociopolítica y socioeducativa entre los diversos agentes que intervienen en ella. Y ello provoca también cortocircuitos comunicativos que resultan muy difíciles de explicar cuando salimos fuera de nuestra realidad estatal. A pesar de estas limitaciones, la revisión de las relaciones entre estos dos componentes de la acción social: Trabajo Social y Educación/pedagogía Social, es necesaria para clarificar y seguir tendiendo puentes para transitar caminos que nos lleven a encontrar vías de solución a esta especificidad, fruto de la construcción histórica de las profesiones en nuestro país. En este número la mayoría de las colaboraciones optan por soluciones colaborativas, de cooperación, de comunicación…, huyendo de defensas corporativas de supuestos espacios privativos de unos u otros. Es un reto para todos los que estamos implicados en la intervención social. Y un deber para con las personas a las que se dirige nuestra acción.
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