Carlos Sánchez-Valverde, presidente del Comité Científico del VIII Congreso y coordinador del consejo de redacción de RES, Revista de Educación Social
El protocongreso:
|
Queremos recoger aquí un pequeño resumen de aquello que fue configurando y posibilitando el congreso y un reconocimiento a las personas que lo hicieron posible.
Porque nuestra forma de ser y de hacer implica siempre un trabajo y un compromiso coral, sin el cual no seríamos lo que somos.
Desde la clausura del VII congreso de la Educación Social, Sevilla 2016, cuando se anunció que Aragón asumía el reto de organizar el siguiente congreso, se iniciaron diferentes movimientos para hacerlo posible.
Desde el inicio del 2019, se hicieron prospectivas de posibles apoyos institucionales, de la configuración de los comités organizador y científico, de la carta de convocatoria, etc. Finalmente, el convenio entre el Consejo General de Colegios de Educadoras y Educadores Sociales (CGCEES) y el Colegio de Educadoras y Educadores Sociales de Aragón (CEESA), que significaba el punto de partida para hacerlo viable logísticamente, se firmó en septiembre de 2019.
También en septiembre de 2019, a finales de mes, durante los actos de la celebración del Día Internacional de la Educación Social , se realizó en Zaragoza la presentación del VIII Congreso, con la previsión de realizarlo en abril de 2020. Y se constituyeron oficialmente el comité organizador y el científico, aprobándose a su vez el dossier-carta de convocatoria que significaba la salida a escena de este evento.
Hasta febrero de 2020 todo estaba funcionando razonablemente bien en esa configuración y propuesta original: había más de 400 inscripciones (sin contar la presencias de ponentes, organización, etc…), más 100 contribuciones recibidas…, y todo estaba confirmado.
Pero a principio de marzo la situación derivada de la pandemia de la Covid19 empezó a presionar a la organización y desde un acto de responsabilidad, antes del cierre decretado desde el gobierno de la nación, se decidió su aplazamiento, lo cual fue comunicado en fecha 12 de marzo de 2020.
En el otoño de 2020 el CEESA renovó su junta como fruto de un proceso electoral. La nueva junta reafirmó su voluntad de continuar asumiendo la organización del VIII Congreso y se firmó un segundo convenio con el CGCEES, lo cual conllevó alguna modificación en los comités organizador y científico. Poco después la presidencia CEESA asumió también la presidencia del comité organizador. Una vez pasada la fase más intensa de la pandemia, se reprogramaron fechas y se terminó de configurar el programa, adaptándolo ya a un modelo mixto, online y presencial, para celebrarlo en septiembre de 2021.
El final de la primavera e inicios del verano de 2021 volvió a significar un momento de alza de los efectos de la pandemia, lo que llevó a la organización a aprobar un segundo aplazamiento.
Después de diferentes procesos de revisión por parte de la junta del CGCEES, y ante las dificultades manifestadas por el CEESA para seguir asumiendo la organización del congreso, se acuerda en septiembre de 2021 la celebración definitiva del mismo de una manera singular: descentralizado y en 9 sedes diferentes, a lo largo de la primavera del 2022, con el siguiente avance-resumen de programa.
El programa definitivo ampliado, con pequeños cambios ha sido el que se ha desarrollado en su realización.
El proceso, como hemos visualizado, ha sido arduo y complejo. Pero hay una enseñanza que todos hemos extraído del mismo: el de que somos un coro, que canta conjuntamente y que nos apoyamos entre todas y todos, cubriendo las ausencias o las dificultades de algunos de los actores en ciertos momentos del recorrido.
Si revisáis los diferentes documentos veréis comparecer muchos nombres. El VIII Congreso de Educación Social es una construcción fruto del compromiso de todas y todos ellos y ellas. ¡Gracias a todas y todos!
Pero si hemos de reconocer a algunos en particular su impulso y el haber creído y sostenido la idea y la acción que finalmente posibilitó la celebración del VIII Congreso de Educación Social, esas personas serían Antonio Balsa y Gema López. Un recuerdo entrañable para ellos, aunque no participaran en la configuración final del congreso, que debería haber sido el de Zaragoza