Sara Mena Toledo, estudiante del Grado de Educación Social. Universidad Nacional de Educación a Distancia. Málaga
El presente artículo supone una reflexión sobre el panorama actual de la Animación Sociocultural en una sociedad en la que las políticas neoliberales han dejado su impronta y han reestructurado los esquemas previamente establecidos a través de la Educación Popular, el desarrollo comunitario, en definitiva, de la Educación Social. Además, se aportan alternativas a tal situación desde un enfoque coeducativo y feminista.
This paper suposses a reflection about on the current panorama of the sociocultural animation in a society which neoliberal policies have left their mark and have reestructured previously stablished schemes through Popular Education, Community Development, in short, the Social Education. In addition, alternatives are provided from coeducational and feminist aproach.
Saber qué enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción
(Paulo Freire, 1997:47)
La Animación Sociocultural (ASC) es entendida como ámbito de actuación de la Educación Social, y a día de hoy, representa un gran reto. Sus antecedentes versan en la Educación Popular, los movimientos eclesiásticos, religiosos y laicos y la Educación de Adultos.
Sus orígenes pueden contextualizarse en un marco sociopolítico postindustrial. Tras acontecerse la Segunda Guerra Mundial, el panorama social es sumamente convulso debido a las profundas transformaciones científico-técnicas inducidas por la Industrialización, por un lado, y a la demanda de alfabetización y formación especializada de las clases populares, por otro. Este se constituye como un momento clave, en primer lugar, para la clase obrera que, debido a la regularización del trabajo en las fábricas, cuenta con tiempo libre para formarse y/o beneficiarse de la oferta cultural. En segundo lugar, las clases sociales mejor posicionadas, como la burguesía capitalista, demanda una formación menos clasista y más específica.
Sin embargo, es en el seno del movimiento obrero, del proletariado, donde tiene lugar el surgimiento de la ASC, ya que nace con el fin de satisfacer las demandas educativas y sociales predominantes en dicha población. Una vez consolidada la Animación Sociocultural va evolucionando, con el devenir histórico, de herramienta para conocer el patrimonio cultural, a ser difusora de cultura, para luego instigar la democracia cultural, hasta concretarse, en última instancia, como una metodología de carácter transformador que, además de favorecer la integración de los diferentes colectivos, promueve la resolución de conflictos, dificultades sociales mediante la participación a nivel personal y grupal.
Según Úcar (1992:15), existen cuatro contextos que anteceden la aparición de la Animación sociocultural en España: socioeconómico, político, cultural y educativo. Dichos contextos, interactuando de una forma sistémica, dan lugar a la aparición de la Animación Sociocultural como un movimiento de reacción y de respuesta frente a la crisis, que reconduzca, en una perspectiva innovadora y transformadora, el desarrollo sociocultural hacia un camino donde la persona sea protagonista autónoma y no dependiente de sus propias creaciones.
Según Calvo (2002) el término animación comprende más que la simple actuación pues pretende cambiar el estado de ánimo de las personas. Fuera de la delimitación de usarla únicamente como un simple mecanismo de consumo la acercamos a un proceso vital de aprendizaje.
La Animación Sociocultural promueve la cultura colaborativa favoreciendo que la propia ciudadanía sean los actores y las actrices protagonistas de su autonomía y desarrollo personal, fomentando valores de convivencia, diversidad, interculturalidad, y el desarrollo comunitario mediante una metodología dinámica, reflexiva, proactiva y constructivista, que se adapta a la realidad en la que interviene transformándola en una más justa y equitativa.
En la actualidad, vivimos en una sociedad influida por las políticas neoliberales- capitalistas que condicionan nuestros hábitos de consumo en lo referente a alimentación, vestimenta, cosmética, salud e higiene, cultura, además de influir también en nuestro modo de vida, con tal magnitud que, ha logrado insertarse en el disfrute y la diversión, en el ocio y el tiempo libre, de tal manera que, es cada vez más frecuente que, los y las jóvenes dediquen su tiempo libre a visitar y pasear por centros comerciales, lugares en los que hallar entretenimiento visual tras la gran pantalla de un cine, o haciendo una ruta por todos los establecimientos de moda, todo ello acentuado por las tiendas de empresarios multimillonarios que, a modo de franquicia, inundan todo el espacio.
Se configura preponderante que los centros comerciales y los bares se establecen como lugares de esparcimiento y encuentro social y que, los hábitos de consumo responsables y saludables tal como el empleo del tiempo en el medio rural o en espacios naturales, actualmente, se ha convertido en un hecho olvidado, ya que las nuevas tecnologías y los dispositivos que las sustentan han facilitado que las personas se acerquen tras una pantalla aún a kilómetros de distancia. El sedentarismo, aparece en escena acompañado de hábitos de vida poco saludables como la comida rápida, la ausencia de prácticas deportivas y el abuso de drogas. Todo ello exacerbado por estos modos de vida en los que, desmesuradamente, se incentiva constantemente al consumo de capital, generando así la ecuación de “cuanto más tienes, más gastas y mejor eres”.
Una ecuación repleta de materialismo que conlleva una sensación de satisfacción efímera y vacía que desaparece rápidamente, un estado de dependencia abismal hacia lo material, lo tangible, ubicando en un segundo plano la esfera emocional, sexo-afectiva y relacional. El capitalismo articulado en la ley de la obsolescencia se ha filtrado en nuestra manera de relacionarnos inter e intrapersonalmente, promoviendo así el individualismo y la desconexión con el resto de seres vivos y del sistema más allá de los límites mercantiles. El patriarcado, fiel aliado de las políticas capitalistas-neoliberales, que posiciona al hombre como eje central, unidad de medida y de referencia de todo (androcentrismo), está implícito tanto en las estructuras sociales, económicas, políticas, como en el sistema educativo, siendo este último un reflejo reproductor de los mercados neoliberales vertebradores de nuestra sociedad. Vivos ejemplos de este marco político son las presentes brechas de género en lo referente a la vida laboral, la educación, la alfabetización digital, las profesiones masculinizadas/feminizadas, el reconocimiento de identidades de género (movimiento LGBTI+), la ausencia de conciliación, la xenofobia, el discurso de odio promovido por ciertos partidos políticos de la ultraderecha española, entre otros, conforman un entramado social, económico-monetario, político y educativo que, ramifica en todos los aspectos vitales que contribuyen al desarrollo o involución de la humanidad como especie, y al deterioro de nuestro ecosistema como consecuencias de unos actos irrespetuosos por parte de las grandes potencias mundiales para con el medio ambiente que quedan impunes.
No cabe duda de que la cultura de consumo está jerarquizada, una jerarquía vertical, que genera unas desigualdades abismales producidas por el género, el factor económico, la edad, el lugar de origen, entre otras. Con ésta se inculcan unos hábitos de consumo basados en los ritmos acelerados y el gasto de tiempo vacío de contenido, y en adición, se promueve la homogeneidad ante la diversidad. Lo heterogéneo, lo diverso, queda excluido del sistema, de unos patrones estéticos, corporales-físicos, de unos patrones de conducta, que condicionan la personal y que generan rechazo a aquello que se sale de la norma, de lo cisheteronormativo, ergo de “lo normal”.
En España, lo mejor es el pueblo, siempre ha sido lo mismo, en los trances duros los señoritos invocan a la patria y la venden, el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva
(Antonio Machado,1937:2)
La cultura, entendida como conjunto de costumbres propias de un lugar, las tradiciones culturales y la identidad cultural, como el caso del pueblo andaluz en mi caso, queda esquilmada por el paisaje de una sociedad globalizada que se fundamenta en la competitividad, el individualismo y que sitúa en el centro de nuestras vidas la economía y el consumo como motor de nuestras prioridades.
Esta imagen demuestra que la Animación Sociocultural queda relegada a un segundo plano, y con ella, la política de los cuidados, la colaboración, las relaciones interpersonales y la creación de redes de apoyo sociales que favorezcan nuestro desarrollo personal, profesional, integral y holístico.
La historia debe contarse, no solo para conocer de dónde venimos sino también para poder construir identidad como individuo y nuestra autenticidad como pueblo, comunidad, sociedad. Otro de los rasgos característicos del binomio patriarcado-capitalismo es la introducción e imposición de unos modelos de consumo estandarizados, perfilados por las grandes multinacionales discográficas, estudios cinematográficos que perpetúan unos estilos de vida propios y característicos de las potencias mundiales establecidas como eje referente del ámbito social y cultural.
Desde la Educación Social se pretende dar respuesta a estas dificultades y desafíos latentes en nuestras comunidades a través de propuestas educativas que fomenten la participación y colaboración de las personas implicadas. Para ello, se considera necesario generar espacios para la convivencia, retomar las calles puede ser recobrar nuestras raíces y nuestra identidad comunitaria. Recuperar las viejas costumbres basadas en la confianza del vecindario, por ejemplo. Se entiende la diversidad en sus múltiples representaciones: sexual, funcional, cultural, etc, como enriquecimiento personal a potenciar, resaltando la heterogeneidad y la diversidad propiamente dicha como útil para erradicar las desigualdades y la injusticia social. La transformación de las realidades comunitarias desiguales se constituye como eje principal de actuación para generar una sociedad más equitativa en la que el acceso a la cultura sea democrático, favoreciendo que todas las personas puedan optar a ella en igualdad de oportunidades. Para ello se torna necesario que la ciudadanía se organice, reúna y coopere, horizontalmente, para conseguir, diseñar, obtener y poner en marcha una serie de políticas sociales acordes a las necesidades y demandas de la ciudadanía.
Lo que no se nombra no existe
(George Steiner, 1976:199)
Recuperar la memoria histórica, la historia de las olvidadas, de aquellas artistas, mujeres intelectuales que quedaron a la sombra de los hombres y cuya voz fue silenciada, al igual que los testimonios de aquellas personas con identidades disidentes que, desde tiempos inmemoriales han sido obligadas a vivir en los márgenes, supone un ejercicio para constituir el imaginario colectivo cultural.
Según Young (2011:707): “los ciudadanos educados desde el compromiso social, asumen su responsabilidad respecto a la comunidad convirtiéndose en promotores de justicia social”, lo que significa que, la educación es un instrumento de transformación social que permite a las personas implicadas ser partícipes de su propio cambio personal, de su desarrollo comunitario a nivel individual y colectivo, y así favorecer el bienestar común en pro de los derechos humanos.
No obstante, ¿cómo casa esta declaración con el capitalismo y el patriarcado impregnadores de clasismo en nuestra sociedad con la Animación Sociocultural?
Desde la Educación Social, es vital que se promueva una actitud crítica ante la cultura, el consumo, ante cualquier acto.
Lo personal es político
(Kate Millet, 1970: 67)
Cualquier acción, por ínfima que parezca, lleva implícito el rejo de la política, de ahí que, para contribuir al cambio socioeducativo se presente imprescindible ser conocedoras/es de las ideologías políticas que concuerden con la ASC. Sumada a la actitud crítica, se acompaña el consumo responsable, equilibrado y consciente de, exclusivamente, lo necesario para la vida diaria. El Dumping carece de un espacio donde expandirse. A la regla de las 3R, se añaden la R de Rechazar todo lo prescindible. La actitud reivindicativa, a su vez, es consustancial a la Animación Sociocultural.
El consumo responsable le supone al ser humano un compromiso social y solidario característico de la Animación Sociocultural, este hecho necesita que el comercio local, siga vistiendo las calles de nuestro barrio, que la explotación infantil y de mujeres en países en vías de desarrollo se acabe extinguiendo, y que, con ello la producción de plásticos, la contaminación desorbitada vaya disminuyendo paulatinamente.
Se torna importantísimo construir relaciones interpersonales respetuosas, extrapolables a las relaciones saludables con el medio, el resto de seres vivos y, por ende, de nuestro hábitat, en definitiva, el ecofeminismo como herramienta educativa. Incorporando medidas más sostenibles
Según el discurso que, la economista Amaia Pérez Orozco, pronunció en el Congreso de los Diputados el 28 de mayo de este año, cuán importante es instaurar una política de cuidados que sitúe la vida en el centro de nuestras prioridades, en la que eje preponderante sea apostar por el ámbito público frente al privado, en las que el tejido social-comunitario suponen la clave esencial para conformar un sistema económico, social, educativo, sanitario, más igualitario además de conciliador y feminista.
En conclusión, destacar/señalar que la Educación Social es una pieza clave para el necesario cambio que nuestra sociedad requiere, y que, a través de la ASC se debe consolidar la intervención interseccional que estimula tanto el carácter crítico, emancipador y liberador de las personas, así como la vida en comunidad y tejer redes de apoyo impulsa una sociedad más justa y equitativa socialmente.
Referencias bibliográficas
Calvo, A. (2002). La animación sociocultural. Una estrategia educativa para la participación. Madrid, España: Alianza Editorial
Congreso Diputados (en línea): Enlace (31 mayo 2020)
Diario 16 (en línea): Enlace (27 de mayo de 2020)
Freire, P (1997). La Pedagogía de la Autonomía. México: Editorial: Siglo XXI.
Machado, A. (1937). Carta a Vigodski. Enlace
Millet, K. (1970). Sexual Politics. EEUU: Doubleday & co.
Rodríguez Marrero, L. (2010). Proyecto de animación sociocultural para promover el consumo cultural en la comunidad estudiantil “Pelayo Paneque”, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, Enlace (20 mayo 2010)
Steiner,G. (1976 ). Lenguaje y silencio. Barcelona: Gedisa
Úcar, X. (1992). La Animación Sociocultural. Barcelona: Editorial: CEAC.
Young, I. M. (2011). Responsabilidad y justicia global: un modelo de conexión social. Chicago: University of Chicago.
Sara Mena. Email: saramena6@gmail.com