Antonio Martin Román, Doctor en Psicología Social
TÍTULO | Manual de Psicología de la Familia |
AUTORÍA | Losada, A. V. & Marmo, J. |
EDITORIAL | Educa, Universidad Católica Argentina, 278 páginas |
AÑO | 2020 |
Manual de Psicología de la Familia es una excelente herramienta para abordar el complejo estudio de la familia. Contiene catorce capítulos que están organizados en torno a diferentes problemáticas actuales vinculadas con la trama familiar argentina y del resto de los países occidentales. Losada y Marmo ilustran, con definiciones tomadas de varias fuentes, los aspectos más relevantes que caracterizan el largo proceso de conformación, crecimiento y desarrollo de una familia. Prestan especial atención a los hechos comúnmente más perturbadores para la mantención del equilibrio del sistema familiar, lo cual resulta de una información extremadamente útil tanto en lo que atañe a la prevención como al abordaje y tratamiento psicoterapéutico.
Los primeros capítulos se presentan para dar sentido a la conformación histórico-sistémica de la familia. Las autoras recorren las nociones de diversidad de especialistas pertinentemente y sitúan a la familia en aquella intersección entre dos objetivos: los internos, asociados a la protección de sus integrantes, y los externos vinculados con la adaptación cultural. Su interés comienza con discriminar los distintos periodos sociales dentro de la historia de la conformación familiar, hasta arribar a las características típicas de las familias posmodernas. A partir de lo cual utilizan el modelo de la heterogeneidad familiar con el que explican cómo resulta afectado por factores sociales, políticos, espaciales y económicos. Así, las autoras destacan la importancia de la adaptación al cambio y la plasticidad familiar.
Resultan muy interesantes sus desarrollos con relación a la Teoría de los Sistemas Generales aplicada a la familia, allí mencionan la complejidad de interacciones, procesos y finalidades que son componentes indeterminados e interrelacionados dentro del sistema-familia siempre abierto al medio circundante. Minuchin (1983) conceptualiza tres elementos clave por los que atraviesa continuamente todo sistema familiar: estructura, desarrollo y adaptación. De esta manera surge una concepción de la familia como unidad primordial del gran sistema comunitario en constante intercambio con valores culturales, ambientales y sociales, que se influyen recíprocamente (Revilla, 1998). A su vez, Losada y Marmo incorporan un análisis dinámico de los distintos tipos de subsistemas: conyugal, parental, fraternal, respecto de este último comparten consideraciones muy valiosas respecto de la gemelaridad.
Su detallada exposición se enriquece con la presencia de tablas, en la tabla n° 2 presentan los modos de calificar los procesos comunicacionales familiares. Otro aporte de las autoras versa sobre las reglas que existen para aportar a los miembros de una familia claridad y diferenciación, respecto de otros subsistemas y del medio externo. Las autoras refieren la idea de que la familia necesita de instituciones que regulen la vida social y le otorguen un encuadre y ordenamiento. Con esta perspectiva enseñan la naturaleza biopsicosocial de cada ser humano, lo cual exige una mirada amplia del psicólogo en el ámbito institucional.
Las autoras, en un capítulo breve pero no por ello menos interesante, advierten el uso operativo del genograma familiar, el cual posibilita diversos tipos de análisis clínicos y metodológicos. Las familias repiten pautas y conductas que influyen en las generaciones posteriores. A este respecto en el texto se pueden encontrar casos reales de sorprendente similitud con la teoría tratada por las autoras.
Losada y Marmo trabajan de manera impecable los axiomas de la comunicación humana y profundizan distintos tipos de interacción. Amplían la importancia clínica de la interpretación del doble vínculo, explican su naturaleza y su modo de funcionamiento. Desde esta perspectiva los sistemas se retroalimentan y regulan, a través del intercambio comunicacional, ello conduce a ver al síntoma como una de las múltiples formas de entrada al sistema familiar.
En el capítulo séptimo las autoras desarrollan la noción de ciclos familiares brindando aportaciones novedosas a este respecto de varios especialistas. Encuentran que desde la década del ´70 la noción de ciclos familiares opera en la centralidad de los análisis de terapia familiar. Destacan su valor para la psicología por la posibilidad que ofrece al permitir detectar las afectaciones más frecuentes de ciertos procesos familiares.
Continuando con la exposición, las autoras dedican sus esfuerzos a resignificar la dimensión de crisis en el contexto de los sistemas familiares. Refieren que ante las crisis los límites se aflojan confundiéndose en el ámbito familiar las reglas y los roles. Es muy interesante el análisis que realizan respecto de las pseudosoluciones, se trata de movimientos que son llevados a cabo por los miembros de una familia para disminuir la tensión que implica un desequilibrio del sistema. Lo grave de estos casos es que son muy comunes y pueden causar un gran daño, como por ejemplo llegar a excluir a uno de los miembros.
Losada y Marmo para explicar las nociones de narrativa, mito, rito y mandatos familiares facilitan la exposición a diversos autores. Dan cuenta cómo los mitos se internalizan y posibilitan una u otra mirada de la realidad desde la perspectiva familiar. Las autoras refieren su importancia para considerar cómo operan al estar influyendo éstos en una situación específica, incluso en forma oculta y desde muchísimo tiempo atrás.
El trabajo de las autoras con relación a la adopción no es menor, ya que permite concientizar al lector en torno al aspecto jurídico de ese proceso, entre algunos datos significativos, indican que a la hora de escoger un niño o niña, existe estadísticamente una preferencia de edad, esto dificulta, por ejemplo, el acceso a la igualdad de oportunidades y de derechos.
En otro apartado, Losada y Marmo fundamentan la importancia de visibilizar los factores de protección familiar. Desarrollan profundamente el concepto de competencia parental para evidenciar esa capacidad de los progenitores de gestionar la crianza de sus hijos de manera saludable, a través de recursos emotivos, cognitivos y conductuales. Las autoras centran su interés en la evitación de daños y la disminución de impactos negativos. A su vez, postulan diversas funciones de las instituciones sociales que realmente son importantes identificar para mejorar el desarrollo de los factores protectores.
En el capítulo titulado “Separación y divorcio”, Losada y Marmo no sólo proponen un recorrido histórico legislativo respecto de la ley del divorcio en la Argentina, sino que aportan datos estadísticos muy interesantes de esta tendencia en la actualidad. Consideran en su análisis los planos emocionales, económicos y sociales que se movilizan a la par de una separación en el seno familiar. En ese sentido encuadran la problemática del divorcio como factor de riesgo familiar, puntualizando elementos que pueden ser funcionales o disfuncionales para afrontar exitosamente el cambio. Esta información resulta muy valiosa, por ejemplo dentro del ámbito de la psicohigiene.
Losada y Marmo atienden la temática de las familias multiproblemáticas, exponen una serie de conflictos susceptibles de presentarse en los diversos subsistemas del ámbito familiar. Por otra parte exhiben a autores como Linares (1997) quien resalta la incidencia de las transformaciones socioculturales en el siglo XX y su impacto en las familias vulnerables. Minuchin (1983) describe una serie de dificultades en el funcionamiento familiar que dan lugar al alojamiento de la enfermedad. Esto posibilita tener un panorama general y abarcador de las problemáticas frecuentes a las que están expuestas las familias durante todo su desarrollo.
En otro de sus desarrollos las autoras abren interrogantes en torno a las interacciones trabajo-familia-ocio, dando cuenta del conflicto de percepciones que se entrecruzan intrafamiliarmente, sugieren que cada grupo familiar analice y postule sus propias reglas, determinando normas de convivencia en relación con la recreación y el trabajo, estimando que estos acuerdos repercutirán en interacciones familiares más saludables.
En el capítulo titulado “Apego y estilos parentales”, Losada y Marmo enfatizan en la importancia del desarrollo de una parentalidad saludable basada tanto en la capacidad de dar amor como de imponer límites. Encuentran que una teoría del apego puede contribuir a esclarecer la naturaleza positiva o negativa del vínculo. Esto posibilita una estrategia de acción terapéutica y reparar daños psicosociales de origen familiar.
En cuanto al maltrato infantil, las autoras proponen una clara delimitación conceptual de la pedofilia, pederastia, efebofilia, nepiofilia, parafilia, entre otras, esclareciendo sus alcances psicológicos y sus consecuencias sociales. Los modelos que aportan son muy útiles como el de los cuatro factores del abuso sexual, o el de las tres etapas fundamentales en el proceso de visibilización (Volnovich, 2008). Mencionan a su vez las características en el perfil del niño abusado propuesto por Vargas, C., Vargas, E. y Mejía (1995). Se incluyen otras consideraciones sociológicas desde la perspectiva de los factores de riesgo, tales como la pobreza, el desempleo, los problemas de vivienda, el estrés económico, entre otros.
Es novedoso el capítulo en el que Losada y Marmo relacionan la familia y la tecnología, allí dan cuenta de la presencia del uso de tecnología atravesando todas las actividades humanas: laborales, sociales, culturales, recreativas, familiares, etc. En este punto exponen las formas de vinculación humana con relación a la tecnología señalando encrucijadas intergeneracionales y tecnológicas que traen nuevos riesgos psicosociales. A su vez, las autoras, con agudeza critica, puntualizan algunas de estas intersecciones: Ciberbullying, Grooming, Sexting, Toothing, Upskirting, Morphing. Al respecto señalan la importancia del equilibrio y del monitoreo familiar, sobre todo en los menores de edad que no escapan al tráfico perverso de la pornografía infantil.
Finalmente Losada y Marmo dedican un apartado a la resiliencia familiar, definiéndola como aquella capacidad de los seres humanos que les permite sobreponerse a la adversidad y construir sobre ella. Definen los recursos resilientes por su carácter de recuperadores de circunstancias adversas que atraviesan tanto las familias como algunos de sus miembros. Así también, señalan a las crisis como catalizadoras de situaciones que ponen a prueba el caudal de herramientas disponibles para el fortalecimiento del grupo familiar. Las autoras discriminan distintas maneras de reducir un impacto de riesgo social y luego las desarrollan.
Este libro es de gran utilidad para el científico social, el estudiante y el profesional psicoterapeuta.