Josep Maria Bastús. Educador social y piscólogo. Asesor psicopedagógico del Programa de Personas Mayores de Cáritas Diocesana de Barcelona. Quico Mañós. Educador social y filólogo. Fundació Pere Tarrés. Anna Selva. Trabajadora social, responsable del Programa de Personas Mayores de Cáritas Diocesana de Barcelona.
La premisa en la que se fundamenta este trabajo es que la mejor manera de hacer frente al fenómeno del maltrato a la gente mayor es evitar que éste tenga la oportunidad de producirse. Por este motivo se ha creado y desarrollado el cuestionario que se presenta en este artículo. Se han identificado, mediante la búsqueda bibliográfica y el análisis de la experiencia acumulada en la literatura especializada en la tradición europea y norteamericana, diferentes métodos de abordaje del maltrato, y se ha comprobado que la mayor parte de los esfuerzos investigadores se han centrado en la búsqueda de indicadores de presencia probable de maltratos en personas atendidas desde diferentes servicios públicos y/o privados.
Nuestro planteamiento propone una herramienta concreta de aplicabilidad universal en los sectores sanitario y social, construida desde la interdisciplinaridad y las necesidades y posibilidades reales de los agentes sociales, sanitarios y comunitarios que permite la identificación de aquellas situaciones que hacen posible que pueda darse un maltrato concreto, posibilitando la elección de medidas preventivas adaptadas a las situaciones reales que podrán evitar muchos de los maltratos que se producen hoy en día.
Este instrumento cobra significado en un contexto en el que se propone la construcción de un circuito de detección, derivación y atención de situaciones de riesgo (SdR) fuertemente arraigado en la comunidad (ALMA France) y en una intervención interinstitucional donde los Servicios Sociales de Atención Primaria tienen un papel primordial (ver el cuadro final del artículo).
Desde que los profesionales de los ámbitos social y sanitario hemos ido tomando conciencia de la existencia de los maltratos a gente mayor y de la necesidad de “hacer alguna cosa” ante este fenómeno, hemos visto crecer de manera paralela y proporcional nuestro temor respecto a la dimensión cualitativa y cuantitativa que éste puede tener, dado nuestro desconocimiento real.
Durante los últimos 10 años han ido surgiendo voces pidiendo intervención e investigación. En nuestro país hay bastantes iniciativas locales y/o puntuales de detección de maltratos, de aplicabilidad muy localizada, que no han podido generalizarse, normalmente por falta de apoyo de las administraciones responsables (hay decir que la mayoría de estas iniciativas surgen del interés y la preocupación de profesionales concretos -muchos de ellos de la sanidad pública- ante la inexistencia de instrumentos validados y aplicables a nuestra realidad social y cultural).
Nuestra propia inquietud, como profesionales, docentes e investigadores del ámbito, nos ha llevado a hacer una búsqueda en profundidad de la literatura científica y de las recopilaciones de experiencias profesionales en los ámbitos catalán y castellano, así como en las comunidades anglófona y francófona, durante dos años, viajando a diferentes lugares del España y de Europa para conocer la realidad de experiencias que la literatura nos señalaba como interesantes y significativas.
La reflexión del conocimiento adquirido -y del intuido- nos ha conducido a un planteamiento radicalmente preventivo, fundamentado, por una parte, en la coordinación entre las administraciones y, por otra, en la necesidad de articular una relación sólida con la comunidad, dado que ésta es una de las claves que permite la detección de las SdR que suelen estar más ocultas e inaccesibles para los profesionales.
Queremos destacar dos experiencias centrales que consideramos fundamentales en el trabajo que presentamos:
En esta introducción también queremos señalar que, como profesionales de la intervención directa, entendemos que la detección de las SdR no es suficiente en sí misma, porque es completamente imprescindible la articulación e implementación de circuitos de derivación y atención que optimicen los recursos ya existentes en las diferentes redes -justicia, sanidad, servicios sociales, educación, etc.- y creen aquellos recursos nuevos que se consideren necesarios. Estos circuitos de detección, derivación y atención tendrían que estar impregnados literalmente de planteamiento comunitario, de funcionamiento interdisciplinario y de complementariedad interadministrativa.
La generación de este circuito es un reto que tiene que estar en manos no solo de las administraciones responsables, sino también en las de los profesionales del ámbito, que nos tenemos que prestar a colaborar con las administraciones -y a veces también a apremiarlas- en este camino.
El cuestionario que presentamos en este artículo es un instrumento para la detección de las SdR en que se encuentran o se pueden encontrar las personas mayores; pretendemos identificar unas posibles situaciones de vulnerabilidad que las hacen susceptibles de poder sufrir maltratos de diferente índole y gravedad.
Entendemos la prevención como la estrategia más eficaz para hacer frente al problema de los maltratos: la mejor manera de atender a las personas mayores susceptibles de sufrir maltratos es evitar que estos se produzcan.
Por lo tanto, y atendiendo a su finalidad preventiva, este cuestionario quiere ser una herramienta de aplicación exhaustiva y generalista, con el propósito inherente de poder determinar con exactitud cuáles son las personas que se encuentran en SdR de sufrir maltratos, y cuáles son estas SdR.
Consideramos también que, con la determinación de identificar y prevenir las SdR, estamos avanzando en la consolidación de los derechos y deberes de la gente mayor y en los compromisos que la sociedad tiene que asumir necesariamente para garantizarlos, ya que tan solo una actuación preventiva coherente y comprometida permitirá fortalecer de manera clara y contundente los derechos de independencia, participación, atención, auto-realización y dignidad de los cuales todas las personas mayores tienen que poder disfrutar.
Los objetivos que se tienen que alcanzar con la aplicación de este cuestionario son:
Esta información tiene que permitir, a los responsables técnicos y políticos de las diferentes administraciones implicadas en la atención y promoción de las personas mayores, analizar las causas y las circunstancias que dan lugar o que facilitan la existencia de las diferentes SdR. Este análisis tiene que conducir necesariamente al diseño de actuaciones preventivas radicales que reduzcan la posibilidad de presencia de las SdR en nuestra sociedad.
Este instrumento de detección es fruto de un proceso de criba múltiple en el que se han ido incorporando, adaptando y acoplando aportaciones procedentes de diferentes disciplinas (derecho, educación social, enfermería, medicina, psicología, trabajo familiar, trabajo social) y diferentes realidades de intervención (sanidad: ABS y centros especializados; servicios sociales, consultoría y voluntariado), con el objetivo de conseguir una herramienta realmente útil para todos y cada uno de los diferentes perfiles de profesionales y de situaciones en que se tiene que poder aplicar.
El cuestionario que se presenta en las páginas siguientes implica un manual de uso y unos criterios de baremo que se han construido conjuntamente con profesionales de los sectores y disciplinas mencionados anteriormente y que no se pueden reproducir en este artículo por falta de espacio.
En la medida en que esta herramienta pretende ser de aplicación generalista, hemos tenido en cuenta los condicionantes que eso implica y la hemos querido dotar de las siguientes características:
Porque se tiene que poder completar desde una amplia diversidad de agentes con especificidades diferentes en cuanto a formación, responsabilidades y espacios y ámbitos de intervención. Eso hace que se pida la complementación desde lo que cada agente conoce, a partir de su relación con la persona respecto a los diferentes ítems. No se pide la evidencia pericial o diagnóstica de cada ítem, sino el convencimiento personal de creer que lo que se anota es lo que debe estar pasando.
Será tarea del equipo referente (ver el cuadro de circuitos), que deberá analizar los resultados de los cuestionarios, valorarlos y pedir las informaciones necesarias para poder validar la información recogida, cuando el cuestionario detecte una SdR. Hay que decir que nunca se puede emprender ninguna actuación de intervención directa sin haber comprobado la certeza de las informaciones recogidas en el cuestionario. Para hacer estas comprobaciones será necesaria la intervención de los agentes sociales próximos sectorialmente y territorialmente a la persona referida en el cuestionario, tal como se especifica en el protocolo de actuación ante las SdR detectadas.
La aplicación generalista y exhaustiva de la herramienta obliga a que su complementación sea rápida, ya que el tiempo que los diferentes agentes pueden dedicar es necesariamente reducido para que no interfiera en sus tareas -principales- relativas a la atención directa a las personas. Por este motivo, se ha creado un formato de plantilla en el cual tan solo hay señalar las casillas de las diferentes opciones en cada ítem, en un cuestionario de dos páginas. El mismo hecho de tener que responder a los ítems desde la convicción personal, sin que sea necesaria su confirmación diagnóstica o pericial, agiliza notablemente el proceso de complementación.
Pensada especialmente para facilitar el tratamiento informático y estadístico que permitirá las utilizaciones mencionadas en el apartado anterior, desde la utilización individual (la persona mayor siempre tiene que ser el eje y centro de nuestra actuación) hasta el análisis sectorial y transversal que facilite la planificación de las actuaciones.
Los ítems del cuestionario se han construido teniendo en cuenta las aportaciones de profesionales de las diferentes disciplinas que atienden a la gente mayor en los ámbitos sanitario, social y domiciliario:
Con las aportaciones de profesionales de todos estos ámbitos y disciplinas, se asegura que los conceptos recogidos sean representativos y significativos para las diferentes disciplinas, y que se presenten de manera inteligible a los diferentes perfiles.
El cuestionario, al recoger los conceptos que son significativos desde cada disciplina para la detección de las SdR, consigue presentar de manera integrada el conjunto de información, asegurando que en un solo documento se encuentran los diferentes indicadores de detección de las SdR.
La agrupación conceptual de los contenidos que presenta el cuestionario permitirá una sistematización de la observación que facilitará a los diferentes agentes el intercambio de valoraciones desde criterios comparables y complementarios, lo que dará un nuevo margen de seguridad y fiabilidad a los diagnósticos elaborados.
El cuestionario integra los criterios de baremo que se utilizan para llegar al diagnóstico de la SdR. De esta manera, el agente que lo completa ya puede hacer un un primer diagnóstico que facilita la agilidad en la toma de decisiones, según las pautas que se detallan en el protocolo de atención y derivación de las SdR detectadas.
Porque se pretende que el agente que completa el cuestionario, que es quien tiene realmente presente a la persona, pueda estar informado del proceso de análisis y actuación que se derive y participar, de manera que todas las medidas globales a aplicar (desde la corroboración de la información hasta las actuaciones más directas), se traduzcan en cada caso en medidas adecuadas a la realidad concreta de cada persona, con el fin de garantizar su eficacia.
La agrupación de los ítems en columnas y en diferentes colores permite la rápida visualización y valoración “fotográfica” de la situación detectada por niveles de riesgo y de gravedad, cosa que permite ofrecer una información ágil, esquemática y fiable que facilita la interpretación de los resultados.
En el apartado K del cuestionario se incluye una relación de posibles tipos de maltrato susceptibles de ser detectados o sospechar respecto a su aplicación.
Teniendo en cuenta la amplia descripción de definiciones que sobre los maltratos hay en la literatura científica especializada, no hemos querido realizar ninguna nueva y hemos adoptado, por su validez y proximidad, las definiciones de maltrato recogidas en el estudio encargado por el Departamento de Bienestar y Familia en la Fundación Jordi Gol i Gurina, presentado en enero de 2004, “Los maltratos a la gente mayor”, realizado por el equipo de investigadores formado por Mercè Tabueña, Montse Coma, Jordi Muñoz, Francesc Orfila y Lucía Baranda.
1. Negligencia: “No atender las necesidades de la persona mayor, como roporcionarle alimentos y ropa; velar por su higiene personal y la de la vivienda; preocuparse de su confort y su seguridad personal; procurar atención médica adecuada; y administrar las medicinas en la forma prescrita por el médico.
Es negligente, por ejemplo, utilizar ropa inadecuada o sucia, no cumplir con deberes fiduciarios como pagar la vivienda u otras facturas y no avisar o avisar tarde al médico en caso de enfermedad. También se incluye en este apartado la sobremedicación o inframedicación, cuando se da más cantidad o menos del medicamento prescrito.
Puede ser una conducta intencionada o no intencionada por parte del cuidador en quien la persona mayor deposita su confianza o que tiene la responsabilidad del cuidado. El motivo de la negligencia puede ser la falta de información o la incapacidad del cuidador, o bien una falta de interés o de recursos”.
2. Autonegligencia: “Es el comportamiento de una persona mayor que amenaza su propia vida o salud: rechaza comer, limpiarse o vestir adecuadamente. […]
Incluye el síndrome de Diògenes, que es la conducta desinhibida y despreocupada del cuidado personal, un rechazo y un menosprecio hacia todas las recomendaciones de la familia, de los amigos, de los vecinos o de los mismos servicios comunitarios (Quinn & Tomita, 1997). También lo es la conducta obsesivo-compulsiva de acumulación de cajas, latas, papeles o cualquier tipo de desperdicio en el domicilio.
Se excluye del concepto de autonegligencia una actuación voluntaria por parte de un anciano competente que lo hace conscientemente y por decisión propia (aunque sea para llamar la atención); en definitiva, si se trata de una manera de vivir que a los otros les puede parecer negligente pero de la que se es plenamente consciente”.
3. Psicológico: Es infligir angustia, pena o estrés a través de actos o palabras. Se incluyen las agresiones verbales repetidas como amenazas, intimidaciones o interacciones que denigran a la persona o hieren o disminuyen su identidad, dignidad o autoestima; los castigos como el castigo del silencio o de privaciones; aislar o apartar a la persona de sus amigos y de sus actividades habituales; y la infantilización es decir, tratar a la persona mayor como a un niño”.
4. Financiero / material: “Es el uso ilegal o indebido de propiedades o finanzas pertenecientes a la persona mayor; la modificación forzada o coaccionada del testamento o de otros documentos jurídicos; negar el derecho al acceso y al control de los fondos personales; los fraudes, robos o hurtos cometidos por una persona de confianza; la firma de documentos sin información clara del contenido o sin conocerlo. También incluye acuerdos poco equitativos con respecto a traspaso de bienes a cambio de servicios de atención. Se excluyen los delitos comunes hechos por desconocidos”.
5. Físico: “Es el uso de la fuerza física que ocasiona heridas, dolores o lesiones corporales. Pueden ser bofetadas, sacudidas, golpes, quemaduras, empujonrd, patadas, o cualquier agresión física con objeto o sin. Incluye, además, restricciones o confinamientos no apropiados en las camas, en las sillas, o en una habitación; el uso inapropiado de fármacos, como sedaciones sin prescripción; alimentación forzada; y cualquier tipo de castigo físico”.
6. Sexual: “Incluye todo contacto sexual sin consentimiento: violación, atentado contra el pudor, acoso. También se consideran abusos sexuales los contactos sexuales con una persona que es incapaz de dar su consentimiento; los tocamientos; desnudar o hacer ir desnudo; y la realización de fotografías pornográficas”.
7. Abandono: “Es la deserción por parte del cuidador. Puede consistir en dejar a la persona mayor en una institución como un hospital, una residencia, un lugar público o su domicilio, sin proporcionar ningún tipo de supervisión o de apoyo”.
8. Vulneración de derechos: “Incluye aspectos no previstos en las otras categorías, aunque se acepta que todas las anteriores comportan también una vulneración de derechos.
Comprende la pérdida del respeto, actitudes insultantes o vejatorias; la pérdida del derecho a la intimidad o privacidad, como que la persona disponga de una habitación, no mire su correo, etc.; la pérdida de derechos ciudadanos, la libertad de expresión, el derecho de voto o de culto; la denegación del derecho a decidir aspectos de la vida privada de la persona mayor como casarse, divorciarse, recibir visitas o ver a los amigos; el desalojo forzado de su domicilio y/o el ingreso forzado a una residencia.
Esta categoría se caracteriza por la falta de respecto a la intimidad y a las pertenencias de la persona, la falta de consideración a sus deseos, el aislamiento y el confinamiento, y la desatención a las necesidades sociales y de salud”.
Como hemos dicho en la introducción, la detección de las situaciones de riesgo de maltratos solo puede tener pleno sentido cuando hay un circuito definido, concreto y práctico de derivación y atención eficaz de las situaciones detectadas, ya que, de lo contrario, lo que se genera es frustración y decepción entre los profesionales y en la comunidad implicados en el proceso de detección, al comprobar que su tarea y dedicación no consigue transformar o superar a situación detectada.
La aplicación del cuestionario BMS y de los protocolos de derivación que éste implica tienen que ayudar a crear y/o fortalecer un mecanismo realmente interdisciplinario, interterritorial, intersectorial e interinstitucional de análisis y planificación, que supere las deficiencias de complementariedad que se dan actualmente entre las diferentes redes de atención a la gente mayor.
Para que este imprescindible mecanismo de creación de redes realmente transversales de atención y prevención del maltrato sea efectivo y eficaz, se hace del todo necesaria la participación activa, y decisiva, del tejido comunitario. La sociedad civil, a través de las diferentes organizaciones existentes, desde asociaciones de voluntariado hasta organizaciones no gubernamentales, pasando por las asociaciones de vecinos, tiene que implicarse de manera decidida, ya que las SdR y el maltrato se dan habitualmente en un contexto oculto donde no siempre llegan los recursos administrativos, pero sí que pueden estar presentes con más probabilidad los agentes comunitarios.
Presentamos también en este artículo un esquema de la propuesta de circuito de detección, derivación y atención de las situaciones de riesgo, basado, como ya hemos dicho antes, en la colaboración de las redes comunitarias y administrativas, con la finalidad de optimizar todos los recursos existentes actualmente y, de esta manera, sólo tener que crear de nuevo los realmente necesarios.
Los autores de este cuestionario creemos que es una aportación innovadora y que puede abrir un horizonte con más esperanza para el abordaje interdisciplinario del maltrato a la gente mayor.
Creemos también que hay que avanzar -imprescindiblemente- hacia la coordinación y complementariedad de los recursos en las diferentes redes que actualmente pueden llegar a superponerse; en este aspecto, el cuestionario ofrece un instrumento objetivo que puede facilitar este proceso.
Ofrecemos también el esbozo de lo que puede ser un circuito de detección, derivación y atención de las situaciones de riesgo, inclusivo -en la medida en que incluye las redes existentes- e innovador -en la medida en que propone una nueva manera de articular y de incluir el tejido comunitario.
Finalmente queremos volver a remarcar que todo este proceso se ha construido desde la realidad donde se dan los maltratos, con la finalidad de dotar a los agentes que intervienen en esta realidad de un instrumento útil y que permita realizar un nuevo enfoque de las situaciones, basado en planteamientos preventivos y comunitarios.
– ALMA France (Documents):
– Dossier RIFVEL de la red francófona Viellir en Liberté (2003) donde podemos encontrar los siguientes documentos, revisados en este artículo:
– GUDAY SALVI, A. El maltractament a la gent gran en l’àmbit familiar. Trabajo de prácticas de Educación Social. Universitat de Girona, 2004.
– HUGONOT, R. La vieillesse maltraitée (2a ed.). París: Éditions Dunod, 2003.
– IMSERSO 2004. http://www.imsersomayores.csic.es (Define el maltrato desde la perspectiva de la SEGG).
– SÍNDIC DE GREUGES DE CATALUNYA. Informe 2004 (p. 141-146).
– PRITCHARD, J. The abuse of older people. A training manual for detection and prevention. Londres: Jessica Kingsley Publishers, 1995.
– QUINN, M. J.; TOMITA, S. K. Elder abuse and neglect: Causes, diagnosis, and intervention strategies (2a ed.). Nova York: Springer Publishing Company, 1997.
– SASSIER, M. [et al.]. L’avenir des tutelles. Analyses, fondements et prospectives. París: Éditions Dunod, 2000.
– TABUEÑA, M. [et al.]. Els maltractaments a la gent gran. Barcelona: Fundació Jordi Gol i Gurina. Departament de Benestar i Família de la Generalitat de Catalunya, 2004.
(1) CARETTE, J.; PLAMONDON, L. Vieillir sans violence. Quebec: Presses de l’Université de Québec, 1990.
(2) Recomendamos visitar la web de ALMA France (http://www.alma-france.org), una entidad que funciona a través de procedimientos de “antenas” de detección de maltrato y que ha desarrollado una red que prevé el abordaje jurídico y de atención del maltrato a las personas mayores en todo el territorio francés.
(3) Hay que contar con las definiciones que ha desarrollado el Departamento de Estudios del IMSERSO, conjuntamente con la SEGG (Sociedad Española de Geriatría Gerontológica), con el fin de dar respuesta a la gran dispersión de definiciones de las situaciones de maltrato que concurren en la actualidad. http://www.imsersomayores.csic.es
(4) Estas definiciones han sido recogidas como fundamento en el Informe del Síndic de Greuges 2004 en las páginas 141-146.
(5) Así como en el estudio “Maltratos a personas mayores que viven en su domicilio”, que se enmarca dentro de el Observatorio de la Gente Mayor del Ayuntamiento de Barcelona.
(6) Pertenecientes a la asociación Elder Abuse de los Estados Unidos.