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La sonrisa socioeducativa

Autoría:

Jordi Baiget. Educador social y clown. Artista colaborador de Payasos sin Fronteras.

Resumen

A estas alturas no haría falta dar demasiados rodeos para explicar situaciones, cosas y/o hechos que, per ellos mismos, creo que son suficientemente lógicos y de una evidencia abrumadora, como por ejemplo utilizar el humor en nuestro trabajo y en todo aquello que nos rodea. Pero como nos está tocando vivir en un tiempo donde la lógica y la sensatez no predominan (ya que hay guerras, hambre, epidemias, malos gobiernos, etc.), cada vez nos alejamos de lo que queremos y pensamos la mayoría de la sociedad de los que nos representan políticamente. Esta situación dibuja una sociedad disléxica, confusa, y hasta extraña, motivo por el cual debo explicar y razonar “todo esto” del humor y sus efectos terapéuticos.

 

Todo el mundo sabe que reír es una manifestación y reacción humana que provoca en la persona una aportación de endorfinas, una hiperoxigenación, estiramientos, contracciones y relajación de los músculos, etc., entre muchas otras cosas beneficiosas, baratas y sin ninguna contraindicación médica.

ReirHay un dicho que a menudo utilizo en forma de pregunta y que dice: ¿Sabéis cuál es la distancia más corta entre dos personas? Respuesta: LA SONRISA. Esta frase hace tiempo que fue comentada y recogida por el señor Anatole France (Anatole François Thibault, 1844-1924); a mí me sirve para empezar a reflexionar sobre todo lo que puede provocar y remover una simple manifestación gestual de nuestro cuerpo, y experimentar con lo que pasa si lo aplicamos de manera habitual en nuestra vida cotidiana y, por supuesto, en nuestro campo profesional.

Mi praxis profesional me ha llevado a aplicar el humor pedagógicamente y de una manera metodológica para observar y evaluar posteriormente que el hecho de utilizarlo en “la entrevista” y en la atención individualizada, como una herramienta más de trabajo, comporta ciertos beneficios y efectos “terapéuticos”.

Una gran parte de nuestro trabajo está enmarcada en la prevención. También muchos de nosotros intervenimos ante situaciones que llamamos de riesgo social y que pueden comportar en determinados colectivos y personas la marginalidad, la exclusión social, etc. Establecemos en nuestro trabajo prioridades con los niños y jóvenes para poder trabajar de manera preventiva.

A pesar de todo, estas características y circunstancias sociales pueden provocar que determinadas personas se vean inmersas en procesos de marginalidad y/o exclusión social. Muchos de estos procesos tienen el origen, entre otros factores, en déficits dentro del entorno familiar y social más cercano que les va hundiendo, cada día más, en una espiral, fruto de la acumulación de sus propios problemas.

Como ya he ido perfilando, profesionalmente podemos trabajar y luchar de manera preventiva contra muchas circunstancias como las drogodependencias, los maltratos, la desatención, la violencia de género, la xenofobia, etc., mil y un factores y valores que determinan e influyen negativamente en el proceso evolutivo de las personas.

SonrisaPara viabilizar nuestra tarea “de ayuda” debemos establecer un nexo de confianza profesional entre las dos partes o más; esto nos supone establecer un lazo estrecho con la persona y/o el colectivo con el cual trabajamos, mostrándonos con naturalidad y como somos, pero al mismo tiempo, los profesionales tenemos el handicap de contener nuestras emociones, porque en algunos momentos nos pueden dificultar encontrar el entorno idóneo de serenidad y la paz necesaria para hacerlo.

La angustia personal y el desgaste que a menudo arrastramos también dificultan que podamos realizar bien nuestro encargo profesional, lo que agrava la situación porque, al no poder hacer bien nuestra tarea, nos aumenta más la angustia personal y profesional. Estos estados anímicos generalmente vienen originados por cargas y responsabilidades ajenas al trabajo.

Todo ello es la causa de que, a veces, algunas intervenciones se vean truncadas o mermadas por el estado psíquico y físico del profesional, eje principal de la relación socioeducativa.

SonrisaPor otra parte, debo decir que a raíz de la incorporación de nuevos educadores sociales, he analizado su metodología de trabajo y las habilidades sociales que utilizan, y he observado que a la mayoría de estos nuevos profesionales de la educación social se les prepara mejor para optimizar y gestionar recursos y programas, y sin embargo se descuida el trato y la relación directa con las personas; no debemos olvidar que la mayoría de los profesionales de la educación social estamos conviviendo cada día con las personas, con sus conflictos y sus problemas.

Tampoco debemos olvidar que los educadores son el primer recurso al cual recurren muchas personas, y tal vez el desconocimiento o el alejamiento de la realidad está desdibujando el perfil profesional del educador social. Creo que se debería ir más en una línea a caballo de la pedagogía y del malabarismo de la vida cotidiana, porque interactúan en una pista donde las habilidades sociopersonales de los profesionales deben ir llenas de imaginación e ilusión a la hora de diseñar proyectos de intervención educativa, enfrente de algunos de estos nuevos gestores y fiscalizadores de recursos.

Después de esta obligada reflexión y punto de partida, intentaré dar a conocer qué tipo de técnicas se pueden utilizar, el cómo y el cuánto, pero, sobre todo, el porqué.

Parto de una experiencia profesional como educador social desde el año 1985 y como clown desde el año 1995. Antes y durante estos períodos también he estado “militando” en diferentes entidades juveniles de tiempo libre, culturales, musicales, etc., esencias muy importantes para poder seguir desarrollándonos a la vez que nos enriquecemos diariamente de todo lo que nos rodea.

Utilizar el humor como una herramienta y una técnica más dentro de las diversas que utilizamos, se remonta a 1997, año en el que empecé a experimentar con el humor pedagógicamente; más tarde lo hice de una manera metódica, intencionada y consciente. Las primeras intervenciones viajaban entre las ironías y las sátiras de algunos de los aspectos o demandas que me planteaban los “colaboradores”, observando que este hecho resultaba muy positivo para todos, nos facilitaba el trabajo y nos permitía llegar más lejos en la intervención de lo que habitualmente llegábamos.

SonrisaHabréis visto que apuesto por denominar a la mayoría de las personas con las que trabajo como “colaboradores” en vez de otras denominaciones sociales (usuarios, beneficiarios, clientes, pacientes, etc.); esto me facilita establecer el vínculo de la colaboración mutua a la hora de trabajar el proyecto educativo.

Un objetivo de este artículo es animar e invitar al máximo de profesionales de diferentes campos, a aplicar estas mismas técnicas ya que, de entrada, resultan beneficiosas para las personas y su entorno, con efectos terapéuticos garantizados.

Si desarrollamos personalmente y profesionalmente esta “filosofía”, contribuiremos a una mejor salud física y mental de las personas y su entorno, así como a una aportación y mejora del estado del bienestar.

Ahora me toca explicaros qué es esto del humor como herramienta y cuáles son sus resultados (con los handicaps de saber cuál debe ser el momento para utilizar esta técnica).

Si partimos del hecho de que una de las tareas que desarrollamos dentro de los seguimientos e intervenciones con las personas es la entrevista, debemos ser capaces de utilizar, aportar y practicar dentro de ella nuestro sentido del humor como una técnica más de relación e incorporarla dentro de nuestra tarea profesional. El hecho de poder ayudar de esta forma debe incidir cualitativamente en nuestros colaboradores, ya que, por un lado, verán sus problemas desde una perspectiva menos traumática y, por el otro, nosotros nos mostraremos más humanos.

Si podemos utilizar el humor y su expresión dentro de la entrevista con la máxima espontaneidad al expresarnos, independientemente del grado de intencionalidad, implicación y confianza, y sin dejar de referirnos a la situación y temática en cuestión, aportamos a la entrevista un cierto tono de ironía, sátira, etc. Esto nos permitirá, seguramente, favorecer el entendimiento y así afrontar mejor la demanda planteada, ya que si nuestro colaborador demuestra su capacidad de desdramatizar sobre su situación y/o problemática, aceptará mejor la realidad que le afecta y la podrá afrontar de una manera óptima. Al mismo tiempo, también favorecemos que nuestro colaborador se desbloquee psicológicamente y desarrolle su actitud de cambio, lo que facilita la evaluación; a la vez, tendrá una percepción diferente a la inicialmente planteada para abordar las verdaderas circunstancias que le afecten y le generen la situación y/o problemática.

SonrisaEste cambio de actitud puede modificar tanto la demanda planteada inicialmente por el colaborador, como la respuesta. Asimismo le facilita el camino para encontrar una mejor solución que, en un primer momento y a causa de su bloqueo y angustia, le había condicionado a solicitar una solución, en vez de plantear respuestas para encontrarla, alejándose de la percepción real del momento y del problema.

El hecho de poder mantener en nuestro rostro una sonrisa sincera y, a medida que avanza la entrevista, intentar hacer ciertas bromas con los colaboradores, puede aumentar el nivel de confianza y facilitar el desarrollo del “proyecto educativo”. También podremos analizar y valorar mejor las adversidades y dificultades que representa cualquier proceso. Estas cuñas de humor también nos ayudarán a definir las estrategias y orientaciones propias de la entrevista y, sobre todo, nos facilitarán poder hacer la devolución, la síntesis y/o la diagnosis, etc., lo que no siempre es fácil; sin embargo nos ayudarán a prever y a hacer frente a las crisis y frustraciones de manera optimista.

La capacidad de utilizar dinámicas y técnicas que favorezcan globalmente el bienestar del educador social, nos perfilará como profesionales aptos para interactuar como punto de referencia, como interlocutores válidos y como un puente de enlace, haciéndonos agentes sociales positivos. Además, permitirá cualificar nuestro proyecto educativo.

El educador no es un terapeuta, pero seguro que, de su tarea, se pueden derivar y originar ciertos efectos terapéuticos beneficiosos para las personas con las que trabaja.

No resulta fácil aplicar en nuestro trabajo todo el abanico del humor como herramienta beneficiosa, ya que nos puede invadir un mar de dudas, pero nadie nos discutirá que la entrevista puede será mejor si atendemos a las personas con amabilidad, respeto, escucha activa y, sobre todo, con una sonrisa.

Teniendo presente el hecho de que habitualmente atendemos a personas que están sufriendo una dificultad o problemática, que cuando acuden y/o se abren ante nosotros se crean ciertas dificultades de expresión y comunicación, y que algunas ya vienen con una respuesta predeterminada en su cabeza como única solución a su problema, nosotros, que representamos a la Administración, tenemos el deber de disuadirlos de aquella posibilidad para exponerles otras respuestas y/o alternativas a su problema.

También parece que estamos obligados a solucionar un problema en el acto, cuando dicho problema es fruto o derivación de otras circunstancias originadas tiempo atrás; y les planteamos que, con más previsión, ahora no serían “urgencias sociales”.

Esta praxis no se da cada día y, con independencia de la situación, el aspecto importante es tenerlo en cuenta como una herramienta y un recurso más de nuestro trabajo; si desarrollamos técnicas de clown, teatro social, circo, etc., seguro que mejoraremos nuestras habilidades personales y haremos posible que el humor tenga efectos “terapéuticos” para el que lo recibe.

SonrisaPara concluir este humilde artículo, prevalece el deseo de servir y poder contribuir a la reivindicación para que se valore y reconozca la risa como patrimonio de la humanidad y medio terapéutico, entre otras técnicas de intervención socioeducativa. También quisiera felicitar y animar a todos los que colaboran y forman parte de la ONG Payasos sin Fronteras, porque en su día fue pionera de esta simpática y nada despreciable causa de llevar a quien más lo necesita una sonrisa y un saludable motivo para reír y vivir.

Bibliografía

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  • El llibre blanc de l’humor. [Pendiente de edición por la ONG Payasos sin Fronteras].