Miguel Ángel Caballero. Técnico y educador de calle. Investigador del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación. Facultad de Ciencias de la Educación de Granada.
El CENTRO DE DÍA IMERIS, recurso socioeducativo y medida judicial contemplada en la Ley 5/2000, abarca un abanico inmenso de actividades y talleres, que van desde las competencias sociales: habilidades sociales, resolución de conflictos y autocontrol, pasando por: prevención de drogas, hábitos de salud, planificación familiar, orientación laboral y sexualidad, hasta lo propiamente educativo: alfabetización, graduado en secundaria, grados medios y refuerzo educativo. Asimismo, se realizan múltiples actividades de ocio y tiempo libre, así como experiencias de actividades de bajo impacto ambiental: piragüismo, barranquismo, espeleología, veladas, macrojuegos cooperativos, teatros, performances, happenings y actividades de expresión corporal, como técnicas de trabajo dentro de los talleres o como momentos interdisciplinares dentro del Centro de Día. Esta experiencia refleja diversas actividades con menores de diversas clases sociales con un denominador común: la infracción y el comienzo en lo que a responsabilidad penal del menor se refiere. Todo dentro de un contexto educativo y afectivo, donde el menor es el protagonista de su propio crecimiento y cambio. Estas técnicas forman parte del objetivo del Centro de Día: la ‘recuperabilidad’ del menor infractor.
Un grupo de menores con medida judicial, junto a técnicos de medio abierto y de centro de día, preparan una sesión de humor al estilo más puro de Martes y Trece o Cruz y Raya. Preparan los disfraces de la vuelta ciclista, los materiales, los personajes, la música, la tramoya y los guiones. Se reparten el trabajo y estructuran la sesión del sketch. Son capaces de trabajar en equipo, disfrazarse, sacar lo mejor de sí mismos, trabajar la creatividad y la expresión corporal y conseguir las carcajadas de los demás menores participantes, relajando el ambiente y propiciando un clima de serenidad para el trabajo en los talleres posteriores.
En el taller de Resolución de conflictos, se trabajan en pequeños grupos diversas situaciones de violencia relacionadas con situaciones de la vida real que han protagonizado los menores que asisten al Centro de Día y que tienen una temporalización concreta de asistencia a este taller: la violencia de género, los conflictos entre iguales y los conflictos con la policía local. Se reparten las situaciones con un guión orientativo, se preparan los personajes y se interpretan por secuencias sin palabras y sin movimiento, como si fuesen figuras de cera, pero aportando toda la información posible y relevante de dichas situaciones.
Actividad en torno a la noche de Todos los Santos, que supone un paréntesis y golpe escénico en la cotidianeidad de las actividades del Centro de Día. Los menores preparan los disfraces, la ambientación del local, la música y la escenificación. Algunos menores superan sus miedos escénicos, la vergüenza y la timidez y hacen participar al resto con bromas, golpes de humor, expresión corporal y algo de miedo, liberando, así, tensiones.
En el taller de Habilidades sociales, se utiliza con frecuencia la representación de escenas de la vida cotidiana, en la que se ven envueltos estos chavales con un doble enfoque:
a. Lo que ocurre normalmente
b. Lo que sería conveniente que ocurriera
De esta forma escénica, se analizan los comportamientos y las conductas agresivas, pasivas y asertivas de los menores, al tiempo que se van adquiriendo hábitos de conducta y habilidades para resolver los conflictos de forma positiva.
Nos trasladamos a una cueva con recorrido de espeleología deportiva. Nos abastecemos de monos, cascos, batería de luces, arneses y cuerdas y comenzamos el recorrido dirigidos por un guía experto. Hacemos descensos, reptamos túneles, realizamos ascensos, contemplamos la gruta, las estalactitas y estalagmitas, la fauna y vegetación de la cueva y cooperamos en equipo para salir airosos de la aventura.
En el taller de Autocontrol emocional y de impulsos, llevamos a cabo la siguiente experiencia: repartimos un guión con diferentes expresiones de sentimientos, un equipo de maquillaje y un espejo. Cada menor debe ensayar cada sentimiento y caracterizar su cara con cejas expresivas, coloretes, sonrisas caricaturescas, que permitan magnificar la expresión facial. Cada menor ensaya durante un período de tiempo concreto y luego las expresa ante la cámara de vídeo. Una vez grabadas las expresiones de todos los menores, se visualizan, se comentan, se corrigen, se valoran y se establece un grupo de discusión.
En el taller de Ocio y tiempo libre, organizamos un concurso de graffiti. Después de establecer las bases, se reparte a cada participante un equipo de sprays, mascarillas y guantes. En tableros de conglomerado, los participantes elaboran sus pinturas, que previamente se han diseñado en cuadernos personales. Un pequeño jurado valora diferentes aspectos: participación, creatividad, saber estar, mensajes, etc.
