Josep Vallés Herrero, educador social
TÍTULO | L'Esplai Blanquerna, 1980-2000 : una experiència d'inclusió a les terres de l'Ebre |
AUTORÍA | Ester Cabanes, Josepa Melero, Antoni Polo, Sílvia Prades y Àngels Príncep |
EDITORIAL | València Siquem. Libro impreso (cat); 162 páginas |
AÑO | 2000 |
El libro se encuentra catalogado internacionalmente en WorldCat y su temática principal es la Historia y actividades del Grup d’Esplai Blanquerna de Tortosa (Tarragona-España) en sus primeros veinte años, asociación declarada de utilidad pública por la Generalitat dedicada a la atención Socioeducativa de las personas vulnerables, en aquellos años especialmente de la infancia y adolescencia en riesgo de exclusión y pobreza, aunque en la actualidad se han ampliado los servicios de atención y acompañamiento a mujeres en situación de violencia de género y personas en tercer grado penitenciario.
Me parece de interés profesional y público hacer noticiable la excelente catalogación de este libro, obra colectiva de diversas personas vinculadas al Grup d’Esplai Blanquerna realizado en su curso de Directores de Actividades de Tiempo Libre (Ester Cabanes, Fina Melero, Antoni Polo, Sílvia Prades y Àngels Princep) y situarlo en la Revista RES, ya que “Lo Blanquerna”, conocido así coloquialmente en catalán occidental en su variante tortosina, ha sido y es más que un grupo de ocio, por el que han pasado, el largo de sus 40 años de existencia, miles de niños y niñas de Tierras del Ebro y también de Tarragona, del norte Castellón y del sur de Teruel, con cultura y lengua compartida. Pero no solo se ha dedicado a realizar actividades de ocio para niños y niñas, también personas con procesos de acompañamiento. La tipología de servicios es diversa: proyectos socioeducativos en medio abierto, de tutela, de post-tutela, de reinserción y, por supuesto, de ocio.
La entidad de las Tierras del Ebro es mucho menos conocida que la escuela de magisterio en Barcelona o que la librería de Madrid (con las que comparte la denominación), y se llama así como metáfora moral inspirada en la novela de Ramon Llull: Libro de Evast y Blanquerna (Montpellier 1285) y este libro supuso una conmemoración a sus 20 años y un inicio del proceso de profesionalización de la entidad con un piso para jóvenes extutelados llamado “Cruïlla” y que todavía continua. Para entender su dimensión actual, se atienden, actualmente, cada año a más de 2000 personas, con unos cuarenta profesionales y más de cien voluntarios. Esta asociación de monitores, directores de tiempo libre y educadores, en un inicio, supuso el germen para fundar L’Escola de l’Esplai de Tortosa (2002) aunque este hecho fue posterior. Por ello, no creo que exageremos si comparamos su dimensión de fomento de las prácticas de la Educación Social, dentro del Tercer Sector, y de origen de la profesión a entidades como Fundación SER.GI, en Girona, que fomentó la Escuela de Educadores Especializados de Girona (1986-1994), con personas vinculadas como el homenajeado Toni Julià o Alfons Martinell o a Pioneros desde La Rioja, en donde el añorado Faustino Guerau de Arellano compartió experiencias (1985), o parecida, en tejer redes a partir de necesidades detectadas, a la entidad guipuzcoana Kabia Elkartea, en donde Jesús Otaño, Elena Aycart y Álvaro Cano elaboran proyectos muy interesantes realizados en educación de calle desde finales de los años 90.
“Lo Blanquerna” ha generado un “laboratorio” de discusión pedagógica, aprendizaje dentro de la educación no formal, de la animación sociocultural y elaboración de recursos y estrategias educativas. También estas buenas prácticas merecedoras de varios premios del ámbito social, como el recogido aquí del “premio Jaume Ciurana de la Generalitat (1998)”.
Tal como nos explica el texto, el Esplai Blanquerna nació en 1980, iniciado por un grupo de jóvenes seminaristas primero y luego procedentes de estudios de magisterio, pedagogía y de tiempo libre, decidieron emprender acciones para mejorar las infancias de niños y niñas en riesgo de exclusión social. Su primer presidente fue Federico Diego Espuny. Este origen desde el Seminario Diocesano de Tortosa, con apoyos y fundamentos en el humanismo cristiano explican el prólogo del entonces obispo de Tortosa, don Javier Salinas.
El texto relata como al principio se realizaban colonias de verano en el Seminario de Tortosa para niños y niñas con autismo o algunas discapacidades físicas y psíquicas. En 1982 se establecieron los estatutos y ya se oficializó el nombre. Según los fundadores, entre los que estaban Federico Diego y Antoni Polo, se escogió el nombre de Blanquerna porque Ramon Llull era partidario del diálogo entre las culturas. Aglutinaba tres pilares importantes: el humanismo cristiano[1], la educación no formal y el catalanismo, entendido como el uso normalizado de nuestro idioma y nuestras costumbres culturales.
El libro puede considerarse una obra colectiva de la propia entidad, aunque hay unos relatores, que he nombrado anteriormente. Esos relatos van de esta historia, de los primeros campamentos en Horta de Sant Joan, en los Ports cerca de donde estuvo Picasso con su amigo Pallarés, con tiendas militares provenientes del Seminario y de las colonias de verano muy preparadas pedagógicamente en Barruera, de los primeros “casals de verano” organizados en Tortosa, del primer carnaval en tiempos democráticos de la ciudad, de los “campos de trabajo para jóvenes” con bajadas por el río Ebro con barcazas construidas con elementos metálicos, cuerdas y bidones, con el espíritu aventurero de “Tom Sawyer”, los primeros “huertos ecológicos para jóvenes”, y también de la inevitable profesionalización en 1998 para atender bien a jóvenes vulnerables con pisos asistidos, y los primeros contratos profesionales que sitúan al grupo en los anales de su profesionalización actual.
Consideramos muy interesante el apartado de “asociacionismo catalán” (págs.56 a 58) con la relación del Blanquerna con entidades como la FEDAIA (Federació d’Entitats d’Atenció i d’Educació a la Infància I a l’Adolescència), con la Coordinadora Catalana de Serveis de Colonies. con la Coor +18 que promovió, con el grupo de Tortosa como uno de sus agentes impulsores, el Plan Interdepartamental para mayores de 18 años, creada en el 1998 y el INCAVOL (Instituto de Voluntariado de Catalunya creado a partir de 1992 con las Olimpiadas de Barcelona). También el Ayuntamiento de Tortosa facilitó el trabajo en red con los proyectos socioeducativos de voluntariado del grupo, como se manifiesta con las actividades de fin de semana programadas conjuntamente con el ya histórico Centre Obert Sant Francesc o los primeros “casals” (escuelas de verano) [2] realizados en centros educativos (págs. 21-34).
El libro puede descargarse en el siguiente enlace
[1] Se refiere al humanismo integral cristiano y su teoría de la cooperación según Jacques Maritain.
[2] Los “casals” o escuelas de verano son actividades de tiempo libre en verano, sin pernocta que utilizan las escuelas, u otros equipamientos, en periodos vacacionales y que siguen la normativa de la Dirección General de Juventud.