Susana Brignoni
TÍTULO | ¿Con qué sueñan los niños? |
AUTORÍA | AAVV |
EDITORIAL | Ned, Ediciones, Barcelona; 242 páginas |
AÑO | 2020 |
Soñar que uno despierta; soñar cada día lo mismo; soñar que uno actúa y está rodeado de público; soñar que quieres cantar y la voz no sale; soñar que caes, que caes y nada te sostiene; soñar con un sonido, unos tacones que hacen eco en el espacio cerrado, señal de la gran dimensión que adquiere para el sujeto aquel que los porta; soñar que una se convierte en otra y que esa otra es el reverso de una misma; soñarse recorriendo un pasillo extenso, infinito; soñar que uno despierta convertido en un bicho y no saber muy bien si se está soñando o se está despierto. Sueños que afectan al cuerpo, sueños que alivian. El sueño, en fin, y nuestra vida. Y también los sueños de sueños.
El libro frente al que se encuentran es un libro que transmite un importante saber clínico…Se trata de un saber clínico porque está conformado por la escritura de veinte psicoanalistas que escriben sobre lo que escuchan en sus consultas. Son veinte voces orientadas por el psicoanálisis lacaniano pero que a su vez muestran la diversidad de sus singulares lecturas. De su singular modo de saber hacer con los sueños de niños y sueños en el tiempo de la infancia. Sueños significativos, que dejaron una huella a veces indeleble, que intenta enlazarse en un relato. Sueños que plantean una frontera entre los síntomas que aquejan a los analizantes y su inconsciente. Sueños que hacen posible que uno duerma y sueños que provocan un despertar angustiado y que introducen al sujeto en un nuevo sueño o en su imposibilidad de despertar.
La cuestión del sueño tan antigua y a la vez tan actual. En cierta medida el sueño es una producción fuera del tiempo… ¿O no vivimos hoy en una pesadilla, la de la covid19? Pero ¿Dormir y soñar están implicados? ¿Es lo mismo? ¿Cómo hace un niño para ir a dormir? ¿Se aprende a dormir? ¿Cómo se duerme? Y ¿Qué pasa cuando un niño nos confiesa que su rechazo a irse a dormir está basado en el miedo de los sueños que lo esperan? O ¿Qué pasa cuando lo que aparece son los “trastornos del despertar”[1]? “¿Las pesadillas son en los niños un intento de tratar estos encuentros de orden traumático?”[2] El miedo a soñar y los temores nocturnos, modalidades de lo que resiste de la infancia a ser domesticado. Los fantasmas de la noche y la oscuridad. El sueño es una producción que escapa al control del que la produce. Esa pérdida de control es algo que muchas veces el sujeto no se puede permitir y por eso el insomnio.
Pero ¿Por qué el saber clínico en el que este libro nos sumerge podría interesarle a los no clínicos? Tal vez por algunas puntualizaciones que dan cuenta de una posición de acogida. Frente a los sueños no se trata tanto de entender, no se trata tanto de apuntar a la interpretación dando un sentido sino más bien se trata de acoger. Se trata de dar lugar a un relato que cumple una función en la vida del soñante.
Es por eso que acoger los sueños, como los síntomas nos fuerza a distinguir entre el enunciado y la enunciación…Mantener una puerta abierta en el trabajo con distintos sujetos implica estar más atentos a la enunciación, soportar el enigma que los enunciados transportan sin tratar de dilucidar de inmediato su contenido. Este es uno de los señalamientos que encontrarán en diversos casos.
Por otro lado, es un libro para leer de a poco. Requiere del lector cierta capacidad de sorpresa, ya que los diversos relatos pueden tocarnos, no nos dejarán indiferentes.
También podemos apreciar como el sueño puede ser una herramienta que ayuda a metabolizar el goce, a ponerle un marco y a veces a hacerlo más soportable. Y por el contrario puede ser que el sueño, o más bien ese texto, que es su relato, nos persiga, no cese de insistir, nos inunde de una angustia, que nos muestre que el sujeto no puede escapar de lo real y necesita ayuda.
Veremos allí qué ayuda puede darle un psicoanalista al niño que sueña o al adulto que sigue tropezando con su infancia en aquella pesadilla que se reitera.
Hay distintas claves para acoger, pero una de ellas la encontramos en el texto de Sonia Chiriaco[3] que afirma: “Dondequiera que recibimos a estos niños, les proponemos un lugar Otro; es el principio mismo del psicoanálisis”. Y más adelante: “Nos damos cuenta de que el análisis es siempre un trabajo de simplificación, tanto en la psicosis como en la neurosis. El objetivo es lograr un tratamiento de lo real lo más simple posible, para que un sujeto pueda tenerlo a mano sin la ayuda del analista.”
Saber hacer con esa “otra escena”[4] del sueño requiere un lazo a otro que de la posibilidad de aprender a nombrar que es un modo en el que pensamos el tratamiento. Lo que veremos en este libro es que no es lo mismo estar atrapados por un fenómeno que nos invade que decir que se trata de una pesadilla, a la que poco a poco podremos despojar de su angustia.[5] Nombrar, como dice Marta Serra[6], puede separarnos del esfuerzo de describir. Lograr esa separación del esfuerzo no es poco…
Tal vez es lo que nos conduce aque haya “algún despertar”[7].