×

Mi andadura en la Educación Social

Autoría:

Ismael López, Educador Social y Animador. Coord. Sección Profesional de ASC del COEESCV

Calle barrio del Canyamelar (Valencia)

Mi andadura en la Educación Social comenzó cuando tenía 17 años, yo sentía curiosidad por lo que se hacía en la plaza de mi pueblo, la Plaça del Rosari, barri del Canyamelar (Poblats Marítims de València), y un monitor de los que estaban por allí me invitó a participar en las actividades. En un abrir y cerrar de ojos me vi llevando un grupo de niños los sábados por las mañanas o por las tardes, según qué tipo de actividad y, al mismo tiempo, formándome con otros voluntarios como yo para desempeñar mi labor social.

A partir de aquí era un no parar: reuniones, actividades de semana, formación, acampadas, campamentos, campos de trabajo, … Y además mi primer educador, Vicente Esteve Belenguer, un hombre que siempre vivió por y para los demás desde el ámbito social, no se le ocurrió otra cosa que enviarme a cada reunión, encuentro, asamblea, etc. que hubiera por los Poblados Marítimos. Así fue como conocí casi todas las asociaciones del distrito y su Junta Municipal. Esto supuso más actividades pero a otra escala porque el territorio ya no era sólo el barrio sino todo un Distrito, el Marítimo.

Siguiendo con ese trabajo de voluntariado social pero en este caso formando parte de un entramado de entidades, se propuso y se consiguió realizar en el año 1990 un Curso de Animadores Juveniles donde nos juntamos como unos 30 jóvenes del Distrito para formarnos de forma más técnica y oficial (Instituto Valenciano de la Juventud, IVAJ). Este curso lo impartían gente de la talla de Mario Jiménez, Salvador Penalva, Joan Mª Senent, entre otros y fue el primero de una serie, después se continuaron haciendo otras ediciones pero de Cursos de Monitores.

Con todo ello un grupo de “agentes sociales” formados y con ganas pudo dinamizar más y mejor, desde el punto de vista del ocio y tiempo libre, a una parte de la sociedad de Valencia que era bastante activa.

De repente llega en 1992 una invitación a algunas asociaciones juveniles del Distrito Marítimo; era del Concejal de Juventud del Ayuntamiento de Valencia, Salvador Cardona Aucejo, un hombre que tenía ganas, ideas y planes que quería desarrollar. Buscaba gente joven que quisiera llevar a cabo un proyecto que tenía en mente, Centros Municipales de Juventud en cada Distrito.

El caso es que quiso realizar la experiencia piloto en un barrio conflictivo de la zona, eligieron Malvarrosa, y así fue como dos animadores-informadores-educadores (uno de ellos yo), comenzaron a gestionar, dinamizar, etc. unos “bajos”, local dotado por el ayuntamiento, y paralelamente a trabajar de forma coordinada con la población, las entidades públicas y privadas y el tejido asociativo de dicho barrio.

Centro Municipal de Juventud MalvarrosaA partir de los resultados obtenidos en esta experiencia la Concejalía abogó por continuar abriendo más locales en otras partes de la ciudad, actualmente existen 14.

Bueno y, a raíz de toda la experiencia profesional adquirida, fue como en 2003 pude habilitarme como Educador Social en el Colegio de Educadoras y Educadores Sociales de Galicia, ya que como sabréis en la Comunidad Valenciana no existía ni la diplomatura ni, por supuesto, Colegio Profesional. Posteriormente cuando se creó el COEESCV (Colegio Oficial de Educadoras y Educadores Sociales de la Comunidad Valenciana) me trasladaron el expediente a Valencia, donde continúo colegiado y colaborando en lo que mi disponibilidad me permite.
Logo COEESCV
Hablando del COEESCV, mi colaboración ha sido en: reuniones, mesas redondas del Prácticum de la Universidad de Valencia, VI Congreso Estatal de Educación Social celebrado en mayo de 2012, en la Sección Profesional de Animación Sociocultural, etc.

Y, todo esto ¿por qué? Veréis, tengo una teoría: cuando uno desempeña un papel así, a nivel social, es porque tiene vocación, lo vive o lo lleva en la sangre o como ya he dicho en alguna ocasión “lo tienes que haber mamado”.

Otra teoría de las mías es que un Educador Social que se precie tiene que “manejar circos de tres pistas”, es decir, debe trabajar, no parar de formarse y realizar otras actividades varias (amigos, familia, voluntariado, deportes, etc.)

Por ello quiero resaltar el gran papel que desempeña la Educación Social y sus profesionales en esta sociedad y sobre todo en estos momentos de crisis.