Carme Laín y Miquel Moré, educadores sociales.
Trabajar con las personas debería ser una oportunidad para poner en práctica nuestra creatividad. Como educadores o educadoras, tenemos que descubrir cuáles son nuestras competencias profesionales a la hora de trabajar; por lo tanto, estamos hablando de una propuesta que pone en juego habilidades, actitudes, conocimientos…
Nosotros hemos escogido la reminiscencia, una manera de activar el pasado personal: ¿hablamos?.
“Los recuerdos se reinventan cada vez que los contamos;
son las emociones las que crean los recuerdos”
Patrick Estrade
Probablemente conozcamos muchas definiciones que nos hablan del término reminiscencia. Según nuestra experiencia con personas mayores, nos es útil trabajar a partir de la definición del doctor Peña-Casanova: “La reminiscencia constituye el recuerdo sistemático de memorias antiguas: recordar hechos personales en toda su amplitud, ruidos, olores, imágenes, emociones. Es una manera de activar el pasado personal”.
Os invitamos a que os detengáis un momento y a que hagáis un pequeño ejercicio con nosotros: situaros en la época de escuela… estáis en clase; intentad recordar el material que tenéis en el aula, por ejemplo, la pizarra, el mapa, los colgadores… Ahora mirad qué tenéis encima de vuestro pupitre: un libro, una goma, unos lápices decolores, una libreta de espiral… Ahora intentad recordar cuál vuestro compañero o compañera de pupitre: el nombre, la cara… Y ahora, el resto de compañeros… y el maestro o la maestra. Incluso podéis escuchar los ruidos de fondo: en el pasillo, la calle, el patio… Y los olores, ¿los recordáis?.
A cada persona, según su propia historia de vida, recordar una escena como ésta puede llevarla a vivir ciertas emociones e, incluso, a situarse perfectamente en aquella situación.
Ya habéis experimentado qué significa activar el pasado personal.
Si cogemos diferentes autores como Webster (1988), Botella (1992) o Cantinero (1963), podremos dar respuesta a esta pregunta; todos coinciden en lo siguiente:
La reminiscencia da significado a los recuerdos y a las propias experiencias. Las personas mayores con las que trabajamos tienen muchos recuerdos que van surgiendo a medida que las vamos conociendo, pero nuestra tarea como profesionales se basa en poder facilitar estímulos para activar estos recuerdos. Por ejemplo, el hecho de ver una fotografía de una niña vestida de primera comunión se puede enlazar con recuerdos propios de cada persona que incluyen a la familia, la manera de vestir, el lugar, el ritual, etc.
La reminiscencia es siempre un proceso dinámico en que las personas van construyendo a medida que van explicando o recordando; por lo tanto, es una cadena de hechos, narraciones, imágenes, referentes… Eso se traduce en el hecho de que unos acontecimientos evocan otros, y que se dan muchas conexiones entre las personas y sus recuerdos.
La reminiscencia nos puede ayudar a dar valor, a dar sentido, a hacer nuevas lecturas de realidades que quizás han sido distorsionadas por nosotros mismos o por otras personas.
Fijaos que podríamos decir que la reminiscencia es una parte natural, innata, de la vida de las personas, pensad sino en alguna comida familiar en la que os encontréis con vuestros primos, hermanos, abuelos, etc. y empecéis a hablar de las cosas que os traían los Reyes… veréis como enseguida la conversación se anima. Seguro que os lo pasáis muy bien explicando anécdotas, recuerdos, detalles a la vez que reforzáis el vínculo con vuestros familiares…
Seguramente, la festividad de Reyes es uno hecho común en la vida de muchas personas.
A nosotros los Reyes nos trajeron un spirograph. ¿Os acordáis? ¿Qué era? Seguramente recordaréis los dibujos que se podían hacer.
Hasta ahora hemos intentado acercaros a la reminiscencia desde la práctica. A continuación os queremos ofrecer algunas pinceladas de actividades que se pueden realizar con personas mayores.
Antes de empezar, hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
Podemos trabajar bloques de actividades como:
Con el tiempo nos hemos dado cuenta de que trabajar la reminiscencia ha sido un descubrimiento con muchos resultados no sólo para las personas atendidas, sino también para nosotros como profesionales.
Hemos constatado lo siguiente:
Todo lo que hemos intentado explicar de manera esquemática nos confirma que las personas mayores tienen que ser generadoras de recuerdos; por lo tanto, deben ser protagonistas de las actividades que nosotros les proponemos.
Nuestro encargo como educadores y educadoras deberá ser siempre aprender a comunicar las historias de los otros y con ellas ser capaces de seducir a los observadores.
Si deseáis seguir leyendo sobre nuestra experiencia, podéis consultar:
ESCODA, V.; LAÍN, C.; MORÉ, M. “Treballant històries de vida. Els records a través de la memòria de les persones grans”. En Quaderns socials de formació, núm. 14. Barcelona: Càritas, 2003.
(1) PEÑA-CASANOVA, J. Malaltia d’Alzheimer. Del diagnòstic a la teràpia: conceptes i fets. Barcelona: Fundació La Caixa, 1999.