Mayra Araceli Nieves Chávez, Universidad Autónoma de Querétaro. Manuel Hermenes Conde Aldude, Asociación Cultural Contarte Tanto
El presente artículo es la sistematización de la experiencia de cuentacuentos en un colegio de la ciudad de Lima, Perú. El trabajo educativo se realizó en un contexto de vulnerabilidad, caracterizado por la pobreza y violencia en los hogares de estos. Se parte del anhelo de humanización desde la escucha activa de un cuento, para pasar a la comunicación asertiva al narrar una historia, y de ahí nombrar el mundo desde la ternura en el encuentro humano. De manera que la generación de un espacio lúdico que permitiera el uso activo de la palabra como un medio de expresión libre y legítima de las y los infantes, favorecería la asertividad como un medio para la construcción y participación de un ambiente de comunidad, por medio de la narración de cuentos. Los resultados fueron que la cuentería es una herramienta integradora del grupo social, se aprende a comunicar y escuchar desde la convivencia pacífica cambiando los patrones de cultura.
This article is the systematization of the experience of storytelling in a school in the city of Lima, Peru. The educational work was carried out in a context of vulnerability, characterized by poverty and violence in the homes of these children. It is based on the longing for emancipation through active listening to a story, to move on to assertive communication by telling a story, and from there to name the world from the joy and tenderness of human encounters. Therefore, the generation of a playful space that would allow the active use of the word as a means of free and legitimate expression of children, would favor assertiveness as a means for the construction and participation of a community environment, through storytelling. The results were that storytelling is an integrating tool for the social group, which learns to communicate and listen through peaceful coexistence and the change of cultural patterns.
Aquello que distingue al ser humano es su capacidad de comunicación, de ahí que la educación social tiene una tarea de educar en los grupos humanos habilidades sociales que propicien el encuentro social, la expresión individual y social de aquello que se considera importante de pronunciar para el fortalecimiento de la grupalidad, necesidad que debe atenderse desde la infancia. En la presente experiencia de educación social se analiza como las técnicas de narración oral pueden servir para mejorar la comunicación asertiva en estudiantes del nivel primaria en una barriada en Lima, Perú, donde la inseguridad ciudadana y la falta de servicios públicos son notorias, además catalogadas dentro de pobreza extrema. Las aulas de esta barriada se caracterizan por tener en ellas una infancia con habilidades poco desarrolladas por presentar modalidades de comportamiento agresivo o inhibido, como es interrumpir intervenciones, poca atención o interés a la opinión del otro, se marginan las opiniones de las niñas, así como niños y niñas que no expresan una opinión.
Las técnicas de narración oral permiten a través de los cuentos generar en las personas imaginación y creatividad, pero además estos relatos invitan a dialogar, opinar, cuestionar, hablar de múltiples realidades desde los personajes, Busatto (2005) resalta la importancia de los cuentos contados a las y los niños, dado que les permiten reflexionar y recrear el mundo que los rodea. La narración oral a partir de un cuento es una vía de mejora de la asertividad en la infancia y desarrollo de habilidades sociales para la comunicación, y por ende la convivencia armónica en los grupos sociales.
El taller de cuentacuentos permitió que las y los niños pudieran no solo oír cuentos, sino también narrarlos y esto permitió la interacción entre pares, lo que fue permitiendo, en un primer momento expresar aquello que habita en el mundo interno, para luego regular la palabra y entrenar la escucha atenta. Los resultados fueron la posibilidad de mejorar la comunicación asertiva y la mejora de la convivencia social.
El objetivo del presente artículo es presentar a la narración oral como una herramienta socioeducativa con un alto potencial para humanizar los procesos de comunicación, educar para la asertividad, reconociendo que la asertividad necesita de la ternura para cuidar de sí y de los demás el momento de comunicar aquello que habita en el interior de las infancias.
El trabajo socioeducativo se realizó con infantes de la ciudad de Lima, Perú, en una escuela primaria del distrito de San Juan de Lurigancho, perteneciente a una barriada, que se caracteriza por la inseguridad, falta de servicios urbanos y pobreza material y cultural. Según fichas socioeconómicas del colegio, un 75% son pobres, familias monoparentales, casas de material rustico y ubicadas en la periferia, además que el 45% de las y los alumnos del plantel padecen anemia. En un contexto de emergencia sanitaria las condiciones de marginación y pobreza se agudizan, de ahí la necesidad de intervención.
En cuanto a la vida familiar se reporta, en el mismo colegio, violencia domestica que va desde física, simbólica, verbal y económica, entendidas como conductas amenazadoras a cualquier evento que vulnere la vida de algún miembro del grupo familiar ya sea adultos o infantes, independiente al género son signos de violencia (Welldon, 2014). Los efectos de la violencia son estrés, ansiedad, tristeza en las y los niños, además de ver afectadas sus capacidades afectiva y de interacción social (Welldon, 2014, Carracedo, 2018 y López, 2012).
Las condiciones de pobreza y violencia vulneran y precarizan las condiciones de vida de las y los infantes, afectando su capacidad de expresión de lo que viven y sienten, esto se ve reflejado en algunas conductas que manifiestan en las aulas como la poca escucha, falta de empatía, niveles bajos de trabajo en grupo, poco respeto a las opiniones de los demás, quieren imponer sus ideas, falta de autodeterminación o de defender sus propias ideas con respeto y argumentos. Algunos autores, como Rodríguez y Serralde (1991), Bach y Forés (2017) Castanyer (2019) Castanyer y Ortega (2017) indican que la asertividad es entrenable o adaptable, por lo que se puede fortalecer sus habilidades socioemocionales que les permiten ser cada vez menos vulnerables a estas situaciones de ansiedad y les permita sobreponerse, logrando mayor autonomía personal.
Al interior de las aulas se encontró que se mantienen posturas tradicionales, y desfasadas como el magicentrismo (educación autoritaria donde el profesor tiene la última palabra), el verbalismo (tendencia a darle mayor importancia a las palabras que a las ideas) y la pasividad (poca reacción o no hacer nada para cambiar una situación), lo que los afecta el desarrollo integral de la infancia.
El contexto de violencia que mina el desarrollo integral de las infancias sumando el contexto escolar que presenta debilidades para el fortalecimiento del desarrollo de habilidades sociales se valoró como un problema las formas de comunicación poco asertivas en la infancia. Se pensó en una estrategia de intervención socioeducativa, que impulsara y sostuviera procesos áulicos de formación integral, así como garantizar algunos derechos de la infancia, tal como la libertad de expresión, de ahí que el uso del cuentacuentos para trabajar la asertividad se pensó como una forma de atender la dificultad para pronunciar la palabra creadora y como un mediador para la sana convivencia. El objetivo de contar cuentos fue crear un espacio lúdico que permitió el uso activo de la palabra como un medio de expresión libre y legítima de las y los infantes; con el único fin educativo de favorecer procesos asertivos de comunicación para el reconocimiento de sí y del otro.
Cada grupo humano, desde su propia cultura y juicio, enseña formas idóneas de comunicación e interacción social a las infancias, porque es la forma de atender o responder a las diferentes situaciones sociales, es el cómo se irán apropiando el mundo y regulando la convivencia humana. Las infancias en situación vulnerable son proclives a tener problemas de integración o rechazo en lo escolar y social, porque existe una dificultad para comunicar ideas, sentimientos, conocimientos, necesidades generando conflictos con los maestro, compañeros, autoridades o con los mismos padres.
Desde la educación social es una necesidad atender el tema de la comunicación en las infancias, para educar para el encuentro social armonioso para la convivencia e implicación con sus grupos de referencia, y no solo como un discurso sino como una forma de vida (Moyano y Planella, 2012), es decir, que las relaciones sociales sean de apertura y cordialidad (Maya, 2003), en el trato amable que teje puentes para el diálogo, escucha, convivencia y respeto como fin trascendente de la educación social. Una tarea de la educación social es humanizar los procesos de comunicación social. Humanizar para la promoción del bienestar social, la autorrealización personal y colectiva, a partir del fomento de habilidades sociales para la creación de vínculos grupales y fomento de la ciudadanía (Moyano y Planella 2012), educar para la asertividad, pero una asertividad que tenga como base la ternura, es decir, la amabilidad y consideración por los demás, expresar de manera respetuosa para fortalecer los lazos sociales.
Una forma de humanizar la comunicación comienza con la valoración de la persona, quienes educan deben poner al centro a las y niños, escuchar lo que viven y sienten, mirarlos con interés, disponer el cuerpo y hacer uso de éste para la confianza, cercanía y reforzar las palabras. Es darles su justo lugar para que aprendan la capacidad de expresar verbal y gestual de forma apropiada a la cultura y a las situaciones, ordenar pensamientos, sentimientos y acciones que ayuden a las infancias a alcanzar sus objetivos personales de forma socialmente aceptable. Educar para la asertividad implica enseñar a ser, a sentir alegría de compartir un espacio con otros, cuidar las formas de alcanzar una meta sin dañar a los demás, saber compartir y buscar el pleno desarrollo de sí y de la colectividad.
Castanyer (2020) reconoce a la asertividad como una habilidad social para comunicar y defender sus propios derechos e ideas de manera adecuada y respetando la otredad. La asertividad es posible educarla a partir de la narración oral, según Garzón (2008) es una respuesta llena de expresión para comunicar con una estética que seduce a la escucha y a la imaginación, es educar para vivir en la ternura en la comunicación amable. Los cuentos despiertan en el oyente imaginación y creatividad, Aranda (2021), indica que los cuentos contados a las infancias les permiten reflexionar y recrear el mundo que los rodea, mundo recreado desde la ternura.
La asertividad desde la ternura, es volver a sentir fascinación por la vida en el dar y recibir, cuidar la belleza de existir, ser amables y cuidadosos consigo mismo y los otros (Maya, 2003). La narración oral detona toques de ternura en quien los escucha, porque la palabra se hace imaginación activa que reencanta la vida, es una nueva forma de relacionar consigo mismo, el otro y el mundo, y esto hace posible que la asertividad sea una forma de existir humanizada.
Los cuentos narrados oralmente utilizan principalmente la palabra y el gesto, son un medio de comunicación e intercambio para expresar y provocar pensamientos, sentimientos, ideas a partir de la palabra creadora que crea todo lo imaginable. La educación social busca fomentar espacios para repensar la convivencia e implicarse en la construcción de lo nuevo, la narración, como ejercicio de la palabra, permite pronunciar el mundo dado y que puede darse, en nuevas formas de relación social. La narración oral es un medio de educar la asertividad, educar para la convivencia desde el respeto y para ello se necesita hacer de la ternura una praxis.
Humanizar la comunicación desde el gozo es posible desde la narración de los cuentos, porque provoca diversión, despierta la curiosidad, estimula la imaginación, fortalece el intelecto, y ayuda a nombrar las emociones, reflexionar los conflictos cotidianos, reconocer lo que inquieta, hablar de la vida con toda seriedad desde la fascinación de una historia irreal (Betelheim, 1977), aprender a cuidar y cuidarse, vivir de forma más tierna, la gran utopía de la educación social (Serrate y Hernando 2009). Aprender a ser plenamente humanos es degustar un amor genuino a la vida y tratar y ser tratados con ternura y poder comunicar de forma asertiva.
A continuación se presentan dos momentos claves del trabajo de intervención socioeducativa: 1) el taller de cuentos como un espacio y herramienta para potencializar la asertividad y humanizar las formas de relación social y, 2) el cómo es que se logra educar para la asertividad, a partir de la sistematización de la experiencia.
Se trabajó con un grupo de 5to año del colegio, con niñas y niños de 10 años aproximadamente, una hora y media a la semana, en modalidad taller. El tiempo de intervención duro el año escolar de marzo a diciembre 2021, con una sesión a la semana de manera virtual. El objetivo fue crear un espacio lúdico que permitió el uso activo de la palabra como un medio de expresión libre y legítima de las y los infantes. La intervención se apoyó en las estrategias de narración oral escénica, como una apuesta para fortalecer los procesos de comunicación para educar en la asertividad y mejorar las condiciones de interacción social.
Se organizó un temario de cuentos que abordaran el tema de la asertividad, además de las emociones, problemas de la comunicación, resolución de conflictos y amistad que fueran propios para la edad de las y los niños de 5to grado. Se comenzaba por una dinámica de romper el hielo.
Seguido se narraba un cuento, que podía ser con títeres, kamishibai, telas, objetos, en otros momentos cuentos motores, y se acompañó de instrumentos musicales o música instrumental que ambientara el cuento. Posterior a escuchar el cuento se emplearon diversos recursos para educar la palabra asertiva: a) orales: se pedía exponer el tema del cuento, describir los personajes, sus dilemas, esto daba para debate, exposiciones, lluvia de ideas que sirvió para fomentar la expresión, respetar turnos de palabra, hablar en público, además de enriquecer vocabulario así como comprensión lectora. b) Escritas: escribir un final alternativo del cuento, hacer un resumen del cuento y el trabajo de escritura se hacía grupal para fomentar la colaboración, el respeto, cooperación, integración, autonomía, imaginación, desarrollo de ideas propias, valía de sí mismo. c) Reflexivas: dialogar sobre el desarrollo del cuento, explicar los motivos de los personajes sobre sus decisiones y consecuencias, para fomentar el diálogo, comunicación, respeto a las ideas de los otros.
Una vez que se realizaba el diálogo sobre el cuento se pasó a actividades lúdico artísticas como representaciones teatrales de los cuentos, dibujos de los personajes, creación de títeres, elaboración de escenarios del cuento con material reciclado, caracterización de los personajes para trabajar la imaginación, cultura, creatividad, manipulación de objetos y el trato cordial y amable entre ellos como una base para repensar las formas de relación social y las posibilidades de transformar lo conocido en un mundo más habitable. Con cada creación artística se proponía una actividad de recrear o crear el cuento según sus experiencias de vida y presentarlo a partir de técnicas de narración oral por ejemplo: contar a partir de emociones, de un personaje del cuento, aumentando o disminuyendo la velocidad al contar, contar finales alternativos, uso del gesto o disfraz, cambios de voz, incluir nuevos personajes, contar frente a sus compañeras y compañeros se favoreció un espacio de escucha e interacción comunitaria, de manera que se pudiera entrenar para la asertividad y escucha activa y desde la praxis de la ternura.
La evaluación del taller se realizó cada mes, durante el tiempo de la intervención, una lista de cotejo que incluía contar las interrupciones, las palabras usadas en las intervenciones, gestos más significativos, miradas (expresión corporal), por otro lado se usó el uso de completar frases que develaran como ellos se iban viviendo en la escucha, en la forma de expresar y dirigirse al otro, por ejemplo: Cuando el otro no me escucha yo, y ellos completaban lo que hacían o sentían, el control del diario de campo, las listas de cotejo y las frases que iban respondiendo las y los niños, permitió evaluar, no solo el final del proceso, sino el proceso mismo.
Para el trabajo de sistematización fue necesario el uso de un diario de campo que permitió los registros de cada encuentro, en éste se anotaba las formas de participación de las y los niños, trascripción de las conversaciones, desarrollo de las actividades, descripción de los comportamientos durante la sesión, fotografías de los productos lúdico-artísticos. El diario de campo permitió recuperar la vivencia del taller que fue el centro del proceso de sistematización (Jara, 1994) A partir de los registros de un diario de campo, como una forma de explicarnos como se fue haciendo uso de la palabra, expresar ideas propias, explicar porque sentimos lo que sentimos, argumenta puntos de vista, compartir y escuchar lo que otros viven o sienten, atender este proceso creador es una forma de crear conocimientos sobre el proceso de volvernos comunidad. Esto significó mirar de forma reflexiva la participación del taller por parte de las y los infantes (Jara, 1994) y de los animadores del taller.
El objetivo central de la sistematización fue explicar cómo se construye la asertividad a partir de las técnicas de narración oral, de la escucha activa y del pronunciamiento de la palabra, como una apología a la narración oral como herramienta socioeducativa. Los aspectos centrales que se recogieron de la sistematización fueron los siguientes: 1) la palabra y ternura, 2) autonomía y asertividad, 3) comunicación y decisión de grupo.
El objetivo del taller fue crear un espacio lúdico que permitió el uso activo de la palabra como un medio de expresión libre y legítima de las y los infantes, y el proceso de sistematización se realizó para dar razón de cómo se fue construyendo la comunicación asertiva. El proceso comenzó con el reconocimiento de poder pronunciar palabra creadora, posterior a la reflexión del mundo social y personal que implicó la escucha, fue posible pronunciar aquello que significativo para el grupo y la persona. Seguido se reconoció que ese pronunciamiento puede ser desde la asertividad, del cuidado de sí y del otro, para finalmente transformar prácticas culturales. La educación social busca la humanización de la persona y esto se puede lograr por el pronunciamiento de la palabra envuelta en ternura.
Las palabras nos hacen existir, y al existir tejemos historias que nacen de lo que guardamos en el interior, justo como las historias de los cuentos que son contadas y escuchadas. Las palabras reflejan sueños y miedos a partir de la voz y el cuerpo. La palabra es la manifestación de creación y existencia, porque coloca en el aquí y ahora, nombra aquello que experimentamos y anhelamos. Narrar un cuento es la posibilidad de acercarnos a mundos posibles, pero también de dar cuenta de aquello que nos permite la humanización plena. Pone sobre la mesa aquellas realidades que duelen y que apagan la voz. Cuando se escucha o se cuenta un cuento, es decir, una narración ficticia es posible sacar a la luz las historias personales, denunciar y anunciar lo nuevo porque podemos hacer uso de las capacidades creativas y por ello podemos pronunciar el mundo desde distintas posibilidades.
La narración oral al ser expresión del mundo interno por la imaginación y creatividad permite el desarrollo de habilidades comunicativas, necesarias para la vida común y la creación de una memoria colectiva. Cuando hay algo que nos une la convivencia se transforma y se crean lazos afectivos y las formas de comunicación se hacen desde la asertividad y la ternura. Narrar un cuento hace posible expresar la palabra desde la ternura y ser asertiva.
De un cuento se obtuvieron personajes, objetos, situaciones, conflictos, imaginarios de vida y hablar de esto a partir de actividades lúdicas, que permitió reconstruir escenarios y personajes, a partir de dar la voz, actuar acciones, esto favoreció la dimensión crítica del cuento, que dio paso a recrear lo escuchado y emancipando realidades actuales, dando un significado a la palabra escuchada, permitiendo expresar aquello que se guarda o midiendo las palabras para no dañar al otro. Estos ejercicios dan significado a la palabra y escucha, pasar de la timidez o agresividad, a la asertividad.
La asertividad es una forma de dejar al descubierto lo que se siente y se piensa, pero también es saber escuchar y acoger al otro, no solo con la palabra adecuada sino desde la ternura. Cuando un personaje se le puede dar voz y se logra situarse en la piel del otro, se le puede comprender y darle un lugar, es decir, es un puente para la ternura, porque se logra maravillar de la existencia de realidades diversas que se comprenden y a partir de ahí dar el salto a la transformación de las realidades, de la palabra a las acciones de acercamiento con el otro. La palabra genera comunidad y complicidad.
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Se partió de una realidad del silencio, de desconfianza, de agresión en la palabra, para dar un salto a la comunicación de lo que habita en el interior. Salto que fue posible, por la elaboración del dibujo, de la caracterización del personaje, de la mediación del títere para volver a contar finales de los cuentos, u otras maneras de contar esa misma historia desde los diversos personajes. Este ensayo de jugar a ser otro o estar en la piel del otro dio fluidez a la palabra y comenzar a tomar decisiones de hacia dónde queremos ir. No es solo jugar a ser un personaje, es también la exposición a la mirada del otro y ser acogido desde el aplauso, el reconocimiento, la retroalimentación, lo que genera un ambiente de grupo, de implicación y de asumir la pertenencia y corresponsabilidad.
La narración oral favorece la memoria personal y colectiva, es decir, no es solo contarnos las historias de dolor, de gozo u olvido que contiene un cuento es también reconocerlas en el aquí y ahora, y tener la creatividad para un final distinto, el pensamiento crítico para analizar la realidad y buscar formas diferentes que vivir a las historias o cuentos es lo que posibilita una nueva pauta cultural en las formas de comunicar y convivencia social. La educación social hace posible arropar a la infancia, desde la fascinación de un cuento, habilidades de comunicación social desde la ternura, porque acojo las diversas experiencias para abordarlas desde la aceptación y transformación.
Se propone el uso de los cuentos y de la narración oral como un recurso socioeducativo para la atención de las problemáticas de las infancias, porque es un ejercicio valioso de reflexión e imaginación, contribuye a ejercitar habilidades cognitivas, volitivas, emocionales, sociales, culturales, además despiertan la motivación y curiosidad de las y los niños, creando una sinergia para implicarse en los temas y de su participación activa en éstos. Los cuentos son un abordaje completo de la realidad, porque cubren una gran diversidad de temas. Finalmente el cuento es un mediador eficaz para la comunicación porque genera muchas interacciones entre los integrantes de un grupo e inspira a la creación lúdico-artístico como una forma de humanización de la vida cotidiana. En resumen, se considera que las diversas técnicas de narración oral apoyan de forma significa el desarrollo de la comunicación asertiva y de la promoción de una cultura libre de violencia para la libre expresión.
La narración oral promueve la comunicación humanizada entre sus pares al poner atención a las opiniones y expresiones de los demás, se adquiere la escucha activa y el ejercicio de la palabra responsable, además de otros aspectos de la formación integral como es la autoestima, mejora en la dicción, reconocimiento de emociones. El cuento y la educación social son una excelente mancuerna para lograr el bienestar social y la convivencia democrática para la promoción de los grupos humanos.
En suma la cuentería es una forma de mejorar las prácticas culturales en las relaciones sociales, de promover la participación y de anhelar formas distintas de habitar los grupos humanos. Es una invitación a la ternura, a la plena humanización de la persona.
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Mayra Araceli Nieves Chávez, Universidad Autónoma de Querétaro (México), email: mayra_marzo6@hotmail.com