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La necesidad del educador en un Servicio Rehabilitador

Autoría:

Júlia Sánchez, Marta Pi. Educadoras Sociales. Centro de Día/Servicio de Rehabilitación de Sant Andreu. Fundació Vidal i Barraquer.

Resumen

El artículo que presentamos intenta dar una visión realista sobre la situación actual de la figura profesional del educador social en un ámbito de intervención muy específico: la Rehabilitación Psicosocial del Trastorno Mental Severo; ubicado en Servicios de Rehabilitación/Centros de Día de Salud Mental.

 

El estado actual de la red de Salud Mental en Catalunya es diverso en cuanto a las funciones de la figura del educador social se refiere; a causa de una falta de definición desde las administraciones/empresas concertadas del sector, se encuentran diferentes roles profesionales que realizan un mismo trabajo.

Según nuestro entender, este hecho es consecuencia de una interrelación de diferentes factores:

  • Red psiquiátrica relativamente nueva en relación con otros ámbitos de intervención social (disminución, toxicómanías…), donde las definiciones respecto a algunos roles profesionales son, todavía, un debate por solucionar.
  • Nacimiento de recursos diversos que necesitan un tiempo para ir definiendo los roles profesionales más adecuados.
  • La figura del educador social es muy reciente. Antes de la aparición de la diplomatura en Educación Social, las tareas eran efectuadas por otros profesionales.
  • Proliferación de nuevas carreras y nuevos módulos formativos que parcializan más el trabajo y desdibujan las fronteras entre los profesionales.
  • Falta de especificidad desde la Administración sobre los roles profesionales a financiar.
  • Una tradición caritativa de entender el tratamiento de la patología mental, no potenciadora de las capacidades.

Partiendo de nuestra tarea diaria como educadoras sociales en un Servicio de Rehabilitación/Centro de Día, realizaremos un análisis sobre nuestra tarea que intente plasmar la realidad de nuestro trabajo enmarcado dentro de un contexto específico (líneas teóricas que definen el servicio).

Se trata de un servicio que sigue unas líneas de trabajo concretas, basado en la teoría psicodinámica del desarrollo humano, hecho que puede marcar diferencias de funcionamiento general (funcional, composición del equipo…) entre los servicios rehabilitadores que hay en cada sector territorial.

A pesar de las diferencias que puedan surgir entre los diferentes centros que se orientan hacia los mismos objetivos, se intenta ir hacia una línea de trabajo lo más homogeneizada posible con las particularidades de cada servicio.

Este trabajo nos permitirá distanciarnos del hacer del día a día aporándonos elementos de reflexión, debate y discusión.

En primer término, haremos un análisis conceptual/teórico de nuestra tarea y posteriormente plasmaremos estos elementos mediante casos prácticos.

En la presentación, hemos mencionado diferentes conceptos que requieren una breve definición para podernos situar:

  • Trastorno Mental Severo (TMS)
    Cuando hablamos de Trastornos Mentales Severos (TMS) nos estamos refiriendo a la población usuaria de un Servicio de Rehabilitación. El “Pla d’atenció i integració social de les persones amb malaltia mental (1999/2001)” realiza una definición clara y precisa. Se entiende por personas con enfermedades mentales graves (esquizofrenias, trastornos maniacodepresivos, trastornos depresivos graves, trastornos paranoicos y otras psicosis) y persistentes en el tiempo (cronicidad) que sufren un conjunto de problemáticas y necesidades que superan el ámbito estrictamente sanitario; a la vez presentan importantes dificultades en su funcionamiento psicosocial autónomo y en su integración social y laboral normalizada.
  • Rehabilitación
    El concepto de Rehabilitación, puede tener muchas connotaciones dependiendo del ámbito en el que uno se sitúe.
    Dentro de la Rehabilitación en Salud Mental, nos estamos refiriendo a aquel proceso de ajuste o adaptación de la persona con trastornos mentales, en el ambiente social y familiar que permita alcanzar el máximo nivel de autonomía y de integración social.
  • Servicios de Rehabilitación
    Se entiende como Servicio Rehabilitador, aquel recurso preventivo de carácter terciario en la red de Salud Mental (dentro del carácter primario estarían incluidos los ambulatorios, hospitalizaciones agudas, etc. y dentro del carácter secundario los Hospitales de Día de Salud Mental, etc.), dirigido a paliar dificultades que surgen como consecuencia de la enfermedad mental. No se trata sólo de paliar estos efectos, sino que el Servicio de Rehabilitación tiene el encargo específico de mantener la tarea rehabilitadora y potenciadora de capacidades y aptitudes de la persona. Unas tareas dirigidas a aumentar la autonomía del usuario para que pueda disfrutar de una mejora en su calidad de vida. Una autonomía entendida como dotación de recursos internos/externos bajo una perspectiva psicoterapéutica y de integración social. Se trata de un recurso para personas mayores de 18 años.

La mayoría de los equipos que forman los Centros de Rehabilitación, están formados por diferentes profesionales: psicólogos, trabajador social, cuidador/auxiliar psiquiátrico o educador social o terapeuta ocupacional. Diferentes profesionales que atienden las diversas áreas que configuran la persona en toda su globalidad, para poder responder a sus necesidades (cognitivas, emocionales, conductuales, sociales, psicoeducativas, relacionales, lúdicas).

La finalidad rehabilitadora de estos recursos reclama una figura profesional sensibilizada en el ámbito de la Salud Mental y especializada metodológicamente en la creación, planificación, realización y evaluación de actividades en grupo con finalidades concretas, como también el acompañamiento y el seguimiento individualizado de los usuarios que siguen un tratamiento rehabilitador.

El hecho de que se proponga la figura del educador social para el planteamiento de actividades en grupo-seguimiento individualizado, no significa la supresión de otros roles profesionales, porque las funciones de cada figura profesional se complementan, dando una atención de calidad a los usuarios que atendemos.

Tal como hemos comentado anteriormente, la red psiquiátrica pública se puede considerar muy reciente y, como consecuencia, los aspectos centrados en la recuperación/rehabilitación de capacidades/habilidades quedaban en segundo término. El objetivo de la asistencia de los usuarios en los centros se basaba en el entretenimiento durante el día, objetivos que se han ido modificando en los últimos años. Así han nacido centros con finalidades puramente rehabilitadoras, donde existe una implicación activa por parte de todos los agentes que intervienen en el proceso rehabilitador.

Funciones del educador en un Servicio de Rehabilitación

La figura del educador actúa directamente, en el proceso rehabilitador del enfermo mental. El educador acompaña, guía, ayuda al usuario en todo momento en su itinerario rehabilitador, mediante una relación empática, una relación de confianza donde el vínculo usuario-profesional es la base para poder realizar el tratamiento. Debemos tener muy presente que estamos ante una población con muchos miedos centrados en las relaciones interpersonales. Es importante tener presente este punto desde un inicio y que se pueda abordar con un profesional de referencia que acompañe y reduzca los miedos en las relaciones (ofreciendo otros patrones relacionales a través del vínculo establecido entre profesional y usuario), para poder retornar a la sociedad con más seguridad.

Para poder realizar estas tareas, no sólo hablaremos de una formación específica/universitaria, sino que iremos más lejos. Nos estamos refiriendo a unas actitudes/aptitudes que el profesional debe poder transmitir en su tarea diaria:

  • Actitudes/aptitudes no centradas exclusivamente en la palabra, sino en el gesto, en la manera de actuar/de hacer…
  • Actitud/aptitud, como forma de trabajar/estar, que favorece los cambios en el proceso rehabilitador del usuario.

Una forma de trabajar acompañada de una metodología específica:

  • Trabajo individual, centrado en la compañía, guía, apoyo de la persona en su proceso (desde el inicio hasta el final). Trabajo individual pensado desde el espacio de la entrevista, teniendo presente todos los elementos que se sitúan dentro de esta técnica. Debemos pensar en quién tenemos delante, de qué posibilidades o recursos internos/externos dispone, y también en el momento en el que se encuentra dentro del proceso rehabilitador. Teniendo en cuenta todos estos factores, se hará más énfasis en un aspecto u otro, intentando promocionar un estado de cambio hacia la mejora cualitativa de su vida.
  • Trabajo en grupo, mediante la planificación, programación, realización y evaluación de actividades de grupos. Actividades diseñadas desde las necesidades y/o dificultades que presentan los usuarios. Una planificación contextualizada en una realidad muy específica, tomando como referente teórico a Andd-Egg. Basado en diferentes elementos: realidad (sobre un contexto); racionalidad (ordenar, priorizar, escoger, valorar qué conviene y qué no conviene y orientar criterios) e intencionalidad (voluntad de incidir con la racionalidad sobre la realidad para generar o iniciar un cambio). Se trata de una planificación concretada con un plan funcional de actividades donde se intenta incidir en aspectos básicos que los usuarios tienen deteriorados. Hablaríamos de aspectos o áreas: área emocional, área relacional, área cognitiva, habilidades sociales y área lúdica.

Dos formas de trabajar (individual-en grupo) que se relacionan directamente y actúan de forma complementaria y necesaria para la integración social del usuario a la comunidad.

Decimos que el educador tiene unas funciones muy claras dentro de un centro de rehabilitación, pero nos gustaría subrayar el trabajo que realiza en el área emocional que, a nuestro entender, significa la base o el punto de partida para poder conseguir, tanto como sea posible, algún cambio.

“La expresión emocional de todo aquello que sucede, tanto de forma interna como externa, influye notablemente en la vida cotidiana del usuario. Poder crear otras vías de expresión que no se centren en la palabra significa fomentar otras maneras de comunicarse, y así reforzar la autoestima, el autocontrol en situaciones estresantes y potenciar aspectos positivos en relación con el conocimiento de uno mismo, aspectos relevantes para trabajar…

“Nos estaríamos refiriendo a toda una serie de factores que entran en juego: motivación de que dispone el usuario (distinción entre motivación real/fantasía y deseo…), motivación familiar/servicio derivando, los límites o recursos internos de que dispone el paciente y las capacidades reales.

Para finalizar, la figura del educador social forma parte de un equipo interdisciplinario, normalmente formado por diferentes roles profesionales: trabajador social, psicólogo y auxiliares/monitores. La composición de los equipos profesionales varían en función del modelo teórico del centro/empresa.

Introducción a los casos prácticos

Antes de adentrarnos en los casos en cuestión, nos gustaría explicar algunos elementos que forman parte del centro (más de tipo funcional) que ayudan a entender cuestiones más prácticas.

Cuando un usuario es derivado de un servicio concreto, sigue todo un protocolo que tiene establecido el centro para valorar diferentes aspectos: implicación personal del usuario a la hora de llegar al centro; existencia de motivación para algún tipo de cambio en la vida personal del paciente; grado de conocimiento/desconocimiento del recurso; existencia de algún tipo de apoyo familiar/social; factores propios del profesional y de la relación que se establece con el usuario.

Estos aspectos son valorados y discutidos por el equipo que conforma el centro y se decide si la incorporación del usuario es adecuada.

Durante el período que dura el proceso de rehabilitación, la figura del educador toma una gran relevancia. Es importante para la particularidad del servicio, basado en la relación como un proceso dialéctico donde el usuario y el educador (en el marco del centro y del equipo) inician todo un trabajo para recuperar y potenciar capacidades. La relación es el instrumento o el medio básico para que este proceso siga su curso. La figura del educador/a es el/la tutor/a y desarrolla así funciones muy específicas.

El tratamiento en el Centro de Día implica un trabajo en grupo. En este sentido, la relación individual que se establece con el educador pretende ayudar en la relación con el grupo, para que la persona pueda beneficiarse de la rehabilitación psicosocial planteada. La complementariedad de estos dos tipos de intervención, individual y grupal, es lo que permitirá la consecución de unos objetivos.

Casos prácticos

Caso 1

Usuario de 35 años que entra en el Centro de Día/Servicio de Rehabilitación derivado del Centro de Salud Mental con el objetivo de poder trabajar aspectos dirigidos a potenciar las relaciones interpersonales y de integración social dentro de la comunidad.

Se inicia su período de vinculación al centro (una vez valorada su indicación).

Durante este tiempo de vinculación, se pudo observar un gran temor del usuario a las relaciones interpersonales (en espacios lúdicos huía de su grupo de iguales, se aislaba y buscaba espacios más solitarios). Estos hechos se pudieron hablar en las entrevistas individuales, en las cuales se detectaron otros aspectos en los que se debía incidir. Aspectos como la falta de concentración, falta de expresión, bloqueo emocional…

Realizado este primer diagnóstico a partir de la observación y el contraste con el usuario, se indican unas actividades específicas para ir trabajando estas dificultades: actividades más de tipo expresivo (dibujo, expresión corporal…); actividades potenciadoras de la relación a través del juego/palabra y también actividades cognitivas; así se diseña su Plan Individualizado de Rehabilitación y Reinserción (PIRR).

El usuario realiza importantes avances en su tratamiento (consecución de objetivos), sobre todo en el área relacional, y se puede incorporar progresivamente al grupo de compañeros tomando él la iniciativa de comunicarse.

Esta mejora que también observa el usuario va acompañada de un gran miedo. Miedo al cambio, a una situación que para él es desconocida. Estos aspectos se van abordando de manera más individual, acompañándolo y dándole el apoyo necesario.

Después de mantener durante un tiempo estos objetivos e ir observando su consolidación (de 3 a 6 meses), se plantean otros objetivos y, por lo tanto, se revisa el PIRR. Realización de PIRR nuevo con objetivos más elevados: relaciones interpersonales fuera del centro (espacio más lúdico, como puede ser fines de semana). Estos objetivos se van a ir consolidando de manera progresiva hasta convertirse en un hábito del usuario.

Una vez realizado todo este proceso, vemos indicada su vinculación a recursos externos al centro, para facilitar así su integración social a la comunidad. En el ámbito individual, se exploran sus motivaciones/aficiones y finalmente, después de un largo trabajo, decide incorporarse a un gimnasio y posteriormente a un curso formativo. Estos elementos configuran un nuevo PIRR, destinado a la vinculación del usuario a la comunidad. Vinculación que a lo largo del tiempo se consolida, hecho que nos lleva a plantearnos otros objetivos y, por lo tanto, un nuevo PIRR (momento actual).

Actualmente estamos trabajando el hecho de poder acceder a un curso formativo para entrar posteriormente a un trabajo protegido, con el objetivo final de un trabajo normalizado.

En este proceso, nos encontramos ya con las limitaciones externas a nuestro trabajo en cuanto a dotación de recursos se refiere (cursos ya iniciados que no se vuelven a plantear hasta el próximo año; plazas de estos recursos ocupadas…).

Este proceso que acabamos de explicar no ha sido ni será fácil. Se ha trabajado de una manera muy intensa con entrevistas semanales, recogiendo todos los aspectos que iban surgiendo a lo largo de la semana (relación con compañeros; actividades específicas, aspectos emocionales de miedo al cambio, temor a poder recaer en una nueva crisis, etc.). El hecho de que el educador esté día a día viviendo las diferentes experiencias del paciente en las actividades, así como la manera de relacionarse, se ha podido realizar una tarea de irle devolviendo retornando al usuario todo aquello que el educador ha observado dentro de un espacio más contenedor mediante la entrevista.

Caso 2

Usuaria de 42 años de edad. Llega al centro después de estar en la red psiquiátrica durante 14 años, pasando por diferentes servicios asistenciales (Hospital de Día; Centro de Día).

Es hija única y nació cuando murió su hermano de 12 años. Siempre ha estado al lado de los padres. Actualmente vive con la madre; el padre murió hace muchos años.

Durante su vinculación en el último Centro de Día en el que estuvo, realizaba tareas de labor-terapia; algunas actividades de grupo y salidas lúdicas con unos compañeros. Era un centro en el que ella se sentía bien, pero a causa de la sectorización de la red tuvo que abandonar este servicio (ella dice que la han echado).

Después de este suceso se vincula a nuestro Centro de Día, derivada del CSMA y realiza su proceso de vinculación al servicio. Durante este proceso se observa que tiene muchas dificultades para poder realizar actividades externas al centro ya que tiene una relación simbiótica con la madre. Es una persona con mucho resentimiento guardado que no le permite ver cómo es ella (una persona con unas capacidades cognitivas muy elevadas, unas buenas capacidades de contacto/relación…). Autoestima nula.

Hecho este primer diagnostico, se comienza a realizar su PIRR. Unos objetivos encaminados a poder abordar de manera más individual todos estos sentimientos tan escondidos (rabia, envidia hacia los demás, reconocimiento de cómo es ella, aceptación de su persona…), así como los aspectos más de tipo relacional/cognitivo con actividades de grupo destinadas a trabajar estas áreas.

Necesita acompañamiento muy cercano, donde poder trabajar/recoger todos los elementos que van saliendo durante la semana en el seno del grupo. Este acompañamiento se realiza de una manera conjunta con un trabajo familiar (lo lleva a cabo la trabajadora social).

Pasado un tiempo en el que la paciente se vincula, coge confianza a la educadora de referencia y a su grupo de compañeros, y comienzan a surgir los primeros cambios. La paciente comienza a verbalizar (de manera individual) todos sus miedos, angustias, emociones, en definitiva, todo lo que el grupo le remueve.

Se trata de un momento muy delicado, pero también muy positivo. En estos momentos, la usuaria necesitará un apoyo más intenso. Gracias a este avance se pueden modificar los objetivos y elaborar un nuevo PIRR, destinado a ir mejorando su autoestima, sentirse mejor como persona sin la necesidad de estar tan pegada a la madre (poder tener un espacio propio).

Estos objetivos se van logrando progresivamente, hecho que nos lleva a plantear otro trabajo de vinculación externa al centro a partir de actividades lúdicas/formativas.

En estos momentos la paciente hace 3 años que está en el centro y ha realizado grandes cambios: ha podido hacer cursos externos al centro, curso normalizado de ordenador y actualmente de inglés.

Con ella misma se siente mucho mejor, se nota la diferencia con compañeros del centro en relación con sus capacidades.

Con el profesional de referencia y el trabajo en equipo del centro, este trabajo de sucesivos cambios que ha realizado la usuaria, se ha podido llevar a cabo de una manera armónica.

Conclusiones

A partir de los casos prácticos hemos intentado reflejar el trabajo que puede realizar el educador social en el ámbito de la Salud Mental (Servicios de Rehabilitación).

Hemos escogido dos casos en los que se han podido observar cambios significativos, pero nuestra tarea no siempre es así.

En muchas ocasiones nos encontramos con personas que vienen al centro sin intención de realizar ningún cambio, y entonces la tarea se hace realmente muy compleja. Pensamos que el usuario ha de poder realizar un proceso de rehabilitación de manera voluntaria, sintiéndose protagonista de su tratamiento.

La tarea del educador se entiende como un trabajo interdisciplinario dentro de un equipo, donde él es uno más. Necesita trabajar conjuntamente con otros profesionales porque se pueden observar cambios en el usuario, ya que la realidad de éste está formada por muchos sistemas (familia, entornos…).

Nosotros nos hemos centrado en un recurso muy específico, pero creemos que el educador puede intervenir en diferentes recursos psiquiátricos que requieran un nivel integrador dentro de la comunidad.

Para concluir el artículo, nos faltaría poder abordar las carencias en nuestras tareas. Pensamos que para hablar de estas carencias nos haría falta escribir otro artículo y, por este motivo, preferimos comentarlas y desarrollarlas más adelante.

Podríamos hablar, tanto de unas carencias propias de los profesionales que dificultan la tarea (planteamiento de objetivos muy elevados; falta de coordinación entre los diferentes servicios de la red; discursos contradictorios entre profesionales de un mismo equipo…), como de unas carencias de tipología infraestructural y de recursos.

Bibliografía

  • Pla d’Atenció i integració Social de les persones amb malaltia mental (1999/2000). Barcelona: Generalitat de Catalunya. Departament de Sanitat i Seguretat Social.
  • ANDER-EGG, E. Introducción a la planificación. Madrid: Siglo XXI de España Editores, S.A., 1991.
  • Memòria Centre de Dia/Servei de Rehabilitació de Sant Andreu (1999/2000). Barcelona: Fundació Vidal i Barraquer.