Laura Xamaní Palà, Educadora Social (1)
El recorrido del Centro Gerontológico Amma-Horta dura ya seis años y se han escrito y se siguen escribiendo, cada día, historias sobre educación social, entendida en su más amplio espectro. Lamentablemente, cuando pensamos en una residencia de personas mayores, seamos francos, nos vienen a la cabeza cosas como demencia, enfermedad, tristeza, soledad,… Y otros términos igualmente poco halagüeños.
No es lo ideal pero así es. Por eso desde este centro, nos hicimos el firme propósito de cambiar este concepto sobre la geriatría o por lo menos aportar nuestro granito de arena.
Nuestra residencia pone mucho interés y esfuerzo en ser un lugar acogedor, amable y sobretodo alegre, donde siempre puedas encontrar una sonrisa por muy mal que parezca que está la situación.
En otro sentido, cuando hablamos de educación social para personas mayores, no hablamos solo de entretener pintando o haciendo manualidades, sino que hablamos también de educación en valores, de habilidades sociales, de paliar el aislamiento social, de comunicación no verbal y de muchos otros conceptos.
En definitiva, en Amma-Horta, se ha trabajado y se trabaja para romper esquemas tanto de la idea que se tiene de un centro residencial para personas mayores, como del papel que juega en él la educación social.
Tras más de catorce años de actividad, el Grupo Amma se ha convertido en una de las compañías líderes a nivel nacional en el sector de la atención a las personas mayores, dependientes y discapacitadas.
Para ello cuenta con un equipo de profesionales altamente cualificado y experimentado compuesto por más de 2.400 personas, las cuales se distinguen por su gran nivel de profesionalidad y motivación para ofrecer unos cuidados de máxima calidad a mayores y familias.
En la actualidad, Amma gestiona un total de 30 centros gerontológicos, cuatro de ellos en Cataluña y concretamente, éste desde el cual escribo, Amma-Horta, ubicado en Barcelona.
¿Por qué escribir un artículo sobre una residencia de ancianos, en un número de la revista dedicado a rescatar la historia y las historias de la educación social?
¡Pues aquí va la respuesta!
En la residencia Amma-Horta, se han escrito y se siguen escribiendo, cada día, historias sobre educación social, entendida en su más amplio significado.
Cuando pensamos en una residencia de personas mayores, seamos francos, nos vienen a la cabeza cosas como demencia, enfermedad, tristeza, soledad,… Y otros términos igualmente poco halagüeños.
No es lo ideal pero así es. Por eso desde el centro Amma-Horta, nos hicimos ahora hace ya 6 años, el firme propósito de cambiar este concepto sobre las residencias geriátricas o por lo menos aportar nuestro granito de arena.
Por qué, que sería de nosotros, de todos nosotros sin nuestra esfera social?
Y es aquí, donde reside la importancia del papel del educador en un centro de personas mayores.
Concretando, en un centro Gerontológico un educador social debe seguir las siguientes cuatro premisas (Lorente, 2000):
Nuestro centro pone mucho interés y esfuerzo en ser un lugar acogedor, amable y sobretodo alegre, donde siempre puedas encontrar una sonrisa por muy mal que parezca que está la situación.
Creemos firmemente que el último estadio de la vida, la vejez, no tiene porqué ser un momento triste y en soledad en la vida de las personas. Si no más bien, un momento de disfrutar con la tranquilidad del que ha tenido una vida llena y rica.
Y si bien es cierto, que en muchos casos, la enfermedad, la pérdida de memoria y el temido Alzheimer hacen estragos en las personas y las empujan al aislamiento, siempre hay la forma de encontrar un momento donde nos podamos dar la mano unos a otros y así juntos, más fácilmente avanzar.
Así pues, la primera historia sobre educación social que escribimos todos los días es la de evitar o paliar el aislamiento social de nuestras personas mayores.
¿Cómo?
Con dinámicas de grupo específicas que nos ayudan a dar respuesta a las necesidades que surgen.
Entendemos que la dinámica de grupos es un conjunto de conocimientos teóricos y de herramientas en forma de técnicas grupales que permiten conocer al grupo, la forma de manejarlo, afianzar las relaciones internas y aumentar la satisfacción de los que componen el grupo (Zastrow, 2008). Pueden ser dinámicas de presentación, de validación, de inclusión, etc. Según los objetivos que queramos trabajar en el momento.
Otra forma de paliar el aislamiento y ayudar a las personas mayores que lo precisen es la conocida “escucha activa”, que desde Amma-Horta practicamos o intentamos practicar siempre ya sea de forma individual o grupal.
Pero ¡sigamos adelante!
Cada día trabajamos hacia el respeto a la diferencia y la tolerancia con los que no son igual que nosotros o hacia lo que no entendemos, ya bien sea esta una cuestión étnica, religiosa o cognitiva y/o funcional. Por un lado tenemos muchos trabajadores de otros países, con costumbres diferentes a las nuestras. Lejos de ver esto como una dificultad, nos aporta mucha riqueza a residentes, familiares y trabajadores. Y por otro lado, las diferencias entre estados cognitivos y funcionales de nuestros residentes, nos obligan también a trabajar la tolerancia y la comprensión mutua.
De esta manera, la segunda historia que les cuento es sobre educación en valores.
Este concepto, el de la educación en valores, acompaña al ser humano a lo largo de toda su vida y le permite entre otras cosas; vivir en comunidad, adquirir y respetar normas, desarrollarse personal y grupalmente, respetar a los individuos sean estos iguales o diferentes a uno mismo, etc.
Evidentemente, en un residencia con 180 residentes y unos 80 profesionales, surgen situaciones que nos obligan a tratar temas delicados como las diferencias entre culturas o la sexualidad en la tercera edad.
Para tratar estos temas, tenemos dos máximas: sensibilidad y naturalidad.
Pero hay más:
¿Y qué me dicen si hablamos de habilidades sociales y de comunicación?
¿Qué pasa cuando nos hacemos mayores?
Que decir tiene que las habilidades sociales de las personas mayores, y sobre todo de las personas mayores con un envejecimiento patológico se ven mermadas y necesitan un soporte extra para poder desenvolverse con éxito.
Cosas tan del día a día como saber escuchar, iniciar una conversación o mantenerla, formular una pregunta, dar las “gracias” o pedir ayuda, para nuestros residentes pueden ser muy complicadas (Andrés, 2010).
Es de vital importancia para que la vida de una persona, mayor o no, pueda ser rica y feliz, tener y mantener unas relaciones sociales de calidad.
Así que igual que cada uno de nosotros necesita de momentos para compartir con su grupo de amigos, conversar con alguien o simplemente participar en una actividad común, muchos de nuestros mayores necesitan una ayuda para poder realizar estas actividades con éxito.
Por otro lado, ¿Qué pasa cuando las palabras fallan?, ¿Cuándo ya no podemos utilizar el lenguaje? ¿Cuándo la falta de memoria nos deja sin el recuerdo de nuestros seres más queridos?
En este caso, el papel del educador social y el de los otros miembros del equipo técnico y asistencial es de vital importancia para poder seguir manteniendo una comunicación con la persona afectada.
Conceptos como memoria emocional, estimulación basal o modulación pedagógica son claves en estos casos.
La memoria emocional, nos ayuda a fijar nuestros recuerdos etiquetándolos según nuestras emociones: cuando algo nos gusta, nos hace reír o nos produce placer lo recordamos más fácilmente. Por eso aunque a las personas con demencia les falla la memoria, las emociones suelen estar intactas.
Incluso cuando el lenguaje ya no nos sirve para comunicarnos, podemos utilizar un amplio espectro de expresiones faciales y corporales así como caricias o gestos de cariño que nos van a ayudar a comunicarnos con aquellas personas con un deterioro más avanzado.
Y en esta línea surgen también la estimulación basal y la modulación pedagógica.
Les animo a profundizar en estos dos conceptos ya que desde Amma-Horta los creemos clave para la buena praxis en personas con graves trastornos cognitivos o funcionales.
A modo de síntesis, podemos decir que la estimulación basal es un concepto para el desarrollo de personas gravemente discapacitadas creado por A. Fröhlich en los años 70 en Alemania. Su iniciador la define como “una forma de potenciación de la comunicación, la interacción y el desarrollo orientada en todas sus áreas a las necesidades básicas del ser humano”. Sostiene que el ser humano desde su nacimiento hasta su muerte se desarrolla y puede ser estimulado, por muy grave que sea su estado.
La Estimulación Basal es según Fröhlich, “una oferta que estructura aquello cotidiano, aquello cercano” (Fröhlich, 2000).
Me gustaría también comentar el concepto de modulación pedagógica, acuñado recientemente por la Sra. Anna Esclusa formadora de Basale Stimulation, Terapeuta Affolter y Practitioner en PNL.
Se trata de un nuevo proceso educativo que pretende facilitar la comunicación y la relación entre personas con graves discapacidades y sus familiares, estructurando actividades cotidianas como situaciones de aprendizaje (Esclusa, 2007).
Ya lo ven… ¡más historias sobre educación social!
Podríamos seguir y seguir hablando de diferentes aspectos que hacen que el día a día en la residencia sea un reto continuo y crean un sinfín de historias relacionadas con el tema que nos ocupa. Pero no me gustaría terminar este artículo sin mencionar un cuestión clave a mi entender en el desarrollo e incluso en la dignificación de la profesión de educación social.
Ésta tiene que ver, sin lugar a dudas, con la idea que se tiene del papel que juega el educador social en un centro gerontológico.
Por favor, olvidémonos ya de conceptos como simplemente animar o distraer, colorear o hacer manualidades infantilizantes que poco tienen que ver con las motivaciones de nuestros mayores (Mañós, 1996)
Que los demás nos vean como profesionales cualificados pasa también por que nuestro trabajo sea riguroso y con unos objetivos claros, más allá del puro ocio.
La estimulación cognitiva, el refuerzo del área social y el mantenimiento de la comunicación como vehículo para la interacción, sea ésta verbal o no, deben ser nuestro caballo de batalla.Así es, la última historia sobre educación social que les cuento, es ésta, la mía propia.
En definitiva, en Amma-Horta, se ha trabajado y se trabaja para romper esquemas tanto de la idea que se tiene de un centro residencial para personas mayores, como del papel que juega en él la educación social.
Así que ¡juzguen ustedes mismos!
Ésta es nuestra experiencia y nuestra manera de hacer.
Andrés, J. (2010). Atención y apoyo psicosocial domiciliario. Vigo: Ideaspropias Ed.
Esclusa, A. (2007). Concepto modulación pedagógica. En línea en: Enlace, 27 de mayo de 2013.
Lorente, X. (2000). Educador social en centros residenciales. En línea en: enlace web . 27 de mayo de 2013.
Mañós, Q. (1996). Animación estimulativa para personas mayores discapacitadas. Barcelona: Pleniluni Ed.
Zastrow, C. (2008). Trabajo social en grupos. Madrid: Ediciones Paraninfo.
Kidwood, T. (2003). Repensant la demència. Pels drets de la persona. Vic: Eumo Editorial.
Fröhlich, A. (2000). La stimulation basale. Le concept. Luzern: Edition SZH-SPC
Página web Amma: http://www.amma.es/, 27 de mayo de 2013.
Página web modulación pedagógica: http://www.modulacionpedagogica.com/
Página web definición educación social en geriatría: http://salud.discapnet.es/
Para contactar: laura.xamani@gmail.com . Teléfono 651679129.