Juan A. Pérez. Educador social. Máster en Animación Telemática. Formación en Red y Producción Didáctica Multimedia.
El presente artículo pretende reflexionar sobre algunas cuestiones que relacionan la educación social con el uso de las nuevas tecnologías. Señalamos la emergencia de un nuevo modelo socioeconómico: de la Sociedad Industrial a la Sociedad de la Información con las repercusiones sociales que conlleva, local y globalmente. Reflexionaremos sobre dos conceptos que ya son una realidad incuestionable: la brecha digital y la alfabetización digital. Señalaremos algunas de las características y ventajas que se le atribuyen a las Tecnologías de la Información y la Comunicación en su uso educativo. Comentaremos algunas de las posibilidades que se plantean para combatir las desigualdades con el uso de las TIC. Finalmente, reflexionaremos sobre el reto social que representa la alfabetización digital y el lugar a ocupar por la educación social en este ámbito.
La Sociedad de la Información nos presenta a los profesionales de la educación social unos retos sobre los cuales habrá que reflexionar. Retos como la formación, investigación o innovación… Retos como la brecha digital y su correspondiente exclusión social. Retos como la consolidación de la educación social en el amplísimo mundo de las TIC ante la necesidad de una multialfabetización digital para toda la ciudadanía en una sociedad competitiva de cambios continuos.
Todo pasa y todo queda…
El impacto de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación afecta a todas las facetas de la vida humana: científica, económica, sanitaria, social, educativa o lúdica. La máquina de vapor, el motor de explosión, la electricidad y la automatización de procesos en las fábricas y en el campo fueron los ejes a través de los cuales se forjó una nueva época y un nuevo modelo socioeconómico: el modelo del capitalismo financiero e industrial.
Desde la primera Revolución Industrial hasta finales del siglo XX el eje vertebrador del “mundo occidental” se ha centrado en la industria, en la concentración de capitales y mano de obra. La aparición de unas nuevas tecnologías centradas en la micro y nanoelectrónica digital y las telecomunicaciones (PC y periféricos, satélites, telefonía móvil, redes, Internet) ha supuesto un cambio radical con respecto al modelo industrial. Las sociedades dominantes están pasando del modelo de la Sociedad Industrial al modelo de la Sociedad de la Información. Así, hoy día se calcula, por ejemplo, que del coste de un PC, el 75% se debe a I+D, es decir, al conocimiento previo para poder producirlo, mientras que el resto (el 25%) es lo que cuesta desde la materia prima hasta su producción, distribución y venta final. La información es poder y beneficio económico.
Las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (en adelante NTIC) representan el catalizador de procesos de cambio, de cambios estructurales, de nuevas formas de relación y comunicación, de nuevos retos y riesgos, de nuevas pérdidas y ganancias. La incorporación generalizada, en los últimos 25-30 años, de microprocesadores y PC o computadoras, de satélites y periféricos, o en los últimos 10-15 años, de móviles, redes e Internet y la aparición de una ingente diversidad de fuentes de información en la investigación, la industria, la banca, el comercio o la educación universitaria (sincrónica y asincrónica) han provocado el comienzo de una nueva época, el comienzo de una nueva revolución autoalimentada, no sólo tecnológica, sino global (política, económica, comunicativa, creativa y cultural): la Sociedad de la Información (SI). Estas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) no son meros recursos instrumentales dados los cambios radicales y la construcción de nuevos estilos de vida, de trabajo, de estudio o de ocio a escala mundial.
Según Castells en la entrevista concedida a Ajoblanco en 1996, las NTIC no son el futuro; ya son una realidad. El mayor impacto visible de esta nueva sociedad se refiere a la globalización del flujo de capitales y a sus efectos nocivos. Castells señala que los gobiernos cada vez tienen menos poder de control y regulación frente a la banca, grandes corporaciones o las multinacionales y su labor se centra en: “la transparencia de la información, la aplicabilidad de las leyes de bancarrota y la capacidad de los sistemas de contabilidad de empresas y mercados financieros. En definitiva, se trata más bien de facilitar la circulación de capitales.” La contextualización de la SI ha de situarse en el marco del modelo neoliberal que globaliza los movimientos de capitales sin restricciones o controles políticos de los Estados.
En nuestro contexto más local podemos apreciar en múltiples facetas sociales y económicas algunas de las características de este modelo: desde la deslocalización de empresas, mano de obra o capitales hasta la externalización de los servicios públicos (privatización encubierta de lo público); desde la precariedad laboral o la pérdida del poder adquisitivo de la mayor parte de la población (de los que lo tenían), hasta el aumento de la pobreza y de nuevas formas de exclusión social estructural. La nueva exclusión social tiene un carácter estructural y viene con la intención de quedarse. El desmantelamiento de lo que llamábamos “estado del bienestar” es, quizá, una de las prioridades del neoliberalismo económico y social: la individualización tanto de los costes del cambio como de sus riesgos y consecuencias.
En La sociedad red, Castells nos señala algunas características fundamentales de la SI:
Los estados responden a la nueva situación, por un lado, con la asociación entre estados, cooperando y creando nuevas redes de relaciones y, por otra, con la descentralización regional, autonómica o local, facilitando así una adaptación rápida y flexible a los continuos cambios económicos, productivos, de capital e información: el estado-red.
Las NTIC y sus efectos generan partidarios incondicionales y rechazos viscerales. El espectro de predicciones abarca desde los más tecnófilos a los más tecnófobos. Pero cabe señalar, que las NTIC en sí mismas no tienen cualidades éticas aunque tanto el modelo científico-neoliberal como los modelos más moralistas tiendan a atribuir cualidades éticas a las tecnologías, a las máquinas o a Internet: las NTIC no son ni buenas ni malas. Que las NTIC se usen de una manera u otra dependerá de las elecciones que personas e instituciones concretas realicen en cada situación. Son las personas y no las NTIC las que poseen cualidades de tipo ético. Las NTIC se pueden usar para conseguir más libertad, más justicia social y más bienestar social pero también nos pueden traer un nuevo autoritarismo de control, censura de la información y el conocimiento en la Red y fuera de ella. La orientación que tome la SI dependerá de muchos factores pero, también, de cómo nos reciclemos los profesionales, la ciudadanía o la sociedad civil y de cómo eduquemos a las nuevas generaciones.
En la misma entrevista Castells señala que los partidos políticos han dejado de ser los “agentes de la innovación política, social y cultural”: se encuentran prisioneros del día a día y del conjunto de normas institucionales. Los partidos han entrado en una crisis de legitimidad. Para el autor los partidos han quedado “prisioneros” de los medios de comunicación porque es en los medios donde se hace la política en la SI.
Toda tecnología que trate de información, comunicación o conocimiento es objeto de interés educativo: aparecen nuevos formatos audiovisuales, nuevas herramientas específicas para la educación, nuevas fuentes de información y conocimiento y nuevas didácticas que se han de analizar críticamente. Hay quien plantea que con las TIC ha habido una revolución didáctica y pedagógica. Se plantean nuevos paradigmas educativos.
Algunas de las ventajas que se le atribuyen al uso de Internet en la educación, sobre las que habrá que analizar y cuestionarse, son:
Las TIC están cambiando las formas de trabajar y cómo los ciudadanos acceden al conocimiento, cómo lo almacenan, cómo se aprende y cómo se enseña. El fenómeno de la red convierte en un imperativo el replanteamiento institucional de multialfabetización digital en las TIC. Alfabetización para todos: profesores, educadores, profesionales, educandos y ciudadanía, tanto en su nivel formal como no formal. Consideramos vital comprender que cuando hablamos de TIC no nos estamos refiriendo ya a la interconexión de máquinas, sino a la relación y comunicación de personas, colectivos, comunidades e instituciones en todos los ámbitos y en una dimensión local-global. En este sentido, la educación social no puede obviar el fenómeno de la “fractura digital” ni las necesidades de alfabetización digital. Además, las nuevas tecnologías posibilitan la accesibilidad a la red a grupos históricamente desfavorecidos: sordos, ciegos, discapacitados, mayores, enfermos, reclusos… Las TIC pueden adaptarse a las necesidades personales y sociales (o viceversa).
Algunas de las críticas en las que hay consenso sobre las TIC tiene que ver con la sobreabundancia de información, los riegos de infoxicación, el poco rigor de la mayor parte de la información publicada en la red, y la fugacidad de la información en la red. Esto implica una nueva cultura que requiere saber gestionar: cómo buscar, cómo seleccionar, cómo analizar y cómo reflexionar sobre la información. Lo que implica un nuevo reto: aprender cómo funcionan los buscadores, conocer los sistemas y métodos de búsqueda es un reto apremiante para todos, pero especialmente para los profesionales de la educación. El desconocimiento de estos procesos de búsqueda y gestión puede abocar al educador y a los sujetos a un uso tecnológico o a una navegación sin rumbo, dispersa, sin ningún rigor. Por otra parte, incluso utilizando las NTIC se puede acabar imitando modelos tradicionales (lineales, repetitivos, poco creativos, pasivos o sin ninguna relevancia respecto al conocimiento). Las nuevas herramientas precisan nuevas metodologías: investigación e innovación. El reto no sólo consiste en usar las TIC sino en inventar nuevas formas de comunicación, de relación, de producción; crear redes de aprendizaje virtual, redes colaborativas que se adapten a las necesidades específicas de personas, colectivos y comunidades. Se trata de aprovechar y maximizar el uso de las TIC en la práctica educativa.
La superposición de las NTIC con los medios tradicionales es una realidad patente que está modificando:
La expresión brecha digital puede llevar a errores conceptuales si no se presta atención a los condicionamientos socioeconómicos y culturales obviando que la auténtica brecha es de tipo social y económico y no tecnológico. La brecha sociotecnológica o brecha digital (digital divide) hace referencia a las diferencias socioeconómicas y culturales entre las personas y comunidades (entre etnias, culturas, clases o géneros) con acceso y conocimiento de las NTIC y las que no lo tienen. El 69% de la población española no accede a Internet y sólo un 1,6% pertenece a los sectores más desfavorecidos, un porcentaje que permanece inalterable desde 1996.
La nueva sociedad se está orientando hacia nuevos fines. Nos aparece la información como el reactivo de una economía neoliberal y nuevas formas y más radicales de exclusión social. Todo esto hace necesario una nueva reflexión de los fines políticos, sociales, educativos y éticos respecto a las TIC, la pobreza, la exclusión social y sobre la igualdad de oportunidades. Ante esta nueva SI, Moreira se plantea la necesidad de innovar en diferentes ámbitos para prevenir y enfrentarse a las desigualdades sociotecnológicas:
a) Educación y formación en el marco educativo formal.
b) Educación y formación en los marcos laborales, ocupacionales y profesionales.
c) Educación y formación en el marco no formal.
Los educadores y educadoras sociales tienen ante sí el reto de cualificarse en lo relativo a las Nuevas Tecnologías de la Información como requisito profesional y como herramienta educativa. Prepararse e innovar. Estamos en el comienzo de la revolución digital; aún no se ha definido, del todo, hacia dónde vamos, ni cómo vamos. La brecha digital puede llegar a ser un elemento más de exclusión para todos y, en este sentido, el papel de la educación social puede definirse como determinante en la medida en que los profesionales asuman o no la responsabilidad de formarse para la sociedad emergente.
En Impacto de las TIC en educación, Marquès nos señala la importancia del impacto de las NTIC en la educación y algunos de los retos sociales y pedagógicos:
La creciente importancia de la educación no formal y permanente de las personas; las NTIC tienen una relevancia especial en el bagaje cultural de las personas; necesitamos nuevas competencias; formación del profesorado y formación base para los jóvenes; formación permanente para todos los ciudadanos; formación laboral adaptada con las NTIC; medio de expresión y creación; canal de comunicación (móvil, correo-e, foros, chat, páginas web, portales, noticias, RSS, web 2.0…); instrumento para procesar la información en múltiples formatos (texto, audio, gráfico, animación, televisión, vídeo); fuentes de información (instituciones públicas, universidades, empresas, comercio, educación, buscadores generales y especializados, bases de datos); organización y gestión de los centros (gestión y control; temarios, apuntes, listados, asistencia…); recurso interactivo para el aprendizaje (información, contenidos, ejercicios, autocorrección, evaluación); instrumento cognitivo.
La UNESCO advierte que con los nuevos retos sociales se ha pasado de considerar el analfabetismo (no saber leer, escribir y calcular) en términos absolutos a la consideración de analfabetismo funcional, dados los nuevos requisitos donde la educación debe ser concebida como medio para preparar al ser humano para una función social, cívica y económica, lo que requiere sobrepasar la mera alfabetización rudimentaria. Todo esto contextualizado en un planeta con 900 millones de analfabetos absolutos de los que 1,5 se contabilizan en España.
Algunos retos educativos que se nos plantean a corto plazo y en los que existe cierto consenso sobre la alfabetización digital:
El analfabetismo funcional se presenta como uno de los factores de “riesgo” de inadaptación y exclusión social que mayor impacto tendrá en los próximos años para toda la población. El acceso al conocimiento y el uso de la NTIC o no puede suponer la consolidación de una nueva desigualdad social: la desigualdad sociotecnológica, la brecha digital. Se trata de capacitar para tomar decisiones, crear valores, resolver problemas y colaborar con otros con las nuevas tecnologías. El reto no consiste en una mera capacitación instrumental, sino en una auténtica preparación para la transformación de la información en conocimiento.
Con las NTIC se ha provocado la ilusión de dirigirnos a la aldea global pero la realidad muestra que los avances siguen estando muy lejos de alcance de la mayoría de la población. La dirección que puedan tomar las NTIC puede centrarse fundamentalmente en la economía (multinacionales, banca, comercio, universidades privadas, casinos…) acentuando aún más las actuales estructuras de exclusión social. En La red, J. L. Cebrián, afirma que las diferencias entre los diferentes estamentos sociales se verán agigantadas entre “enchufados y desenchufados”.
Los temores a un aumento de las desigualdades en la SI se fundamentan en la actual situación de multitud de grupos desfavorecidos (ancianos, jubilados, desempleados, analfabetos, personas con alguna discapacidad, inmigrantes, personas solas, enfermos, desempleados…). Las previsiones de exclusión social plantean que, además de reforzar las formas existentes, se crearán nuevos grupos sociales de exclusión y habrá un aumento significativo de la precariedad e inestabilidad social. La SI se está estructurando entre poseedores de la información frente a los desposeídos de la misma. Frente a las visiones críticas de la SI también hay quien insiste en las posibilidades que las NTIC ofrecen a los grupos excluidos intentando explorar e identificar posibles aplicaciones de estas tecnologías que permitan superar o compensar estas desventajas.
Las instituciones educativas se enfrentan a nuevos retos y demandas: presupuestos, nuevas infraestructuras y formas de organización, replanteamiento de las estrategias pedagógicas, la formación de los educadores sociales y la adaptación a las necesidades de los educandos, colectivos o comunidades. Las instituciones educativas actuales son cuestionadas por muchos profesionales. Los nuevos tiempos necesitan adaptar las prácticas educativas para aprovechar lo bueno y prevenir los riegos de la cultura emergente.
Las NTIC tienen tal cantidad de posibilidades educativas y culturales que la multialfabetización digital ya es un imperativo ético y civil con categoría propia. Marquès nos señala algunas de las líneas fundamentales en la alfabetización digital:
Maquès señala la importancia de las nuevas herramientas con relación a sus funcionalidades. Las NTIC posibilitan el abordaje de la información y la comunicación con múltiples formatos aportando un amplio abanico de posibilidades didácticas y funcionales:
Fuentes de información hipermedia; buscadores, bases de datos, portales temáticos y especializados; nuevos canales de comunicación (páginas web, correo electrónico, foros, chat, weblogs, RSS, radioweb, televisión, podcast); nuevos medios de expresión y creatividad (texto, imagen, sonido, editores web, presentaciones multimedia o pizarras digitales interactivas); instrumento eficaz de gestión y automatización de tareas (secretaría, biblioteca, tutorías, asistencia); recursos interactivos para el aprendizaje (informan, entretienen, simulan, guían, evalúan, corrigen, orientan…); floreciente oferta de formación permanente y sistemas virtuales de teleformación; nuevos entornos virtuales on-line de aprendizaje sin límites de tiempo ni espacio que aseguran una comunicación virtual permanente entre educadores y sujetos, entre instituciones o comunidades.
Estos entornos ampliamente extendidos en centros educativos, culturales empresariales o universitarios facilitan la formación en cualquier punto donde haya una conexión a Internet. Esta nueva realidad social necesita de una formación didáctico-tecnológica de los profesionales de la educación. Se impone la necesidad de conocer, dominar e integrar en la práctica educativa todo el potencial de la SI.
La educación social se encuentra ante un abanico de retos que los impactos de las TIC están generando en nuestras sociedades, en lo local y global. Prácticamente, está todo por hacer. La formación en las TIC es un primer requisito ineludible para cualquier profesional de la educación social que quiera estar en consonancia con su época. Hay que empezar a investigar, conocer, experimentar e innovar con las TIC con una actitud participativa y crítica ante la SI. En la educación formal han aparecido multitud de herramientas dedicadas a la educación en múltiples áreas del conocimiento. En la educación social, tan poliédrica, con tantos ámbitos de acción, todavía, las TIC no han sido adaptadas a las prácticas cotidianas. La educación social tiene que reflexionar ampliamente sobre las TIC, sobre su uso educativo, la adaptación a los distintos ámbitos profesionales, los impactos que provocan, sobre las nuevas formas didácticas y los efectos que tienen los nuevos entornos educativos virtuales en las formas de relación educativa. Habrá que reflexionar sobre los riegos y posibles peligros que vienen asociados a las NTIC. También toca reflexionar, y mucho, sobre la creación de contenidos con los nuevos formatos digitales. Ni el miedo a lo desconocido ni las resistencias al cambio deben cronificarse en las instituciones educativas y/o sociales. En cuanto a las TIC y a la educación formal hay cierto consenso en que las TIC se usan de manera similar a los medios tradicionales y no cumplen las expectativas generadas. Muchas interrogantes se nos abren en esta relación entre la educación social y las TIC que el tiempo, la investigación, la innovación, la práctica y su evaluación irán desvelando.
Caminante no hay camino…