María Bobes. Coordinadora del proyecto Òmnia en los centros penitenciarios de Catalunya. Fundació Innovació per a l’Acció Social – Barcelona. Aida Garcia. Técnica dinamizadora del punto Òmnia del Centre Penitenciario de Jóvenes de Barcelona. Fundació Innovació per a l’Acció Social – Barcelona.
Este artículo presenta la experiencia educativa que, mediante las TIC, desarrolla el proyecto Òmnia (Generalitat de Catalunya – Departamento de Gobernación con la participación del Departamento de Justicia) a través de la Fundación FIAS en su implantación específica en los centros penitenciarios de Catalunya. El texto expone el proceso seguido en la aplicación de esta innovadora iniciativa y describe, sobre el caso concreto del punto Òmnia del Centro Penitenciario de Jóvenes de Barcelona, cómo las tecnologías de la información y la comunicación, con especial énfasis en el acceso y uso de Internet, complementan los procesos educativos y proponen, en cierto modo, anticipar los procesos de reinserción en sociedad desde el régimen de reclusión en el que se encuentran los jóvenes internos.
La Ley Orgánica 1/1979, de 26 de septiembre, General Penitenciaria fue una pieza capital de nuestro estado de derecho, y ha recibido el reconocimiento universal ya que representó un giro histórico en la política penitenciaria en una doble dirección: por un lado, el reconocimiento del interno como sujeto de derechos y, por otro lado, por el hecho de hacer compatibles, en los centros penitenciarios, las finalidades de custodia con aquellas más relevantes, las de reeducación y de reinserción social de los penados, en aplicación del artículo 25.2 de la Constitución.
Este primer párrafo del Reglamento penitenciario catalán pone de manifiesto que la cárcel no debe entenderse únicamente como un contenedor de personas con problemas con la justicia, sino como un espacio facilitador de procesos de mejora de los individuos, implicando en su reinserción el contexto social del que proceden, que debe volver a acogerlos cuando salgan de la cárcel.
El artículo 2 del título I del Reglamento penitenciario catalán define los principios programáticos de la intervención penitenciaria en los establecimientos penitenciarios y, entre otros aspectos, estipula que […] el departamento competente en materia de ejecución penal debe […] d) desarrollar programas que fomenten el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, programas de difusión cultural y mediación intercultural así como programas de educación deportiva.
La intencionalidad de la actividad penitenciaria debe tener como objetivo básico la reeducación y la reinserción social de los internos, de modo que la multidisciplinariedad y el trabajo en equipo son básicos para el logro de este objetivo.
La Xarxa Òmnia es un proyecto preventivo y socioeducativo, dirigido a todos, que trabaja con las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), entendiéndolas como un medio de mejora y promoción de la autonomía de las personas y como elemento de participación favorecedor de la cohesión social.
La adaptación de las dinámicas del proyecto al régimen penitenciario ha supuesto cambios significativos a lo largo de estos años que han llevado a una minimización del contexto penitenciario alrededor de Òmnia, porque éste es un espacio que aporta nuevas metodologías de trabajo, de manera que las TIC intervienen de forma transversal en los itinerarios individuales de los internos y en las actividades del resto de los profesionales implicados.
El dinamizador, como educador y formador mediante las TIC, actúa como responsable del diseño y adaptación de las tres líneas básicas del proyecto-formación, inserción sociolaboral y participación comunitaria- en el contexto penitenciario, para que los puntos Òmnia sean espacios de relación, de formación, de información y de participación en la comunidad.
Las TIC son una herramienta de mejora personal y de inserción social para los internos, nunca serán una finalidad en sí mismas. En el proyecto Òmnia Prisiones se utilizan como un medio que sirve para aprender, informarse, comunicarse (con las restricciones propias del reglamento penitenciario que se han tenido que adecuar a las posibilidades comunicativas de las TIC), entretener y participar en la comunidad. Así, se facilita a los individuos el desarrollo de todas sus potencialidades como personas.
Es muy importante, no sólo la máquina con la que se trabaja, sino el uso de la tecnología por parte de la persona que dinamiza el punto Òmnia. Debemos ser conscientes de que, en gran medida, de esa persona depende la educación en TIC que adquiere el interno.
La acción de educar debe ser en todo momento intencionada, y ha de tener en cuenta que el objeto de la educación es un ciudadano de derechos y deberes, y que debemos tratarlo como tal. Los internos de un centro penitenciario, según la legislación vigente, deben tener garantizado el derecho a la información, la cultura y la educación, que únicamente será restringido por motivos de seguridad, por las limitaciones expresas de las sentencias condenatorias, y por motivos de rehabilitación y tratamiento.
La experiencia y formación especializada del dinamizador hace posible la participación en el desarrollo de las competencias de los internos mediante las TIC, colaborando con el resto de profesionales implicados en las actividades de las áreas de tratamiento penitenciario.
Sin embargo, el proyecto común debe contemplar las características propias de los colectivos de cada centro: hombres jóvenes, mujeres y hombres adultos. Estas particularidades definen los usos en los puntos Òmnia en la prisión y han de tenerse muy en cuenta al programar las dinámicas e intervenciones de los profesionales, que son expertos en la adecuación de las técnicas y recursos según las necesidades detectadas en cada colectivo.
La intervención desde un proyecto educativo y terapéutico con las TIC como herramienta, como es Òmnia Prisiones, no se puede plantear de manera aislada, sino que debe tener en cuenta el contexto que rodea al interno, el de dentro y el de fuera de la cárcel.
A lo largo de los años se han ido produciendo procesos de intervención que han abarcado incluso a las familias. Este es uno de los aspectos más innovadores del proyecto: complementar los itinerarios iniciados dentro de la prisión con la participación e implicación de los grupos de referencia de los usuarios: las redes sociales de acogida de las personas cuando salen de la cárcel.
La intervención en los puntos Òmnia de las cárceles se basa en una metodología global que engloba tres ámbitos de intervención: individual, grupal y comunitario.
Aunque las intervenciones son generalmente grupales, los diferentes niveles y necesidades que presentan los usuarios hacen que los procesos individuales resulten fundamentales. Los objetivos a alcanzar con esta metodología de intervención son los siguientes:
Algunas actividades llevadas a cabo con esta metodología son de tipo formativo en torno a las TIC, con las que se desarrollan las siguientes competencias: capacitación en el uso de diferentes programas, formación en estudios universitarios, aprendizaje de idiomas, desarrollo de habilidades individuales útiles en cualquier contexto social (familia, trabajo, amigos, barrio…), mejora del pensamiento creativo e imaginación.
En los puntos Òmnia, las actividades grupales son las más frecuentes.
Los grupos son normalmente de ocho personas (un participante = un ordenador) aunque, según la tipología de las sesiones, puede ser interesante que dos personas trabajen en la misma máquina al mismo tiempo, como en el caso de las actividades cooperativas (dos usuarios intercambian experiencias y conocimientos con las TIC como elemento común), o bien que se trabaje en equipo (edición de contenidos digitales, consejos de redacción de revistas, elaboración de paneles visuales para la comunidad, etc.).
Un aspecto muy importante de los procesos grupales en el punto Òmnia es que el espacio es motivador respecto a la reflexión individual y la expresión crítica. La participación de las actividades del punto no es siempre obligatoria, excepto cuando se trata de grupos derivados desde otros programas de las áreas de tratamiento de los centros, lo que favorece la motivación individual para participar en el grupo.
Algunos ejemplos de esta metodología de intervención son el apoyo a los grupos formativos de las escuelas de adultos; la edición de revistas, fanzines y boletines informativos de la vida en la cárcel; las ediciones digitales (páginas web, revistas digitales, blogs), las TIC en los programas y grupos específicos de tratamiento (toxicomanías, psiquiatría), etc.
Esta metodología de intervención considera una institución como la cárcel un espacio comunitario, desde el momento en que las personas que viven en ella deben compartir la mayor parte de espacios de forma diaria: el comedor, las duchas, las aulas, los patios… Los momentos que podemos referir como individuales se corresponden con aquellos en los que el usuario decide qué tipo de actividades quiere hacer: lectura en la biblioteca, conversación en los patios, etc. El resto de la vida en la cárcel está pautado, lo que dificulta el desarrollo de conductas responsabilizadoras. Las dinámicas desarrolladas desde la perspectiva comunitaria mejoran el razonamiento crítico sobre la propia conducta y la del resto de personas, y facilitan el desarrollo de valores mediante la observación de los modelos. El dinamizador, como referente, debe ser el más importante de estos modelos.
La posibilidad de desarrollar actividades normalizadoras, es decir, que no contemplan la cárcel como contextualizadora, favorece que el punto Òmnia se convierta en un espacio facilitador de la participación y del trabajo cooperativo.
La participación en premios y concursos, o la colaboración con otros programas que promueven la participación comunitaria (bibliotecas, programas de mediación y tratamiento de la diversidad, etc.) son algunos ejemplos de trabajo desde esta perspectiva.
El punto abrió las puertas en el año 2001, dos años después del nacimiento de la Xarxa Òmnia y como una consecuencia natural, a la vez que pionera, en la lucha contra el factor de exclusión social que podría ser la falta de acceso a las TIC que el proyecto Xarxa Òmnia se planteaba. Desde el inicio del proyecto en el centro, se ha trabajado para luchar contra la doble exclusión: la social y la digital. El objetivo principal es educar para la innovación y para la participación, mediante las tecnologías de la información y la comunicación. En resumen, se intenta capacitar a los internos del centro penitenciario, mediante el aprendizaje de las competencias básicas en TIC, para dotarlos de un espíritu crítico y constructivo.
El punto Òmnia va dirigido a un colectivo muy específico: hombres jóvenes entre 18 y 25 años. Algunos de ellos están penados, pero otros están en prisión preventiva, es decir, pendientes de ser juzgados. Son jóvenes que, en muchos casos, no han tenido ningún contacto previo con un ordenador. Esto no es una dificultad porque, finalmente, es cuestión de dedicarle tiempo y practicar.
La adquisición de las habilidades varía según el interno que accede a la sala. Normalmente, los jóvenes se familiarizan rápidamente con los procedimientos más mecánicos. Otros aprendizajes, en que la adquisición de habilidades es más lenta, requieren más esfuerzo y dedicación.
En el aprendizaje se priorizan las necesidades y motivaciones más inmediatas de los internos, y se intenta dar siempre una finalidad útil a los conocimientos adquiridos. Es muy importante que los jóvenes que accedan al punto Òmnia se sientan cómodos con todo lo que aprenden. Por este motivo, y para que esto sea posible, es necesario que estén a gusto con el entorno y con las personas que los rodean.
Desde el momento en que los internos acceden a la sala son agentes implicados de forma activa en su propio proceso de aprendizaje. No se prevé un proceso educativo en el que el dinamizador sea quien enseñe y los internos los que aprenden. El aprendizaje es mutuo y basado en el intercambio de conocimientos. Aprendemos unos de otros, a través de espacios de diálogo, participación e implicación en el propio proceso educativo. Se construye conjuntamente desde sus propias realidades. El hecho de educar para la participación puede propiciar cambios en los contenidos de las programaciones de las actividades y, al mismo tiempo, posibilita cambios en las estructuras mentales y culturales de los internos. Debemos tener en cuenta que el trabajo con personas siempre conllevará tener que variar los métodos, las didácticas y las aptitudes.
Todo ello estimula en el educando un sentido crítico que le motiva en la implicación como ciudadano -y no como interno de un centro penitenciario- en los asuntos de la sociedad en general y de la tecnológica en particular. Por lo tanto, lo más importante no es el acceso a la máquina, sino el hecho de dar herramientas a los internos que estimulen su pensamiento haciendo que sean utilizadas para su posterior inclusión, tanto social como tecnológica.
Las actividades son muchas y muy diversas, pero siempre se fundamentan en el intercambio de información y conocimiento que se debe generar en el joven desde su internamiento temporal en prisión. Si tenemos en cuenta que la finalidad de las acciones educativas en el punto Òmnia es la inclusión del interno, es imprescindible educar en el buen uso, que no abuso, de las herramientas tecnológicas.
Las actividades deberán adaptarse a las circunstancias del individuo y el grupo al que pertenece, así como las características del espacio-aula, y deberán tener en cuenta todo lo dicho anteriormente.
El profesional que dinamiza el punto Òmnia parte del concepto imprescindible de uso de las TIC como medio por el que se enriquece el proceso de aprendizaje de los participantes, en este caso los internos del Centro Penitenciario de Jóvenes de Barcelona. En este contexto, las tecnologías son el medio educativo a través del cual los internos llevan a cabo actividades, aprenden y adquieren habilidades sociales, entre otras capacidades.
Los educadores en TIC deben generar propuestas metodológicas innovadoras y estimulantes. Al mismo tiempo deben ser mediadores de las actividades que realicen los participantes, de manera que construyan sus conocimientos y sus propios significados. Deben actuar como gestores y organizadores de acciones destinadas a desarrollar en los usuarios competencias y habilidades en tecnologías de la información y la comunicación, sin dejar de lado la finalidad educativa (autonomía, espíritu crítico, responsabilidad, autoestima, etc.), que es la más importante.
El dinamizador debe ser promotor de experiencias, asesor, colaborador y gestor de aprendizaje. Así, el usuario pasa de ser receptor pasivo a agente activo controlador de su propio proceso de aprendizaje. En definitiva, el objetivo a alcanzar es formar personas con sentido crítico, responsables de sus acciones.
Es importante identificar los recursos necesarios para el desarrollo de los diferentes proyectos que se puedan materializar en el punto. Este hecho supone dar soporte tecnológico y educativo a los diferentes profesionales que trabajan en el área de tratamiento del centro penitenciario. El trabajo interdisciplinario entre los diferentes profesionales aporta un enriquecimiento para el abordaje profesional. Toda acción educativa va creciendo con las visiones y los conocimientos de los diferentes componentes que pueden llegar a formar un grupo de trabajo y participación a través de las TIC.
Confección de un juego de mesa llamado Oca – Trivial de Diversidad
Trabajo conjunto entre el grupo de la educadora del programa de diversidad y el punto Òmnia. Las clases teóricas de la educadora se ponen en práctica en el punto Òmnia.
Es un ejemplo del trabajo en red entre los diferentes profesionales que confeccionan toda la oferta educativa en el área de tratamiento de un centro penitenciario.
Ante los acelerados cambios tecnológicos y sociales el acceso a la información y a las tecnologías de la información y la comunicación es clave en un centro penitenciario.
La actividad de los blogs se enmarca en la colaboración entre la bibliotecaria y la dinamizadora del punto Òmnia del Centro Penitenciario de Jóvenes de Barcelona. Al inicio del taller participaron dos colaboradores externos al centro penitenciario, procedentes de la Facultad de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Barcelona.
En verano de 2006 se llevó a cabo un taller para potenciar las habilidades tecnológicas de los internos, la educación en el hábito de leer y escribir, y el dar paso al contacto con el exterior.
El objetivo principal es la futura inclusión del interno, tanto a nivel social como tecnológico. Por ello, nos planteamos otros objetivos específicos: potenciar el sentido positivo y educativo que pueden tener los sitios web en Internet, redactar y dar forma a textos personales, potenciar el acceso a la información, entre otros.
El taller se proyectó con una dinámica especialmente práctica, donde los contenidos principales eran los siguientes: noción de blog y herramienta de publicación Blogger, imagen digital y depósito de fotos Flickr, búsquedas guiadas de información mediante la red de Internet, elaboración de un proceso creativo desde el inicio hasta la publicación en la red (pensar, escribir, desarrollar y publicar ideas y temáticas personales i de actualidad) y aplicación de las diferentes herramientas informáticas en este proceso.
Se estableció una periodicidad semanal en sesiones diarias de una hora y media durante los meses de verano (julio, agosto, septiembre). Pero desde el mes de octubre se dedica la franja de actividad de los viernes a dar continuidad al taller, y diariamente los internos dedican su tiempo personal a actualizar los contenidos.
En el proceso de creación de sus textos, los jóvenes son capaces de identificar, localizar y seleccionar la información que necesitan y, después, de asimilarla y estructurarla para, finalmente, generar nuevas opiniones, nuevas realidades.
La evolución natural de la actividad ha hecho que los internos sean autónomos a la hora de actualizar los contenidos de sus bitácoras. El hecho de ser considerados sujetos activos de su proceso de aprendizaje les ha permitido alcanzar autonomía personal, siendo responsables de sus acciones, y sintiéndose que pertenecen a un grupo de actividad.
Todo este trabajo se empezó a difundir y ganó el premio Internet Global Congress (IGC) Barcelona, Ciudad del Conocimiento.
La valoración de la actividad es muy positiva, tanto por parte de los profesionales implicados, como de los internos participantes en el taller, entre otras razones por la repercusión que los blogs han tenido en el exterior y por los efectos que estos han supuesto para los jóvenes en diferentes niveles.
A nivel personal, el taller ha mejorado el autoconcepto y la autoestima de los participantes, incrementando su grado de responsabilidad y compromiso con el proyecto, fomentando el sentimiento de vínculo y pertenencia a la sociedad.
Por otra parte, y a nivel formativo, los participantes han aprendido a valorar de manera positiva el proceso creativo y formativo. Han utilizado pautas y técnicas del trabajo intelectual, valorando positivamente el uso del tiempo dedicado a su formación personal, e identificando el proceso de aprendizaje con espacios diferentes de la escuela.
En definitiva, el punto Òmnia del Centro Penitenciario de Jóvenes de Barcelona configura un espacio de conocimiento de la sociedad de la información y la comunicación. Un lugar donde el acceso, la difusión y el compartir el conocimiento son básicos y fundamentales para el desarrollo personal de los internos y, por tanto, para su futura inclusión digital y social.