María José Fernández Barreiro. Vocal de la Asamblea Constituyente del CESG.
En este artículo se hace una reflexión personal sobre el proceso que se ha generado durante estos últimos meses en el CESG.
Tras un largo proceso en el que se han volcado muchas esperanzas y esfuerzos, los educadores sociales hemos logrado crear el Colegio de Educadores Sociales de Galicia (CESG), uno de los hitos más importantes en nuestra historia como colectivo profesional.
Con la ley de Creación del Colegio de Educadores Sociales de Galicia del 1 de febrero de 2001 muchas ilusiones se vieron culminadas y otros muchos y nuevos esfuerzos comenzaron.
Ahora, 15 meses después, casi a punto de culminar el trabajo de la Comisión Gestora, no se puede más que hacer un balance positivo. Porque mucha gente ha trabajado duro para ello. Gente que ha dedicado horas, días y meses a este sueño y lo ha ido sacando adelante.
He tenido la suerte de participar en este proceso durante estos 15 meses y se han hecho muchas cosas: hemos celebrado diversas jornadas formativas, estamos organizando el 4º Congreso Estatal de Educación Social, cada día ofrecemos más servicios a los colegiados, el proceso de habilitación avanza con paso firme y seguro,…
Todo esto ha requerido y requiere mucha dedicación y horas de trabajo en conjunto. Quizás esto ha sido lo más positivo: trabajar con un grupo de personas tan plural, tratando de acercar posturas, de hacer las cosas de la mejor forma posible.
Se ha generado una dinámica de trabajo abierta y plural. Siempre hemos pensado que el colegio es de todos, no de ningún pequeño grupo. Siempre hemos solicitado la ayuda y participación de los colegiados y la seguiremos pidiendo. Las puertas están abiertas para utilizar las instalaciones y el material que se posee, para participar en grupos de trabajo, para aportar ideas… para, en definitiva, hacer el Colegio cada día más de todos.
El Colegio de Educadores Sociales es un paso adelante y un punto de referencia para el educador social, pudiendo así vertebrar y aunar esfuerzos, definiendo ámbitos de intervención, potenciando la generación de políticas conjuntas y actuando como interlocutor de los educadores sociales ante la sociedad.
El educador social es una figura esencial en la sociedad para generar dinámicas sociales más humanas y más solidarias, trabajando en equipos multidisciplinares en los distintos ámbitos de la educación social.
Nuestro logotipo, la flor del tojo, es un claro referente de nuestra visión del educador social: Un profesional que respete el entorno social y cultural en el que trabaja, que se integre en él (ésta es quizás la planta más típica de Galicia y de gran utilidad en la cultura tradicional). Y un profesional que, al igual que las espinas de esta planta, trate de “pinchar” conciencias y transformar ese entorno, mejorándolo.
Creo que es todo un logro conseguir que este germen del colegio haya dado frutos. Y aunque queda mucho por hacer, pero no faltan ganas ni decisión para ello. Y la ilusión sigue intacta.