Cèlia Premat, Profesora Asociada Departamento de Antropología, Universitat de Barcelona (UB).; Profesora Consultora al Grado de Educación Social, UOC; Miembro del Grupo de Investigación GENI y del Grupo de Investigación Jovis. Consultora y Educadora Social
Los espacios educativos viven una gran crisis en sus modelos de acompañamiento y en el cómo se construyen los espacios colectivos de relación, de construcción identitaria y de participación de adolescentes y jóvenes. Los nuevos mecanismos que aporta el mercado y la crisis de los modelos familiares y de socialización determina la convivencia, los estigmas y los mecanismos de inclusión versus exclusión en el futuro desarrollo de la ciudadanía de los jóvenes.
Educational spaces are experiencing a great crisis in their models of accompaniment and in the way collective spaces of relationship, identity construction and participation of adolescents and young people are constructed. The new mechanisms provided by the market and the crisis of family and socialization models determine coexistence, stigmas and mechanisms of inclusion versus exclusion in the future development of youth citizenship.
Contribución aceptada por el Comité Científico del VIII Congreso de Educación Social
La siguiente reflexión, nace de una aproximación a lo largo de los años al mundo de los adolescente y jóvenes que llegaron de otros países y aquellos que han vivido o viven procesos migratorios de sus padres o familias. Todo ello, enmarcado en el desarrollo de proyectos de intervención comunitaria y de espacios de diagnosis participativas, que me permitieron establecer un diálogo y, a partir de ahí, un análisis de la situación de que los mismos jóvenes percibían y vivían. En este diálogo, discutimos entre las necesidades y experiencias que viven los jóvenes y el papel de las políticas públicas y sus métodos para atender dichas situaciones o contextos.
Este análisis se desarrolla en la ciudad de Santa Coloma en el año 2011, en el contexto de un proyecto comunitario de convivencia en todos los centros educativos. Los procesos migratorios en Cataluña, habían ya pasado por varias etapas y diversos momentos que ya habían establecido un recorrido largo de estos jóvenes y su movilidad en el territorio catalán, y por tanto diversas experiencias, adaptaciones y diálogos a aquello que se pedía desde el mundo educativo.
El contexto de análisis era el espacio escolar en un territorio que ya había absorbido casi un 25 % de población proveniente de otros países y que ya tenía un buen número de adolescentes y jóvenes que habían nacido o estaban adaptados a las dinámicas de los países de acogida. Desde el campo educativo formal y no formal, ya habían existido propuestas de intervención y acogida de estos adolescentes. Se habían establecido análisis, propuestas y modelos de intervención planificada desde las políticas públicas y educativas con la voluntad de crear inclusión y ciudadanía.
Al llegar a Santa Coloma, el paradigma de los modelos de intervención y las situaciones y vivencias que vivían los jóvenes me mostró una realidad que no era la esperada. Las dificultades existentes mostraban la aparición dificultades de convivencia y conflicto tanto entre los jóvenes como la aparición de las primeras situaciones de violencia tanto institucional como entre iguales.
Mi objetivo fue el análisis y la diagnosis de la situación lo que me sitúa en un encargo de reconstruir un espacio de diálogo, acercamiento y mediación entre jóvenes de diversos orígenes, tanto entre ellos cómo con la institución escolar. Las políticas públicas y el modelo educativo establecido en los centros escolares son promotores de realidades complejas y que provocan todo lo contrario a aquello que pretende a nivel de objetivos.
Las escuelas como espacios educativos, son a la vez espacios donde el ser joven y en concreto ser adolescente, significa convivir, construir y negociar parte de sus identidades y su ser como generación. La institución en sus objetivos, acompaña a definir lo que serán y en el que se traducirán sus experiencias como jóvenes y el papel de la misma es acompañar en esos procesos. En definitiva, las escuelas proponen y delimitan un espacio relacional que juega un papel fundamental en la definición y en el posicionamiento de una generación a nivel identitario y de participación e ciudadanía.
Este espacio educativo está lleno de contradicciones ya que las dinámicas sociales que producen, acaban determinando su funcionamiento y a la vez definiendo gran parte de los mecanismos de poder, exclusión y diferencias que viven los jóvenes en sus relaciones y finalmente en el espacio social público e identitario que los define. La escuela, es el laboratorio de buena parte de los conflictos y de los acuerdos entre jóvenes. El papel de construcción de la identidad y ciudadanía que el joven vive en la escuela, forma parte de un proceso multidimensional y dinámico y que se basa en un mecanismo relacional y situacional. (De Gasperi, A. y Hornes, ME, 2011)
Los espacios de pertenencia, la crisis de los modelos de organización social actuales, la transformación de las comunicaciones entre diversidades, el conflicto y los estereotipos y prejuicios hace difícil a los adolescentes y jóvenes poder posicionarse en libertad en sus relaciones. La institución, en este nuevo paradigma, no se ha adaptado, sino que ha impulsado buena parte de las situaciones de violencia y exclusión.
Lo observado nos muestra en que el proyecto de un futuro exitoso para los adolescentes, se mezcla con un fracaso generacional y una transformación en los modelos familiares y de transmisión de valores, lo que hace muy difícil a toda una generación, el cómo y el qué de sus identidades y de su participación activa e inclusora en la sociedad. Las nuevas vulnerabilidades y las complejidades interseccionales en las identidades genera y crea contradicciones, que en el espacio escolar toman significado. Y eso se transforma en ciudadanías y oportunidades de futuro.
El debate existente entre iguales y los criterios conceptuales compartidos que se confrontan con categorías heredadas, y la incorporación de realidades diversas en el mundo escolar hace un caché de cultivo de las segregaciones y exclusiones. Pero también un impulso para la construcción del conflicto y el uso del poder a través del acoso escolar hacia las diferentes diversidades existentes. El papel de la institución en acoger, integrar, acompañar y definir el modelo de éxito no está creando y apoyando para que haya un espacio de debate de las nuevas identidades y ciudadanías juveniles, donde la diversidad tendría que jugar un papel fundamental.
Mi voluntad en esta reflexión, es reflexionar sobre aquello que se percibe cómo esencial y que desean y quieren los jóvenes de sus propias vidas. Cómo las sueñan y cómo las construyen, convirtiéndose en una de las preocupaciones fundamentales para los adolescentes.
General
Específicos
Entendemos la metodología como una manera de organizar la investigación “con el propósito de resolver o transitar los problemas sociales y, simultáneamente, con problemas científicos relacionados, diferenciar e integrar el conocimiento de diversas disciplinas de conocimiento científico y social” (Jahn, Bergmann, & Keil, 2012, p. 26-27). Este enfoque metodológico requiere etnografía de las actividades diarias de los jóvenes en los centros educativos y cómo construyen su identidad de grupo. Entre los espacios físicos que hemos centrado nuestra investigación están las escuelas y espacios educativos, en este caso centrado en la ciudad de Santa Coloma de Gramenet. Se trata, por tanto, de recoger, describir y analizar aquello con lo que los jóvenes y las jóvenes se identifican, conformando un conocimiento particular, un conocimiento que es local y diferencial.
En nuestra metodología, el trabajo de campo apunta hacia un trabajo multi-situado, donde el investigador puede seguir, por ejemplo, a las personas, la metáfora, la trama o la historia, la vida o la biografía, el conflicto o “la cosa” (Marcus, 1995, p. 105-111). La investigación se enmarca con diferentes tipos de personas y espacios.
En consecuencia, la llamada observación participante es una estrategia general para la recogida de datos. El método es distintivo para que el investigador se acerca a los participantes en su propio entorno, en este caso el entorno escolar en concreto el aula y los espacios comunes, en lugar de que los participantes vayan al investigador. El investigador involucrado en la observación participante trata de aprender cómo es la vida de los miembros del grupo mientras permanece inevitablemente “forastero”. Las observaciones se han hecho en lo que llamamos espacios de intersección identitaria, entendidos como aquellos espacios donde los jóvenes construyen identidad tanto con los iguales como los diferentes. La duración del proyecto a lo largo de cinco años me permitió hacer una observación en aula y en los pasillos de los diferentes centros educativos.
Los datos recogidos se analizarán a partir de la propuesta hecha por Wodak y Fairclough de análisis crítico del discurso. Este enfoque propone estudiar el discurso como una forma de práctica social y permite analizar cómo se reproduce la dominación y la resistencia a partir de los discursos (Fairclough, 1989). Hemos utilizado la entrevista semiestructurada ya que permite el acceso eficaz a las representaciones y opiniones individuales (Blanchet, 1985) Por tanto, mi objetivo era conseguir una entrevista dirigida a adolescentes, profesores y educadores que me permitiera entender la percepción y la comprensión de esa realidad que estaban viviendo en común.
El proceso investigativo, parte de una posición mía como interventora social y actualmente como investigadora, en la que eso me ha situado en una forma de observar la realidad. Pero, si lo entendemos desde una perspectiva etnográfica lo que nos da (Adánez,J. 2010) es un aumento sobre el grado y conocimiento de la realidad social.
El desarrollo para llevar a cabo este estudio, ha sido revisar todo lo recogido en la fase de análisis de los materiales que los jóvenes realizaron dentro del marco del proyecto “joves en xarxa” (jóvenes en red), los diarios de campo y observaciones realizadas y la elaboración y diseño de la entrevista (en total unas 8 entrevistas). Y finalmente la obtención de unos resultados. Hemos trabajado a partir de los procesos de discusión en el marco del proyecto y aquello recogido, los discursos y las dinámicas observadas.
Las fases por tanto son:
El desarrollar este trabajo me ha permitido pensar, describir y relatar lo observado a lo largo de los años de mi vida profesional en Santa Coloma, en que acompañé a niños y jóvenes como educadora social en sus espacios de relación y convivencia. Y poder concretar y aterrizar esos diálogos y debates, complementados con el proceso de análisis y reflexión realizada.
Los centros educativos son espacios de aprendizaje, pero sobre todo son espacios de participación y de relación que configuran parte del aprendizaje de vida para socializarnos y establecer esos mecanismos y códigos para hacerlo.
Entre los grandes temas que surgen en las entrevistas podrían organizarlas en tres grandes apartados
Es a partir de aquí que nos gustaría sintetizar y analizar los resultados de dichas reflexiones en dónde la complejidad toma forma y lugar.
Es un hecho que la participación y/o ciudadanía del adolescente dentro de la escuela, se define a partir del éxito escolar y las competencias establecidas, las cuales mayoritariamente están homogeneizadas. Las diversidades desaparecen y moverse entre los modelos homogéneos y la diversidad, entre los pocos mecanismos de inclusión versus exclusión acaba siendo gran parte de las dificultades de los adolescentes en el marco de la institución y de las relaciones con los otros.
La realidad escolar se transforma en un debate para el joven, entre lo que desea y lo que se encuentra donde hay distancias que resultan difíciles de superar. Formar parte de la comunidad se convierte en la responsabilidad que el adolescente tiene que conseguir, pero eso se mezcla con los mecanismos que la propia institución configura para acoger, integrar, acompañar y definir el modelo de éxito.
Los mecanismos y el encuadre que establece la escuela para que se puedan construir las relaciones entre iguales nos da y nos configura un contexto dónde el conflicto, los intereses contrapuestos, y los significados de aquello que se va categorizando y pautando en los diálogos y en las prácticas relacionales, empieza a ser el cotidiano de la realidad cultural del adolescente.
Las prácticas relacionales se convierten en el significado que dan los jóvenes a aquello que perciben y que estructura las relaciones entre los iguales. Los mecanismos de reproducción social se disparan y acaban definiendo y escribiendo buena parte del futuro de los chicos. Siempre tenemos que partir que en el conflicto nos relacionamos con comportamientos humanos diversos, como algo inherente. Al describirlo nos lleva a una situación de desafortunada salida (Salina, M. L., Posada G., D. y Stella Isaza, L, 2010)
El miedo y las desconfianzas aparecen, se construyen y se convierte en el gran monstruo de la realidad cotidiana de las escuelas. El adulto lo percibe como una anomalía, como una disfunción y acaba consolidando esa realidad como una patología. El adolescente reproduce los mecanismos que la sociedad le aporta para obtener privilegios, formar parte o resistir a las diferencias o los estigmas u/o etiquetas que existen y se van construyendo en el propio marco escolar.
La relación entre iguales acaba siendo el espacio objetivado que permite la reproducción social y que se tendría que convertir en el espacio de protección social, pero acaba siendo el espacio de riesgo y de vulnerabilidades. Para los adolescentes y jóvenes, en las relaciones entre iguales es dónde se puede definir y debatir sobre su futuro, en principio con la voluntad que se de en libertad. Pero la falta de intervención del adulto en aportar valores, éticas y modelos, deja el espacio a los nuevos mecanismos de comunicación como los impulsores y los que construyen los significados de aquello que es válido. Y sobre todo de lo que es aceptado.
Las solidaridades, las competencias, las individualidades y sobre todo el éxito y el mejor, juegan un doble rasero en la relación entre los adolescentes. La dualidad entre formar parte y quién es el mejor, viene cruzado por las categorías y los estigmas que construyen fronteras y diferencias que la propia institución escolar, consolida utilizando los mecanismos exclusores que pueda manejar (Bourdieu, P. 1999)
Los mecanismos de socialización vienen marcados por el grupo, pero también en la propia construcción de las etiquetas y prejuicios, que permiten no avanzar en el diálogo y a la vez reproducir los mecanismos de exclusión. La mirada del otro provoca un gran miedo y se convierte en el mecanismo de control de las fronteras invisibles. Fronteras no delimitadas solo entre los diversos sino entre los iguales. La regulación del grupo, se convierte en la que domina y regula la convivencia escolar y las dinámicas escolares.
Es un hecho que los nuevos modelos sociales que establece la globalización y los medios se han convertido en buena parte en los referentes de los jóvenes. Los espacios, la tecnología y la comunicación se acaban convirtiendo en la estructura que define las relaciones sociales entre los adolescentes (Martín Barbero, J. 2002). Y donde el profesorado hace el papel de contención y regulador de esas relaciones. A veces controlándolas, a veces expulsándolas. Pero pocas veces interviniendo en el sí de las mismas.
La adolescencia es una etapa de la vida resultado de un proceso de participación y pertenencias dónde los niños han vivido en espacios, en pertenencias, han reproducido modelos, han construido esquemas culturales o los han reproducido y se han relacionado en un mundo familiar y escolar que les ha determinado o marcado parte de su identidad. La familia y la escuela hasta ese momento han definido e intervenido en el mundo de relaciones entre los chicos, aunque lo haya hecho dentro del parámetro de la desigualdad, a partir de los modelos establecidos. Estos procesos, tienen un papel crucial en el cómo y la manera que los niños se socializan a posterior en la adolescencia y sobre todo como afrontan la entrada en el centro educativo
Las escuelas construyen un modelo de acompañamiento para esa etapa de transición, con una finalidad de asumir un futuro exitoso o al menos siendo adaptado para aquellos que conseguirán parte de ese triunfo que les aportará una vida adulta exitosa. Como bien señala Durkheim, E (2001), partimos de hechos sociales o modelos que construyen una cultura y una forma de funcionar.
El modelo se olvida, de donde vienen y de aquello que han vivido los niños y de las exclusiones que el propio sistema escolar ha propuesto. Los niños/as vienen con una mochila cargada de vulnerabilidades y de categorías que la han construido a lo largo de su infancia. Se saben vulnerables, pero la secundaria es una oportunidad para superarlas y siempre desde sus propias decisiones.
Sin embargo, todo esto se va convirtiendo en un cúmulo de fracasos y de tropiezos. El adulto deja de decidir sobre la vida del joven en su cotidianidad, convirtiéndose los iguales, los que determinan buena parte de ese recorrido. Los mecanismos de protección que el adulto tendría que introducir en esas relaciones, no existen o no se dan. Con lo cual la desprotección del menor se convierte en uno de los primeros puntos de debate.
La gran crisis de las instituciones o de la desinstitucionalización de la escuela, o a la vez la gran crisis de los modelos familiares como dadora de valores o de aprendizaje de los mecanismos de solidaridad entre otros. Son las grandes confrontaciones en la que se encuentran los jóvenes y que tienen que manejar sin el papel de la experiencia vital, ni de la construcción de criterios éticos (Camps, V. 2010).
Pareciera que se da un debate entre la escuela y la familia de quien se hace cargo de esa socialización, de ese modelo aceptado socialmente de integración e inclusión de futuro en la vida de los jóvenes. Acaba revertiendo en que nadie se ocupa y acaba la casa sin barrer. La falta de observación y diagnosis, y a la vez la falta de diálogo acaba reforzando las etiquetas y las fronteras entre el mundo juvenil y el mundo adulto.
En todo ese contexto, la participación es el punto clave para comprender el éxito o no de los proyectos vitales de los jóvenes. La participación tiene sus propios mecanismos y muchas veces o casi siempre la participación está relacionada con la exclusión, ya que el formar parte viene definido por esas relaciones y esos mecanismos de inclusión que ofrece la institución. Los valores que la ciudadanía aporta tienen una serie de categorías válidas y otras no tanto, pero siempre en sí misma permite tener el reconocimiento social necesario para formar parte de esa realidad o esa sociedad asignada (Goffman, E. 1986).
El deseo de poder tener una vida feliz, con proyectos de triunfos y fracasos, se desarrolla en diversos momentos de la vida. Cuando los niños dicen yo quiero ser bombero, enfermero o mamá, ya está mostrando una parte de lo que será su identidad y sus sueños. Pero en la adolescencia toma una forma muy concreta, o mejor dicho se concreta, se tiene que pensar. La infancia de forma simbólica acaba para pasar parte a otra etapa, donde se es y no se es parte. Aparece con fuerza las exigencias del mundo adulto, pero el formar parte de un mundo de niños -adolescentes son contradicciones a veces difíciles de gestionar para los jóvenes. Para construir la identidad, el joven parte de un fenómeno multidimensional y dinámico, que en este caso se basa en un mecanismo relacional y situacional. Es decir, de una construcción social (De Gasperi. y Hornes, 2011)
La identidad tiene que ver con la imagen social, pero a la vez con el rol social determinado o predeterminado por el sistema. El poder es el mecanismo que da validez a las identidades y a la construcción de las mismas. Por ello las categorías acaban constituyendo parte de esa realidad social. La dificultad de acomodarse o negociar las identidades en función de los propios deseos y las experiencias de vida, no son aquello que necesariamente ayuda a construirse.
La exigencia social pide más bien identificarse, y las categorías son ese plano social que permite ubicarse y situarse. Los adolescentes tienen un importante debate interno en el momento de plantearse hacia dónde se ubican. Y en ello se construye sus identidades, pero también sus resistencias. Las etiquetas acaban triunfando sobre los deseos de los chicos y sus voluntades. Dejando a la diversidad en un rincón difícil para la expresión.
La herencia social y familiar, son fuentes de información y de análisis durante la infancia. Pero la adolescencia es el momento de las decisiones y, dónde los futuros son determinantes. Por tanto, la construcción de la identidad en la adolescencia es un momento de conflicto, de debate con el pasado, con el presente y con la institución que va poniendo las barreras a traspasar para conseguir aquel futuro digno deseado y adaptado a los propios deseos y oportunidades.
El posicionarse, acaba convirtiéndose en una de las grandes dificultades de los chicos. Más porque la segregación es, y se convierte en el punto crucial del fracaso y el éxito de integración o inclusión en el futuro deseado. El poder y la competencia juegan por tanto un papel crucial, y por tanto el rumor y el control social el mecanismo defendido y preservado por muchos.
En conclusión, el centro educativo juega una función crucial en la construcción identitaria y colectiva versus ciudadanía del adolescente. La homogeneización y la falta de una propuesta clara que potencie el diálogo con el otro se reduce de forma consubstancial minvando el propio objetivo de la institución.
Nos encontramos con un sistema y una propuesta de consumo y pertenencia, ofrecida por la sociedad globalizada, que entra en debate con esa realidad cotidiana de los jóvenes. Y en ese proceso internet juega un papel crucial, de oportunidades y de visualizaciones, pero a la vez de definición de las identidades y de posibles pertenencias. Jugando un papel de confrontación al tradicional papel de la escuela y la familia. Pero las consecuencias son nefastas ya que acaba generando las pautas para la construcción y consolidación de la violencia
El conflicto y las situaciones de violencia se han apropiado de las aulas y de los espacios relacionales de los jóvenes, en la medida que no hay nuevas propuestas y nuevos modelos dónde la diversidad se transforme en el nuevo modelo identitario y relacional de los jóvenes.
Hoy en día se busca lo homogéneo, y el mercado manda para llegar a más personas y más oportunidades. Especialmente para adolescentes dónde se juegan buena parte de lo que es la pertenencia y la opción de triunfar e conseguir el objetivo deseado. Pero el debate es arduo, complejo y lleno de contradicciones y las opciones son menos valientes de lo que se esperaría del joven.
Todo esto en gran parte tiene que ver con el fracaso, la pérdida de valores colectivos y de espacios compartidos, así como criterios de solidaridad que se están modificando en el mundo relacional de los jóvenes. La falta de respuestas y el no diálogo con el adulto, se convierte en una de las grandes dificultades del sistema.
Estamos ante uno de los grandes paradigmas de una nueva era, diversa globalizada, volátil e individualizada (Bauman, 2000). Dónde la violencia está tomando protagonismo, convirtiéndose en el mecanismo de comunicación entre los individuos y el instrumento de relación y comunicación. La defensa de los derechos y el uso del poder se han convertido en los grandes paradigmas de la nueva realidad. Entrando en conflicto la mayoría de las veces.
La necesidad de que la escuela redefina esta realidad, la piense y establezca los parámetros de su nueva función educativa y de acompañamiento es absolutamente primordial. La intervención de los adultos y del sistema educativo en los espacios relacionales, de valores, de participación e identitarios de los jóvenes es una urgencia primordial en el sistema actual.
Reconstruir los nuevos valores desde una mirada diversa, recuperar las confianzas y re definir los nuevos modelos sociales será la gran apuesta que tienen los jóvenes actuales. El paso de una era a otra, de una gran transición en lo relacional y en lo humano, generará muchos conflictos. Y esperemos y a ello dedico este trabajo, la ética y los valores triunfen por encima de las violencias.
Aguado Odina, T. (2011). El enfoque intercultural en la búsqueda de buenas prácticas escolares. Revista Latinoamericana de Inclusión Educativa, 5(2), 23-42.
Adánez, J. (2010). Novato en el valle del Chalco: reflexiones sobre la ética del antropólogo desde el recuerdo de una etnografía en una barriada mexicana. En Del Olmo (ed.). Dilemas éticos en antropología. Las entretelas del trabajo de campo etnográfico, 35-45. Madrid: Trotta.
Allport, G.W. (1962). La naturaleza del prejuicio. Buenos Aires: Universitaria de Buenos Aires. (Trabajo original publicado en 1954).
Appiah, F. A., (2008). Mi cosmopolitismo. Madrid: Editores Katz.
Arendt, H. (1995). De la historia a la acción. Barcelona: Ediciones Paidós. ICE Universidad Autónoma de Barcelona
Barbero, J. M. (2010), Jóvenes, comunicación e identidad, en Pensar Iberoamérica, núm. 0 45 . Secretaria OEI, (Enlace)
Bauman, Z. (2000). Modernidad líquida. México: Fondo Cultura Económica
Berger, P. L. (1999). Conclusión: observaciones generales sobre conflictos normativos y mediación, en P. L. Berger (ed.). Los límites de la cohesión social. Conflicto y mediación en las sociedades pluralistas, 515-546. Barcelona: Galaxia Gutenberg, Círculo de Lectores.
Bourdieu, P y Chartier, R. (2001). Diálogo a propósito de la historia cultural. Revista Archipiélago. Cuadernos de Crítica de la Cultura (47) p. 41-58.
Bourdieu, P. (1999) La miseria del mundo. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
. (1994). L’esprit de famille, en Raisons pratiques. Sur la théorie de l’action, 135-145. París: Ed. du Seuil
Borja, J. (2003). El espacio público: ciudad y ciudadanía. Madrid: Alianza Editorial
Camps, V. (2010). La educación y el mínimo común ético, en Camps, V., El declive de la ciudadanía. La construcción de una ética pública, 113-133. Madrid: PPC.
Carrasco, S. (1997). De la diversitat a la desigualtat. Racismes, societats i identitats. Barcelona: Graó.
Cucalón Tirado, Pilar (Ed.). (2014). Etnografía de la escuela y la interseccionalidad. Madrid: Traficantes de sueños.
Delgado, M. (2008). La artistización de las políticas urbanas. El lugar de la cultura en las dinámicas de reapropiación capitalista de la ciudad. Scripta Nova. Revista Electrónia de Geografía y Historia, Vol. XII, 270 (Enlace).
Del Olmo, M. y Osuna, C. (2014). Una Introducción al Trabajo de campo etnográfico. En B. Ballesteros (coord.), Taller de investigación cualitativa, 48- 76. Madrid: UNED.
De Gasperi, A y Horne, M.E. (2011). Adolescencia e identidad. Revista Debate Público. Reflexión Trabajo Social. Producciones de fina de grado. (Enlace)
Díaz Álvarez, J. M., (2008). Fundamentación de la moral y diferencias normativoculturales. Una aproximación fenomenológica, en Tellez, J. A. (coord.), Educación cultural, miradas interdisciplinares, 105-119. Madrid: Catarata.
Dietz, G. (2011). Hacia una etnografía doblemente reflexiva: una propuesta desde la antropología de la interculturalidad. AIBR, Revista de Antropología Iberoamericana, 6 (1): 3–26.
Dorado-Barbé, A., Hernández-Martín, G., & Lorente-Moreno, J. (2015). La gestión del conflicto en la intervención social. Prisma Social: Revista de Investigación Social, (14), 443–469.
Dubet, F. y Martucelli, D. (2000) ¿En qué sociedad vivimos? Buenos Aires: Losada ediciones
Durkheim, E. (2001). Las reglas del método sociológico. Madrid: Akhal Ediciones 97
Escobar, A. (2010). Territorios de diferencia: Lugar, movimientos, vida, redes. Colombia: Envión Editores
Falzon, M.A. (2016). Introduction: Multi-sited Ethnography: Theory, Praxis and Locality in Contemporary Research, en M.-A. Falzon (Ed.). Multi-sited Ethnography. Theory, praxis and locality in contemporary research, 1–23. New York: Routledge.
García, S., & Ávila, D. (Eds.). (2015). Enclaves de riesgo. Gobierno neoliberal, desigualdad y control social. Madrid: Traficantes de Sueños.
Ferrándiz Martin, F. y Feixa Pampols, C. (2004). Una mirada antropológica sobre las violencias. Redalyc. Alteridades, 14 (27), 159-174.
Foucault, M. (2005) (3ª ed.). Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas. Madrid: Siglo XXI Eds.
García Canclini, N. (2004). Diferentes, desiguales y desconectados: mapas de la interculturalidad. Barcelona: Gedisa.
García Castaño, F.J., Granados Martínez, A. y Pulido Moyano, R.A. (1999). Reflexiones en distintos ámbitos de construcción de la diferencia, en F.J. García castaño; A. Granados Martínez (Eds.). Lecturas para educación intercultural, 15-46. Madrid: Trotta.
Geertz, C. (1992). La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa.
Gil Jaurena, I. (2007). Percepciones de la diversidad y de los logros escolares. Análisis desde un enfoque intercultural. Emigra Working Papers, 87, 1-20.
Giménez Romero, C. y Malgesini, G. (1997). Guía de conceptos sobre migraciones, racismo e interculturalidad. Madrid: La cueva de Oro. 98
Goffman, E. (1986). Estigma. La identidad deteriorada. Buenos Aires: Amorrortu Editores
Gualda Caballero, E. (2008). Identidades, autoidentificaciones territoriales y redes sociales de adolescentes y jóvenes inmigrantes. Portularia, vol. VIII, 1, 111-129.
Habermas, J. (1987). Teoría de la acción comunicativa. Vol I -II. Madrid: Editorial Taurus.
Hopenhayn, M. (2001). Viejas y nuevas formas de ciudadanía. Revista de la Cepal, 73, 117-128
Jiménez Bautista, F. (2012). Conocer para comprender la violencia: origen, causas y realidad. Convergencia. Revista de Ciencias Sociales, 56 (19), 13-52.
Jodelet, D. (1989). Folies et representations sociales. Paris: Pufs. Sociologie d’ajourd’hui
Kymlicka, W. (1996). Derechos individuales y derechos colectivos, en Kymlicka, W. Ciudadanía multicultural, 55-76. Barcelona: Paidós.
Osuna, N. C. (2011). Perspectivas actuales de la educación intercultural en Bolivia. (Tesis doctoral). Departamento de Antropología Social y Cultural. UNED.
Pámies, J. (2011). Las identidades escolares y sociales de los jóvenes Marroquíes en Cataluña (España). Psicoperspectivas, individuo y sociedad, 10(1), 144-168.
Parekh, B. (2005). Repensando el multiculturalismo. Madrid: Itsmo
Rodríguez Neira, T. (1999). La cultura contra la escuela. Barcelona: Ariel.
Sánchez García, J., & Hakim, N. (2014). ¿Qué significa ser joven? Reflexión teórica desde dos ejemplos etnográficos. Quaderns-e de l’Institut Català d’Antropologia, 19(2), 43–57.
Sassen, S. (2007). Los espectros de la Globalización. México: FCE.
Schutz, A. (1974). El problema de la realidad social. Madrid: Amorrortu Editores.
Salina, M. L., Posada, G. D. y Stella Isaza, L. (2002) A proposito del conflicto escolar. Revista Educación y Pedagogía, .Vol.XIV. 34, 243-273.
Van Gnnep, A. (2008). Los ritos de paso. Madrid: Alianza Editorial (1ª-Ed 1909)
West, C.; Fenstermaker, S. (2010). Haciendo la Diferencia. En Hoffmann, O. y Quintero (coord.). Estudiar el racismo. Textos y herramientas. Documento de trabajo, núm 8, México: Proyecto AFRODESC/EURESCL
Cèlia Premat, email: cpremat@ub.edu