La figura profesional del educador y de la educadora social es especialmente importante en el campo de las discapacidades. Este ámbito es uno de los contemplados en el Real Decreto 1420/1991 en el que se establece el título de Diplomado en Educación Social (BOE del 10 de octubre de 1991), aunque frecuentemente, en los centros en los que se atiende a personas con discapacidades, la intervención educativa se lleve a cabo por personas que no tienen esta titulación. Determinar las funciones a desempeñar por un profesional de la educación social en este campo es una tarea compleja, debido, sobre todo, a la diversidad de concepciones de la discapacidad; a la diversidad de demandas y necesidades de las personas con discapacidad así como a la diversidad de entornos y modelos organizativos distintos.
Nos posicionamos en la idea de que la sociedad para todas (las personas) es un planteamiento de justicia social. Ninguna persona es mejor que otra y como consecuencia entendemos que representa una exigencia ineludible concretar actuaciones a las comunidades en las que trabajamos con la finalidad de que la igualdad de derechos y oportunidades entre todos los ciudadanos y ciudadanas no se configure única y exclusivamente como una declaración de buenas intenciones.
El análisis de la realidad contextualizada en la comarca del Segrià (VALLS, 1999, VALLS I JOVÉ, 2001) puso de manifiesto que en este marco territorial no existían actuaciones educativas para facilitar la transición a la edad adulta y a la vida activa de las personas con discapacidad psíquica. Constatamos que los jóvenes así etiquetados no tenían las mismas oportunidades que los jóvenes sin etiquetar a la hora de admitir las capacidades y habilidades necesarias para hacer un trabajo adecuado, para poder asumir los roles adultos, así como para poder desarrollarse con autonomía e independencia en los entornos propios de su contexto sociocultural.
Teniendo en cuenta estas premisas, apostamos por diseñar y desarrollar el proyecto Espai Vital (Espacio Vital).
La Animación y Educación en el Tiempo Libre representa un ámbito socioeducativo en crecimiento y transformación. Es un reflejo del progresivo desarrollo social y de la mejora de la calidad de vida. La sociedad demanda nuevas actividades, servicios e infraestructuras para campos casi inexplorados de intervención social.
Conceptos como normalización, integración, inclusión, equiparación de oportunidades, han favorecido y potenciado este hecho en el ámbito de la discapacidad.
Como materialización de lo anteriormente expuesto surge este proyecto de intervención socioeducativa en educación especial desde el Ocio. Pero el Proyecto de Integración de Espacios Escolares (PIEE) de Zaragoza, experiencia promovida desde el Servicio Municipal de Juventud, inició su andadura en el curso 1986-87, y actualmente se desarrolla en 23 institutos de educación secundaria, seis centros de educación infantil y primaria y, desde hace dos años –motivo de este artículo-, en tres centros de educación especial de la ciudad.
Desde hace unos años y de acuerdo con la normativa vigente sobre matriculación de los alumnos con NEE (Necesidades Educativas Especiales) en centros ordinarios, se sigue a menudo un nuevo modelo de integración: la escolaridad compartida (centro especial / centro ordinario).
En nuestra escuela, 20 alumnos disfrutan de este tipo de respuesta educativa en diferentes escuelas de la ciudad y alrededores.
Uno de los objetivos principales en nuestra escuela es que nuestros alumnos consigan el máximo de autonomía posible en los diferentes ámbitos de desarrollo, ya sea en el entorno escolar, familiar o social.
Durante el curso se trabajan, junto con las familias, diferentes actividades que les facilitarán la adaptación y su transición a la vida adulta.
En el momento de plantear el artículo creímos que sería más rico si lo hacíamos a partir de un trabajo en equipo. Desde el equipo de dirección se valoró que el centro ocupacional era el establecimiento más adecuado para centrar la atención del escrito. Se expuso la oportunidad al equipo de educadoras y educadores del servicio y se escogió a dos profesionales que serían las que redactarían el escrito. Al decidir la concreción del tema valoramos dos posibilidades: o bien podríamos hacer la descripción de una actividad extraordinaria y puntual, como la actividad de la equinoterapia que se lleva a cabo con las personas con discapacidad intelectual con más necesidades de apoyo en el área de la comunicación, o bien podíamos intentar reflejar cuál es la actividad cotidiana de un educador en el centro ocupacional de nuestra entidad. Una vez valoradas las ventajas e inconvenientes, creímos que sería más útil, tanto para nosotros como para los lectores, la descripción, desde el punto de vista del educador, de la actividad cotidiana de este servicio.
Vistos los resultados, bajo nuestro punto de vista, creemos que hemos acertado y que el escrito que sigue puede dar una idea de lo que es el trabajo cotidiano de un educador o educadora social que desarrolle su actividad profesional en un centro ocupacional para personas con discapacidad intelectual. Esperamos que el lector, al acabar la lectura, sea de la misma opinión.
A veces pensamos en L’Olivera como en un autobús. Desde el año 1974 somos un grupo de personas que ensayamos una experiencia cooperativa en el mundo rural, en Vallbona de la Monges (Lleida), en la Catalunya de secano. Con esta referencia al autobús queremos indicar que somos un grupo de gente que sube y baja, diferente, en movimiento. Parte de estas personas tienen algún carácter que la sociedad ha denominado “subnormal, deficiencia, discapacidad psíquica, discapacidad intelectual…” La mayoría de los que formamos parte de la cooperativa somos también socios. Actualmente somos más de 40. En Vallbona nos movemos habitualmente un grupo de 30 y todos vivimos en la zona. Nos anima también un proyecto económico y productivo alternativo en nuestro entorno, basado en la elaboración de productos propios de calidad. Desde hace años producimos y distribuimos vino, aceite y olivas. El nombre de L’Olivera lo pusimos porque el olivo (“olivera” en catalán) es el árbol de esta tierra, al que le cuesta hacer fruto, pero que arraiga y se hace centenario.
El trabajo con apoyo constituye una alternativa efectiva para la inserción laboral de las personas con discapacidad y un espacio de intervención profesional importante para las educadoras y los educadores sociales. Este artículo introduce las características básicas de esta metodología, ubica el papel de los educadores sociales en estos servicios y presenta un estudio realizado recientemente con el objetivo de obtener información sobre los factores que inciden positivamente en el desarrollo de los procesos de inserción. Se comenta brevemente la metodología utilizada y se hace una aproximación a los resultados obtenidos, que nos permiten obtener información orientadora de las estrategias a seguir en las acciones educativas para mejorar el potencial ocupacional de las personas con discapacidad.
Sin duda, un recurso de vivienda para personas adultas con retraso mental da pie al diseño de numerosas acciones en cuanto a prácticamente todos los ámbitos de la vida de una persona. En este aspecto, se requiere un trabajo teórico de reflexión y consenso que, en muchos casos, conlleva un diseño de las acciones necesarias para acompañar hacia la máxima calidad de vida a las personas a las que atendemos. Es trabajo explícito del equipo interdisciplinar ejercer esta tarea. La colaboración interdisciplinar y el consenso en las actuaciones favorecen la calidad del trabajo y ayudan a superar todos aquellos límites a los que diariamente podemos vernos sometidos como profesionales. Con nosotros mismos como herramienta y con el planteamiento técnico del proyecto de cada persona, debemos trabajar sobre un techo donde el gran paradigma es que viven un grupo de personas, con sus costumbres, con sus enseres personales, con sus fotografías, con su pasado y con sus planteamientos de futuro.
La definición, puesta en común y consenso, del concepto de calidad de vida que tienen los diferentes agentes del espacio residencial puede ser un buen marco para centrar la intervención diaria y a largo plazo.
La vivienda es un derecho constitucional, pero en el caso de los discapacitados psíquicos se convierte en una reivindicación, ya que significa vivir de una manera más autónoma y normalizada.
Lejos de las macroresidencias o de las instituciones cerradas donde el espacio de trabajo, ocio y vivienda queda comprendido en el mismo contexto, el modelo que propongo es un servicio de vivienda donde la opción de vida autónoma y la voluntariedad del usuario es la clave del éxito (Con el convencimiento institucional filosófico de normalización, integración, igualdad y derecho a la diferencia).
Este artículo presenta la puesta en marcha de un servicio de apoyo en el propio hogar para personas con discapacidad psíquica y analiza las primeras incidencias aparecidas al planificar y adecuar la prestación del servicio a las necesidades y demandas reales de sus destinatarios. Aprovecho la ocasión para reflexionar en torno a la autonomía personal de tomar decisiones y realizar un proyecto personal según la práctica cotidiana y las nuevas conceptualizaciones de la discapacidad y la autodeterminación de la persona con discapacidad.
Bajo el título “Buscamos piso en Ciutat Vella” hemos presentado el trabajo realizado por un grupo de personas con discapacidad del Centro Ocupacional Sínia en la I Feria de Entidades del distrito de Ciutat Vella.
Desde hace tiempo hemos detectado la gran necesidad de estas personas de encontrar alternativas atractivas a la vida familiar y por este motivo les hemos facilitados el espacio y las condiciones idóneas para llevar a cabo un trabajo de equipo con autonomía.
Nos hemos asesorado, hemos conocido distintos recursos, la normativa vigente, hemos viajado a Tenerife para asistir al I Congreso Europeo sobre Vida Independiente.
Han tenido la oportunidad de ser protagonistas, de opinar, de compartir sus sentimientos, de proponer… y también de desencantarse, de darse cuenta de las dificultades de comunicación, de la falta de compromiso personal, de descubrir que los demás no siempre son cómo creemos… En definitiva, ¡han crecido juntos!
El ocio ocupa actualmente una parte muy importante de nuestras vidas. El ritmo aceleradísimo que nuestra sociedad nos imprime y la rutina nos obligan a buscar refugio en unas actividades alternativas que nos permiten desconectar y liberarnos del estrés.
El problema afecta del mismo modo a los chicos y chicas con parálisis cerebral. Su vida todavía es mucho más limitada que la nuestra. Por lo tanto, organizarles actividades de ocio es fundamental y provechoso no solamente para ellos sino también para todo el núcleo familiar. El actual equipo del centro ocupacional Gresol de Tarragona hace 10 años que organiza diferentes actividades de ocio, que os detallaremos a continuación.
Las actividades más importantes que realizamos son las colonias, de carácter anual; el teatro con la misma frecuencia, y las salidas puntuales.
Se deben tener en cuenta las características de nuestros usuarios; la mayoría no tiene autonomía y casi todos utilizan una silla de ruedas manual que habitualmente llevan los monitores del centro.
El deporte adaptado ha evolucionado desde su concepción como actividad de ocio, hasta la conceptualización actual de deporte como actividad integradora y socioeducativa.
Desde esta perspectiva, los aspectos que intervienen en esta práctica son múltiples. En este artículo se intentan resumir los puntos básicos de esta actividad holística. Así pues, se considera importante este nuevo concepto de integración deportiva, junto con su evolución histórica –institucional y profesional. Por otro lado, se han comprobado los efectos beneficiosos de esta práctica sobre las personas con discapacidad, que producen a priori una mejora de la calidad de vida, así como beneficios específicos, como los físicos (mejor movilidad, aumento del dominio del cuerpo, etc.), psicológicos (sentimientos de utilidad que elevan la autoestima, ocio y diversión, etc.) y sociales (establecimiento de relaciones interpersonales, coordinación y cooperación entre personas, etc.). Todo esto da lugar a un mundo que está empezando a implantarse de manera generalizada y que hay que potenciar desde las diferentes disciplinas.
Hoy podemos decir que, gracias a una mejor atención social y sanitaria, las personas con discapacidad intelectual también envejecen, al igual que el resto de la población. Con frecuencia al llegar a la senectud surge la necesidad o el incremento de una ayuda significativa e importante en las actividades básicas, instrumentales y/o avanzadas de la vida diaria, en la movilidad y en los procesos de salud.
Esto nos hace replantearnos el trabajo a la hora de diseñar nuestras intervenciones y de definir las competencias de los profesionales, desde las dimensiones de discapacidad y de envejecimiento. En concreto las del educador social, que debe compaginar los conocimientos sobre discapacidad y envejecimiento en un mismo modelo de atención.
Nuestra experiencia relata el trabajo del educador social en un Centro de Atención Integral para personas con discapacidad intelectual (DI) que envejecen, perteneciente a ASPRODES, FEAPS Salamanca.
La Organización ASPASIM, con una clara misión desde el año 1946 de responder a las necesidades globales de personas con graves discapacidades, ha apostado estos últimos años por poner como eje básico de su intervención socioeducativa en los diferentes servicios de centro de educación especial, centro de recursos a la inclusión educativa, servicio de terapia ocupacional y servicios de apoyo residenciales, la díada básica del educador-tutor/persona con discapacidad.
El resto de elementos del sistema tienen que estar al servicio de esta díada con plena significación y en línea con un sistema homologado de calidad (ISO 9001-2000) que garantice una correcta satisfacción de las necesidades biopsicosociales de la persona con discapacidad psíquica y unos procesos que conduzcan a la mejora continuada.
Estas líneas recopilan una experiencia, que si bien breve, ha tenido una repercusión muy positiva en el colectivo de personas con discapacidad de la isla de El Hierro, que ha abierto un canal a la comunicación y a la tolerancia hacia las mismas. Se presenta el proyecto de integración desde un punto de vista crítico y escueto, con avance de las conclusiones positivas que del mismo emanan, tanto para las personas con discapacidad, como de efectos no esperados en el alumnado que se han producido tras esta experiencia y que han impulsado a difundir la experiencia realizada, entre los que destacamos el cambio de perspectiva hacia la diferencia. Tanto jóvenes como personas con discapacidad, en la creación de este espacio en común, han comenzado a considerar la diferencia como un valor en sí misma, lo que les ha ayudado también a tener una visión más comprehensiva de sí mismos y de sus interrelaciones con los demás.
Desde el año 1998, el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (MTAS) subvenciona el Programa de creación de grupos de autogestores, promovido por FEAPS. El ámbito territorial que comprende es todo el Estado español, y cada año se adhiere, como mínimo, una entidad de cada comunidad autónoma. En 2004, la entidad que entró a formar parte del programa, para Catalunya, fue la Fundación Aspros de Lleida.
El objetivo del programa pretende ser un verdadero empujón hacia la autodeterminación, una nueva forma de entender a las personas que presentan alguna discapacidad psíquica, coherente con la nueva definición de retraso mental de la AAMR. Hasta ahora, las instituciones, la Administración, las familias y, en general, el conglomerado social que, por diferentes motivos, resulta cercano a estas personas, habían hablado y pensado por ellas.
Con este articulo pretendo, en primer lugar, daros cuatro pinceladas generales de las consecuencias del traumatismo craneoencefálico y del daño cerebral sobrevenido, para que los lectores desconocedores de este ámbito puedan hacerse una mínima idea de las afectaciones con las que los afectados viven a raíz de este daño. En segundo lugar conoceremos brevemente a TRACE, la Asociación Catalana de Traumáticos Craneoencefálicos y Daño Cerebral, sus orígenes, sus objetivos y las áreas de trabajo. Para finalizar, abordaremos el Espacio TRACE, el programa de integración social específico para los afectados: qué entendemos por Espacio TRACE, su objetivo, el perfil de los usuarios y las actividades que lo componen. Una de estas actividades es la protagonista del artículo: el servicio de comedor que la asociación tiene en un restaurante del barrio y, al fin y al cabo, la integración social que se persigue cada día con esta labor de intervención socioeducativa enmarcada en un ambiente totalmente normalizado (un restaurante) y con un rol social también normalizado (comensales).
En los últimos años, la presencia de las personas con discapacidad se ha normalizado en nuestra sociedad. Ver a personas con discapacidad auditiva o visual, con discapacidad intelectual o física ocupando diferentes lugares de trabajo resulta ahora más habitual. El principio de dotar de más autonomía y autogobierno a las personas con discapacidad se va extendiendo entre entidades, administraciones y entre la propia familia.
Cuando se habla de la discapacidad ya no se piensa solamente en la persona sino en su familia y su entorno relacional. También se ha avanzado en la clarificación de la terminología y las políticas sociales que afectan a todos ellos, aunque todavía queda mucho por conseguir. Así, se nos plantean actualmente dos retos: la primera y la última etapa del ciclo vital de una persona con discapacidad: mejorar y avanzar el momento de la detección y la atención precoz y dotar de recursos y servicios la etapa de la vejez con discapacidad.
Por otra parte, el objetivo de muchas entidades y administraciones es la mejora de la calidad de vida de estas personas, teniendo presente su participación personal y social.
Mayo 2006.
RES, Revista de Educación Social, es una publicación digital editada por el Consejo General de Colegios Oficiales de Educadoras y Educadores Sociales (CGCEES)
En este número hemos querido incorporar las experiencias de las educadoras y los educadores con personas con discapacidad desarrolladas básicamente en los espacios de atención a centros ocupacionales y de trabajo, ocio y espacios de vida cotidiana; ámbitos en que la intervención del educador social tiene un papel muy relevante.
Queremos plantear los cambios de perspectiva que poco a poco se han ido introduciendo en la atención a las personas con discapacidad, constatando la plena vigencia del concepto de normalización, y defendiendo la figura del educador como un acompañante cualificado de las personas.
Únicamente a través de un cambio en la actitud y el comportamiento social hacia la diferencia, podemos prever, con un cierto optimismo, un futuro más justo y solidario.
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