Xabier Ballesteros, Amor González, Xavier Latorre, Alfons Nonell, Jordi Puig, Núria Tomás. Voluntarios y miembros del grupo motor de la Xarxa Comunitària de Sant Antoni.
La Xarxa Comunitària de Sant Antoni (Red Comunitaria de Sant Antoni) es un plan de acción comunitaria basado en la metodología IAP. Se organiza en comisiones de trabajo, un grupo motor y asambleas plenarias. Participan vecinos a título individual, entidades y grupos del barrio, y algunos servicios de la administración.
Tuvo sus comienzos en 2002 en el barrio de Sant Antoni del Ensanche barcelonés, un barrio sin una conflictividad social destacada, pero con unos retos sociales comunes a muchos lugares, como por ejemplo el envejecimiento de la población, la convivencia entre personas de procedencias diversas, o el debilitamiento del movimiento asociativo. Sus finalidades son el fortalecimiento de la red social y solidaria del barrio, la creación de espacios de participación y cooperación, y la lucha contra la exclusión social.
En este artículo (1) describimos brevemente las acciones en las que se materializó el diagnóstico comunitario, así como los actuales espacios de trabajo y participación de la Xarxa Comunitària. Para acabar, apuntamos algunas ideas y reflexiones que nos suscita la participación en esta experiencia.
La Xarxa Comunitària de Sant Antoni – xarx@antoni recoge el testigo del plan comunitario que se inició en 2002 en el barrio de Sant Antoni del Eixample (Ensanche) de Barcelona, como un proceso participativo y de corresponsabilidad entre la administración y la ciudadanía (organizada, o no, en grupos o asociaciones). Con este plan se quería dar continuidad y potenciar una dinámica de cooperación vecinal y asociativa que venía de largo, que se había hecho visible en muchos momentos reivindicativos y que cada año se evidenciaba en la organización en la Fiesta Mayor.
En febrero de 2002 y después de haber participado en un proyecto de investigación-acción sobre trabajo social comunitario, un grupo de vecinos y profesionales, bajo el impulso del distrito (2) del Eixample y la asociación de vecinos, comenzó a dar los pasos para el desarrollo de un plan comunitario. Durante el primer año (2002-2003), seis comisiones de trabajo y diversas reuniones plenarias, en las que participaron activamente un centenar de personas y más de cuarenta entidades y servicios, condujeron a la elaboración de un diagnóstico comunitario (que decidimos denominar conocimiento compartido de la realidad, poniendo así más énfasis en aquello que juntos habíamos conocido, vecinos y profesionales, entidades y servicios, que en la idea de dictamen que comporta el concepto diagnóstico). Una vez presentado el informe en comisión de seguimiento en mayo de 2003 (ante los vecinos, entidades y las tres administraciones implicadas), se iniciaron los pasos para priorizar acciones y poner en marcha proyectos y actividades.
Pero con la renovación de los responsables municipales tras las elecciones de mayo del 2003 empezaron a llegar algunas señales de alerta, que se materializaron en febrero de 2004. Así, tras una decisión unilateral y arbitraria por parte del distrito, (3) ajena en forma y contenido al proceso de corresponsabilidad que se había venido desarrollando, los vecinos reunidos entorno a las diversas comisiones de trabajo, junto con los colaboradores habituales, y con el apoyo de la asociación de vecinos del barrio, renovaron su voluntad de trabajar para desarrollar las diferentes acciones proyectadas, así como preservar la esencia de un proceso participativo de calidad que había dado buenos resultados y unos cuantos frutos valiosos. Además de los resultados sociales que se empezaban a evidenciar, destaca la concesión del primer premio de los III Premios Josep Maria Rueda de investigación en metodologías participativas y comunitarias (febrero de 2004).
Alentados por los reconocimientos y los acontecimientos de principios de año, la red comunitaria, en asamblea general, optó por adoptar precisamente el nombre de Xarxa Comunitària de Sant Antoni. Como tal, continuó impulsando un proceso de participación y de corresponsabilidad con las administraciones públicas, con la finalidad de fortalecer la red social y solidaria del barrio, crear verdaderos espacios de participación y cooperación, y luchar contra la exclusión social de aquellas personas y colectivos en una situación más desfavorecida. Por el contrario, la administración más próxima, el distrito del Eixample quedó fuera, dado que su manera de proceder era antagónica a los valores del proceso.
Sant Antoni, que es uno de los seis barrios que componen el distrito central de Barcelona, tiene una población cercana a los 39.000 habitantes (2007).
Se trata de un barrio urbanizado según la clásica cuadrícula del Eixample barcelonés, con bloques de más de cinco pisos de altura y escasas zonas verdes. Cerca del 24% de su población son personas mayores, con un índice de sobreenvejecimiento elevado, per encima del 55%. Además, un 19% de los mayores viven solos.
En términos generales, el estatus social es medio-alto, sin graves conflictos sociales aparentes. Presenta una importante actividad comercial (más de mil establecimientos). En los últimos años la población inmigrante ha crecido de manera considerable, y se sitúa por encima del 16% de los vecinos.
Sant Antoni tiene una rica tradición de cooperación entre las diferentes organizaciones sociales, una tradición que, aunque se mantiene, se resiente por el debilitamiento y particularismo que, en general, sufre el tejido asociativo.
En esencia, la Xarxa Comunitària de Sant Antoni es un plan de acción comunitaria basado en la metodología IAP (4) (investigación-acción-participativa), con comisiones de trabajo, un grupo motor o GIAP (grupo investigación-acción-participativa) y asambleas plenarias.
Participan vecinos a título individual, entidades y grupos del barrio, y algunos servicios de la administración. La Xarxa Comunitària mantiene los mismos principios y valores de su comienzo, y se ha ampliado la colaboración con la administración, aunque como ya se ha señalado, en algunos niveles ésta no se corresponde con la que inicialmente se deseaba.
En artículos anteriores (5) hemos descrito y relatado detalladamente el proceso de constitución, de organización, de diagnóstico comunitario, así como las experiencias y reflexiones hasta el momento de inflexión que fue el mes de febrero de 2004. En esta ocasión quisiéramos compartir las acciones en las que se ha ido materializando este conocimiento compartido de la realidad, así como los actuales espacios de trabajo y participación de la Xarxa Comunitària.
La finalidad de la Xarxa Comunitària se podría sintetizar como la voluntad de hacer posible la participación de los vecinos y vecinas (de los ciudadanos) en la vida social del barrio y la ciudad. Esto pasa por la concienciación sobre nuestra responsabilidad individual y colectiva en el mantenimiento y mejora de nuestro entorno y de las condiciones de vida de las personas con las que convivimos. Y de una manera especial, en favorecer y hacer posible el protagonismo de los individuos y grupos en una situación más desfavorecida, en esta piedra de toque de los derechos cívicos que es la participación social. En definitiva, la Xarxa Comunitària es un intento de mantener y crear espacios donde los ciudadanos podamos implicarnos activamente en la vida de nuestro barrio, de la ciudad, y de la sociedad en general.
Los espacios en que se materializa la participación en la Xarxa Comunitària han ido evolucionando, como consecuencia de la adaptación a las circunstancias coyunturales, y del aprendizaje obtenido en estos años de funcionamiento.
La Xarxa Comunitària empezó funcionando mediante la forma más clásica: a partir de unas comisiones de trabajo, unos grupos autoorganizados de análisis, reflexión, coordinación, así como de propuesta y seguimiento de proyectos.
Estas comisiones mantienen un número de miembros bastante estable (actualmente unas 60 personas), que se encuentran como mínimo una vez al mes. Participan vecinos y vecinas, miembros de entidades, y profesionales de entidades privadas y de algunos servicios públicos.
Sin embargo, nuestra experiencia nos muestra que no todo el mundo que se inicia o tiene la inquietud de participar en la vida comunitaria lo quiere hacer desde un espacio de análisis y reflexión. De hecho nos encontramos con muchos vecinos que prefieren hacerlo desde espacios de acción directa y en primera persona.
Actualmente las comisiones de la Xarxa son: Personas mayores (centrada en la mejora de las condiciones de vida de los mayores, y en lo que este colectivo puede aportar); Inmigración e interculturalidad (un espacio de encuentro y convivencia entre vecinos de procedencias diversas); Solidaridad (pretende coordinar las acciones de los participantes, y favorecer la implicación de los vecinos en la respuesta solidaria a las necesidades sociales), Xarx@ntoni (alfabetización digital y uso de las tecnologías de la información y el conocimiento –TIC– para la participación social), Cultura popular y tradiciones (vecinos y amigos del barrio de Sant Antoni con ganas de recuperar, mantener y potenciar el patrimonio de cultura popular y tradicional del barrio) y Consumo responsable y solidario (que promueve acciones de sensibilitzación relacionadas con el consumo responsable y facilita el acceso a productos saludables, producidos y distribuidos de manera justa y responsable).
Es interesante destacar que estas dos últimas comisiones constituidas más recientemente (a principios de 2005 y finales 2006 respectivamente), son fruto de construir la participación desde lo que traen los propios ciudadanos, desde lo que aportan, desde sus intereses, motivaciones, pasiones… y sobre todo dando cabida a su potencial transformador.
Está formado por vecinos que participan en alguna de las comisiones de la Xarxa, estando todas presentes en él. Lo denominamos GIAP (grupo IAP) siguiendo esta metodología. Se reúne con una periodicidad quincenal y tiene como misión realizar la dinamización y seguimiento de la Xarxa Comunitària, velando por la transversalidad y articulación de las acciones, la participación de los voluntarios, y tomando decisiones en el tiempo entre asambleas.
Como grupo está abierto a la participación de los miembros de la Xarxa que lo deseen. En él participan el coordinador (voluntario) y las dinamizadoras comunitarias.
Actualmente los proyectos constituyen uno de los espacios privilegiados de participación, y es donde al mismo tiempo se hace más patente la transversalidad de las acciones. En ellos participan de manera estable u ocasional más de 80 personas. A continuación destacamos algunos de los más significativos.
Xarxa de Voluntaris de Sant Antoni (Red de Voluntarios de Sant Antoni)
Es una iniciativa transversal que tiene como finalidad la incorporación de nuevas personas a la tarea voluntaria, así como proporcionar apoyo a los proyectos e iniciativas de las entidades y grupos del barrio. De manera especial, apoya las propuestas que se plantean desde la misma Xarxa Comunitària (por ejemplo, “Aprenem Junts” y “Bons Veïns”) nutriendo de voluntarios las acciones que se ponen en marcha. Cada martes los responsables de la Xarxa de Voluntaris organizan sesiones de acogida y realizan el seguimiento de los proyectos. Se trata, en el fondo, de una iniciativa experimental, puesto que está formada tanto por personas como por entidades, algunas de las cuales, aunque disponen de su propio voluntariado (por ejemplo Cáritas o la ONCE), han considerado positivo actuar desde el territorio y en coordinación con la red vecinal.
Aprenem Junts (Aprendemos Juntos)
Este proyecto pretende trabajar los aspectos relacionales y convivenciales, ofreciendo una acogida a las personas recién llegadas al barrio. La forma de trabajar estos aspectos pasa por la creación de espacios en los que se puedan compartir las experiencias y la información, buscando un contacto más cualitativo, que facilite la convivencia y que nos sirva para contrarrestar los clichés negativos, así como para valorar y descubrir el enriquecimiento que nos supone convivir. Se trata de un taller de clases de catalán práctico y principalmente oral, que pretende contribuir a salvar las distancias que, a veces, puede provocar el desconocimiento del idioma. Es un curso de catalán centrado en ofrecer los conocimientos útiles para la vida cotidiana. Desde el proyecto también se organizan parejas lingüísticas, y actividades puntales como salidas al teatro o ir de compras al mercado.
Gaudim junts de la Festa (Disfrutemos juntos de la Fiesta)
Cada año, por la Fiesta Mayor se organiza un encuentro musical y gastronómico en el entoldado de las fiestas, donde los nuevos vecinos se incorporan de lleno a los espacios comunitarios del barrio, contribuyendo a ampliar sus redes relacionales y a incorporar la riqueza de la diversidad a la fiesta de todos.
Bons Veïns (Buenos Vecinos)
El proyecto nació fruto del trabajo conjunto de las comisiones de personas mayores y de solidaridad. Su finalidad es dar respuesta a los problemas de soledad y a las necesidades puntuales de acompañamiento, de gestiones diversas (administrativas, sanitarias, etc.) y de incidencias de la vida cotidiana que pueden presentar los diferentes colectivos como el de las personas mayores o las familias en general (pero teniendo un cuidado especial con aquellas que provienen de otras culturas y que se encuentran en una situación de más vulnerabilidad). Es un proyecto abierto que quiere posibilitar la colaboración de los vecinos y vecinas del barrio (como voluntarios) en la respuesta a las necesidades de apoyo ocasional que puedan tener otros vecinos y vecinas.
Xarx@ntoni
Es el espacio en línea (on-line) de la Xarxa Comunitària, que se ha consolidado como espacio de referencia para actividades emblemáticas del barrio (como la fiesta mayor), lugar de consulta y comunicación de las actividades y proyectos de la Xarxa Comunitària, y como impulsor de acciones relacionadas con las nuevas tecnologías y la inclusión social. Algunas de las iniciativas actualmente en curso son la puesta marcha de un portal colaborativo, el despliegue de Sant Antoni sensefils (‘Sant Antoni sinhilos’), el e-TIC, etc.
e-TIC xarx@ntoni
Es el Espacio para las Tecnologías de la Información y la Comunicación (e-TIC) de xarx@ntoni. Se trata de un espacio para aprender informática y otras herramientas relacionadas con las TIC, que dispone de dos salas: una para impartir cursos de diferentes niveles (todos basados en software libre), y otra de libre acceso para hacer prácticas o conectarse a Internet.
El e-TIC xarx@ntoni se puso en marcha en la primavera del año 2005 para contribuir a reducir la denominada fractura digital, es decir, las consecuencias y limitaciones que comporta a las personas la carencia de conocimientos sobre la informática y las tecnologías de la información y la comunicación. En este sentido se dirige a personas de cualquier edad (niños, jóvenes, adultos, personas mayores…) y procedencia, pero también a las entidades y grupos que quieran hacer un uso a medida del espacio, hacer su página web, realizar proyectos, etc. El e-TIC se puso en marcha gracias a la participación activa de más de 25 voluntarios, que cablearon, pintaron, montaron muebles, configuraron los equipos… Hoy por hoy, los cursos cuentan con profesores contratados.
Recuperación de la Memoria Histórica del barrio
El barrio de Sant Antoni es un barrio emblemático de la ciudad de Barcelona, un barrio con una historia, una riqueza cultural y una tradición asociativa y participativa que se quieren recuperar. El proyecto busca como primera finalidad dar voz a las personas mayores del barrio, recuperando el valor social de su conocimiento y experiencia, y poniéndola en relación con otras generaciones y con las personas recién llegadas. En una primera fase, que se desarrolló a lo largo del 2004 y se materializó en enero de 2005, se recogieron más de 200 fotografías y documentos y quince horas de grabación de entrevistas en las que diversos vecinos y vecinas relataban sus anécdotas, recuerdos y vivencias. Con ellas se elaboró un documental, Antonet del meu cor! (‘¡Antonet de mi corazón!’), que se distribuye en DVD (cabe destacar que fue elaborado en su totalidad por voluntarios). También se organizó una exposición en el contexto de la Fiesta mayor.
En el año 2007, coincidiendo con el 125 aniversario del mercado de Sant Antoni se ha iniciado una segunda fase del proyecto, que evoluciona hacia la creación de un fondo histórico del barrio.
En el ámbito de la cultura popular y tradicional destaca la organización del Seguici, un pasacalles realizado con la participación de las figuras y el bestiario tradicionales del barrio, como los gigantes y gigantones, los cabezudos, la porca (cerda) y otros elementos creados por escuelas del barrio. El seguici se organiza en Fiesta Mayor, en momentos especiales, y en la festa del carrer (‘fiesta de la calle’) que organizamos antes de San Juan al estilo de las fiestas de antes: se ponen mesas en la calle para cenar, cada uno se lleva su comida, y la Xarxa Comunitària aporta el postre (sandiada popular) y la música (rumba, que está estrechamente vinculada al barrio).
Grup de consum de barri (Grupo de consumo de barrio)
En el ámbito del consumo responsable destaca la organización, en cooperación con la Xarxa de Consum Solidari (red de consumo solidario), de un grupo de consumo responsable y solidario en el barrio. El grupo facilita el acceso a productos ecológicos, que respetan el ciclo natural y el medio ambiente, que están producidos y elaborados en un entorno próximo y sobre las bases de unas condiciones laborales justas y equitativas.
Mercat d’Intercanvi (Mercado de intercambio)
En la misma dirección hemos comenzado a organizar mercados de intercambio, donde al margen de cualquier transacción monetaria los participantes intecambian entre sí objetos y productos diversos, favoreciendo la reutilización y formas alternativas al consumo. Estos mercados de intercambio de bienes pretenden ser un primer paso para la creación de una red estable de intercambio de conocimientos.
Otros proyectos y acciones son el Punto de información a las personas mayores, el apoyo a campañas puntuales, como Mulla’t (‘Mójate’), o encuentros de sensibilización y convivencia.
En otras ocasiones desarrollamos proyectos conjuntos con otras iniciativas como en el caso ya explicado de la Xarxa de Consum Solidari, el Centre Cultural Floridablanca o, en breve, con la Fundació Mambré.
Además, colaboramos con redes de otros barrios, y hemos participado en grupos de buenas prácticas sobre participación y desarrollo comunitario. Entre las redes y grupos de trabajo en los que estamos, destacan el Consell d’Associacions de Barcelona (Consejo de Asociaciones de Barcelona), la Xarxa d’Intercanvi i Aprenentatge Comunitari (Red de intercambio y aprendizaje comunitario) que impulsa el IGOP (Institut de Govern i Polítiques Públiques), guifi.net, Arç Cooperativa, o el grupo de acción comunitària del Consell Municipal de Benestar Social.
Además de estos espacios de participación, todas las decisiones importantes de la Xarxa Comunitària se toman en plenario.
No dejamos de constatar que la participación se encuentra en crisis, ya sea por la complejidad de la vida moderna (horarios, responsabilidades familiares, precariedad laboral, pérdida de los valores comunitarios) o bien por la inflación del término, presente prácticamente en toda política pública, aunque en muchos casos vacío de contenidos o de capacidad real de influir (con la salvedad de contadas excepciones).
Por otro lado, observamos la lentitud del cambio en la situación actual de particularismo e “individualismo” de las entidades. En nuestra experiencia, la implicación de ciudadanos no organizados, muchos de ellos sin experiencia previa en asociacionismo u organización vecinal, ha sido mucho mayor que la de algunas entidades. De hecho, somos conscientes de que a veces hay grupos o entidades que participan más por la voluntad de algunos de sus miembros que por una apuesta explícita de su organización.
Uno de los principales objetivos de la participación que se promueve desde la administración es buscar la complicidad y la implicación activa de la ciudadanía en la respuesta a los retos sociales de nuestros tiempos. Por este motivo, sorprenden las dificultades con las que se encuentran para verse legitimados o reconocidos (y no sólo en nuestro barrio) aquellos procesos en los que la ciudadanía es capaz de organizarse y trabajar positivamente para contribuir en el abordaje de retos sociales tan importantes como la convivencia entre personas de culturas diferentes, el envejecimiento de la población, la educación en valores de ciudadanía y civismo, los valores comunitarios, los desafíos sociales que comportan las nuevas tecnologías, o el reto de la sostenibilidad, etc. Resulta incomprensible, incluso ajeno a los valores democráticos, que algún nivel de la administración, dedique tantas energías a invisibilizar la existencia de la Xarxa Comunitària, por ejemplo ocultando, en jornadas y memorias municipales, la existencia de iniciativas y servicios de los que incluso hace uso, como sería el caso de Bons Veïns y la Xarxa de Voluntaris.
Podría parecer que la participación sólo se entiende como tal cuando se produce de la manera y a través de los canales que se establecen desde la administración, desaprovechando o, como se señalaba, dificultando incluso, por acción u omisión, la consolidación de aquellas iniciativas que después se declaran imprescindibles para que las políticas públicas sean efectivas.
Otra constatación es la dificultad que supone para los técnicos asumir un papel no protagonista, es decir, un papel que implica estar al servicio de las comisiones y los proyectos, más que el de ser el centro donde recae todo el peso de su concepción y funcionamiento. Así, para nosotros, las dinamizadoras comunitarias no son el pilar de la Xarxa Comunitària, aunque, a su vez, resultan imprescindibles tanto para aportar una visión técnica, como para ayudar a que los vecinos sean los verdaderos protagonistas de la vida de la Xarxa. Respecto al perfil profesional, creemos que es menos relevante (mientras se tengan los valores y las habilidades técnicas necesarias). De hecho, aunque algunos de los firmantes de este artículo somos educadores sociales, las profesiones y experiencias son muy diversas.
Por último, no podemos olvidar que los procesos participativos son muy dinámicos. Al tratarse de sistemas de organización compleja y de numerosas interdependencias, se ven afectados por las diversas coyunturas, que influyen en el conjunto del proceso. Esta complejidad, la necesaria adaptación a la realidad cambiante y la flexibilidad metodológica con la que se debe abordar la diversidad social, provocan que, muy a menudo, sea la participación en la propia experiencia la que se convierte en una de las principales fuentes de aprendizaje.
En la primavera de 2005, las comisiones de la Xarxa Comunitària acordamos iniciar el proceso para dotarnos de personalidad jurídica propia, pero manteniendo la misma filosofía de consenso y colaboración. Esta decisión, de hecho ya prevista en el inicio del proceso participativo, fue fruto tanto de la autorreflexión sobre la necesidad de tener más capacidad organizativa, como de los consejos y recomendaciones que nos hicieron otras entidades e instituciones.
La apuesta de la Xarxa a medio plazo es la consolidación de aquellos proyectos e iniciativas que están permitiendo una mayor implicación de los ciudadanos, así como de los procesos y modelos de organización que posibilitan una mayor corresponsabilidad entre los diferentes participantes. En el mismo nivel de prioridad está crecer en la articulación de las entidades del barrio, y continuar avanzando hacia una mayor independencia económica.
A medio y largo plazo, y como ya hemos planteado en años precedentes, creemos que resulta clave poder disponer de un espacio relacional (un centro comunitario) que facilite la interacción y, por tanto, la transversalidad de las acciones, un espacio autogestionado en que coincidan y se haga posible la convivencia y el intercambio de iniciativas de personas de diferentes generaciones y procedencias, así como de las entidades. Corremos el riesgo que se construyan sólo equipamientos dirigidos a dar una respuesta asistencial a las necesidades sociales, olvidándonos de aquellos que contribuyan a vertebrar la vida comunitaria de los barrios.
Por parte de la Xarxa Comunitària, se han dado pasos para que, siempre que se den las condiciones imprescindibles para toda relación de cooperación (confianza, transparencia, honestidad, respeto…), se pueda revisar la naturaleza de la relación con la administración y su implicación activa en el proceso. Lamentablemente y hasta la fecha, la respuesta no ha sido nada alentadora.
Por fortuna y en el otro lado de la balanza, no deja de sorprendernos y estimularnos la fuerza, la potencia transformadora, que aporta el trabajo, muchas veces discreto, de tantos vecinos y vecinas que, sin realizar complejos discursos y planes, contribuyen de manera efectiva, a la vez que gratificante para ellos mismos, a afrontar algunos de los retos más importantes que tenemos como sociedad.
(1) El presente artículo és una revisión y actualización substancial del publicado en el número 8 de la revista Quaderns d’Educació Social (2006) con el título la “Xarxa Comunitària de Sant Antoni – xarx@ntoni. Un procés participatiu impulsat des de la comunitat”.
Aquellos que deseen conocer con más detalle la Xarxa Comunitària de Sant Antoni, pueden encontrar en xarx@ntoni (www.xarxantoni.net) más informaciones y documentos elaborados. Quien quiera ponerse en contacto con nosotros, puede hacerlo a través del apartado contacta de la web.
(2) La ciudad de Barcelona se organiza territorialmente en 10 distritos, que tienen atribuidas de manera descentralizada (ciertos órganos de participación) o desconcentrada, una buena parte de las competencias y servicios de la administración local. Es por tanto el nivel de mayor proximidad.
(3) En el capítulo IX del libro de Alfons Barceló Pràctiques de civisme des del meu barri (‘Prácticas de civismo desde mi barrio’), publicado en 2005 por la editorial Icaria, se puede encontrar información y documentación de los hechos que provocaron que, el entonces Plan Comunitario de Sant Antoni, pasara a constituirse como Xarxa Comunitària, y de ser impulsado conjuntamente por la ciudadanía y el distrito del Eixample, a ser un proceso autoorganitzado por las entidades y vecinos, con la colaboración de aquellos departamentos de la administración que comparten sus valores.
(4) Como la define Carles Riera en un documento de trabajo del postgrado de Mediación Comunitaria de la Universitat de Barcelona, la investigación-acción-participativa “es una metodología de estudio y acción que busca tener unos resultados fiables y útiles para la mejora de las situaciones colectivas”. Parte de la implicación de los mismos actores en el proceso de investigación, de forma que pasan de ser objetos de estudio a ser protagonistas, creadores de conocimiento y gestores del proceso de análisis, decisión y acción.
(5) ALEJOS, A.; BALLESTEROS, X.; CUESTA, M.; GÓMEZ, F.; GONZÁLEZ, A. “El Plan Comunitario de Sant Antoni”. A: MARTÍ, J.; PASCUAL, J.; REBOLLO, Ó. (coord.). Participación y desarrollo comunitario en medio urbano: experiencias y reflexiones. Contruyendo Ciudadanía, núm. 7. Madrid: IEPALA / CIMAS, 2005 (pág. 232-244).
ALEJOS, A.; BALLESTEROS, X.; CUESTA, M.; GONZÁLEZ, A. “El Pla Comunitari de Sant Antoni: un procés de participació i coresponsabilitat entre l’administració i els veïns del barri de Sant Antoni de Barcelona”. Revista de Treball Social, núm. 171 (septiembre 2003, pág. 43-68).