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La mejora de las habilidades sociales y de las relaciones interpersonales de adolescentes en riesgo mediante un intercambio juvenil europeo

The improvement of social skills and interpersonal relationships of adolescents at risk trough a eutopean youth exchange.

Autoría:

Iris Lourdes Manchado Riquelme y Marcelo Viera Abelleira, educadores sociales, Fundación Amigó

Resumen

Se presenta un proyecto de intervención socioeducativa llevado a cabo en el año 2019 con adolescentes en situación de riesgo pertenecientes al sistema de protección de la Comunidad Valenciana. La finalidad del mismo es dotar de herramientas a los adolescentes para la mejora de sus relaciones interpersonales y proporcionarles habilidades sociales relacionadas con las emociones para la adaptación a su vida cotidiana.

Mediante el Programa Erasmus +, se expone la planificación de un intercambio juvenil e intercultural con adolescentes españoles e italianos. Por ello, ambos grupos realizan formaciones internas para adquirir las competencias y habilidades necesarias para realizar conjuntamente el Camino de Santiago con la intención de compartir espacios de reflexión que les ayude a expresar sus propias emociones de forma asertiva.

En los resultados extraídos tras las evaluaciones del proyecto, se demuestra que las mejoras de las habilidades sociales en los/as adolescentes les ayudan en la resolución de conflictos y, por tanto, reducir las dificultades en su vida cotidiana. Además, se destaca la importancia de focalizar la intervención socioeducativa creando espacios de relación y fomentando entre los/as participantes la autonomía, cooperación y convivencia grupal. Por último, se muestra cómo se generan vínculos afectivos entre los participantes mediante la participación en una actividad sociocultural que les facilita la adquisición de valores prosociales.

Abstract

A socio-educational intervention project carried out in 2019 with adolescents at risk belonging to the Valencian Community’s protection system is presented. Its purpose is to provide adolescents with tools to improve their interpersonal relationships and provide them with social skills related to emotions to adapt to their daily lives. 

Through the Erasmus + Program, the planning of a youth and intercultural exchange with Spanish and Italian adolescents is exposed. Therefore, both groups carry out internal training to acquire the skills and abilities necessary to jointly carry out the Camino de Santiago with the intention of sharing reflection spaces that help them express their own emotions assertively. 

In the results extracted after the evaluations of the project, it is demonstrated that the improvements of the project, it is demonstrated that the improvements of the social skills in the adolescents help them in the resolution of conflicts and, therefore, to reduce the difficulties in their daily life. In addition, the importance of focusing socioeducational intervention is highlighted, creating spaces of relationship and promoting among the participants autonomy, cooperation and group coexistence. Finally, it shows a how emotional bonds are generated between the participants through participation in a socio-cultural activity that facilitates the acquisition of prosocial values.

 Contribución aceptada por el Comité Científico del VIII Congreso de Educación Social

  1. Temática

El presente proyecto socio- educativo perteneciente al Programa de Erasmus +, surge tras detectar la necesidad de mejorar las habilidades sociales y las relaciones interpersonales en adolescentes en situación de riesgo y exclusión social, específicamente de los diferentes Centros de Protección de la Fundación Amigó en Valencia.

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La adolescencia es una etapa de desarrollo y cambio y las áreas que se ven afectadas en ésta son la social, psicológica y biológica. Por lo tanto, es una etapa donde se debe trabajar para que los adolescentes crezcan a nivel personal y relacional debido a que el ser humano se construye en la relación con otras personas.

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El ocio es un espacio donde los adolescentes pueden desenvolverse de forma independiente. En este sentido, depende de cómo empleen su tiempo libre, puede afectarles a su vida cotidiana. Por este motivo, el presente proyecto presenta una intervención socio-educativa basada en la construcción de espacios de ocio saludable para la creación de relaciones interpersonales sanas. Mediante la realización de actividades físicas centradas en dinámicas y reflexiones, se lleva a cabo una de las rutas de peregrinación más importantes de Europa, el Camino de Santiago, con la finalidad de trabajar el fomento de los valores prosociales y la importancia de conocer al otro.

Podemos afirmar que, al vivir en sociedad, tenemos la necesidad de estar en continuo contacto con los demás. Es fundamental aprender a relacionarse correctamente mediante la adquisición de habilidades sociales porque crean unas relaciones interpersonales duraderas y satisfactorias, llegando a empatizar con los demás.

1. Contexto

Los participantes del proyecto socio-educativo se divide en dos grupos, un grupo perteneciente a España y un grupo a Italia. Lo participantes españoles se encuentran en situación de guarda y/o tutela por la Administración Pública, en este caso por la Generalitat Valenciana, residentes en diferentes centros de protección de menores de la Fundación Amigó situados en Valencia: centro de acogida Luís Amigó Burjassot, Hogar la Salle-Amigó I y II de Paterna, Hogar Francisco de Asís Valencia y Luís Amigó Villar del Arzobiso. El grupo de participantes italianos son procedentes de un centro de día de Turín.

Tanto el grupo de españoles/as como de italianos/as está compuesto por 8 adolescentes entre 14 y 17 años y 3 educadores/as, siendo un total de 22 participantes.

La idea nace tras observar las dificultades con las que se encuentras dichos menores a la hora de establecer relaciones interpersonales estables y mantenidas en el tiempo con sus iguales. Los autores García, Tobar, Delgado y Gómez (2017) afirman que las personas pueden verse afectadas anímicamente si tienen un escaso desarrollo de habilidades sociales, puesto que los seres humanos viven en sociedad. Por ello, es importante contar con una buena comprensión de las relaciones interpersonales ya que es algo imprescindible para una vida emocional sana. No tener un buen desarrollo en las habilidades puede afectar a las diferentes áreas de la vida como la escolar, laboral, personal y emocional.

Además, creemos que es beneficioso para ellos trabajar a través de un intercambio cultural subvencionado por Erasmus +, que es un programa de la Unión Europea que ofrece apoyo a la educación, formación, juventud y deporte, puesto que les da una oportunidad única para viajar, conocer otra cultura y fomentar la inclusión social con otros adolescentes de procedencia italiana.

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Durante los meses de abril hasta julio de 2019, los grupos de adolescentes recibieron una formación teórico-práctica y descubrieron una de las rutas de peregrinación más relevantes de Europa: El Camino de Santiago. Caminando esta ruta llena de historia, se consiguió difundir el patrimonio europeo y se empleó la actividad física como herramienta para que los jóvenes mejoraran sus relaciones interpersonales. Puesto que a lo largo de las rutas se trabajaba mediante dinámicas grupales, adquiriendo habilidades sociales y relacionándose con diferentes grupos de peregrinos que se encontraban por el camino, logrando un desarrollo personal mediante su propio reconocimiento, demostrándose que pueden alcanzar sus objetivos con esfuerzo, algo que podrán extrapolar a diferentes aspectos de su vida cotidiana.

 2. Objetivos:

Tras observar las necesidades reales de los y las adolescentes se plantea que los objetivos para dar respuesta deben ser los siguientes:

2.1. Dotar de herramientas a los adolescentes para la mejora de sus relaciones interpersonales.

2.1.1. Ofrecer a los participantes diferentes técnicas para la resolución de conflictos.

2.1.2. Fomentar la cohesión grupal mediante convivencias y diferentes espacios de relación.

2.1.3. Concienciar de las diferencias culturales entre el grupo de adolescentes españoles e italianos.

2.1.4. Trabajar los valores prosociales con ambos colectivos a través de las sesiones de intervención.

2.2 Proporcionar a los adolescentes las habilidades sociales relacionadas con las emociones para la adaptación a la vida cotidiana.

2.2.1.  Expresar mis propias emociones.

2.2.2.  Identificar mis propias emociones y las de los demás.

2.2.3.  Favorecer la comunicación entre todos los participantes mediante dinámicas grupales.

4. Fundamentación

Las personas participantes en esta experiencia son adolescentes, por esto, es necesario conocer a que nos referimos cuando hablamos sobre esta etapa de la vida. La adolescencia, según la Organización Mundial de la Salud (2019), es una etapa de crecimiento y desarrollo que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta entre los 10 y los 19 años. Se conoce como la transición más importante en la vida del ser humano, que se caracteriza por un ritmo acelerado de crecimiento y de cambios. Esta etapa viene condicionada por diversos procesos biológicos. El comienzo de la pubertad marca el pasaje de la niñez a la adolescencia.

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Por otro lado, Santillano (2009) define la adolescencia como un período de desarrollo, que está comprendido entre los 10 y 19 años aproximadamente. En el cual se consolidan una serie de cambios e integraciones en el área social, psicológica y biológica; que sobre una base de adquisiciones y desprendimientos permiten alcanzar el suficiente nivel de autonomía, para hacer la transición de niño a adulto integrado en la sociedad. Por lo tanto, se puede decir que la adolescencia es una etapa que se caracteriza por los grandes cambios que sufre el ser humano a nivel biológico, psicológico y social, siendo un momento importante para su vida en el que se toman decisiones que marcarán su futuro.

Asimismo, es necesario tener en cuenta que a lo largo lardo de la adolescencia los jóvenes se pueden ver inmersos en diferentes situaciones que pueden ser clasificadas de riesgos y afectarán en su desarrollo como persona. Los factores de riesgo podemos definirlos como un conjunto de circunstancias que, al interrelacionarse, predicen tendencias generales de conducta. Se pueden dividir las situaciones de riesgo en dos vertientes: la primera son los factores ambientales y/o contextuales y, la segunda, los factores individuales. Éstos están compuestos por los mediadores biológicos y factores bioquímicos, los factores biológico-evolutivos, los factores psicológicos y, los factores de socialización que están compuestos por lo familiares, grupo de iguales y escolares (De la Peña Fernández y Gómez, 2005).

Al respecto, Martínez Iglesias (2016) también destaca dos grandes factores de riesgo que, a su vez, se subdividen en otros grupos relevantes. En primer lugar, los factores ambientales/contextuales los medios de comunicación, las diferencias entre zonas, el desempleo, la pobreza las variaciones étnicas, las variaciones biológico-evolutivas, determinantes psicológicos y de socialización y en segundo lugar los factores individuales.

Como destacan los autores anteriores, uno de los factores de riesgo que más afecta a los adolescentes es el de socialización por lo que la experiencia va dirigida a dotarles de herramientas con las que se alcanzaría una mejora en esta área. Dado que las personas nos vemos inmersas en un mundo en constante movimiento y lleno de estímulos que pueden afectarnos a lo largo de nuestras vidas. Según De la Peña Fernández y Gómez (2005), conocemos que “todo comportamiento humano es, en mayor o menor medida, producto de la interacción entre determinadas experiencias vitales o variables psicosociales y un conglomerado de factores biológico-genéticos” (p. 85). Por consiguiente, el proyecto pretende crear una práctica que acerque a los participantes a generar vivencias positivas con sus iguales alejados de algunos de los factores de riesgo como son los siguientes:

  • Inadecuado ambiente familiar: a través de Herrera (1999) podemos comprender que cuando la familia no desempeña las funciones básicas, no dejando claras las reglas y roles familiares, dificultan el desarrollo de la personalidad del adolescente.
  • El grupo de amigos: según Peñafiel (2009), el riesgo del grupo de iguales se centra en cuatro variables: el primero el consumo de substancias tóxicas con los amigos, puesto que el principio del consumo de sustancias se realiza con su grupo de iguales, por lo tanto, si ellos consumen, es más probable que el adolescente consuma. En segundo lugar, la adaptación al grupo, los adolescentes buscan la aceptación del grupo de iguales por ello en ocasiones realiza acciones para recibir su aprobación. En tercer lugar, las actividades de ocio que se desarrollan en discotecas y de forma nocturna, sobre todo, los fines de semana. En cuarto lugar, el dinero disponible, puesto que en base a ello tendrán acceso a unas actividades u otras, pudiendo acceder al consumo de sustancias.
  • Las Tecnologías de la Información y Comunicación: Las redes sociales han producido un nuevo modo de relacionarse. Según Orozco (2015) nacen nuevas conductas humanas, incluyendo las tecnopatías, que han avanzado en torno a la culturalidad y abierto nuevas formas de intervención dentro del anonimato. Por ejemplo, la creación de varios perfiles virtuales sometiendo gran parte de la vida cotidiana y formando nuevas representaciones de relaciones sociales e interpersonales, lo que es un gran desafío de orden heurístico- multidisciplinar para intervenir en conductas de riesgo que están relacionadas con los medios.

Al igual que existen los factores de riesgo en la adolescencia, también podemos hablar de factores de protección. Los factores de protección, según Cobos (2008), se pueden definir como “las circunstancias, características, condiciones y atributos que facilitan al individuo lograr la salud integral” (p. 107). Por otro lado, Pedrosa (2009) define los factores de protección como aquellas características de la persona, ambiente o contexto que reduce la probabilidad de que la persona desarrolle un mal comportamiento. Cabe destacar el estudio de Navarro, Uceda y Cosín (2000) en el que afirma que un factor de protección es realizar actividades religiosas y practicar algún deporte. Pero existen otros autores que destacan diferentes factores de protección como son los siguientes:

  • Redes sociales y apoyo social: Pineda (2010) trasmite que las redes sociales de una persona pueden estar formadas por los miembros de la familia nuclear, amigos, vecinos, compañeros de trabajo y conocidos de la comunidad. Estos vínculos se transforman en un sistema que la persona concibe como apoyo social, siendo un elemento indispensable para la salud, equilibrio y bienestar del individuo. Las personas que están dentro de nuestro grupo de apoyo social son muy importantes porque son un apoyo emocional significativo. Por lo tanto, serán un referente para el adolescente, ayudándole a guiar su camino.
  • La comunidad: en su estudio, Viera (2017) recalca la importancia de la participación en actividades prosociales pertenecientes a la comunidad como un factor de protección a través del refuerzo positivo y el reconocimiento.
  • Creencia en el orden moral: López y Rodríguez-Arias (2012) se refieren a que la persona sepa discernir entre el bien y el mar, reconociendo aquellas acciones que les conducirán a obtener cosas positivas en la vida o negativas.
  • Las habilidades sociales: En el estudio de Anguiano, Vega, Nava & Soria (2010) se muestra la importancia de contar con unas adecuadas habilidades sociales, puesto que diversos estudios señalan que ayuda a los individuos a tener un funcionamiento social optimo, previniendo incluso problemas psicológicos a lo largo de su vida.
  • Siendo conocedores de los factores de riesgo y de protección que los adolescentes encuentran en su evolución hacia la adultez, cabe destacar la importancia de intervenir con este colectivo desde la prevención. La Real Academia Española (2019) define prevenir como anticiparse a un inconveniente, dificultad u objeción. Por esto mismo antes de que aparezca una conducta no deseable se debe trabajar con nuestros niños y adolescentes. Hoy en día, como nos advierte Marchán (2011) los adolescentes cuentan con múltiples opciones para elegir qué hacer y divertirse. Nos encontramos en un mundo en el que los elementos materiales son muy atractivos y los valores prosociales están perdiendo importancia en las prioridades de los adolescentes. Por ello, debemos centrarnos en mostrarles diferentes alternativas de ocio saludables, siendo la presente experiencia una forma de exponer otra realidad en la que poder desenvolverse y asimilar tanto valores como aprendizajes de una nueva forma.

El ocio es un espacio donde los adolescentes pueden desenvolverse de forma independiente, teniendo la libertad para elegir qué hacer. Por lo que es muy importante intentar que enfoquen este espacio a un ocio saludable, siendo un complemento positivo en su día a día, ya que dependiendo de cómo guíen esta área de su vida, las demás pueden verse afectadas.

Teniendo como referencia a Cuenca y Goytia (2012), el ocio es una experiencia que está relacionada con la interacción de la persona y su entorno, participando, además, el contexto histórico, económico y cultural de las sociedades.

La construcción del ocio saludable es muy importante para los adolescentes ya que se crea un espacio de socialización y aprendizaje. Léves y Robert (2008) plantean que los adolescentes que planifican su tiempo libre a través de grupos no afianzados asumen un riesgo añadido para construir unas relaciones beneficiosas. Por ello, se piensa que los espacios de ocio que se crean con grupos consolidados de adolescentes, permiten compartir unos valores más beneficiosos y recíprocos para la construcción de la persona. Asimismo, Cuenca, Aguilar y Ortega (2011) añaden que, el ocio también hace posible que los adolescentes experimenten valores enriquecedores en su desarrollo como persona, como pueden ser la libertad, identidad, gratitud o la justicia.

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Por esta razón, se puede afirmar que para relacionarnos con otras personas y crear unos vínculos positivos, es necesario contar con una serie de habilidades para desenvolvernos en sociedad como pueden son las normas y pautas sociales. Dentro de estas normas o pautas sociales, podemos encontrar las habilidades sociales ya que ayudan a que las personas se construyan y creen relaciones interpersonales saludables. Por lo que contar con dichas habilidades es necesario para guiar nuestras acciones hacia la construtividad y el equilibrio emocional.

Los autores García, Tobar, Delgado y Gómez (2017), definen las habilidades sociales como “un conjunto de capacidades, que permiten el desarrollo de un repertorio de acciones y conductas, que hacen que las personas se desenvuelvan eficazmente en lo social” (p.10). Además, las habilidades constituyen a lo largo de la vida un esquema de ideas, sentimientos, creencias y valores, los cuales influirán en la forma de comportarnos y la actitud que tengamos hacia el mundo.

Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (2019) define las habilidades sociales como la habilidad de una persona para afrontar satisfactoriamente las exigencias o retos de la vida diaria. Cada persona construye sus habilidades a través de sus reacciones habituales y sus pautas de conducta. Por su parte, Caballo (1993) apunta que las habilidades sociales son un conjunto de conductas que hacen que la persona pueda desenvolverse en un contexto, pudiendo expresar sus sentimientos, actitudes, deseos y opiniones adecuadamente, adaptándose a la situación en la que se encuentra. Las habilidades sociales ayudan en la resolución de conflictos y a reducir las dificultades en la vida diaria de una persona. Por consiguiente, podemos decir que las personas participantes en el Camino de Santiago pueden ver afectadas sus habilidades sociales debido a sus vivencias anteriores. Destacamos el estudio de Contini (2009) y la clasificación de las habilidades sociales en tres estilos; asertivo, no asertivo y agresivo:

  • Estilo asertivo: Sus relaciones sociales son positivas, se adaptan a la sociedad, dando su opinión, pero teniendo en cuenta no ofender a las otras personas. Se interesa por conocer los pensamientos de los demás, pero defiende sus derechos con seguridad. Del estilo asertivo destaca la resolución de conflictos, efectuada mediante el razonamiento lógico y no dejándose llevar por las emociones.
  • Estilo no asertivo: Se muestran carencias para defender sus derechos, expresar sus emociones e ideas. Resalta la necesidad continua de reconocimiento de los demás, llevándole a mostrar pasividad en la resolución de conflictos, pensado mucho que hacer y decir.
  • Estilo agresivo: No considera los derechos de los demás, expresando sus emociones y pensamientos de forma inadecuada. Carece de habilidades para la resolución de conflicto, afrontándolos de forma violenta.

Por ello, se puede decir que el estilo comunicativo con el que te diriges a las demás personas puede condicionar tu comportamiento social y limitar la expresión de tus habilidades sociales. Al respecto, Caballo (1993), dice que:

[…] el comportamiento socialmente apropiado se refiere a la expresión, por el individuo de actitudes, sentimientos, opiniones, deseos, respetando a sí mismo y a los otros, sucediendo en general, resolución de los problemas inmediatos de la situación y disminución de la probabilidad de problemas futuros (p. 412).

Sin embargo, Betina y Contini (2011) hablan de los comportamientos sociales como algo aprendido a lo largo de la vida, por lo que ciertas conductas de los adolescentes para interactuar con los demás dependen del proceso de socialización que han experimentado a lo largo de su vida. El primer agente socializador y, por lo tanto, el primer entorno en el que se desenvuelve la persona es su familia, el segundo la escuela y el tercero sus iguales. Por ello, es importante reconocer el papel que cumple la familia en el desarrollo de la persona, Rojas (2000) apunta que un entorno familiar afectuoso ayuda a que la persona se sienta protegida y más feliz. Es una forma de aumentar la autoestima, el optimismo, el sentimiento de pertenencia generando una actitud empática y comprensiva con los demás.

De igual modo, las habilidades sociales están estrechamente relacionadas con la inteligencia emocional. La inteligencia emocional es definida por Salguero, Fernández- Berrocal, Ruiz-Aranda, Castillo y Palomera (2011) como la “habilidad para percibir, usar comprender y regular las emociones” (p.143). Por su parte, Zavala, Valadez y Vargas (2008) conciben que ambas juegan un papel importante en la capacidad individual para guiar los desafíos de la adolescencia ya que ayudan a ser aceptados socialmente. La aceptación social es la relación del individuo con respecto a un grupo, basándose en el respeto. Todo esto ayuda a que los adolescentes cuenten con unas relaciones interpersonales satisfactorias. Ya que como nos dicen Gutiérrez y López (2015) la inteligencia emocional:

Nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social, que nos brindará mayores posibilidades de desarrollo personal. (p.44).

Por esto, otro factor para tener en cuenta en las relaciones humanas es la comunicación interpersonal como parte significativa de la existencia humana (Zaldívar, 2014). El autor señala que una persona que sepa establecer una buena comunicación interpersonal contribuye al bienestar y calidad de vida tanto para sí misma como para los demás.

Por lo mencionado anteriormente, entendemos que el ocio es un instrumento fundamental para fomentar una forma saludable de relación entre adolescentes. Como afirman Pérez y Cosín (2013), el ocio es capaz de prevenir y promocionar al mismo tiempo por lo que debemos fomentar un ocio constructivo, creando espacios lúdicos para el aprendizaje y facilitando la construcción de competencias que conduzcan a la reflexión en los adolescentes.

 5. Sesiones:

Las sesiones del presente proyecto se dividen en dos partes, que se llevan a cabo de abril a julio de 2019. En primer lugar, se realizan seis sesiones formativas (5.1), de las cuales cinco van dirigidas únicamente a los participantes españoles y una que va dirigida exclusivamente al equipo educativo que acompaña a los adolescentes. En segundo lugar, se encuentran siete sesiones dirigidas a las etapas (5.2) del Camino de Santiago, en las cuales participan ambos colectivos. Siendo un total 13 sesiones.

Para una mayor comprensión del proyecto, a continuación, se exponen dos tablas que explican de forma sintetizada las sesiones que se han realizado con los/las adolescentes. En la primera tabla se encuentran las sesiones formativas y en la segunda las sesiones durante el Camino de Santiago.

 5.1. Sesiones formativas:

Las sesiones formativas están compuestas por dinámicas que implican una cooperación grupal y esfuerzo físico para que los participantes comiencen a prepararse físicamente para el camino, aunque en sus respectivos recursos ya realizan actividades físico-deportivas. Esto ha servido para evaluar cómo se encuentra el grupo en cuanto a las condiciones físicas y psicológicas, y las actitudes y aptitudes para la convivencia (Ver tabla 1)

(Clic en la tabla para ampliar)

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 5.2. Etapas:

A lo largo de las etapas del camino de Santiago, se realiza una actividad principal que guía la intervención trabajando en base a dos temáticas: valores prosociales e interculturalidad; en la que los/as participantes serán los/as protagonistas. Para la realización de esta actividad el grupo de 22 personas se dividen en seis subgrupos, cada grupo está compuesto de forma mixta por participantes españoles e italianos junto a un educador/a. Cada grupo tiene una etapa asignada del Camino de Santiago y los integrantes se encargan de explicar al resto de compañeros/as la etapa a la que nos enfrentamos y la temática del día. Se elige un valor prosocial que quieran trabajar en esa etapa y algún aspecto cultural que deseen trabajar de Italia o España. Además, también deciden el momento para trabajar esta segunda parte, pudiendo hacerlo durante la etapa o al final de ésta (Ver tabla 2

(Clic en la tabla para ampliar)

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 6. Resultados:

Los resultados del grupo de participantes español se han obtenido a través de una tabla evaluativa (anexo 1 y 2) que se rellenaba en cada etapa. La evaluación se llevaba a cabo a través de un registro de observación directa, el cual se encargaban de cumplimentar cada día y de manera individual los/as integrantes del equipo educativo.

Los resultados se medían mediante la aplicación de una escala Likert del 1 al 5 con la siguiente correlación:

  1. Muy en desacuerdo
  2. En desacuerdo
  3. Parcialmente de acuerdo
  4. De acuerdo
  5. Muy de acuerdo

En la siguiente gráfica se puede observar la evolución de cada participante según la media que ha obtenido diariamente.

En la gráfica anterior muestra la evolución diaria de forma global. Se puede observar que los participantes se pueden dividir en un comienzo en tres pequeños bloques. En el primer bloque entrarían los participantes 1 y 6, que comenzaron con una puntuación bastante baja las etapas, llegando a tener una mejoría notable aumentando su media diaria al final del proyecto. En segundo lugar, encontramos los participantes 4 y 8, teniendo un comienzo con notas medias sobre el 3,5. Siendo el segundo más estable a lo largo del camino y el primero con más picos. En tercer lugar, encontramos los participantes 2, 3, 5 y 7, que comienzan de una forma muy igualitaria llegando a mantenerse todos iguales menos el siete que cae su media un poco al final. Para comprende y diferenciar mejor los resultados, es necesario destacar algunos ítems en los que cada participante ha destacado ya sea por baja o alta puntuación de las etapas.

  • Participante 1: Destaca por la media tan baja con la que comienza el proyecto un 2,6 sobre 5. Sus debilidades se encontraban en un primer momento en las áreas de trabajo cooperativo, resolución de problemas y expresión de las emociones, mostrándose apático ante algunas situaciones. Su evolución a lo largo del proyecto ha sido muy positiva, sobre todo, en al realizar el Camino de Santiago ya que demuestra un alto interés por conocer gente y nuevos lugares. Una vez ha comprendido los objetivos y deja de lado la persona que quiere mostrar, tomando las riendas de la persona que realmente es y mostrando sus capacidades. En ese momento se encuentra mucho más motivado ante el proyecto y voluntarioso, llegando a expresar sus emociones abiertamente y trabajando con sus compañeros/as de forma cooperativa, terminando el proyecto con una media general de 4 sobre 5.
  • Participante 2: Muestra una estabilidad en las medias a lo largo de todo el proyecto, comenzando con un 4,4 y terminando con un 4,2 sobre 5, puesto que su comportamiento ha sido muy estable. Su nota media decae 2 décimas en la última etapa debido a que la menor se aleja un poco de los compañeros en la misma, dedicando un tiempo a pensar en todo lo vivido en el último año a nivel personal. Es necesario remarcar que es una persona sociable, aunque algo influenciable, por lo que ha sido positiva la evolución en el ítem de solicitar ayuda cuando lo necesito y la forma de relacionarse con sus iguales. Para esta participante el proyecto ha ayudado a que tenga más pensamiento crítico, reconociendo que en algunas ocasiones su comportamiento ante la vida no ha sido el más adecuado, pero mostrando actitudes que si consigue trasladar a su vida diaria harán que su autoconfianza sea más elevada y no se deje influenciar por los demás. Ha sabido afianzar algunas de sus actitudes positivas tras conversar con los educadores/as.
  • Participante 3: La participante comienza con un 4 de media sobre 5 y ha ido puliendo algunas dificultades hasta alcanzar un 4,6 de media general. En un principio le costaba reconocer y expresar sus emociones. Ha sido una persona que siempre ha estado muy motivada, mostrando iniciativa y actitud positiva en las sesiones. Cabe destacar que la participante al comienzo mostraba dificultad para realizar muestras de afecto o cariño tanto a educadores/as, como compañeros/as, aunque al final del proyecto demostraba que era una persona afectuosa y agradecida. Durante el recorrido, se destaca su implicación en conocer la historia del Camino de Santiago y presentársela al resto de los compañeros/as. Este hecho, le permitía aumentar las relaciones interpersonales con el resto del grupo.
  • Participante 4: La participante inicia el proyecto con un 3,4 de media general y lo finaliza con un 3,9 sobre 5. Es una de las personas que desde un primer momento se conocía que a nivel conductual no iba a tener problemas, pero no se encuentra muy motivada ante el proyecto. Es una persona que muestra muchas dificultades para trabajar en equipo y resolver conflictos de forma asertiva, comenzando en estos dos ítems con un 2 y logrando conseguir un 4 en las últimas etapas. Por lo que podemos afirmar que ha mejorado a la hora de relacionarse y trabajar de manera cooperativa, sobre todo, en las actividades relacionadas con aspectos socioculturales: preparación y explicación de una etapa, visitas a monumentos históricos, mitos y leyendas del Camino de Santiago, etc. En esta participante cabe destacar la gran alianza que ha creado con la participante 6, llegando a consolidar una amistad y siendo un apoyo positivo a lo largo del proyecto.
  • Participante 5: El participante ha comenzado el proyecto con un 4,4 de media general y ha finalizado con un 3,7 sobre 5. La actitud ante el proyecto ha sido buena, pero cuando tiene un problema no pide ayuda al educador/a, lo deja sin solucionar e ignora a la otra parte del conflicto, algo que detectan los/as educadores/as e intervienen. Por lo tanto, podemos decir que la mayor dificultad que encuentra este participantes es para resolver los conflictos, haciendo que tenga altibajos a lo largo de la media general en el camino, ya que termina afectándole en los demás ítems. El participante 5 es una persona que sabe relacionarse con los demás, identifica y expresa sus emociones cuando alguien le pregunta de forma correcta, aunque hacerlo en base a otra persona le cuesta más. Se puede decir que, aunque su nota media general sea más baja al final, el proyecto le ha servido para mostrarse como persona y aprender a gestionar los conflictos de una forma diferente, aunque sigue necesitando ayuda de un adulto, se ha notado un cambio en su forma de actuar ante el conflicto.
  • Participante 6: La participante ha comenzado el proyecto con un 3 de media general y ha finalizado con un 4 sobre 5. Destaca la puntuación tan baja que tiene tanto en los ítems de participar de forma activa, trabajo cooperativo, empleo de las habilidades sociales y expresar las emociones, ya que de partida comienza con un 2 y finaliza con un 4 en gran parte de ellos. La participante 6 se caracteriza por ser una persona introvertida, que le cuesta relacionarse con soltura con los demás, aunque como se ha resaltado en la participante 4, han creado un vínculo positivo. A pesar de sus rasgos de personalidad, la progresión de dicha participante ha sido muy positiva, con una actitud activa y teniendo iniciativa en algunas de las actividades socioculturales como fue la preparación y puesta en escena del Circo de la Ilusión que se llevó a cabo en la Plaza del Obradoiro al finalizar el Camino de Santiago.
  • Participante 7: La participante inicia el proyecto con un 4 de media general sobre 5 y finaliza con un 4,2. Tiene una caída en la media general en la etapa 6, debido a un conflicto con el participante 8, siendo éste su punto débil, la resolución de conflictos, pedir ayuda al educador/a y expresar sus emociones. La participante a lo largo del camino se ha ido mostrando de manera más natural, con actitud alegre y relacionándose con todos/as de forma positiva. Ha mostrado una gran motivación por los aspectos socioculturales del Camino de Santiago y del grupo de italianos lo que le ha facilitado las relaciones interpersonales a pesar de las dificultades con el idioma.
  • Participante 8: El participante muestra una estabilidad en las medias a lo largo de todo el proyecto, comenzando con un 3,5 y terminando con un 3,5 sobre 5. Es una persona que a nivel conductual no presenta ninguna problemática, es bastante hermético a la hora de expresar sus emociones y reconocerlas, no tiene iniciativa ante las actividades, pero participa y se relaciona con sus compañeros/as. Destaca por la dificultad que tiene ante la resolución de conflictos, se fija en una idea y es difícil de cambiar en ese momento como ha sucedido en la etapa 6. Es necesario reconocer, que es una persona voluntariosa, atenta y que ayuda en todo lo que puede.

Tras todo lo expuesto anteriormente se puede concluir que el proyecto ha tenido unos resultados positivos tanto para educadores/as como participantes. Los/as participantes han sentido un reconocimiento hacia su buen comportamiento dándoles la oportunidad de participar en el proyecto. Además, a lo largo del mismo han aprendido a conectar con sus emociones y con las personas con las que han convivido durante la realización de este. El proyecto ha servido para crear un acercamiento del equipo educativo y los chicos y chicas, ayudando a sanar y ordenar algunos sentimientos y actitudes que les causaban malestar y no les dejaban desarrollar unas relaciones interpersonales totalmente satisfactorias.  Algo que subrayar de los resultados, es que los participantes que han destacado desde el principio por tener una conducta excelente han mostrado mayor dificultad a la hora de trabajar de forma cooperativa, careciendo un poco de habilidades para la resolución de conflictos y contando con dificultad para expresar sus emociones. Sin embargo, se puede afirmar que a lo largo del proyecto la mayoría de los/as participantes han mejorado su forma de relacionarse con el resto de compañeros/as. Además, se demuestra que generar vínculos afectivos entre los participantes mediante la participación en una actividad sociocultural, les facilita la adquisición de valores prosociales como son la tolerancia, el compañerismo y el respeto.

Por lo tanto, tras la experiencia se puede decir que, a través del ocio saludable, y el modelo de intervención diferente, se han cumplido los objetivos por los que se planteaba este proyecto.

Asimismo, y coincidiendo con el estudio de Navarro Pérez, Cosín y Perpiñán (2015), afirmamos que la mejora de las habilidades sociales se consigue mediante el ocio saludable como un espacio de relación, el cual ayuda a los adolescentes a socializarse con su grupo de iguales de manera positiva, como se ha podido observar a lo largo del proyecto.

En definitiva, se demuestra que las mejoras de las habilidades sociales ayudan en la resolución de conflictos y a reducir las dificultades en la vida diaria de una persona, y, por tanto, disminuyen los factores de riesgo dinámicos y conductas antisociales (Viera, 2017). Por otro lado, se ha podido ver reflejado la importancia de centrar la intervención socioeducativa en la creación de espacios de relación siendo los/as participantes autónomos, fomentando la cooperación y la convivencia grupal. Coincidiendo con Pérez Domingo (2014), llevar a cabo este tipo de actividades prosociales favorece que los/as adolescentes reconozcan la consecución de sus propios objetivos y, por tanto, se empoderen mediante la toma de decisiones y experiencias significativas.

Bibliografía

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Iris Manchado Riquelme, email: irismanchado@gmail.com