Mª Rosario Muñoz García
El trabajo que se presenta corresponde a un estudio de caso detallado en profundidad en el TFM del máster Intervención Educativa en Contextos Sociales – Calidad de Vida en Personas Adultas y Mayores (UNED, 2016), y tiene como finalidad poner de manifiesto los logros, dificultades, retos y oportunidades a la hora de generar relaciones intergeneracionales entre los jóvenes y los mayores desde Centros de Mayores municipales, y formular propuestas socioeducativas para impulsarlas.
El enfoque intergeneracional ha ido calando en la realidad local de forma muy dispar, con resultados apenas difundidos. Abordar este enfoque en un mundo globalizado se antoja un desafío de la Educación Social ante el progresivo envejecimiento de la población; abordaje que se va desvaneciendo cuando aterrizamos en la realidad local, ya que no parece terminar de materializarse en acciones definidas. Este artículo pretende arrojar luz sobre cómo se perciben las relaciones intergeneracionales en un ámbito local concreto, tanto en los colectivos afectados (acotado a mayores y jóvenes) como en los profesionales, formulando propuestas que promuevan actividades y programas intergeneracionales mayores-jóvenes, en la línea de una sociedad para todas las edades.
Para abordar el enfoque intergeneracional, previamente se hace necesario comprender el significado del lema de la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, que se celebró en Madrid en 2002: “una sociedad para todas las edades”. Queda este significado explícitamente recogido en los preparativos de la proclamación de 1999 como Año Internacional de las Personas de Edad.
Según Naciones Unidas (1995: 9):
“Una sociedad para todas las edades es aquella que ajusta sus estructuras y funcionamiento y sus políticas y planes a las necesidades y capacidades de todos, con lo que se aprovechan las posibilidades de todos, en beneficio de todos. Además, una sociedad para todas las edades permitiría a las generaciones efectuar inversiones recíprocas y compartir los frutos de esas inversiones, guiadas por los principios gemelos de reciprocidad y equidad”.
En la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento quedó definido un nuevo concepto de persona mayor. El envejecimiento activo fue uno de sus temas estrella, apostando por un modelo integrador de envejecer que, como indica Pérez Serrano (en Pérez y De-Juanas, 2013), implica una continua implicación social, económica, espiritual, cultural y cívica de los mayores, y no sólo a la capacidad de permanecer físicamente activos. Este modelo integrador alienta la participación de las personas mayores en la toma de decisiones y las relaciones intergeneracionales, entre otras cosas.
El proceso de envejecimiento no ha de ser observado como un problema, sino como un desafío para todos, tanto para la sociedad como para el individuo que envejece (Abellán y Esparza, 2009; Meléndez, Navarro, Oliver, y Tomás, 2009). Y en ese desafío, sabemos necesario potenciar el contacto entre las generaciones jóvenes y las mayores.
El Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento (MIPAA, sus siglas en inglés), declaración política firmada en la conclusión de la Asamblea Mundial del Envejecimiento de 2002, hizo una nítida alusión a la solidaridad entre las distintas generaciones, como se constata en su artículo 16: “Reconocemos la necesidad de fortalecer la solidaridad entre las generaciones y las asociaciones intergeneracionales, teniendo presentes las necesidades particulares de los más mayores y los más jóvenes y de alentar las relaciones solidarias entre generaciones” (MIPAA, 2003).
Respecto a la opinión de la ciudadanía, el dato más representativo que se puede aportar es el obtenido en un sondeo europeo realizado en 2009, con motivo de la celebración del Día Europeo de la Solidaridad y Cooperación entre Generaciones (The Gallup Organization, 2009). A la pregunta de si existían suficientes oportunidades para que las personas mayores y las jóvenes se reunieran y trabajaran conjuntamente en asociaciones o en proyectos comunitarios locales, la respuesta mayoritaria, en 21 estados de la Unión Europea, fue negativa. El 92% de los encuestados estuvieron de acuerdo en la necesidad de que las autoridades locales apoyasen más a las asociaciones e iniciativas que fortaleciesen las relaciones entre jóvenes y mayores.
Según avanzamos en el tiempo, está aún más presente el enfoque intergeneracional, como apreciamos en el informe de Naciones Unidas (2012), Ageing in the Twenty-first Century. A celebration and a challenge, donde se analiza la situación de las personas mayores y se examinan los progresos logrados después de la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento (2002).Así, el año 2012 fue declarado como “Año europeo del envejecimiento activo y de la solidaridad intergeneracional”, con el objetivo de promover la creación en Europa de un envejecimiento saludable en el marco de una sociedad para todas las edades.
Coincidiendo con Gutiérrez y Hernández (2013), creemos que los programas intergeneracionales, al permitir que niños y jóvenes entren en relación con personas mayores, son un buen instrumento para reconstruir un tejido social que se ha ido destruyendo en las sociedades avanzadas debido a que los escenarios político, educativo y económico se han ido configurando en torno a criterios que sitúan la edad en un lugar prioritario (políticas sectoriales, mercados de consumo especializados, oferta de actividades de ocio y tiempo libre dirigidas a un grupo de edad en concreto, etc.), contribuyendo así al desencuentro entre distintas generaciones.
Como hemos visto, el impulso generador del enfoque intergeneracional ha partido de estamentos globales, muy amplios, tales como Naciones Unidas o la OMS. Naciones Unidas, que calcula que la población de más de 60 años podría ascender hacia el 2050 a unos 2.000 millones de personas, lo que representaría más del 20 por ciento de la población mundial, ha sido promotora y organizadora de las dos Asambleas Mundiales sobre el envejecimiento. La OMS coordina actualmente un Proyecto mundial de Ciudades y Comunidades Amigables con las Personas Mayores1.
En base a lo expuesto, entendemos por enfoque intergeneracional la opción de dirigir la atención y la capacidad de acción institucional hacia los problemas sociales desde el supuesto de que la respuesta está en el fortalecimiento de los procesos de desarrollo humano, respuesta que puede ser impulsada y desarrollada desde el encuentro y la vinculación entre generaciones. En torno a la Educación Social, se configura así un marco teórico que envuelve las acciones socioeducativas.
Los programas intergeneracionales intentan ofrecer a las personas mayores formas de optimizar sus oportunidades de participación, salud y seguridad, con lo que están en línea con las claves de promoción del envejecimiento activo según las indicó, en paralelo con la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, la Organización Mundial de la Salud, y que quedan actualizadas en su informe Envejecimiento activo: un marco político en respuesta a la revolución de la longevidad (OMS, 2015). Estos programas implican a los profesionales, que posibilitan los encuentros primero, y las relaciones intergeneracionales después, por lo que son personas clave como promotores, ya que sin duda su realización supone un esfuerzo adicional importante. Estos profesionales han de pensar qué espacios pueden acomodar mejor a personas de todas las edades y facilitar el intercambio intergeneracional (Sánchez, M., Kaplan, M. y Sáez, J., 2010).
Diferentes son los Centros Intergeneracionales, que se refieren a las instalaciones en las que se ofrecen de forma continuada y simultánea servicios a personas de distintas generaciones, siendo en la mayoría de los casos niños y personas mayores los destinatarios de estos servicios (Goyer, en Jarrott y Weintraub, 2007). De acuerdo con estos autores, ya no se trataría solamente de organizar actividades intergeneracionales, ni siquiera programas intergeneracionales; se trataría, además, de que personas de distintas generaciones estén juntas todo el tiempo que deseen y de que, igualmente, esas personas no tengan la sensación de que alguien les quita su espacio de referencia e identidad.
Podemos afirmar que la experiencia intergeneracional, definida como un proceso de participación, constituye una oportunidad para contribuir al desarrollo de la convivencia social y al enriquecimiento de las relaciones sociales como base del desarrollo local. Igualmente, es una herramienta para cambiar las circunstancias de vida individual y colectiva, así como un escenario para la construcción de nuevos paradigmas.
El diseño de este trabajo se perfila dentro del marco metodológico del estudio de caso. Según Stake o Coller (2005), la nota distintiva del estudio de casos radica en la comprensión de la realidad objeto de estudio, y afirma: “El estudio de casos es el estudio de la particularidad y de la complejidad de un caso singular, para llegar a comprender su actividad en circunstancias importantes” (p. 11).
Objetivo General: Sensibilizar y aportar propuestas de acción desde un enfoque intergeneracional, para promover actividades y relaciones de convivencia entre mayores y jóvenes, así como estrategias de intervención profesional que puedan ampliar el abanico de actividades intergeneracionales desarrolladas desde los Centros de Mayores municipales de Alcobendas.
Objetivos Específicos:
Conocer y analizar las actividades e iniciativas con enfoque intergeneracional existentes en los Centros de Mayores de Alcobendas y en el ámbito nacional e internacional.
Conocer y comprender tanto las dificultades como los elementos facilitadores de que se disponen para programar y desarrollar actividades intergeneracionales mayores-jóvenes.
Identificar cuáles son los intereses y espacios comunes en los que los grupos generacionales de mayores y jóvenes pueden coincidir y vincularse socioculturalmente.
Formular, a tenor de los resultados, propuestas de acción factibles para impulsar el enfoque intergeneracional desde los Centros de Mayores.
Las fuentes, técnicas e instrumentos utilizados quedan resumidos en la tabla siguiente.
Tabla 1 – Fuentes de Información, técnicas e instrumentos (Elaboración propia)
Fuentes de Información |
Técnicas e instrumentos |
Fuentes documentales: Libros y artículos. Webgrafía. Documentos Municipales sobre Mayores a disposición en la Página Web municipal. Memorias anuales del Servicio de Mayores. Otros documentos de interés para el caso. Informantes clave: 4 grupos de personas mayores talleres autónomos (aprox. 30 personas); 40 jóvenes (Servicio de Juventud); 4 profesionales Servicio Mayores; 2 responsables institucionales; mayores y jóvenes colaboradores en escenarios intergeneracionales. |
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El trabajo de campo con distintos profesionales de los Centros de Mayores de la localidad se materializó en un total de seis entrevistas en profundidad. Con las personas mayores discurrió en el Centro de Mayores “Pedro González Guerra” (Alcobendas).En este Centro se visitaron durante varias semanas los grupos de personas mayores de los denominados “talleres autónomos” de lectura, labores, pintura y marquetería. Se les expuso el motivo de la visita, interactuando y explorando posibles prejuicios y estereotipos y preguntando en estos grupos sobre imágenes e intereses comunes mayores-jóvenes y su predisposición a participar en actividades intergeneracionales.
Para recabar información de los jóvenes, se obtuvo permiso de la Escuela de Animación de Alcobendas, que facilitó la visita a dos grupos de jóvenes (18-25 años) del curso de monitores de ocio y tiempo libre en el Centro IMAGINA. Se les solicitó rellenaran un cuestionario previamente elaborado.
Los dos escenarios de observación participante comprendieron actividades intergeneracionales diferentes (ambos se grabaron en vídeo): Uno, el 6/4/2016, en el Centro “Urbanizaciones” (Alcobendas), donde se conformó una mesa redonda informal para poner en común imágenes que una generación tiene sobre la otra e intereses y espacios que podrían compartirse. El otro surgió con motivo de la Semana del Libro y giró en torno a un tema: “la escuela”. Tuvo lugar el 20/04/2016 en el Centro “Pedro González Guerra” (Alcobendas).
Por último, se realizó una devolución de los resultados a los profesionales para dar la oportunidad de realizar comentarios y consideraciones antes de la elaboración de las conclusiones y propuestas.
Alcobendas es una ciudad del norte de la Comunidad de Madrid, con 113.219 habitantes, y con un 14,5 % de población mayor de 64 años (datos de padrón a 1 de enero de 2016). Está divida en un distrito empresarial y tres distritos urbanos. Los urbanos son: Centro, Norte y Urbanizaciones, siendo el distrito Centro el que alberga mayor porcentaje de personas mayores de 64 años.
En Alcobendas, los Centros de Mayores son una apuesta importante de su Ayuntamiento desde la década de los ochenta del siglo pasado, habiendo aumentado no solo en número, sino en la cantidad y calidad de las actividades y servicios que ofrecen. Se han transformado con el transcurrir del tiempo en Centros de carácter socioeducativo y, tal como apunta Limón (2002), han sido capaces de convertirse en eje de un conjunto polivalente de programas y servicios para las personas mayores, sin renunciar a su carácter primigenio de lugar de encuentro. Son además promotores de la convivencia y la mejora de las condiciones de vida de las personas mayores. Es un contexto donde se desarrollan dos grandes programas interrelacionados: terapia ocupacional y animación sociocultural, con una programación amplia de actividades. Según la Encuesta de Calidad de Vida en la Ciudad, son valorados por la ciudadanía con un 7,9. Todo ello nos lleva a pensar que en la actualidad ofrecen un abanico de actividades, programaciones y espacio físico bastante acorde con las necesidades de un sustrato representativo del colectivo heterogéneo y cambiante de las personas mayores. Son beneficiosos, entre otras cosas, porque entrañan programas socioeducativos, acciones planificadas que ofrecen a las personas mayores apoyo para su desarrollo y autorrealización personal, para adaptarse lo mejor posible a los cambios, para mejorar hábitos, cambiar valores, actitudes y conductas, y mantener autonomía e independencia, estar activos y acceder a aprendizajes significativos a lo largo de todo el curso vital.
Un sello diferenciador de estos Centros, tanto para bien como para mal, es la segregación. Las actividades y el acceso a los propios Centros, como espacios, se reserva a los socios (personas mayores). No obstante, esta segregación está concebida como positiva, pues su pretensión es contrarrestar la discriminación que sufren las personas mayores en la sociedad en general, con efectos tan negativos como la exclusión de los espacios de educación y de actividades recreativas y culturales, así como el desconocimiento continuo de sus capacidades, saberes y experiencias. Por esto, los servicios y programas que se imparten en estos Centros son tan necesarios. Tienen, por tanto, su propósito específico, con un personal cualificado y sensibilizado para detectar y atender las necesidades de las personas mayores. Sin embargo, estos Centros, a la vez que suponen un beneficio innegable, corren el riesgo de cerrarse en sí mismos y no dar oportunidad a las relaciones con otros grupos de edad, como son los jóvenes.
En lo referente al abordaje de actividades intergeneracionales en los Centros de Mayores de Alcobendas a lo largo de su historia, aun no siendo comparables empíricamente con otros estudios de caso al no haberse hallado estudios similares, no distan mucho de lo que se observa en distintas páginas web de Centros de Mayores españoles. El denominador común es el carácter de las actividades intergeneracionales, que no están enmarcadas en un programa intergeneracional concreto, siendo puntuales y de corto recorrido. Estas actividades conllevan actuaciones de los mayores principalmente con niños, siendo apenas perceptibles las actividades mayores-jóvenes.
Localizamos una Guía Práctica editada por la Diputación Foral de Bizkaia en 2015, titulada “Hacia una Sociedad Intergeneracional. ¿Cómo impulsar programas para todas las edades”, de donde extrajimos los programas de interés para el caso, tanto en el ámbito nacional como en el internacional, que relacionan a personas mayores y jóvenes? Los más significativos se muestran a continuación, tablas 2 y 3:
Tabla 2 – Programas nacionales de interés para el caso
Tabla 3 – Programas internacionales de interés para el caso.
De los logros y recursos municipales que pueden favorecer la implantación y desarrollo de un programa intergeneracional sólido, consideramos el asociacionismo y el voluntariado un tejido social de gran valor en Alcobendas. En primer lugar, porque en ambos casos personas jóvenes y personas mayores participan de forma voluntaria. Existen asociaciones tanto de jóvenes como de mayores, y asociaciones en los que la edad nada importa (culturales, sociales, deportivas), y los profesionales nos relataron cómo contando con ellas y/o a través del voluntariado ya se vienen haciendo algunas actividades intergeneracionales. También las propias necesidades de estas asociaciones podrían derivar en proyectos intergeneracionales. En segundo lugar, hemos visto que las personas mayores que participan en los Centros de Mayores tienen una predisposición abierta a realizar conjuntamente actividades con los jóvenes. Contrariamente, se advierten muchas dificultades en la captación de los jóvenes. Precisamente, salvar este obstáculo a través de las asociaciones juveniles parece una buena opción. Conjugar asociaciones de mayores y de jóvenes, apoyándonos en profesionales municipales tanto del Servicio de Mayores, de Juventud y de Participación Ciudadana sembraría la semilla de la investigación-acción participativa en el campo intergeneracional, definido este como el conjunto de conocimientos (teorías, investigaciones, práctica) y de acciones (en especial las políticas públicas y los programas intergeneracionales) encaminados a aprovechar de modo beneficioso el potencial de la intergeneracionalidad, en tanto encuentro e intercambio entre personas y grupos pertenecientes a distintas generaciones (Newman y Sánchez, 2007, p. 49). Por otro lado, de forma paralela o interconexionada, contar con los centros educativos como recurso y aliados de gran valía a la hora de motivar a los jóvenes a participar en propuestas intergeneracionales favorecerá igualmente la continuidad de los programas.
A la par, se han detectado dificultades muy arraigadas, tales como la segregación de espacios, la imagen negativa de la vejez, la falta de continuidad de actividades intergeneracionales, variadas dificultades profesionales, el desconocimiento entre las generaciones mayores y jóvenes y la dificultad para que los jóvenes quieran realizar actividades con los mayores.
Además de la falta de continuidad de las actividades intergeneracionales, nos reportaron los profesionales como una dificultad la carencia de evaluación, que nos queda unida a lo que hemos denominado “inversión de esfuerzo sin garantía de acierto y logro”. Gillian Granville (2002) llevó a cabo, a iniciativa de la Beth Johnson Foundation, un trabajo de evaluación de los programas intergeneracionales en Gran Bretraña. Granville finalizó su evaluación con una recomendación que nos parece aplicable a nuestro caso: “El reto de la práctica intergeneracional es encontrar y ponerse de acuerdo acerca de los resultados que trata de conseguir” (Granville, 2002, p. 26). Los retos planteados en nuestro caso: 1) Sensibilización y motivación social; 2) Participación juvenil; 3) Espacios intergeneracionales, se han de transformar en objetivos de programas intergeneracionales. Estos objetivos, tanto generales (más difíciles de medir, la meta del programa es amplia y subjetiva), como específicos (planteando resultados medibles a corto y medio plazo) han de concretarse. De acuerdo con Sánchez y Pinazo (2005), sin concentrarse en objetivos concretos y en demostrar mediante rigurosos y sistemáticos procesos de evaluación lo que realmente se logra, los programas intergeneracionales no podrán superar su minoría de edad y pasar a ser considerados un instrumento serio y valioso, tanto en las políticas sociales como en el desarrollo de individuos y de comunidades.
Como vemos, ante los tres retos que nos encontramos, la investigación realizada nos abre un abanico de oportunidades a la hora de afrontarlos desde un enfoque intergeneracional, según se recoge en la imagen 5. Nos detendremos, por su interés, en la oportunidad que representa la confluencia de intereses y espacios comunes en las generaciones mayores y jóvenes, que se pudo constatar en los dos escenarios de observación participante:
“La escuela”2: Se pudo constatar que abrir actividades de las personas mayores a los jóvenes es una forma de acercamiento entre las generaciones muy valiosa, en cuanto a intercambio de saberes y experiencias en ambas direcciones. Y hacerlo a través de un tema, en este caso la escuela, invita a la conversación, al debate y al descubrimiento mutuo.
Mesa redonda intergeneracional3: La evidencia más palpable de lo fructífero que resulta el trabajo en grupos intergeneracionales mayores-jóvenes a la hora de aportar ideas y soluciones sobre temas concretos, la hallamos en el encuentro celebrado el 6 de abril de 2016, en una mesa redonda informal en la que participaron tres jóvenes y cinco personas mayores y de la que sintetizamos las propuestas e ideas allí recogidas en tabla 4.
Tabla 4 – Síntesis de propuestas de Mesa Redonda Intergeneracional. (Elaboración propia)
Mesa Redonda-Encuentro Intergeneracional 6 de abril 2016 “Centro Urbanizaciones” |
PROPUESTAS |
Naturaleza: salidas conjuntas, senderismo, deporte suave. |
Cocina: los jóvenes aprenderían de las personas mayores. |
Manualidades. |
Tareas de la vida cotidiana: los jóvenes aprenderían de las personas mayores a organizarse en tareas domésticas, pequeñas tareas de costura (botones, bajos) |
Audiovisual: las personas mayores aprenderían de los jóvenes a realizar y editar vídeos, fotografía. O bien, un grupo mixto de jóvenes y mayores aprenderían a la vez. |
TIC: las personas mayores aprenderían de los jóvenes manejo del móvil, la Tablet, etc. |
Lectura: compartir afición. |
Semana del Mayor: promocionar y abrir la participación de los jóvenes en este evento que se celebra todos los años. |
Baile en línea: compartir coreografía. |
Cuentacuentos: jóvenes y mayores podrían participar en una actividad de cuentacuentos para los más pequeños. |
Risoterapia: un taller de risoterapia para jóvenes y mayores (grupo mixto). |
ESPACIOS IDENTIFICADOS COMO “ABIERTOS”, DE CONVIVENCIA EN LA CIUDAD |
Polideportivo. |
Universidad Popular. |
Espacios creados ex profeso para realizar actividades conjuntas jóvenes-mayores. |
Plaza pública (identificada con el baile en línea, que los mayores una vez al año realizan en la Plaza Mayor). |
Centro Cultural “Pablo Iglesias” – Dispone de Mediateca, aulas polivalentes y auditorio. |
Espacio “La Esfera”- sede de las Casa Regionales. Consta en su parte superior de un gran espacio escénico polivalente, Esfera-Plaza Cubierta, apto para la realización de espectáculos, ferias y actos de gran afluencia de público. Dispone de aulas polivalentes. |
IDEAS SURGIDAS PARA INCENTIVAR LA PARTICIPACIÓN JUVENIL |
Certificado o Diploma, en el caso de que los jóvenes participen en actividades de enseñanza (móviles, TIC, etc) a las personas mayores. |
Eliminar costes para los jóvenes que acompañan a un mayor, con la idea de que los jóvenes se animen a ir con sus abuelos y echar unas cartas o compartir un rato en la cafetería. |
Triangulando, vemos oportunidades en las coincidencias de intereses de los dos colectivos, asociadas a imágenes positivas que tienen los jóvenes de los mayores, así como oportunidades de aprendizaje en ambas direcciones en torno a ellos.
Concluimos necesario que las propuestas intergeneracionales que partan de este estudio de caso se configuren como proyectos dentro un programa intergeneracional, diseñado con objetivos concretos y recursos, tanto humanos como materiales, para salvar todas las dificultades profesionales detectadas y para una mejor difusión de las acciones, que vaya germinando socialmente, configurando una sociedad en la que se valoren y practiquen las relaciones intergeneracionales.
Nos encontramos en Alcobendas espacios y centros públicos segregados. Los propios Centros de Mayores lo son, algo que ha sido reiterado por la totalidad de los profesionales entrevistados como una dificultad. Se advierte la conveniencia de una apertura paulatina, que ha de ir acompañada de intervenciones a través de proyectos intergeneracionales, enmarcados en un programa, que conlleven el verdadero encuentro entre las distintas generaciones. Se concluye que lo contrario puede ser origen de conflictos. Los profesionales han dejado constancia de que las relaciones entre las personas mayores y los jóvenes, hoy por hoy, no se producen de forma natural, que ambas generaciones pueden concurrir en un mismo espacio físico sin atisbo de relación, y lo corroboramos con el estudio de caso llevado a cabo en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife (Canarias) por Delgado, Calero y González (2016) respecto a la potencialidad de los espacios públicos abiertos para las relaciones intergeneracionales. Ponen de manifiesto que plazas y espacios públicos son lugares de encuentro, pero la desconfianza mutua y los estereotipos sociales crean una brecha generacional que dificulta en estos lugares las interrelaciones entre jóvenes y mayores. Entendemos que para que la relación intergeneracional sea posible en espacios y centros públicos se han de desarrollar actividades de encuentro entre los distintos grupos de edad, promovidas a partir de programas intergeneracionales con presencia de profesionales específicos (estas actividades pueden ser inducidas por proyectos comunitarios que impliquen a todas las generaciones).
Por otra parte, los estereotipos y las imágenes negativas que de los mayores imperan en la sociedad son siempre un obstáculo a neutralizar. La potencialidad de los espacios/talleres autónomos de mayores para difundir su valor como espacios de co-aprendizaje y poder extender este co-aprendizaje a los jóvenes es de absoluta relevancia dentro del caso. Si nos fijamos en los resultados obtenidos en cuanto a intereses comunes de ambos colectivos (mayores y jóvenes) parte de ellos confluirían en estos espacios (manualidades, pequeñas tareas de costura…). Esto supone un punto interesante a la hora de dar cabida en los Centros de Mayores a los jóvenes para aprender de las personas mayores aquello que es de su interés. Pero la confluencia de intereses va mucho más allá (debates, naturaleza, baile en línea, teatro, salidas culturales, cocina, etc.), es más amplia de lo imaginable y deja un dilatado margen a la programación intergeneracional mayores-jóvenes. Nos brinda también la posibilidad de proyectar el enfoque intergeneracional en los espacios de ocio de los Centros de Mayores, como son las cafeterías, a través de los juegos de mesa, ya que se trata de un interés común a trabajar.
El estudio de este caso conduce a afirmar que aunque debe seguir en marcha una programación específica y adecuada a los intereses del colectivo de personas mayores, ya que es absolutamente necesaria, reportaría muchos beneficios contemplar en la programación el intercambio y la auténtica relación y conocimiento entre distintas generaciones. Sobre todo entre jóvenes y mayores, pues existe una brecha generacional palpable que socialmente es conveniente estrechar. Por ello, parece adecuado potenciar el desarrollo de un plan intergeneracional en Alcobendas que parta del Servicio de Mayores y que contemple diferentes programas, con sus respectivos proyectos. Entre ellos aquellos con protagonismo de los mayores y los jóvenes, para los cuales, y basándonos en nuestras conclusiones, vamos a proponer a continuación distintas propuestas de acción, recogidas en la Imagen 8.
Como se aprecia, estas propuestas se enmarcan dentro de tres ejes programáticos, dependiendo de los promotores de las acciones:
Sensibilización y difusión intergeneracional (Servicio de Mayores – Servicio de Juventud – Asociaciones de Mayores – Asociaciones de Jóvenes).
Intereses y espacios comunes, intercambio de saberes y conocimiento mutuo entre jóvenes y mayores (Centros de Mayores-Centro de Juventud IMAGINA y abiertos a Centros de Educación Secundaria y demanda general).
Colaboraciones de los Centros de Mayores con Centros de Educación Secundaria y Universidades.
Se propone un tipo de organización para los programas que se implanten que siga el modelo elaborado por la profesora Sally Newman (1998), fundadora de Generations Together, para representar cuáles son los componentes de un programa intergeneracional (Imagen 9). Se trata de un modelo que representa una rueda, con su eje central (objetivos) y sus radios. Nos decantamos por este modelo observando que parcela las diferentes piezas del programa, lo que a nuestro juicio facilitará una buena gestión del mismo de inicio a fin.
Objetivos: son el eje central. El Plan ha de configurarse con un objetivo general o misión. Cada programa y cada proyecto igualmente responderán a este objetivo, pero tendrán los propios, tanto generales como específicos, de forma que puedan medirse en cascada.
Comunidad: conectar las propuestas con la realidad de Alcobendas, donde conviven un gran porcentaje de gente joven y mayor.
Institucionalización: los programas que se materialicen han de enmarcarse institucionalmente dentro de los Servicios municipales del Ayuntamiento de Alcobendas. Significa: liderazgo compartido, tanto institucional como profesional.
Administración: adecuada gestión y coordinación de recursos, tanto materiales como humanos, sin la cual estas propuestas serían inviables, quedando bien diferenciado qué administra cada parte implicada en el programa.
Evaluación: es imprescindible proveerse de una estrategia y de instrumentos adecuados para la evaluación de los programas según los fines que persiga ésta, si queremos darles continuidad. Parece conveniente conducir la evaluación de tal forma que recoja en su conjunto, de principio a fin, el grado de consecución de los objetivos socioeducativos que los programas intergeneracionales conllevan.
Participantes: se hace especial hincapié en los beneficiarios directos: personas y grupos destinatarios (los mayores y los jóvenes).
Trabajo en red: está conectado con el componente de institucionalización. Se necesitan esfuerzos y acciones vinculados entre sí. Principalmente tendrán que trabajar en red los servicios municipales para poder lograr unos buenos resultados. Pero esta red será mucho más extensa, puesto que se contactará con Colegios e Institutos, Asociaciones, Universidades, etc.
Financiación: en el Presupuesto anual se ha de asignar la cantidad prevista para cubrir los gastos de personal y los costes adicionales en materiales u otros conceptos o contar con financiación externa.
Personal: Se necesita implicar a profesionales de muy distinto tipo (profesorado de instituto o colegio, profesionales de centros de mayores y centros juveniles, profesionales en participación ciudadana, etc.), con distintas necesidades.
Con toda la cautela que la limitación de este estudio sugiere, contemplamos que lo propuesto haría posible comenzar un camino documentado de las acciones que se llevaran a cabo, permitiendo difundir las buenas prácticas, para que pudieran ser replicables por otros municipios de características similares y estudiadas por la comunidad científica. Igualmente, haría posible hacer partícipe de los logros a toda la población de Alcobendas y a la sociedad en general, tejiendo relaciones entre jóvenes y mayores que se tornen naturales. Todo ello en un proceso de sensibilización acorde con la visión de Naciones Unidas sobre una sociedad para todas las edades, donde el envejecimiento activo y la solidaridad intergeneracional se sientan y asienten como un valor social de gran magnitud.
Finalizamos considerando que existe una necesidad de continuar líneas de investigación similares que permitan conocer la realidad del enfoque intergeneracional mayores-jóvenes y acercar a estas dos generaciones, ahora mismo muy distanciadas en las sociedades occidentales. Estas investigaciones nos permitirían avanzar en las teorías globalizadas que abordan la intergeneracionalidad y, sobre todo, en su práctica, ya que la investigación puede, y debe, ser motor de la acción. De la misma manera, consideramos que existe una necesidad imperiosa de difundir resultados y buenas prácticas para que vaya calando en la sociedad el enfoque intergeneracional, configurándola verdaderamente como una sociedad para todas las edades. Es realmente un reto de la Educación Social en tiempos de globalización, donde debemos pensar globalmente y actuar localmente.
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