Redacción
El conservadurismo rampante está deshaciendo de manera vertiginosa los mimbres de la vinculación social que tan penosamente habíamos conseguido urdir. En este sentido, se nos está abocando a las ruinas, se nos está arruinando, literalmente, porque se nos está robando nuestro suelo social, nuestro espacio vital. No se trata de compadecerse ni de tratar de recuperar un pasado que ya no volverá, sino de aprender de este pasado para reinventar nuestro presente y nuestro futuro. Se trata, una vez más, de llevar a cabo un ejercicio constante y consciente –propio de los educadores, educadoras y de los actores sociales– de contrahegemonía, de “vigilancia epistemológica” en términos de Bourdieu. Ahora, más que nunca, se trata de “pensar entre las ruinas”, de reconstruir el tejido social y de ocupar los espacios que nos están hurtando.
Paulo Freire ya nos avisaba en 1994 de que en este nuevo mundo que viene “la única certeza es la de no tener certezas”.
Y resulta que el “derecho” es, o era, una de las certezas primordiales. ¿Cómo queda todo ese mundo “seguro” del estado de derecho en esta situación de cambio?
Como educadoras y educadores sociales, como ciudadanos y profesionales, deberíamos estar en disposición de dar respuesta a estas nuevas situaciones. Situaciones que generarán demandas, no tengamos duda (algunas ya están aquí: el acceso a los derechos de salud por parte de los colectivos “irregulares” de inmigrantes, o los listados de ocupantes ilegales de determinados asentamientos urbanos, etc.) en ese encargo controlador. Y que nos interpelarán sobre de qué nos hemos de ocupar: si de las personas y sus derechos o del encargo.
Las preguntas sobre quiénes son (/ somos) los excluidos, o sobre si, como profesionales, somos antídotos o factores de estigmatización y etiquetado, o sobre si trabajamos en el “control y gestión” o en la elaboración de estas situaciones con las poblaciones vulnerables que la padecen, están aquí y con más actualidad que nunca. ¿Dónde quedan los derechos humanos en estos momentos?, por ejemplo. Pregunta a la que muchas veces no acabamos de encontrar una única y definitiva respuesta.
Por eso y para eso, abrimos este espacio a vuestra colaboración, a vuestras reflexiones y a vuestras experiencias. Para, entre todos, configurar desde la interpelación, cuál es la palabra de la Educación Social en relación a los derechos Humanos, en este escenario de cambio de época que estamos viviendo. En este momento “de enjambre digital” en el que como dice Byung-Chul Han, se está alumbrando una nueva forma de dominio desde la “psicopolítica”, heredera de la biopolítica que dibujó Foucault.
Puedes enviarnos tu colaboración antes del 15 de diciembre de 2014 a res@eduso.net siguiendo las indicaciones que encontrarás en el apartado COLABORAR en la parte superior de la pantalla.
