Rebeca Anaya Gago, Adela Bermúdez Palomino, Gloria Lara González, Mª Carmen Solís Pérez. Universidad Pablo de Olavide (Sevilla)
Nuestra investigación se centra en conocer las percepciones que los alumnos de Sociología y Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la universidad Pablo de Olavide tienen acerca de la Educación Social. La Educación Social ha de ser una carrera que se complemente tanto del Trabajo Social como de la Sociología pero ¿conocen la metodología y funciones de la Educación Social? ¿Qué piensan acerca de ello? Para ello nos hemos marcado un objetivo general complementado con dos aún más específicos donde podamos incidir en sus creencias y conocimientos acerca de la Educación Social. Como técnica de investigación hemos utilizado entrevistas realizadas a 5 personas aleatorias de ambas disciplina llegando a la conclusión de que no está muy definida aún la carrera de Educación Social, y que las causas de esto pueden ser la falta de información, conocimiento de la metodología o la situación actual que estamos viviendo donde cada vez se recorta más la cabida del Educador/a Social.
La pregunta de investigación que hemos abordado trata de responder cómo conciben y perciben los alumnos/as de 3º de Trabajo Social y Sociología de la Universidad Pablo de Olavide el perfil del educador/a social.
Nos hemos propuesto esta temática ya que observamos que en nuestra sociedad en general y, en concreto, en los profesionales de las Ciencias Sociales existen muchos prejuicios y una imagen equivocada de lo que consideramos que es la figura del educador/a social y/o sus competencias: sencillamente, no se conoce. Es por esto por lo que consideramos que es un reto en educación el conocer la figura de dicho profesional para que esto dé lugar a la eliminación de prejuicios y de prenociones concebidas por la sociedad.
Eso es lo que pensamos pero, ¿es cierto que se tiene tantos prejuicios?, ¿son impuestas etiquetas negativas?, ¿conocen los profesionales nuestra profesión? A todas estas preguntas intentaremos responder a lo largo de nuestra investigación.
Cabe destacar que, basándonos en la Asociación Estatal de Educación Social (ASEDES, 2007), entendemos la figura del educador social concebida sobre unas competencias y funciones básicas y consolidadas a nivel nacional.
Estas competencias básicas serían relacionadas con las capacidades comunicativas, con las capacidades relacionales, de análisis y síntesis, crítico-reflexivas y para la selección y gestión del conocimiento y la información.
Mientras que, las funciones básica en base a las competencias del educador social serían: transmisión, desarrollo y promoción de la cultura; generación de redes sociales, contextos, procesos y recursos educativos y sociales; mediación social, cultural y educativa; conocimiento análisis e investigación de los contextos sociales y educativos; diseño, implementación y evaluación de programas y proyectos educativos; y gestión, dirección, coordinación y organización de instituciones y recursos educativos.
Basándonos en estas funciones, nos proponemos explicar si los estudiantes de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla), conciben al Educador/a Social teniendo en cuenta estas funciones y competencias, o solo se basan en algunas.
Decidimos preguntar a alumnos/as de Trabajo social y Sociología ya que pertenecen a nuestra misma Facultad, la Facultad de Ciencias Sociales y, por tanto, vemos importante el conocer si, los más allegados a nosotros, conocen bien de qué trata nuestra profesión y si estamos etiquetados de una manera errónea.
Calificativos como perroflautas (LLadó, 2011)[1] son los más sonados en cuanto a la figura del educador/a social. Estamos seguras que a todos/as nos suena.
Como objetivo general, y muy unido a la pregunta de investigación nos planteamos:
Para alcanzar a nuestro objetivo general hemos creado unos objetivos más específicos que son:
Para ello nos basaremos en una metodología cualitativa ya que la manera que nos parece más efectiva para llevar a cabo esta investigación sería a través del análisis de discurso de las diferentes entrevistas que se van a realizar.
Como indicamos anteriormente, para nuestro trabajo de investigación, elegimos usar una metodología cualitativa por basarse en el análisis del discurso social. Para ello, hemos usado unas técnicas de investigación muy específica y adaptada a nuestro planteamiento de investigación, la entrevista semiestructurada.
Cada planteamiento de investigación exige un método cuantitativo o cualitativo. En nuestro caso, observamos que el nuestro necesita de una metodología cualitativa porque a nosotras nos interesa más el estudio del lenguaje, el indagar sobre los significados de lo que nos dicen las personas, ya que “este método nos atribuye sentido y trabaja el tema social como un hecho cultural, dinámico histórico, lingüístico, más que como un hecho fáctico” (Botía, 2014).
Aun así, el método cualitativo es más intensivo, abarca menos casos e implica una mayor dedicación a cada uno. Nuestra muestra es reducida y abarcaría un grupo mixto de 3 alumnos/as de sociología y 2 de trabajo Social escogidos al azar, ya que lo que nosotras pretendemos no es tanto el ver qué es lo que piensa la sociedad en general sino, qué percepción tienen estos futuros profesionales. Para ello, hemos usado una lógica inductiva, que iría desde nuestras propias observaciones generales hacia un planteamiento de investigación que nos corrobore si esto que hemos investigado es real o no.
Nuestra entrevista ha constado de cuatro preguntas de respuestas abiertas, realizadas cara a cara entre entrevistador y entrevistado. Éstas han sido grabadas para su posterior transcripción y análisis. A la hora de analizarlas decidimos llevar a cabo una categorización para organizar mejor la información obtenida. Las preguntas recogidas han sido las siguientes:
Para el análisis de las respuestas hemos recurrido al análisis por categorías, utilizando códigos basados en los elementos que realimente nos interesa conocer para la respuesta a nuestra pregunta general. Estas categorizaciones han sido:
Tras el análisis por categoría de las entrevistas, conseguimos reducir los datos en base a la categorización que anteriormente hemos desarrollado. Esto nos alentará de los resultados.
Una vez realizado el análisis del contenido a través de categorías podemos observar, a grandes rasgos que los estudiantes de 3º de trabajo social y sociología de la Universidad Pablo de Olavide, perciben a la figura del educador social de una manera muy funcional, pero hacen muy poca insistencia sobre la metodología que utiliza.
Por ejemplo, identificamos algunas citas que los propios entrevistados comentan para cada una de las categorías generales que definimos:
A continuación se recogerán una serie de funciones que han sido mencionadas por los entrevistados. En estas aportaciones hemos percibido que algunos de los sujetos hacen referencia a algunas de las funciones que realmente ejerce el educador/a social, como por ejemplo, planificar y programar las intervenciones educativas. Según lo observado los sujetos no hacen mención a las competencias básicas recogidas por ASEDES(2007), las cuales se muestran a continuación:
– Capacidad para expresarse de forma satisfactoria y para comprender distintos códigos referentes a los diferentes contextos socioculturales y profesionales.
– Conocimiento y manejo de las tecnologías de información y comunicación, con la finalidad de incrementar las posibilidades de codificar y ampliar el conocimiento y la información necesaria en el ejercicio profesional, enriqueciendo las formas de expresión y comunicación.
– Capacidad de relacionarse con otras personas o grupos a través de una escucha activa y formas de expresión clara, sirviéndose para ello de los diferentes medios y canales de la comunicación de los que dispone el contexto social donde se desarrolla la práctica profesional, así como de las pericias y destrezas necesarias para poner grupos en relación y movilizarlos para el desarrollo de acciones de promoción de la cultura y la participación ciudadana.
3. Competencias relativas a capacidades de análisis y síntesis:
– Capacidad para comprender las situaciones sociales y educativas, diferenciando los hechos que las componen, para establecer una visión de los diferentes elementos que entran en juego. Sin olvidar la capacidad de análisis y síntesis de las propias prácticas, y por lo tanto el conocimiento y la habilidad para analizar las destrezas del profesional y los efectos que producen de acuerdo a finalidades y objetivos.
4. Competencias relativas a capacidades crítico – reflexivas:
– Capacidad para el estudio y la comprensión de los contextos sociales, políticos, económicos, educativos, así como de los significados, interpretaciones y acciones que se produce en ellos.
– Capacidad para contrastar las causas y los efectos de las diferentes lógicas puestas en juego en esos contextos, con la finalidad de tomar decisiones basadas en criterios y principios reconocidos y avalados por la profesión.
– Pericia para auspiciar prácticas socioeducativas construidas desde lecturas personales y colectivas de la realidad social e institucional en las que se desarrolla.
– Sensibilidad y destreza de los Educadores y Educadoras Sociales para reflexionar sobre el conocimiento práctico, el saber estratégico y las decisiones a tomar, posibilitando nuevas realidades y significados más acordes a las aspiraciones de justicia y equidad de las profesiones sociales.
5. Competencias relativas a capacidades para la selección y gestión del conocimiento y la información:
– Capacidad para seleccionar, en el continuo flujo de informaciones que producen nuestras sociedades, aquellas que resulten más relevantes y decisivas para la institución u organismo en los que trabajan los educadores y Educadoras sociales.
– Habilidad para distinguir, priorizar y otorgar sentido a las informaciones y verbalizaciones que los Educadores y Educadoras Sociales reciben de parte de los sujetos de la educación u otros profesionales, con la finalidad de objetivar en lo posible el trabajo educativo a realizar y/o la derivación a otros profesionales.
Una vez comparadas las competencias recogidas por ASEDES y las que han reflejado los sujetos entrevistados, se percibe que éstos tienen diferentes percepciones acerca de las funciones que debe llevar a cabo un Educador/a Social como profesional. Las cuáles son reflejadas a continuación.
En cuanto a la metodología, se relaciona al educador/a social con un trabajo relacionado con los conflictos sociales y la exclusión. Uno de los sujetos opino lo siguiente:
“Una profesión con carácter pedagógico, que pretende ayudar u orientar a personas en conflicto social a reinsertarlas en la sociedad.”
Haciendo referencia a los calificativos mostrados por los sujetos nos llama la atención que todos son aceptados negativamente por la sociedad, como los mostrados a continuación:
Respecto al perfil del educador/a social nos ha llamado la atención que las personas entrevistadas no establecen un perfil estable de educador/a social, pero sí que se coinciden en algunos de los aspectos como por ejemplo, ser paciente y crítico. Según Sáez Carreras (1993) establece que el Educador/a Social
“… tendrá un carácter abierto y optimista, preferentemente extrovertido, disposición positiva hacia la propia actividad que realiza, empatía, personalidad equilibrada y con capacidad para establecer lazos positivos con sus educandos. Ha de saber escuchar y respetar las ideas de los demás. Por último, tendrá la madurez psicológica necesaria para que las circunstancias inherentes a su trabajo no le contaminen en demasía.”
La percepción que se tiene en cuanto al perfil de este profesional son:
Según ASEDES (2007), la educación social es el
“derecho de la ciudadanía que se concreta en el reconocimiento de una profesión de carácter pedagógico, generadora de contextos educativos y acciones mediadoras y formativas, que son ámbito de competencia profesional del educador social, posibilitando:
Mencionando la definición del educador social se percibe, tras entrevistar a los sujetos, que el educador/a social solamente interviene en contextos problemáticos ya que éstos también intervienen en otros ámbitos como la prevención, promoción, animación sociocultural, educación para la salud, entre otros. Por lo que delimitar los espacios y ámbitos de la educación social es un reto para dichos profesionales.
Como conclusión podemos decir que puede que esto sea uno de los problemas que se encuentran tanto la sociedad, alumnos, como muchos de los propios estudiantes de Educación Social. Al no conocer bien la metodología que un educador social puede llevar a cabo, éstos no pueden saber claramente que es lo que realiza y se crea confusión. Además que se le unen diversas circunstancias tales como la novedad de la profesión, los recortes sociales y de lo público, la falta de confianza en las intervenciones sociales de algunos colectivos políticos o ciudadanos, que se promuevan valores económicos frente a valores humanos, etc.
Según se recoge en RES (Grupo de investigación socioeducativa, 2013)
“La crisis económica ha acabado influyendo directamente sobre la situación social de la población; esta hipótesis presenta dos vertientes paradójicas, por la situación de dificultad no hace más que extenderse a más sectores de la población, acusando los más débiles de la problemática; mientras que la paradoja consiste en la reducción de las medidas destinadas a paliar estas necesidades.”
Cabe destacar también, que tras la investigación realizada nos hemos percatado de que la sociedad sabe algo acerca del educador/a social, pero esas percepciones se alejan de lo que realmente hacen y son dichos profesionales. Además, se percibe los estereotipos que la población tiene acerca de los educadores sociales, ya que los calificativos recogidos en los instrumentos de análisis de datos nos lo demuestran.
Sería, por tanto, conveniente profundizar en la metodología y en las funciones que lleva a cabo un educador/a social para que haya constancia de ésta y no dar lugar a equívocos. Además, podríamos ampliar la muestra para ver si los datos se generalizan. Esta muestra podría ser la Universidad Pablo de Olavide de la facultad de Ciencias Sociales, incluso podríamos contar con los profesionales de la propia educación social.
Asociación Estatal de Educación Social (ASEDES). (2007). Documentos Profesionalizadores. Recuperado de: Enlace. Consultada el 10 de Abril del 2014.
Botía Morilla, C. (2014). Métodos de investigación sociológicos en educación social. [Material inédito]. Universidad Pablo de Olavide: Sevilla.
Grupo de Investigación Socioeducativa (Col•legi d’educadores i educadors socials de les Illes Balears). (2013). “Crisis económica y crisis social. Debate en torno a la situación de necesidad de las familias y la infancia”. En Revista de Educación Social (RES), nº16. Enero de 2013. Recuperado de: Enlace. Consultada el 10 de Abril del 2014.
Lladó, A. (2011). ¿Eres un perroflauta?. La Vanguardia (25/05/2011. Recuperado de: Enlace. Consultada el 10 de Abril del 2014.
Petrus Rotger, A. (1993). “Educación social y perfil del educador social”. En Sáez Carreras, J. (Coord.). (1993). El educador social. Murcia: Universidad de Murcia.
Sáez Carreras, J. (Coord.). (1993). El educador social. Murcia: Universidad de Murcia.