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RES, Revista de Educación Social, número 17. Rescatando la historia y las historias de la Educación Social

Autoría:

Carlos Sánchez-Valverde, coordinador del Consejo de Redacción

La historia es el relato del pasado hecho desde el presente. Y desde su contenido como narración, trata de realizar una explicación coherente desde una mirada inscrita en un tiempo diferente … y la mayoría de las veces, desde unos valores diferentes.

Carlos SánchezLa reconstrucción de la historia se hace a partir de Fuentes Históricas, que son todo objeto, documento o evidencia material que contiene o conlleva información útil para el análisis histórico. En el debate sobre Historia y Verdad (escenificado en el binomio documento-monumento), Jacques Le Goff nos recuerda que el término documento viene del latín “documentum”, derivación de 

docere, que significa “enseñar” o “mostrar”. Y como a éste concepto, desde la escuela positivista, se contrapone el concepto de monumento, que proviene del verbo monos que significa “hacer recordar,” “avisar,” “iluminar,” “instruir”. Y de como el monumento, se ha utilizado en principio por el poder, no como documento objetivo, sino con una intencionalidad.

Pero tanto Jacques Le Goff, (1) como Michel Foucault, (2) desde otra línea discursiva aunque confluyente, demostrarán después de sus análisis lo contrario: que todo documento es un monumento, en tanto los documentos no sólo se presentan en sí mismos, sino que contienen una intencionalidad ya que son el resultado del esfuerzo cumplido por las sociedades históricas por imponer al futuro aquella imagen de sí.

Desde la constatación de que no existe un documento-verdad, Le Goff anima a los historiadores a una “Reconstrucción” de los documentos-monumentos, es decir a su consideración como imágenes y no como pruebas, como paso necesario en la construcción de la historia como ciencia.

La historia así, refleja la realidad, la verdad, a la vez que la interpreta. Y en ese sentido puede deformarla y no ser veraz. No es sólo un compendio de pruebas documentales que nos acercan a la verdad de los hechos, sino que, además, tal y como nos recuerda Jacques Le Goff:

“la producción de ciertas imágenes históricas en cada época; hay que reinterpretarlas, pues los documentos están ya orientados, no son neutros, suponen una manipulación con vistas al futuro. La historia es una forma de poder”.

La historia es memoria, reconstrucción de la verdad, pero también identidad como nos recuerda el poeta y cantor, (3) siempre con el valor añadido de la sabiduría popular, cuando dice:

“Qui perd els orígens, perd (la) identitat!”

Pero es que, además de la relación entre identidad e historia, encontramos que la historia, entendida como la “explicación que se da de una realidad pasada”, tiene un claro componente proyectivo y puede condicionar nuestro futuro.

Es decir, además del contenido de memoria, “del lugar donde crece la historia”, la historia es también una proyección inherente en esta cuestión: el futuro. Como una ampliación de aquella idea del materialismo que lo “nuevo” asimila lo “viejo”.

Esta idea, que también ha sido desarrollada extensamente en alguna de las obras del profesor Josep Fontana, (4) nos acerca a la cuestión evidente, según la cual,

“… del conocimiento y del estudio de nuestro pasado, que nos ha hecho llegar hasta este presente que ahora vivimos, podremos realizar una proyección hacia el futuro”.

En este mismo sentido, de proceso de retroalimentación pasado-presente-futuro, se manifiesta Philippe Ariès. (5)
 
RES como un instrumento más en la aportación a la historia de la Educación Social.

Aquí es dónde engarza este número de RES, Revista de Educación Social: poner al servicio de la Educación Social la posibilidad de contar su historia, en primera persona, como tema central de uno de sus números, iniciando un rescate que no acabará aquí. Porque realizamos ahora una llamada y anunciamos que abriremos un espacio para poder dar cabida a todas aquellas experiencias de rescate histórico de la Educación Social que en futuro lleguen como propuesta a nuestra redacción.

Encontraréis muchas aportaciones, agrupadas bajo dos criterios de presentación. Uno, de aquellas colaboraciones que quieren realizar una revisión, una relectura y narración de determinados momentos, actos, personajes, etc. Y otro en clave de testimonios, recuerdos, reflexiones, quizás más íntimos, más personales, pero que también nos dan claves de por dónde han transcurrido algunas cosas y algunos procesos. Y sobre todo: de cómo los han vivido sus protagonistas. Y entre todas, ofrecen un panorama bastante amplio de algunos de los momentos fundacionales o de otras lecturas de algunas prácticas. No están todas… por eso os animamos a seguir aportando y compartiendo vuestras narraciones históricas.

La diversidad, siempre presente en nuestra revista, hace que algunos de los acontecimientos se referencien en más de un artículo y desde diferentes miradas.  Y seguro que algunos de los protagonistas tendrán percepciones diferentes a las que los autores reflejan. Ya habrá tiempo para, a la luz de nuevas evidencias y análisis, poder ir complementándolas.

Y una novedad: siguiendo la decisión de la asamblea del CGCEES en este número hemos empezado a aceptar artículos en aquellos idiomas que podemos valorar desde la composición actual del grupo de colaboradores del Consejo de Redacción. Así que, como podréis observar, nos hemos convertido en plurilingües.

Para acabar, anunciaros aquí el tema del próximo número: La Educación Social en Europa. Retos y oportunidades.

Gracias a todos aquellos que siguen haciéndonos llegar sus propuestas (más de 70 en este número) y gracias a aquellos que desde la lectura hacéis que nuestro trabajo sea más útil aún. Y que tengáis un ¡feliz verano!, pleno de lecturas y de memoria.

1.- LE GOFF, J. (1991). El orden de la memoria, Barcelona: Paidós, pp. 228 y ss.

2.- Michel Foucault plantea su método arqueológico de búsqueda del saber, a remedo de los métodos genealógicos Nietzscheanos, en sus obras Las palabras y las cosas; una arqueología de las ciencias humanas (2002). México: Siglo XXI, (de 1966), y La arqueología del saber, (2001) México: Siglo XXI, (de 1968). Sobre las relaciones entre Foucault y Le Goff, ver Salud mental y cultura: entrevista con Jacques Le Goff. Accesible en este enlace, (ultimo acceso, 10 de julio de 2013).

3.- Raimon en su obra “Jo vinc d’un silenci” nos dice: “Jo vinc d’un silenci, que no és resignat, d’on comença l’horta, i acaba el secà,d’esforç i blasfèmia, perquè tot va mal: qui perd els orígens, perd identitat.  …/… (fragmento: “yo vengo de un silencio, que no es resignado, de donde comienza la huerta y acaba el secano. De esfuerzo y blasfemia, porque todo va mal: quien pierde los orígenes, pierde identidad.”).

4.- Ver, FONTANA, J. (1982). Historia: análisis del pasado y proyecto social, Barcelona: Crítica-Grijalbo, fundamentalmente el capítulo 14, pp. 247 y ss.
 
5.- ARIÈS, Ph. (1973). L´enfant et la vie familiale sous l´Ancien Régime. Parid: Editions du Seuil,  p. 26, cuando dice: “La historia de las mentalidades es siempre, lo busque o no, una historia comparativa y regresiva. Partimos necesariamente de aquello que sabemos del comportamiento del hombre de hoy, como un modelo con el que comparar los hechos del pasado – pero se pasa enseguida a considerar el modelo nuevo, construido con la ayuda de los hechos del pasado, como un segundo origen y a volver hacia el presente y modificar la imagen primera que teníamos al principio” (en francés en el original).