Arantza Remiro, Elena Aycart, Fermín Martín e Ixone Ibarlucea (Colegio de Educadoras y Educadores Sociales del País Vasco). María José Alonso, Nekane Beloki, Leire Darretxe, Isabel Martínez, Begoña Martínez, Amaia Mendizabal, Virginia Pérez Sostoa y Aranzazu Uribe (Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea, UPV/EHU) (1)
El artículo presenta las dos primeras fases de una investigación elaborada interinstitucionalmente en la Comunidad Autónoma Vasca. Su finalidad es analizar las percepciones que los y las diferentes profesionales socioeducativos, que trabajan con la infancia en situación de desprotección, tienen sobre las relaciones que establecen entre ellos y ellas, así como analizar el impacto que dichas percepciones tienen en los menores de edad (6-12 años) y sus familias. El análisis permitirá elaborar propuestas de acción que mejoren las relaciones entre los profesionales socioeducativos e incidan en su desarrollo profesional desde una perspectiva colaborativa. El barrio, como espacio de intersección del trabajo educativo de estos profesionales, será el contexto donde se sitúa esta investigación. La metodología utilizada es comunicativa crítica.
A lo largo de todo el proceso educativo de la infancia y la adolescencia, además del sistema escolar y el profesorado, intervienen otros sistemas y perfiles profesionales para lograr que el alumnado adquiera no sólo aprendizajes académicos, sino aquellas competencias enmarcadas dentro de los actuales procesos de globalización económica, política y cultural, necesarias por sus efectos en diversos ámbitos de actividad de la vida social. La intervención desde el sistema educativo y el sistema social tiene como finalidad garantizar el desarrollo de los derechos fundamentales de la infancia y adolescencia y su desarrollo integral. En este entramado de respuestas educativas que se articulan desde el sistema escolar y desde el sistema de protección, es donde educadores-as sociales y profesores-as estamos obligados-as a desarrollar nuestras prácticas profesionales de manera conjunta, a partir de la complementariedad y la corresponsabilidad exigibles en favor del interés y los derechos de la infancia y la adolescencia.
Si entendemos la escuela como un contexto más en la vida de los y las menores y adolescentes, donde se reproducen y generan conflictos y relaciones sociales que se dan fuera de ella, los-as educadores-as sociales y los-as profesores-as, y por extensión la escuela y el sistema de protección, deben realizar prácticas profesionales que reproduzcan y generen respuestas integradas; tanto dentro como fuera de la escuela. Y es en este contexto donde el-la educador-a social debe tener presencia e intervenir en la adecuación de la escuela a las realidades y necesidades sociales de los-as niños-as y adolescentes en situación de desprotección, colaborando con todos los agentes socioeducativos en el logro de una socialización efectiva de todos ellos y ellas…
Para poder llevar a cabo esta labor es necesario el mutuo conocimiento entre ambos perfiles profesionales, así como el de sus metodologías de trabajo. La construcción y desarrollo de este tipo de relaciones se sustentan en determinados principios: la vinculación, la producción del saber como elaboración colectiva, la articulación de saberes para abordar problemáticas multicausales y el criterio ético transversal (Abril & Ubieto, 2008). Si partimos de que estos profesionales deben desarrollar una intervención compartida desde un enfoque comunitario, esto supone situarse a contra corriente de la tendencia a ofrecer respuestas fragmentadas en función de las competencias y responsabilidades de los distintos profesionales y servicios socioeducativos de los que nos hemos ido dotando. Entendemos que, así como hay muchas barreras que dificultan dichas alianzas, hay razones poderosas para trabajar en esta dirección, tanto en las ideas como en las prácticas; y tanto en la intervención directa como en la investigación.
Este es el marco de análisis desde el que se orienta la investigación que presentamos y que se está realizando mediante la colaboración entre profesorado de la Universidad del País Vasco con dedicación académica en el Grado de Educación Social y educadores-as sociales del Colegio de Educadoras y Educadores Sociales del País Vasco. A continuación presentamos su sentido y propósitos (objetivos….), la metodología y técnicas de investigación con que se viene realizando, las fases de su desarrollo y un avance de sus resultados (sistema categorial).
En investigaciones anteriores se ha constatado que la diversidad de abordajes metodológicos y profesionales y de niveles de dependencia institucional, inciden en el quehacer de los y las profesionales que intervienen y en el tipo de relaciones que mantienen. El Proyecto Integrado INCLUD-ED (2006-2011, prioridad 7 del VI Programa Marco de la Comisión Europea, diseñado para lograr objetivos científicos ambiciosos que tengan un efecto estructurador en el tejido de la investigación Europea), por ejemplo, señala la necesidad de centrarse en el estudio de las interacciones entre los sistemas educativos, los agentes y las políticas del nivel obligatorio de escolaridad, entendiendo que el mismo es uno de los condicionantes para el éxito educativo y la inclusión social de los grupos socialmente vulnerables. Al mismo tiempo, organizaciones como la UNESCO (2009), o la OCDE (2012, 2011), continuamente nos van recordando la necesidad de crear nuevas alianzas sociales, incluso internacionales, en orden a realizar avances más significativos en la educación inclusiva.
En un contexto más cercano, el Ararteko-Defensoría del pueblo de la Comunidad Autónoma del País Vasco- (2011) viene incidiendo en numerosos informes sobre Infancia y Adolescencia, publicados durante esta última década, sobre la necesidad de desarrollar la coordinación interinstitucional e interprofesional, a fin de ofrecer un tratamiento garante de los derechos de este grupo de población.
Por todo ello, este proyecto orienta la mirada hacia los espacios de intersección profesional que se generan en torno a la actuación socioeducativa con menores en situación de desprotección, tanto desde el campo de lo social como desde el campo escolar en su etapa obligatoria; superando así la tendencia observada de su estudio por separado.
La finalidad del proyecto es analizar las percepciones que los-as diferentes profesionales del ámbito escolar y los-as educadores-as sociales que intervienen con la infancia en situación de desprotección en la CAV tienen de las relaciones que se establecen entre ellos-as; así como, analizar el impacto que dichas percepciones tienen en los-as niños-as, de 6 a 12 años, y sus familias.
La intención es avanzar en el conocimiento de aquellos elementos que refuerzan o que impiden una mirada positiva entre si, para elaborar propuestas de acción que, por un lado, mejoren las relaciones entre los-as profesionales educativos desde una perspectiva comunitaria y, por otro lado, incidan en el desarrollo profesional de los-as educadores-as sociales, así como en su formación inicial y continua.
El barrio, como territorio comunitario desde el que se interviene y la escuela como lugar de intersección en el que se encuentran los-as profesionales que trabajan con la infancia en situación de desprotección, conforman el escenario donde desarrollamos este estudio.
Este trabajo parte de un estudio anterior (2), en el que se vio que una de las principales características del ámbito de la Educación Social dirigida a menores en situación de desprotección en la CAV, es, precisamente, la gran heterogeneidad y falta de coordinación existente en el marco institucional y en la propia práctica de las intervenciones, así como en las relaciones existentes entre los y las diferentes profesionales que intervienen con la infancia desprotegida.
El proyecto que aquí presentamos avanza en la atención hacia las prácticas en red, como una realidad que está produciendo cambios sustantivos en el panorama de las políticas públicas y de atención a las personas (Balsells, 2006). La red socioeducativa es entendida como una relación colaborativa, estructurada y orientada por la interdependencia de finalidades sociales y educativas (Longás y otros, 2008). Esto significa que entre los y las agentes socioeducativos se privilegia un tipo de vínculo positivo en torno a la persona atendida. Además en la dinámica de su práctica profesional emergen ciertas características tales como: se conocen, se relacionan mutuamente; comparten la mirada hacia la infancia en situación de riesgo y desamparo y la participación de las familias; tienen estilos y formas de trabajo profesional “puzzle”; y capacidad para acompañar (evita derivaciones innecesarias); comparten criterios sobre la intervención global e integradora (Funes, 2008). La construcción y el desarrollo de esas relaciones se sustenta en determinados principios: la vinculación, la producción del saber como elaboración colectiva, la articulación de saberes para abordar problemáticas multicausales y el criterio ético transversal (Ubieto, 2009; Abril, 2009).
Respecto a la metodología, el proyecto se está desarrollando dentro del marco del paradigma cualitativo, con un enfoque metodológico comunicativo crítico (Gómez y otros, 2006). La metodología comunicativa crítica parte de la consideración de las personas objeto de investigación como actores capaces de hacer interpretaciones reflexivas y crear conocimiento sobre su propia situación. Se rompe, así, con el desnivel interpretativo entre persona que investiga y persona investigada. También, se rompe con el presupuesto de jerarquía interpretativa por parte del investigador e investigadora de modo que se construye el significado de la realidad a partir de las contribuciones de las personas. Esto implica la inclusión de las personas participantes en la investigación en todas las fases del proceso investigador y el avance en propuestas transformadoras de la realidad social objeto de estudio.
Por ello, en el propio equipo de investigación participan directamente profesionales de la educación social junto con las investigadoras de la universidad. Asimismo, forman parte del Consejo Asesor, profesionales del mundo escolar junto con otros de ámbito social. Este Consejo tiene un papel clave como estructura de apoyo y contraste en las diferentes fases del proyecto. Además, los profesionales socioeducativos de diferentes ámbitos, así como los menores y sus familias, participan no sólo en la fase de recogida de los datos, sino también en la interpretación de los resultados, a través de grupos de discusión comunicativos, en los que se les presentan las conclusiones para discutir y consensuar conjuntamente las interpretaciones que se realizan. También son agentes activos en los grupos de trabajo que establecerán pautas para la construcción de un proceso transformador de trabajo en red, a partir de la reconstrucción de sus imágenes y de sus relaciones.
El carácter comunicativo de la investigación se manifiesta, asimismo, en las técnicas de recogida y análisis de la información. Tal como puede deducirse del objeto propuesto, analizar las percepciones de las relaciones entre los profesionales que trabajan con infancia desprotegida y las consecuencias que ello tiene en los menores y sus familias, implica recoger datos de carácter interpretativo y comunicativo, lo que justifica el uso de técnicas cualitativas a lo largo de la investigación. Así, se utilizará el método de estudio de casos y como técnicas de recogida de información: entrevistas en profundidad, grupos de discusión comunicativos, además de la revisión bibliográfica de la literatura científica y documentos.
El estudio que presentamos se comenzó en enero de 2011 y a lo largo de dos años se articula en cuatro grandes fases (Cuadro 1).
Inmersos en el trabajo de campo, podemos avanzar algunos datos y resultados de las dos primeras fases, de forma provisional. La fase 4 es trasversal a todo el proceso investigador, y en ella se van comunicando y presentando resultados parciales de la investigación. El trabajo de campo se lleva a cabo con el método de estudio de casos. Se estudian tres entornos, uno en cada territorio histórico de la Comunidad Autónoma Vasca, en función de los siguientes criterios: el número de menores en situación de riesgo y/o desprotección, y el tipo de trayectoria de trabajo coordinador entre los centros educativos y los servicios sociales de base, así como sus principios comunitarios. Por estas razones, se eligen tres barrios, uno en Irún (Gipuzkoa), otro en Bilbao (Bizkaia) y otro en Vitoria-Gasteiz (Araba), tomando en cada uno de ellos como espacio de intersección la escuela y el barrio.
Situados de nuevo en el contexto de la Comunidad Autónoma Vasca, y al objeto de obtener ese mapa que sitúa el estado de la problemática objeto de estudio, partimos de una revisión de la normativa existente tanto en el marco social como educativo. La Ley 12/2008 de Servicios Sociales entiende que la intervención socioeducativa es un elemento clave de la intervención social desde el enfoque comunitario por el que se opta. Por tanto, orienta la acción de los profesionales hacia un trabajo colaborativo y coordinado. En el caso del sistema educativo, nos encontramos que la Ley Orgánica de Educación, de 3 de mayo de 2006. incide en la participación de la comunidad en la educación, y en la colaboración de las administraciones públicas con la educativa, sin que exista claramente una orientación de trabajo colaborativo. Sin embargo, en la Comunidad Autónoma Vasca, el Plan estratégico de atención a la diversidad en el marco de la escuela inclusiva, de 19 de abril de 2012, recoge de forma más clara las directrices de la UNESCO para el 2015, sobre el trabajo en red y comunitario. Podemos concluir que en la base existe una filosofía que apoya un trabajo compartido de los y las profesionales que trabajan con menores de edad en situación de desprotección, pero una práctica poco desarrollada en la cultura de las instituciones y de los y las profesionales. Por otro lado, nos encontramos con proyectos de innovación, como es el de Comunidades de Aprendizaje en el País Vasco, que avanza desde su práctica en este enfoque comunitario y colaborativo, pero todavía como prácticas no generalizadas.
Además, existen diferencias territoriales (Haurbabesa Lanbide 2009a, y 2009b) no en bibliografía y ello a pesar de la aplicación de BALORA (“Instrumento para la valoración de la gravedad de las situaciones de riesgo y desamparo en los servicios sociales municipales y territoriales de atención y protección a la infancia y adolescencia en la Comunidad Autónoma Vasca). La valoración forma parte del proceso de evaluación de este tipo de situaciones y ha de ser llevada a cabo en diferentes momentos del proceso de intervención (investigación, evaluación y reevaluación del plan de intervención), resultando fundamental para muchas decisiones de los Servicios Sociales de Atención y Protección a la Infancia y Adolescencia –tanto de atención primaria como secundaria-.
Estas cuestiones se han puesto de evidencia en las entrevistas realizadas – un total de 17- en los tres territorios de la Comunidad Autónoma Vasca a personas responsables de infancia en los ayuntamientos, inspección educativa, coordinadores de proyectos de innovación de centros escolares, técnicos de servicios sociales municipales y educadores-as sociales que trabajan en dichos servicios.
Las entrevistas han sido categorizadas a partir de las siguientes dimensiones y categorías (Cuadro 2):
Sobre los resultados de su análisis podemos señalar en un primer avance, que todos ellos, coinciden en afirmar la validez y necesidad de este enfoque comunitario y colaborativo para el trabajo socioeducativo con la infancia en situación de desprotección, y las dificultades que se encuentran para ello. La coordinación se presenta como una de las mayores preocupaciones, sobre todo, cuando está unida a casos de menores de edad con situaciones complejas y diferentes, y se contempla como una necesidad y obligación, pero no como función importante dentro de las tareas de los y las profesionales. Es decir, se pide coordinación, pero no se contemplan tiempos y estructuras que la faciliten.
Sobre la revisión bibliográfica, tras consultar diferentes bases de datos, se pone de relevancia que existe literatura científica sobre trabajo colaborativo entre profesionales y cultura profesional, centrada, sobre todo, en el ámbito escolar y en menor medida en el ámbito socioeducativo. Pero la revisión realizada sobre programas, proyectos y experiencias de intervención socioeducativa, evidencian una práctica profesional colaborativa y reflejan diferentes escenarios de intersección entre profesionales. Lo cual nos lleva a la conclusión de que estamos en un campo profesional muy centrado en la práctica, si bien todavía no hay suficiente producción científica de impacto.
A modo de conclusión los conceptos que recogen la esencia de la investigación que presentamos son: Intervención comunitaria, trabajo en red, trabajo colaborativo, interdisciplinariedad, interinstitucional…. Ya que, por un lado, la temática sobre la que trata el estudio gira en torno a la interacción de diferentes profesionales, por las repercusiones que puede tener en la atención dirigida a la infancia en situación de desprotección; y, por otro lado, el planteamiento metodológico que hacemos impulsa el trabajo interdisciplinar e interinstitucional. Y ello con el aval de un planteamiento teórico, cada vez más consolidado, así como un marco institucional cada vez más consciente de la necesidad de establecer conexiones con la realidad. Pues pensamos que es a través de un diálogo igualitario y participativo como podemos llegar a dotar de sentido e, incluso, a transformar la realidad en la que estamos trabajando.
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– (2009 b): Educadores y educadoras sociales: hacia una cultura profesional asentada en la colaboración y el trabajo en red. 5º AIEJI XVII World Congress. “The Social Educator in a globalised world”. Copenhagen, Denmark, 4-7 May 2009.
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1.- Este artículo es resultado de un proyecto de investigación titulado “Percepción de las relaciones entre los y las profesionales de la educación escolar y social que intervienen con la infancia desprotegida en la Comunidad Autónoma Vasca”, financiado por la U.P.V./E.H.U., proyecto nº US11/18. Sus autoras y autores son miembros del Grupo de Investigación en Inclusión Socioeducativa, reconocido por la U.P.V./E.H.U. con el nº GIU11/09 y de la Unidad de Formación e Investigación “Educación, Cultura y Sociedad (UFI 11/54)” de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibersitatea UPV/EHU.
2.- Haurbabesa Lanbide. (2009). Fernández, Idoia; Otaño, Jesús; Arandia, Maite; Alonso, Josebe; Aguirre, Nerea; Remiro, Arantza; Beloki, Nekane; Uribe-Etxebarria, Arantza. Informe final sobre la investigación en torno al contexto profesional de los educadores y educadoras sociales que trabajan en el ámbito de la infancia desprotegida. Universidad del Pais Vasco – Euskal Herriko Unibertsitatea.