Carlos Vecina, Lluís Ballester, Andreu Barnés, Isabel Cortada, Alya García, Magdalena Gelabert, Gustavo Giacosa, Bakhat Karim, Mateu Mas, Bartomeu Puigserver, Teresa Ramos, del Grupo de Investigación Socioeducativa (Col•legi d’educadores i educadors socials de les Illes Balears)
Nuestra reflexión parte de la exposición de algunos indicadores económicos que han ido siendo protagonistas de la situación de crisis actual, entendida como crisis económica y crisis social, pues las medidas adoptadas no han favorecido la capacidad de respuesta del sector. Tras la revisión de algunos informes al respecto, se presentan sus principales conclusiones, así como la descripción de la incidencia que está teniendo la coyuntura actual sobre la desigualdad social, la pobreza de las familias y por ende de la infancia. El trabajo concluye con la presentación de un DAFO que responde a los diferentes debates que se han realizado en el entorno del Grupo de investigación socioeducativa del CEESIB.
La crisis económica ha acabado influyendo directamente sobre la situación social de la población; esta hipótesis presenta dos vertientes paradójicas, pues la situación de dificultad no hace más que extenderse a más sectores de la población, acusando los más débiles la problemática; mientras que la paradoja consiste en la reducción de las medidas destinadas a paliar estas necesidades. La pretensión de este trabajo es exponer algunos factores económicos y sociales de peso, cómo se han ido configurando en los diferentes países europeos y su incidencia en España (además del caso concreto de las Islas Baleares) para acabar con los resultados de una serie de debates realizados en reuniones del Grupo de investigación socioeducativa del CEESIB.
Se ha escrito y hablado mucho de la crisis económica y sus repercusiones sociales; es habitual encontrar en los diarios o informativos nuevas noticias al respecto. Autores como Navarro, Torres y Garzón (2011) presentan una explicación de las causas que han generado esta situación y de las posibles vías de solución. Sin entrar en esa segunda parte, encontramos interesante como introducción la descripción que utilizan en sus primeras páginas. Todo parece empezar con la liberalización de la banca y la difusión de los bancos estadounidenses en todo el sistema financiero mundial, de productos financieros de alto riesgo; en el momento que la economía dio signos de recesión, los bancos y los inversores se vieron envueltos en un problema de falta de liquidez notablemente significativo.
La consecuencia inmediata para empresas y personas de a pie, fue la reducción progresiva de crédito, la dificultad para seguir produciendo, invirtiendo y comprando. La caída de la actividad generó un aumento del paro y la entrada en una espiral de difícil salida para la economía de los estados. Los gobiernos inyectaron dinero para salvar a los bancos, para fomentar el crédito, pero éste no llegó. Al disminuir la actividad cayó la recaudación, el gasto se incrementó y el déficit y la deuda pública empezaron a ser un grave problema. El proceso continuó, hubo que prestar grandes cantidades de dinero a los bancos, los estados tuvieron que realizar grandes recortes en gasto social y salarios para llevar a cabo esa recapitalización. El resultado es la situación actual en la que varios países del entorno euro han sido rescatados, con riesgo de que España sea el siguiente y un futuro en el que todos los analistas predicen que habrá más paro, recesión y dificultades socioeconómicas.
Centrándonos en un espacio más local (Vecina, 2011), podemos ver de forma más comprensible las consecuencias, primero de la disponibilidad de grandes cantidades de crédito, en el caso de las Islas Baleares destinado mayoritariamente a la promoción urbanística; segundo la decadencia económica tras el cierre de ese crédito. Los datos indican que durante la última década destaca el notable número de construcciones y obras de rehabilitación realizadas en las Baleares. Algunas cifras significativas las encontramos en el período 2000 – 2001, donde se llegan a construir 27.841 nuevas viviendas (siendo el mayor número de toda la década) y entre 2006 – 2007 situando este tipo de construcción en 22.139 viviendas. A partir de este último año el sector baja con gran fuerza, se constata con el número de construcciones de 2010, únicamente 1.085. Como dato de interés podemos señalar que durante el período 2000 – 2010 se construyeron un total de 86.849 nuevas viviendas y un total de 28.845 nuevos edificios.
Los datos sitúan la construcción como el motor de la economía junto con el turismo; El problema aparece cuando la crisis mundial empieza a afectar a la economía en España; concretamente en las Islas en 2008 se empiezan a notar los efectos, a pesar de que se mantiene un crecimiento positivo, con un descenso muy significativo en 2009, entrando en recesión (datos negativos). Los informes de análisis económico como el Informe económico y social de las Islas Baleares 2009 consideran que la considerable demanda de vivienda, fue un hecho histórico, consecuencia de la confluencia de tres factores: económicos (aumento de la ocupación y de la renta de las familias), demográficos (inmigración, turismo residencial y segundas residencias, y cambios sociales: aumento de familias monoparentales, de un miembro, emancipación de jóvenes, alargamiento de la esperanza de vida) y financieros (descenso continuado de los tipos de interés, alargamiento de los plazos de los préstamos, expectativas de aumento de precios y demanda de vivienda por motivos de inversión y especulación, como activo alternativo).
La caída más fuerte en cuanto a indicadores económicos durante 2009 recayó sobre el sector de la construcción (-2,7% vs 0,7%, 2008), el cual, después de haber registrado el primer retroceso real al ejercicio (2008), se vio bastante afectado por la paralización de la iniciativa privada en 2009, que llegó a situar sus principales indicadores en mínimos históricos, ni siquiera compensada por la promoción de obra pública del Plan E del Estado. La situación se va trasladando de un sector al otro, contagiando el global de la economía; un ejemplo lo tenemos en el sector de la industria que desfalleció (-1,4% vs 0,8%, 2008) o en el sector servicios (-1,7% vs 1,6%, 2008). Estos datos negativos junto con la reducción del consumo familiar y la reducción de aportaciones de los turistas situaron una caída de la producción interior de un -2.5%. El efecto sobre los precios provocó la primera tasa de inflación negativa de los últimos cuarenta años, situándose en uno (-0,2% vs 3,8%, 2008) (Riera, 2010)
La repercusión económica en las Baleares ha tenido, como en otros lugares de España y Europa, su extensión a una crisis social de graves consecuencias. Con una tasa de desempleo superior al 20%; por ejemplo en el segundo trimestre del año 2012 estaba en el 21,27% (INE, 2012a) cuando se trata de un período de fuerte contratación por parte del sector turístico. La situación tiene mayor incidencia sobre las personas con más vulnerabilidad; un ejemplo lo tenemos con la población inmigrante, tal y cómo se pone de manifiesto en el informe del CES (2011, 415). Hay que tener en cuenta el fuerte crecimiento demográfico de la población en el primer decenio del S. XX en las Baleares; pasando de 878.627h en 2001 a 1.106.049 en 2011). En varios años del periodo ha presentado las tasas relativas de crecimiento interanual más elevadas entre las comunidades autónomas del Estado. A pesar de la fuerte crisis internacional, el crecimiento ha continuado los últimos años. El factor explicativo principal lo encontramos en el fuertes corrientes inmigratorias experimentados sobre todo en el primer quinquenio del siglo XXI, como consecuencia de un proceso de crecimiento económico acelerado, tal como se ha descrito anteriormente basado en el fuerte crecimiento de la construcción y su demanda de mano de obra.
El problema es que con la crisis el proceso de construcción del estado de bienestar se detiene y comienza una recesión, recortes en servicios y prestaciones, justo cuando la población necesita más apoyo, pero la carencia de financiación del Estado central va minando los recursos de las islas. Por tanto, las situaciones de pobreza que experimentan un crecimiento notable van dejando de verse recompensadas por un sistema de cobertura, capaz de hacer frente a la situación.
La brecha de la desigualdad se refiere a la distancia social que separa a unos y otros, favoreciendo o dificultando el acceso a recursos y necesidades. Un aumento de la brecha implica más distancia y por tanto mayores diferencias entre los ciudadano. Veamos cómo ha ido avanzando ese proceso desde una óptica comparativa de los países europeos, para ir acercándose a la realidad en España y algunas incidencias en las Islas Baleares.
La crisis económica y financiera que se inició en 2007 y que continúa teniendo consecuencias profundas sobre la economía en todos los países de la Unión Europea ha provocado graves consecuencias sobre el bienestar y calidad de vida de diferentes grupos poblacionales. Sin duda, uno de los efectos más graves que han tenido las crisis ha sido sobre el empleo y el desempleo, en especial sobre la población joven, llegando en la actualidad al 45% de este grupo poblacional. Dentro de esta situación, nos interesa destacar el efecto sobre las familias, y por ende sobre la infancia, por su grado de vulnerabilidad y por su situación de dependencia de la realidad en la que se encuentran sus familias y por qué pensamos que la situación actual tendrá irremediablemente consecuencias sobre su futuro más inmediato.
Sarasa y Luppi (2011) presentan la evolución seguida por algunos países de la Unión Europea, la incidencia en los principales ejes de su economía y la forma en que estos factores han repercutido en otros sociales, como la economía familiar, el mercado de trabajo o la desigualdad. Los autores consideran que el riesgo de pobreza infantil está asociado al riesgo de pobreza del conjunto de la población, pero esta asociación no es del todo simétrica, en tanto que no todos los regímenes de bienestar protegen con igual intensidad las dos fases del ciclo vital en que los individuos son dependientes: la infancia y la vejez. Esta particularidad incide en los ratios de pobreza infantil, así, los sistemas de bienestar dependientes de políticas socialdemócratas, muestran ratios de pobreza infantil muy bajas, además éstos destinan ayudas a la familia, madres e infancia. Mientras que en el extremo opuesto, Irlanda, Italia, Grecia, Portugal y España, con riesgos de pobreza más elevados para toda la población, ofrecen mayor protección relativa de los jubilados que a los menores de edad. Los países conservadores ocupan una posición intermedia tanto en riesgo de pobreza para el conjunto de la población como en el riesgo relativo de jubilados y niños, si bien Francia muestra una mayor protección relativa de la infancia. Los efectos de la crisis no han sido uniformes a causa del diferente impacto de la crisis en el mercado de trabajo y de la desigual red de protección social de cada país.
Algunas particularidades interesantes se dan entre dos países que están padeciendo esta situación, se trata de España e Irlanda. Ambos comparten un mercado de trabajo con incapacidad para generar pleno empleo, además presentan los mayores índices de paro de la UE. También han participado de la bonanza y las consecuencias negativas de la burbuja inmobiliaria que, si bien generó ocupación para obreros no cualificados, en el momento de su estallido ha provocado un crecimiento del paro. Esto en un contexto de débil protección social relativa (tanto Irlanda, como España están entre los países de la UE con más baja proporción del PIB destinado a protección social). Irlanda tiene un mercado de trabajo más desregulado que España, pero el de España es un mercado de trabajo dual que combina un tercio de su población ocupada en condiciones de precariedad (sobre todo a jóvenes, mujeres e inmigrantes con baja cualificación), frente a dos tercios de sus trabajadores con altos costes de despido que les garantiza elevada estabilidad laboral. Este último hecho ha condicionado muchísimo la situación de precariedad actual. (Sarasa y Luppi, 2011)
Los autores prosiguen con alguna comparativa del porcentaje del PIB que invierte diferentes países en ayudar a familias. Francia y Dinamarca invierten más de un 3% de su PIB en ayudar a las familias con hijos, y focalizan una buena parte de ese gasto en la prestación de servicios que permiten a las madres trabajar a tiempo completo. Alemania e Irlanda invierten una cuantía inferior que se dirige hacia transferencias directas en metálico y desgravaciones fiscales. Su poca inversión en servicios dificulta la plena inserción de las madres en el mercado laboral, lo mismo ocurre en España, donde también la inversión en este sentido es reducida. Mientras que algunos países han aumentado las prestaciones destinadas a estos colectivos, desde el inicio de la crisis, en el caso de España se han reducido (un ejemplo es el cheque bebé).
Francia y Alemania disminuyen el riesgo de pobreza y su severidad: mejora de la posición relativa de las rentas más bajas en relación a las rentas medianas. Sin embargo, en el resto de países, España, Irlanda y Dinamarca, el aumento del desempleo se ve acompañado de un incremento de la pobreza, sobre todo extrema, de su severidad, y de las desigualdades de renta, explicables por la caída de las rentas del 10% de los hogares más pobres. El riesgo de pobreza infantil aumenta en España y Dinamarca, tanto el riesgo de pobreza medido con el 60% de la renta mediana, como el riesgo de pobreza extrema. El riesgo de pobreza ajustado a la clase social y al número de hijos es más alto en España que en cualquiera de los países seleccionados, salvo Alemania. Aunque cuando se trata de pobreza infantil, Alemania muestra una probabilidad de pobreza significativamente inferior a la española, situándose a niveles de riesgo relativo similares a los Francia, con un riesgo de pobreza infantil inferior al español en un 13 a 16%, mientras que el riesgo en Irlanda es un 48% inferior y en Dinamarca un 70% menor.
El diferencial de España se hace espectacular cuando estimamos el riesgo de pobreza extrema entre los menores de edad. Francia e Irlanda muestran el menor riesgo, que no alcanza al 15% del riesgo que padecen los niños españoles, en Dinamarca el riesgo es un 22% del español, y en Alemania un 37%.
Centrando ya nuestra exposición en el estado español, la situación social de las familias, infancia y sectores más débiles es analizada por Calero y Choi (2011). Inician su trabajo exponiendo lo que consideran ejes de exclusión social: 1) renta neta disponible equivalente; 2) dificultades económicas percibidas; 3) posesiones materiales; 4) dificultades financieras; 5) problemas estructurales del hogar; 6) situación en el mercado de trabajo; y 7) enfermedad y discapacidad. Los ejes 1, 3, 4, 6 y 7 proporcionan información objetiva acerca de la situación personal y socioeconómica del hogar, mientras que los ejes 2 y 5 introducen elementos relativos a la percepción subjetiva del sujeto acerca de su situación. Veamos algunos de los puntos más destacados de la evolución:
Evolución del riesgo de exclusión social y origen del responsable del hogar
La situación de desventaja de los hogares de origen externo a la UE frente aquellos, se da en prácticamente todos los ejes analizados -enfermedad y discapacidad es la excepción-, tanto para los hogares con hijos como en hogares sin hijos.
En el caso de los hogares de origen UE, los hogares con hijos tienen una mejor situación que los hogares sin hijos en 5 de los 7 ejes; en cambio, en el caso de los hogares de origen no comunitario, los hogares con hijos tienen un mayor riesgo de exclusión social que los hogares sin hijos en 5 de los 7 ejes.
Evolución del riesgo de exclusión social en los hogares con hijos monoparentales y no monoparentales
Los resultados muestran que los hogares monoparentales soportan un mayor riesgo de exclusión social que el resto de hogares con menores, en todos los ejes de escogidos. A su vez, entre los años 2007 y 2009 el riesgo de exclusión social de los hogares monoparentales evolucionó de forma negativa en los ejes directamente relacionados con la situación económica (ejes 2, 4 y 6). La anterior constatación confirma la vulnerabilidad de los hogares monoparentales ante cambios en el ciclo económico.
El riesgo de exclusión social en España se incrementó entre los años 2007 y 2009, especialmente para los hogares sin hijos (jóvenes). El riesgo de exclusión social es superior en hogares de origen no extracomunitario. Dentro de los hogares con hijos, los hogares monoparentales soportan un riesgo de exclusión social muy superior al resto de hogares.
En el plano autonómico, se observa que la proporción de hogares socialmente excluidos se ha incrementado en prácticamente todas las comunidades autónomas, siendo esta proporción especialmente alta en Canarias, Murcia y Andalucía. Durante este período, tan sólo tres comunidades consiguieron reducir la proporción de hogares socialmente excluidos: País Vasco, Asturias y Ceuta y Melilla.
Los hogares de origen extracomunitario con hijos representan el colectivo identificado como el más vulnerable, además percibe prestaciones monetarias cuantitativamente menores que los hogares con origen en países de la UE. Los hogares de origen no UE con hijos perciben prestaciones monetarias por un importe medio un 50% del percibido por el conjunto de los hogares de España.
Las prestaciones a los hogares sin hijos (desempleo, jubilación, etc.) superan cuantitativamente a las concedidas a hogares con hijos (básicamente, desempleo), tanto en términos absolutos como en términos relativos.
El tipo de prestación cuantitativamente más importante para los hogares de origen no comunitario es, sin duda, la prestación de desempleo (duración limitada), dada la evolución reciente del mercado laboral y el perfil de edades de este colectivo.
Algunas de las conclusiones de la situación de evolución en la desigualdad social y el riesgo de exclusión:
Se ha llevado a cabo una revisión de los documentos base para la redacción del contenido anterior, además de otra sobre los últimos informes publicados referentes a la situación social en España, Baleares y la repercusión de la crisis económica y la pobreza; publicados por instituciones como UNICEF (2012a y b); los datos de la Regiduría de Bienestar Social del Ayuntamiento de Palma (2012), del INE (2012b) con la Encuesta de Calidad de Vida o de los datos de población, trabajo y otras características sociológicas publicados por el IBESTAT (2012).
Con todo ello se ha procedido a debatir en el Grupo de investigación socioeducativa e ir generando un DAFO como conclusiones en las que se agrupan “debilidades”, “amenazas, “fortalezas” y “oportunidades”.
Las debilidades son situaciones de la propia realidad actual (institucional, familiar, de los barrios y municipios), que se pueden analizar desde la perspectiva de las necesidades o de los recursos disponibles. Por una parte se refieren a los aspectos que afectan directamente la población, por la otra a los factores que comprometen el crecimiento y la capacidad de dar respuestas eficaces. Se consideran como los factores que hay que cambiar prioritariamente.
Debilidades: vistas como necesidades
Las debilidades son el objetivo principal de las evaluaciones de necesidades, puesto que constituyen las necesidades de cambio prioritarias que posteriormente se convertirán en los objetivos que se incluirán en los planes de actuación prioritarios. Dado que se ha puesto particular interés a recoger el mayor número de debilidades percibidas por todos los integrantes del grupo. Se presenta el conjunto de cuestiones a cambiar que ha resultado más relevante en la evaluación, sin que esto signifique necesariamente que todas tienen la misma importancia o prioridad.
Debilidades en cuanto a Recursos
Las amenazas son situaciones y factores del entorno que pueden incrementar las necesidades o limitar el volumen y la eficacia de las respuestas de los programas y servicios. Se trata de todo aquello que hay que prevenir para evitar el incremento de las debilidades. Presentamos el listado de las que han aparecido en las diferentes reflexiones:
Amenazas respecto a necesidades
Amenazas respecto a recursos
A este respecto, existe en riesgo de que discursos xenófobos y racistas puedan poner en riesgo la convivencia intercultural, generando rechazo de aquellos colectivos que puedan verse como una amenaza, identificándolos por la distancia cultural y las representaciones sociales de las que son objeto. Vecina (2012) muestra un análisis de cómo el discurso general sobre la inmigración de estos últimos años, aparecido en la prensa escrita, acaba por extenderse a espacios más concretos, como una revista de barrio, pero convertidos en fuertes discursos en los que la inmigración aparece con una presentación muy negativa.
Recogen las situaciones y factores de la realidad de la población y de los recursos sobre los que basar la capacidad de respuesta y mejora. Se trata de todo aquello que hay que aprovechar como parte de las capacidades de más valor.
Fortalezas respecto a necesidades
Fortalezas respecto a recursos
Las Oportunidades son situaciones y factores del entorno de la población y los recursos que pueden influir positivamente en su desarrollo.
Oportunidades respecto a necesidades
Oportunidades respecto a los recursos
Los datos sugieren que las variables económicas repercuten sobre la situación social y las acciones sobre ésta lo hacen con un margen temporal; es decir, acciones sociales no tienen repercusiones inmediatas sobre la situación social y económica de las personas o de la sociedad; si no más bien ocurren a través de procesos más o menos directos que se alargan en el tiempo. Partiendo de esta observación, la degradación de la situación de las familias y la infancia está teniendo lugar con notable velocidad, pero las posibles acciones para detener esta tendencia no parece que puedan, de aplicarse, tener respuestas positivas en un breve período de tiempo; por lo que las consecuencias sociales de la crisis, sobre los diferentes colectivos vulnerables pueden alargarse en el tiempo, incluso incidiendo sobre más de una generación; en el caso de que no se actúe cuánto antes y con programas de notable eficacia.
Para invertir la tendencia planteamos medidas no sólo de acción sobre las circunstancias concretas coyunturales, si no también medidas preventivas que mejoren las expectativas futuras. Experiencias encaminadas hacia la igualdad considerando las diferencias en cuanto al acceso de recursos y la situación de los grupos más vulnerables, como el caso de familias monoparentales o aquellas con parados de larga duración, con trabajos precarios… se precisa mayor inversión en Servicios Sociales, apoyo a proyectos, personal, metodologías de trabajo en red y comunitarias, etc. En el texto presentamos un DAFO que recoge las principales conclusiones del grupo, organizadas por las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades. Pensamos que éstas últimas son la base sobre las que construir la intervención; siendo las dos primeras aquellas contra las que hay que actuar.
Calero, J. y Choi, A. (2011). “Exclusión social de los hogares con hijos. Incidencia de la crisis económica”. En Navarro, V. y Tur, M. (dirs.). Estudio sobre la situación social de la infancia y la familia en España y, muy en especial, de aquellos sectores más vulnerables a la exclusión social (pp. 55-94). Barcelona: Observatorio Social de España. Universidad Pompeu Fabra.
CES (2012). Memoria 2011 sobre l’economia, el treball i la societat de les Illes Balears. Consell Econòmic i Social de les Illes Balears (CES). Govern de les Illes Balears.
Regidoria de Benestar Social (2012). Diagnòstic dels barris de Palma. Palma: Ajuntament de Palma.
IBESTAT (2012). Datos de Población. Institut Balear d’Estadística. Govern de les Illes Balears.
INE (2012a). Encuesta de población activa, 2º T, 2012. Madrid: Instituto Nacional de Estadística. Gobierno de España.
– (2012b). Encuesta de condiciones de vida. Madrid: Instituto Nacional de Estadística. Gobierno de España.
Riera, A. (Dir.) (2010). Informe econòmic i social de les illes balears, 2009. Palma: Sa Nostra, Caixa de Balears.
Sarasola, S. y Luppi, F. (2011). “Crisis económica y pobreza infantil en algunos países de la Unión Europea”. En Navarro, V. y Tur, M. (dirs.). Estudio sobre la situación social de la infancia y la familia en España y, muy en especial, de aquellos sectores más vulnerables a la exclusión social (pp.17-54). Barcelona: Observatorio Social de España. Universidad Pompeu Fabra.
UNICEF (2012). La infancia en España 2010-2011. Organización de Naciones Unidas.
Vecina, C. (2012). Un estudio sobre representaciones sociales de la inmigración en la prensa y en una revista de barrio. Revista Electrónica de Investigación y Docencia (REID), Número Monográfico, Octubre, 32-55. Consultado en: enlace
– (2011). La crisis económica e indicadores sociológicos en Baleares. Ponencia presentada en el curso: La crisis y las nuevas formas de pobreza. Del 30 al 2 de Julio de 2012. CA de la Uned Illes Balears.