Carlos Sánchez-Valverde Visus
Resumen de la intervención (1) de Carlos Sánchez-Valverde Visus, en la celebración del Día Internacional de la Educación Social, organizada por el Consejo General de Colegios de Educadoras y Educadores Sociales. Valencia, 28 de septiembre de 2012.
Lento pero viene
el futuro se acerca
despacio
pero viene.
Mario Benedetti, 1986. En “De preguntas al azar” (2).
No sé si interpretaré bien el encargo de la organización, a la que doy las gracias por haber pensado en mí (aunque algunos de vosotras y vosotros, yo también, debéis pensar que últimamente salgo demasiado), pero anuncio que yo centraré mi intervención en el futuro de los colegios profesionales, conectándolo con lo que creo que es el espíritu de la Declaración de Valencia. Y todo ello, dicho, no desde la complacencia en los éxitos del Congreso, sino desde las interpelaciones que el mismo nos plantea.
Quizás, si ahora le preguntáramos a Mario sobre el futuro no nos diría que “viene lento”, sino que está “acelerado”.
1.- Porque lo que estamos viviendo es un escenario de cambio de época. Estamos asistiendo a algo que es mucho más que una crisis, un cambio de ciclo… y todo está sucediendo muy rápido, pasando ante nuestros ojos sin dejarnos tiempo, casi, a acostumbrarnos. Todo es muy volátil. La modernidad, ese proyecto centrado en el crecimiento y la confianza absoluta en la razón, se está desmoronando rápidamente.
2.- Ante este escenario, yo creo que debemos hacernos, entre otras, las siguientes interpelaciones: ¿Qué nuevos lenguajes, qué nuevos instrumentos de representación, qué nuevos sujetos colectivos surgirán de este proceso? ¿Cómo se configurará la Intervención Socio-Educativa en ese escenario que viene?
Para compartir con vosotros mis reflexiones, siempre provisionales, empezaré por la segunda pregunta, que me llevará a la primera.
A. La intervención Socio-Educativa, en ese ejercicio de la solidaridad desde el encargo del Estado que los educadores y educadoras sociales encarnamos, deberá adaptarse a ese nuevo escenario, integrando que ya no podemos seguir hablando, sólo, de pobreza, de situaciones de riesgo, etc. Porque la lógica del Estado de Bienestar (que se está intentando demoler desde las propuestas “ultraliberales y neocon”) centrada en los derechos y la circulación y participación social ya no nos sirve. El discurso centrado en la seguridad que podría ofrecer el estar dentro del Mercado de Trabajo ya no funciona. Todo puede cambiar en cuestión de días. El escenario resultante del cambio que estamos viviendo es que “todos somos vulnerables”. O por lo menos “casi todos”, la inmensa mayoría. Esos espacios sociales intermedios (clases medias) que vivían en una falsa sensación de protección, se encuentran ahora expuestos a los vaivenes del Mercado y de decisiones que afectan a millones de personas, a países enteros. El centro de atención social de los futuros cercanos será el de la dignidad (5).
El concepto de vulnerabilidad, que etimológicamente conecta con la “capacidad de ser dañado, herido”, también está relacionado con el lugar social que se ocupa y los derechos efectivos que se tienen -y con las prácticas de intra-solidaridad que se dan entre las personas vulnerables, como nos recuerda Peter Brown- (6). Y resulta también muy útil como herramienta a la hora de poder acceder a la interpretación de las realidades y situaciones de exclusión. La vulnerabilidad no se refiere así, en estos momentos, exclusivamente a las situaciones de “carencia”, de herida o daño…, de exclusión en definitiva. Hace referencia a la diversidad de “situaciones intermedias” y al proceso por el cual se está en riesgo de engrosar el espacio de exclusión. La vulnerabilidad proyecta hacia el futuro la posibilidad de padecer la exclusión desde ciertas debilidades que se hacen evidentes en el presente.
Otro de los riesgos que está sufriendo la intervención socio-educativa (y que nos atraviesa como sujetos actuantes en ese espacio) es el del aumento de los encargos de control social y de gestión diferencial de las poblaciones, como diría Castel (8). Y tendremos que estar preparados para tener claro qué respuesta daremos como ciudadanos y profesionales a esas nuevas demandas. Que vendrán, no tengamos duda (algunas ya están aquí: el acceso a los derechos de salud por parte de los colectivos “irregulares” de inmigrantes, etc.) y que nos interpelarán sobre a quién nos debemos: si a las personas o al encargo.
Las preguntas sobre quién (/es) son (/somos) los excluidos; o sobre si, como profesionales, somos antídotos o factores de estigmatización y etiquetación; o sobre si trabajamos en el “control y gestión” o en la elaboración de esas situaciones con las poblaciones vulnerables que la padecen, están aquí. Preguntas que muchas de ellas no acaban de tener una sola y definitiva respuesta. Todo ello en una dirección muy similar a las posibles implicaciones para las profesiones de la acción social (o a lo que Violeta Núñez (9) nos recuerda), referidas a “la asignación de destinos” que esos profesionales pueden acabar realizando.
Una acción e intervención socio-educativa en la que, aunque no queramos mirarlo, hay cada vez más figuras y perfiles profesionales, con un nomenclátor ampliado de técnicos en integración, animación, auxiliares, etc.
B. Y ¿cuales pudieran ser los interlocutores de esta nueva época? ¿Qué nuevos sujetos colectivos serán los que actuarán significativamente en esos nuevos escenarios? En esa nueva intervención socio-educativa que se está perfilando.
Todo dicho desde la intuición (entendida como una manera más de acceso al conocimiento y al saber), yo creo que los nuevos sujetos sociales que dialogarán y serán significativos socialmente serán, en nuestro ámbito:
más amplios y difusos (menos estamentales y compactos), como consecuencia del cambio de sociedad y de afectación de la vulnerabilidad.
que abarquen a toda la acción-intervención social (superando incluso los límites de la intervención socio-educativa) y entrando en alianzas con otros perfiles como el de los trabajadores sociales, psicólogos, pedagogos, sociólogos, trabajadores familiares, integradores, etc. Quizás recuperando formatos de asociacionismo más amplio.
con presencias de las personas afectadas (con su voz y desde su compromiso y su acción).
En definitiva, construidos desde la apertura:
en la palabra y en la comunicación, con otros perfiles profesionales que comparten “la Casa grande y común de la Educación Social con nosotros” y con las personas a las que acompañamos.
y en las prácticas, de los valores de los vulnerables.
valores a defender desde la “República”, la inspiración laica y profesional, como derecho de ciudadanía,
para ofrecer un compromiso y una oferta sociales, no centrados en la caridad y la beneficencia monopolizada por las iglesias o la acción de Fundaciones privadas.
El futuro, lento, pero viene!!!
Gracias!
Valencia octubre de 2012.
1.- Una intervención que no es otra cosa que la continuidad de un proceso de reflexiones y de interpelaciones que ya llevo tiempo haciéndome y que podéis ubicar, en otros aspectos, en artículos como éste: Enlace
2.- Si lo queréis escuchar en su propia voz: Enlace
3.- Pierre Legendre (1985) Leçons VI. Le désir politique dé Dieu.Paris: Fayard.
4.- En su libro Richard Sennett (2000). “LA CORROSION DEL CARÁCTER. Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo”. Barcelona: Editorial Anagrama, Colección Argumentos.
5.- Un acercamiento de mi autoría a este tema lo podéis encontrar (en català) en: Enlace
6.- Peter Brown (1991). “La antigüedad tardía”. En Ph. Ariès y G. Duby (1991). Historia de la vida privada. Barcelona: Taurus, tomo I.
7.- Unas reflexiones mías más amplias sobre este tema las podéis encontrar en: Enlace
8.- Robert Castel (1984). La gestión de los riesgos. Barcelona: Anagrama.
9.- Violeta Núñez,(2005). “Participación y Educación Social”. Ponencia presentada en el XVI CONGRESO MUNDIAL AIEJI. Montevideo: Uruguay. En línea en Enlace