Pilar Morros i Vigil. Maestra, educadora social y psicopedagoga. Subdirectora del CRAE Llars Torre Vicens de Lleida. Profesora de la diplomatura de Educación Social en la UNED.
La autora basa su artículo en una revisión sobre el proceso de convergencia europea, desde una perspectiva global hasta llegar a la titulación de Educación Social, haciendo referencias específicas a la Animación Sociocultural.
Desde el análisis de la realidad social y económica del siglo XXI, las demandas y los retos de los nuevos profesionales requieren el desarrollo de unas habilidades y capacidades que la universidad ha de incorporar en la formación que debe ofrecer a los futuros profesionales.
Nos explica cómo se ha llegado a la formulación de las titulaciones en términos de competencias y cuáles son las que definen la profesión de Educación Social y de Animación Sociocultural.
La esencia y el espíritu de la educación residen en la forma de pensar
que permanece en el estudiante una vez que éste ha olvidado
por completo todo lo que ha estudiado.Profesor sir Charles Inglis.
Conferencia inaugural Institution of Civil Engineers.
Reino Unido, 1941.
Hablar en estos momentos de la formación del animador sociocultural nos remite sin lugar a dudas a hablar de la educación superior en Europa ya que, como sabemos, estamos immersos en un proceso de reformulación de las titulaciones académicas en lo que se denomina “Espacio Europeo de Educación Superior” y que esperamos que, en breve, derive en el “Espacio Europeo de Educación”, ya que de poco nos servirá actualizar la educación superior si no lo hacemos también desde los primeros niveles.
Todos sabemos perfectamente que el educador social en general, y el animador sociocultural en particular, disponen de distintas vías de formación profesional (la propia experiencia, los cursos de formación, la supervisión, la lectura, etc.) tan importantes como la académica. En este artículo reflexionaremos acerca del estado y de las perspectivas de futuro de la formación que se da a los aspirantes a animador en nuestro país.
El proceso de convergencia europea ha provocado un fuerte impulso dinamizador de las universidades de todos los países, lo que ha llevado a un análisis del estado actual de la educación universitaria que refleja que el número de alumnos se ha reducido significativamente y que la movilidad de los estudiantes ha conseguido unos niveles muy elevados.
Junto con esta realidad, nos encontramos en una situación de globalización en la que el conocimiento y los aprendizajes se han de plantear desde una perspectiva local y global al mismo tiempo. Por otro lado, no podemos obviar el impacto de las TIC (Tecnologías de la Información y de la Comunicación) en la economía y en el funcionamiento de las organizaciones, o la llegada de diferentes universidades extranjeras que se han instalado en algunas capitales europeas, compitiendo con las ya existentes.
España no ha sido ajena a este proceso, por lo que desde un principio se adhirió a la Declaración de Bolonia, a partir de la cual se han ido dando toda una serie de pasos para su plena incorporación en esta convergencia europea. Algunos de estos pasos son:
Y en esta situación, ¿qué formación hay que ofrecer y se ofrece a los estudiantes de educación social y de animación sociocultural?.
En la sociedad industrial, la actividad académica estaba muy orientada al conocimiento, pero éste era poco compartido. La creatividad estaba centralizada en los que dirigían, se improvisaba y se arriesgaba poco, y las capacidades profesionales que se pedían al trabajador estaban muy determinadas. La filosofía era la de estudiar mucho durante pocos años, para trabajar el resto de la vida.
En la sociedad del conocimiento, el panorama ha cambiado, y mucho; la formación académica ya es continua; el lifelong learning es uno de los principios que ningún profesional se cuestiona. Las actividades están diversificadas, la optimización de los recursos, la gestión del conocimiento, de los imprevistos o la capacidad de improvisación, son capacidades que se piden con insistencia desde el mundo del trabajo y que tendrán que incorporarse a la formación de nuestros estudiantes.
Desde el Espacio Europeo de Educación Superior se considera que el aprendizaje es el reto más importante. Un aprendizaje fundamentado en la formación y no tanto en la información, que promueve el estudio personal y, por tanto, la formación continuada y permanente. Por otro lado, se considera que hay que incentivar capacidades y habilidades que potencien el trabajo en equipo y la iniciativa y la capacidad de gestión.
Obviamente, la formación que está recibiendo ahora el animador sociocultural se encuentra a caballo entre el modelo de sociedad industrial y el de sociedad del conocimiento. Esta dicotomía sitúa tanto a los profesores como a los estudiantes en la paradoja de tener que asimilar una serie de conocimientos, de valores éticos y de habilidades prácticas que no tienen correlación con el currículum que se imparte en las universidades. En general, y salvando loables excepciones, los estudiantes se encuentran con un temario largo, a veces pesado, con una temporalización descaradamente corta y con una vertiente práctica reducida a su mínima expresión que tiene muy poco peso en la nota media final. En cuanto a la formación ética del animador sociocultural, ésta queda a menudo a expensas del interés que el profesor tenga por esta vertiente formativa y, en cualquier caso, siempre se acaba sacrificando el tiempo estipulado al temario.
Fundamentalmente, la formación académica actual se basa (según marca el Consejo de Universidades) en cuatro grandes bloques:
En general, se procura ofrecer a los estudiantes una formación global, amplia y aplicable que responde, en general, a los siguientes objetivos:
Por otro lado, el Departamento de Educación, en su esfuerzo por promocionar la Formación Profesional, está ofreciendo nuevas titulaciones, una de las cuales es la de animador sociocultural. Se trata de un Ciclo Formativo de Grado Superior, con lo cual sólo tiene acceso el aspirante que ha superado el bachillerato y las PAU, o una prueba de acceso. Al finalizar los estudios -dos cursos académicos- se puede acceder a ciertos estudios universitarios.
El perfil profesional del Técnico Superior en Animación Sociocultural, según lo define el Departamento de Educación de la Generalitat de Catalunya, será competente en: programar, organizar, dinamizar y evaluar proyectos de intervención social dirigidos al desarrollo social, aplicando técnicas de dinámica de grupo y utilizando los recursos comunitarios, culturales y de tiempo libre. Este gran perfil quedaría concretado en cuatro dimensiones:
Su ámbito profesional son las actividades de servicios sociales, con o sin alojamiento; las actividades asociativas; los servicios culturales; ferias y parques de atracciones; actividades de espectáculos; cualquier estructura u organización empresarial que implique la realización de actividades de intervención comunitaria, trabajo con grupos, colectivos o asociaciones, programas de animación sociocultural o de ocio o tiempo libre.
Las principales ocupaciones y lugares de trabajo donde se puede desarrollar la profesión son:
Los contenidos curriculares correspondientes a esta disciplina son:
Esta propuesta que se ofrece desde el ámbito de la Formación Profesional parece encaminada a dar una respuesta más concreta y ajustada a las necesidades del mercado, y no tanto a dar una formación de base global y también específica tal y como hemos visto más arriba.
Este es el panorama actual de la Animación Sociocultural y que de alguna manera se enfrenta a las nuevas perspectivas y aspiraciones que la sociedad del conocimiento nos exige y que se propone redefinir el proceso de Convergencia Europea.
Desde el Espacio Europeo de Educación Superior se considera que el aprendizaje es el reto más importante. Un aprendizaje fundamentado en la formación y no tanto en la información, que promueve el estudio personal y autoregulado y, por tanto, la formación continuada y permanente. Por otro lado, se considera que hay que incentivar capacidades y habilidades que potencien el trabajo en equipo así como la iniciativa y la capacidad de gestión.
Llegados a este punto, estaremos de acuerdo en que un profesional ha de tener estos tres niveles de competencias:
Según Bunk, las competencias son el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes necesarias para ejercer una profesión, resolver problemas de forma autónoma y creativa, y estar capacitado para colaborar en su entorno laboral y en la organización del trabajo. (Bunck, 1994).
Posee competencias…
Técnicas, aquel que posee conocimientos especializados.
Metodológicas, aquel que sabe aplicar los conocimientos a situaciones laborales concretas.
Participativas, aquel que está predispuesto a la cooperación y al entendimiento interpersonal.
Personales, aquel que tiene una imagen realista de sí mismo.
Y ¿cuál es el perfil profesional y las competencias que se requieren específicamente al animador sociocultural del s. XXI?.
Al animador sociocultural, como educador social que es, se le define como un agente de cambio social, dinamizador de grupos sociales, a través de estrategias educativas que ayudan a los sujetos a comprender su entorno social, político, económico y cultural y a integrarse a él adecuadamente.
Según Ander-Egg (1981), la Animación Sociocultural es un conjunto de técnicas sociales basadas en una pedagogía participativa que tienen por finalidad promover prácticas y actividades voluntarias que, con la participación activa de la gente, se desarrollan en el seno de un grupo o comunidad determinada, y que se manifiestan en los distintos ámbitos del desarrollo de la calidad de vida.
A partir de estas definiciones, los objetivos de la profesión son estos:
El animador sociocultural tiene el encargo y el objetivo específico de trabajar con jóvenes y adultos en un entorno que favorezca la participación, el desarrollo comunitario y el tiempo libre.
Debe saber detectar necesidades, sensibilizar y dinamizar a colectivos para poder realizar actividades de ocio orientadas a la autorealización personal y social. La finalidad de su trabajo, teniendo presentes los objetivos que hemos citado anteriormente, es la mejora de la calidad de vida a través de la participación consciente y responsable.
Su actividad se enmarca en ámbitos institucionales formales, no formales y también informales.
Debemos decir también que el animador sociocultural de la sociedad de la información, deberá prepararse para intervenir en lo que Senent (Senent, 2002) denomina ‘espacios emergentes’: medios de comunicación, Internet, parques temáticos, termalismo, etc.
Por tanto, su perfil profesional deberá estar fundamentado en la gestión cultural y la creación, desarrollo y evaluación de programas.
Esta serie de objetivos, habilidades, funciones y el perfil profesional que finalmente se dibuja al plantearnos la formación del animador, ha conducido a los expertos a definir la formación del profesional de la animación en términos de competencias. En el Libro Blanco de ANECA se distinguen unas competencias de tipo transversal, es decir, que forman parte de todos los contenidos que se trabajan en la formación del profesional y que son comunes a otros estudios, y otras, específicas:
En cuanto a las competencias específicas de la profesión, cabe decir que en el proceso de convergencia europea en el que estamos inmersos se han definido una serie de competencias y especificado los contenidos a trabajar en cada uno de los tres aspectos que citábamos más arriba: saber, saber hacer y saber estar. De esta manera, queda bien definido y perfilado qué significa ser competente en una destreza o conocimiento determinado y también qué y cómo hay que aprender y desarrollar para conseguir la competencia citada.
Por otro lado, las competencias que veremos están definidas por la profesión del educador social, y veremos también lo difícil que resulta diferenciar qué competencias podrían ser específicas del animador sociocultural. Creemos que esta definición y enumeración de competencias están diseñadas en un continuo del que no podremos separar lo que pertenece a la Animación Sociocultural y lo que no.
Por motivos de extensión, no nos podremos parar a estudiar cada una de las competencias profesionales y analizarlas desde los tres aspectos (saber, saber hacer, saber estar). Pero sí que las enumeraremos:
1. Comprender la genealogía de los procesos históricos de consolidación de la profesión y de la intervención socioeducativa.
2. Conocer el marco de la educación social y los modelos desarrollados en otros países, prestando especial atención a las iniciativas de la Unión Europea.
3. Conocer los supuestos y fundamentos teóricos de la intervención socioeducativa y sus ámbitos de actuación.
4. Conocer las políticas de bienestar social y la legislación que sustentan los procesos de intervención socioeducativa.
5. Conocer los estadios evolutivos de la población con la que se trabaja.
6. Conocer los factores biológicos y ambientales que afectan a los procesos socioeducativos.
7. Conocer las características fundamentales y ambientales que afectan a los procesos socioeducativos.
8. Conocer los supuestos pedagógicos, psicológicos y sociológicos que están en la base de los procesos de intervención socioeducativa.
9. Conocer la teoría y la metodología para la evaluación en intervención socioeducativa.
10. Diseñar, utilizar y evaluar los medios didácticos en la intervención socioeducativa.
11. Saber utilizar los procedimientos y técnicas sociopedagógicas para la intervención, la mediación y el análisis de la realidad personal, familiar y social.
12. Gestionar estructuras y procesos de participación y acción comunitaria.
13. Identificar y diagnosticar los factores habituales de crisis familiar y social y desarrollar una capacidad de mediación para poder tratar comunidades socioeducativas y resolver conflictos.
14. Aplicar técnicas de detección de factores de exclusión y discriminación que dificulten la inserción social y laboral de sujetos y colectivos.
15. Organizar y gestionar proyectos y servicios socioeducativos (culturales, de animación y tiempo libre, de intervención comunitaria, de ocio…).
16. Diseñar, aplicar programas y estrategias de intervención socioeducativa en los diversos ámbitos de trabajo.
17. Evaluar programas y estrategias de intervención socioeducativa en los diversos ámbitos de trabajo.
18. Utilizar técnicas concretas de intervención socioeducativa y comunitaria (dinámica de grupos, motivación, negociación, asertividad, etc.).
19. Incorporar los recursos sociales, institucionales, personales y materiales disponibles para llevar a cabo el trabajo en un determinado ámbito de acción.
20. Producir medios y recursos para la intervención socioeducativa.
21. Gestionar medios y recursos para la intervención socioeducativa.
22. Colaborar y asesorar en la elaboración de programas socioeducativos en los medios y redes de comunicación e información (radio, televisión, prensa, Internet, etc.).
23. Utilizar y evaluar las nuevas tecnologías con finalidades formativas.
24. Mostrar una actitud empática, respetuosa, solidaria y de confianza hacia personas e instituciones de educación social.
25. Desarrollar actitudes y dominio lingüístico que posibiliten y favorezcan el trabajo en entornos multiculturales y plurilingüísticos.
26. Diseñar y llevar a cabo proyectos de iniciación a la investigación sobre el medio social e institucional donde se realiza la intervención.
Este es el panorama que se está perfilando al definir la profesión del educador y por extensión del animador sociocultural en Europa. Nos queda un estimulante camino por recorrer, pero es indudable que los profesionales que surgirán a partir de esta definición de la profesión estarán mejor preparados. Serán más competentes. Esta es la voluntad de expertos, profesores y, sin duda, de los alumnos y las nuevas promociones interesadas en esta titulación.