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El SOPA: educación, patrimonio rural y comunidad en un congreso que vuelve de América

Autoría:

Sabah Walid, María Silvina Irouléguy, María Luján Marino, Adela Vázquez y Juanjo Pulido. Miembros del equipo organizador del Congreso SOPA

 

Resumen

El SOPA: Congreso Internacional sobre Educación y Socialización del Patrimonio en el medio rural, es un encuentro entre agentes culturales, educativos y la comunidad para dar a conocer las posibilidades del trabajo común a favor de una gestión participativa del patrimonio rural. Tras dos ediciones en España, en Malpartida de Cáceres y Celanova, Ourense, el pasado mes de noviembre se celebró en el Municipio de Benito Juárez, Argentina, en la Provincia de Buenos Aires. La larga trayectoria de procesos de socialización desarrollados en Latinoamérica en temas vinculados tanto con el patrimonio como con otros aspectos culturales y sociales, han hecho que el SOPA vuelva a España con nuevas expectativas, nuevas ideas y nuevos retos.

INTRODUCCIÓN

El SOPA se creó en el año 2013, en el marco de un proyecto llamado CINETÍNERE, Cine Itinerante por la recuperación social del patrimonio en el medio rural. En él, se pretendía analizar la situación del patrimonio rural en algunos territorios del país: cómo se protegía, cómo se recuperaba, cómo se daba a conocer y cuál era el rol de la ciudadanía en esos procesos. A través de la proyección de varios documentales, se mostraban distintas realidades que sirvieran para proponer una nueva línea de trabajo en la que aunar la labor desarrollada desde la ciudadanía, las administraciones y el resto de agentes culturales y sociales en el campo del patrimonio, la memoria colectiva y el desarrollo rural de los distintos municipios. Para ello, propusimos la celebración de una serie de mesas de trabajo abiertas a los agentes sociales y culturales, así como a la ciudadanía de cada territorio visitado.

FOTO 1. Mesa de trabajo del proyecto CINETÍNERE desarrollada en la localidad de Mougás, Pontevedra.

A la hora de elaborar el proyecto, vimos la necesidad de incluir una jornada de difusión de los resultados del mismo. No obstante, viendo la posibilidad de conocer el trabajo de otros colectivos, el desarrollo de otros proyectos, y la aportación de otros agentes en distintos territorios tanto de España como del resto del mundo, decidimos crear el SOPA como forma de aglutinar todas esas ideas, agentes y procesos de forma innovadora y participativa.

Pero ¿por qué un congreso? El hecho de elegir el formato de congreso, en lugar de otro más dinámico, responde a que gran parte de los proyectos y equipos o entidades que trabajan sobre patrimonio cultural estaban vinculados, directa o indirectamente, tanto con el mundo científico como con el académico, y es un foro en el que se encuentran cómodos a la hora de presentar resultados y experiencias. Por ello hemos respetado el formato de presentación de ponencias, comunicaciones y pósters, incluyendo además la posibilidad de enviar las propuestas grabadas en vídeo para aquellas personas que no pueden desplazarse a las distintas sedes del congreso.

Y ¿en qué innovamos entonces? Desde el punto de vista del formato, en que introducimos nuevos agentes, nuevos lenguajes y nuevas herramientas que pueden adaptarse al desarrollo de acciones vinculadas al patrimonio rural; en que damos un especial protagonismo al territorio cercano a la sede en la que se celebra el SOPA; en que utilizamos métodos y acciones de trabajo en común para tratar temas, lanzar propuestas y asumir compromisos en aquellos aspectos del patrimonio rural que suponen un problema tanto conceptual como coyuntural; en que nos apropiamos de nuevos espacios y nuevos escenarios de comunicación y de relación, como bares, mercados, plazas, colegios o las propias calles. Pero sobre todo innovamos en lo participativo, porque estamos implicando a la comunidad en todo el proceso, tanto en la planificación como en la ejecución; porque la comunidad quiere que todo el mundo se dé cuenta que ellos son los que han mantenido vivo el patrimonio rural; porque la comunidad rural también quiere la voz, para que no siempre se hable de ella cuando en la mayoría de los casos podría hablar por sí misma y generar conocimiento, en lugar de tener siempre que recibirlo; porque en cada edición del congreso pueden generarse otras herramientas, otras propuestas y otras acciones que posibiliten procesos y conexiones de gentes, saberes y afectos.

FOTO 2. Mujeres del Club de la Tercera Edad “La Paz” participando en una ruta teatralizada en el SOPA!·, celebrado en Malpartida de Cáceres

El SOPA, es un encuentro anual cuyo objetivo principal es educar en lo común, contactar, facilitar el acceso y la transmisión al patrimonio en el medio rural, propiciando una auténtica democracia cultural. También busca trabajar el sentimiento colectivo con gente que quiere comprometerse con la comunidad, que quiere cambiar las formas de relacionarnos con nuestra cultura emancipando el conocimiento mediante la expansión de los saberes y la co-creación de contenidos y metodologías. De este modo conoceremos las distintas formas de ver, tratar y considerar al patrimonio rural como generador de riqueza, posibilitando a los agentes locales el desarrollo de iniciativas culturales y económicas innovadoras y sostenibles dentro de su territorio.

En definitiva, si hasta hace pocos años la generación de conocimiento, los trabajos, proyectos e intervenciones sobre el patrimonio han surgido desde el ámbito científico, universitario o de la gestión cultural tanto pública como privada, desde la socialización del patrimonio pretendemos conseguir que la sociedad inicie un proceso de empoderamiento real de su patrimonio cultural, por una parte, asumiendo ese conocimiento, y por otra generando un conocimiento propio fruto de la memoria colectiva y del trabajo de los referentes y colectivos locales que en contadas ocasiones ha tenido la oportunidad de compartir discurso con ese mundo científico.

UNA APUESTA POR EL RURAL

El Patrimonio en el medio rural en general, se encuentra en una situación de desamparo administrativo en favor de un patrimonio urbano que se piensa más beneficioso a nivel económico. El medio rural contiene gran parte del patrimonio conservado y en peligro de desaparición, entendiendo éste como el conjunto de patrimonio construido e inmaterial de todas las cronologías y que forma parte de la historia y las narraciones locales. El hecho de que las decisiones sobre qué patrimonio debe conservarse, difundirse o protegerse se tomen al margen de las comunidades que lo han mantenido no hace otra cosa que acentuar una separación entre ambos que genera la idea de que hay un patrimonio que no merece ser conservado porque nadie le da la suficiente importancia. Para contrarrestar esta situación, pensamos que es necesario un trabajo conjunto entre administraciones públicas y colectivos sociales, pero además, es imprescindible la participación del sistema educativo, a lo mejor no a nivel general, pero sí a nivel local o comarcal, a la hora de poder implementar procesos participativos y de empoderamiento del patrimonio rural de forma horizontal e intergeneracional. A este propósito también apostamos desde el SOPA desde el inicio al decidir celebrar el SOPA en el propio medio rural. A priori, podríamos pensar que lo más sencillo a la hora de elegir el lugar de celebración de un congreso es una ciudad, con un gran auditorio, unas buenas infraestructuras hoteleras, unos buenos accesos (por autovía, ferrocarril o cercana a un aeropuerto) y con espacios con múltiples recursos tecnológicos. No obstante, si estamos hablando de un congreso sobre el rural, en el que se trabaja la problemática del patrimonio en el rural, lo más justo es que se desarrollara en el rural, a sabiendas que el esfuerzo logístico es mayor ya que en ocasiones es difícil conseguir todos esos medios de los que dispone el medio urbano. Por eso, nuestro compromiso con el territorio hace que elijamos, en la medida de lo posible, este ámbito con todas sus consecuencias, aunque es posible que en alguna edición futura tengamos que adaptarnos, por necesidades puntuales, a otros entornos.

EL SOPA, DE LA DEHESA A LA PAMPA

En la primera edición del SOPA, celebrada en 2013 en Malpartida de Cáceres, algunas de las reflexiones que se realizaron en el congreso se centraron en la necesidad de poner de manifiesto acciones contra-dialécticas a los discursos que venían desde las diferentes administraciones que trabajan sobre el patrimonio cultural. Desde los centros de investigación se destacó el papel de autocrítica de las empresas y asociaciones como base para permitir la reestructuración de modelos alternativos que apoyen la autogestión y la implicación real de las comunidades en la gestión de su patrimonio. El SOPA se presentó como un foro de encuentro y diálogo en el que retroalimentar y compartir diagnósticos, perspectivas y acciones de forma colaborativa, una búsqueda de nuevas formas que rompieran con las fórmulas profesionales tradicionales y con los diagnósticos ya conocidos, y que permitieran pasar a la acción.

FOTO 3. Sesión de trabajo en el SOPA13, Malpartida de Cáceres

Tras conocer las propuestas presentadas en aquella primera edición del SOPA, fueron dos los contextos con un protagonismo especial: Latinoamérica y Galicia. El ámbito latinoamericano trajo a las comunidades como un elemento central de su discurso, y vinculó el trabajo de la gestión del patrimonio con la tarea necesaria de conformar ciudadanos críticos. Un discurso, por tanto, de empoderamiento y en el que la memoria no sea algo que se retrotrae al pasado sino algo que nos constituye en el ahora y que nos da las herramientas para identificarnos en un presente que dibuja el futuro que queremos. Desde Galicia nos llegaron múltiples propuestas cuyo nexo común era su vinculación con el rural y el mancomún. Se estaba evidenciando la puesta en marcha de proyectos protagonizados por una generación inquieta, que intentaba irrumpir en un escenario de propuestas fosilizadas, mediante la construcción de un discurso potente y con lazos entre ellos desde lo local, pero interconectados. Estos dos contextos necesitaban protagonistas, además de su focalización geográfica, y quisimos destacar una nueva forma de entender la gestión social, el trabajo constante, y la implicación reflexiva y colaborativa en el congreso. Esta geoposición fue abanderada por el Proyecto Huellas (Argentina) y la empresa Xeitura (Galicia). Ellos fueron los elegidos para recoger el testigo y armar los dos siguientes congresos. El SOPA14, que se celebró en Galicia y el SOPA15, que acaba de llegar desde otro lado del Atlántico.

FOTO 4. Comunicación presentada desde México en el SOPA13

En la segunda edición, en Celanova, Ourense, vimos la necesidad, por el compromiso del SOPA de involucrarse en los procesos sociales y culturales de los territorios en los que se celebra, de desarrollar una sesión especial para el debate y la presentación de propuestas y reflexiones sobre la situación del patrimonio rural en el espacio cercano a la localidad que acogiera cada congreso, en este caso Galicia. Además, empezamos a diseñar dinámicas que propiciaran la participación de la ciudadanía en el congreso. En Malpartida, uno de los recursos que utilizamos para ello fue el de las barferencias. Ideado precisamente en Galicia algunos años antes, la barferencia lo que posibilita era el hecho de difundir el conocimiento científico, en su origen el relacionado con la difusión los resultados de intervenciones arqueológicas, utilizando para ello lugares más cercanos o apetecibles para la comunidad, como pueden ser los bares, facilitando esa relación mundo científico-sociedad. A pesar de ser un formato atractivo, ameno, y por qué no, divertido, no deja de ser una generación de conocimiento unidireccional. Para la edición galega, insistimos en ese formato, pero además creamos otro para contrarrestar esa unidireccionalidad: los T-Cuentos. Esta herramienta, al contrario que la barferencia, permite que sea la ciudadanía la que genere conocimiento, es decir, que hable de su patrimonio, su cultura, su memoria, tal y como la viven, sin ningún tipo de interferencia desde el mundo científico o del de la gestión. El uso de ambas dinámicas posibilita el intercambio de conocimiento de forma horizontal.

FOTO 5. Barferencia en la cafetería América, en el SOPA14. Celanova, Ourense.

También empezamos a desarrollar acciones colaborativas entre la ciudadanía y los propios participantes en el congreso para propiciar un entorno nuevo de trabajo en común y comprobar las posibilidades de la introducción de nuevos lenguajes culturales, generados en entornos urbanos y vinculados a otros entornos socioculturales no necesariamente relacionados con el patrimonio ni con el medio rural. Estos nuevos parámetros también fueron protagonistas de algunas de las ponencias marco del SOPA14. Expertos como Antonio Lafuente, Carla Boserman o el colectivo argentino Iconoclasistas, expusieron algunas reflexiones sobre teoría y metodología vinculada a procesos relacionados con la colectividad, la participación y el procomún, que de forma inequívoca será imprescindible tener en cuenta para el desarrollo de futuras estrategias vinculadas con la socialización del patrimonio cultural.

canos o apetecibles para la comunidad, como pueden ser los bares, facilitando esa relación mundo científico-sociedad. A pesar de ser un formato atractivo, ameno, y por qué no, divertido, no deja de ser una generación de conocimiento unidireccional. Para la edición galega, insistimos en ese formato, pero además creamos otro para contrarrestar esa unidireccionalidad: los T-Cuentos. Esta herramienta, al contrario que la barferencia, permite que sea la ciudadanía la que genere conocimiento, es decir, que hable de su patrimonio, su cultura, su memoria, tal y como la viven, sin ningún tipo de interferencia desde el mundo científico o del de la gestión. El uso de ambas dinámicas posibilita el intercambio de conocimiento de forma horizontal.

FOTO 6. Ponencia impartida por el colectivo argentino Iconoclasistas sobre mapeo colectivo, “relatogramizado” por la artista Carla Boserman, dentro de la sesión de metodologías participativas del SOPA14.

En aquel momento, el SOPA era un congreso con poco recorrido, y si bien las dos primeras ediciones habían servido para dar a conocerlo y poner sobre la mesa una nueva forma de entender el patrimonio y de cómo hacer a la ciudadanía partícipe de su gestión, desde el año pasado, celebrada en el municipio bonaerense de Benito Juárez, la comunidad ya es tomada en cuenta para su organización. En este sentido, pensamos que para implicar en el SOPA a la comunidad de la localidad sede, es imprescindible conocer a los agentes locales, entendidos estos como la administración municipal, las instituciones, asociaciones, colectivos, entidades públicas o privadas, la comunidad educativa y a la ciudadanía, para darles a conocer el proyecto, lo que significa y lo que supondrá para ellos. De ahí la necesidad de planificar varias reuniones a lo largo de los meses anteriores al congreso para diseñar posibles actuaciones antes y durante su celebración. Así se hizo en Juárez desde un año antes, y de ahí surgieron acciones, implicaciones, colaboraciones y recursos, no solo para los días en los que se desarrollara el SOPA, sino durante todo ese año.

FOTO 7. Primera reunión para la organización del SOPA15 con los vecinos y entidades de Benito Juárez, Argentina.

Una de esas acciones ideadas desde esas primeras reuniones fueron los safaris urbanos, jornadas temáticas dirigidas a aquellos miembros de la comunidad interesados en participar de una actividad que promueve la educación no formal en el marco de salidas guiadas, al tiempo que se fomenta la resignificación de lo cotidiano a partir de la creación de circuitos turísticos específicos por Benito Juárez. Tanto en su planificación como en su desarrollo se buscó la participación de cualquier persona de cualquier edad y ámbito (institucional, educativo, asociativo). Los contenidos trabajados en estos recorridos estaban relacionados con el patrimonio construido y la memoria colectiva, por lo que dependiendo de la temática se iban sumando miembros de la comunidad, aportando sus propios conocimientos o experiencias relacionadas con cada una de ellas, lo que suponía un enriquecimiento de las rutas y una nueva forma de ocupar momentos y espacios de forma colectiva.

FOTO 8. Último de los ocho Safaris Urbanos del preSOPA15

Pero esa no fue la única implicación por parte de la comunidad de Benito Juárez en el pasado SOPA. Desde el colectivo de maestras jubiladas que se hizo cargo de recibir y acreditar a los participantes, a varios centros educativos que se prestaron para organizar exposiciones y muestras realizadas por los propios alumnos, pasando por un grupo de chicas y chicos con diversidad funcional del taller protegido de Juárez que prepararon un montón de pasteles y dulces para los breaks de las distintas jornadas del congreso; artesanos locales que montaron una muestra participativa de su trabajo; centros y colectivos sociales y culturales que nos ofrecieron sus sedes para las distintas sesiones, para talleres gastronómicos y para talleres de folklore; bares que nos abrieron sus puertas para los T-Cuentos; y gente del pueblo que estuvo con nosotras y nosotros durante todos los días del congreso acompañando, dando cariño y formando parte de un encuentro que definitivamente era suyo. Y es que precisamente es el afecto y el cariño lo que define al SOPA, creando un vórtice en el espacio-tiempo que supedita esa relación con la comunidad al resto de actividades más formales dentro de la programación del congreso.

FOTO 9. T-Cuento celebrado en el Memobar, en el SOPA15. Benito Juarez, Argentina

En lo referente a esta programación más formal, a partir de esta última edición del congreso, desde la organización hemos decidido que cada año se celebre un seminario sobre un tema específico. En Argentina tratamos el tema del patrimonio en la rururbanía, es decir, aquellos espacios continuos o híbridos entre lo urbano y lo rural, ya que nos parecía interesante sumar estos espacios a nuestra propuesta de socialización del patrimonio, dado que es un territorio de reciente aparición sobre el que era necesario comenzar a plantear análisis y reflexiones. A partir de la presentación del tema y de la exposición de propuestas, reflexiones o proyectos relacionados con el mismo, se planteó una mesa de trabajo para tratar distintos aspectos relativos al concepto, agentes y coyunturas vinculadas a ese patrimonio y a esos espacios. Así, trabajamos, por ejemplo en temas como los significados múltiples del concepto de rururbanidad, si es una ruralidad vinculada a lo urbano, si se trata de lo rural “impuro” o de lo urbano “hibridizado” o si el determinismo de la definición de lo rural emana desde la construcción urbana o desde el rural mismo.

FOTO 10. Seminario sobre Patrimonios Rururbanos

Pero también fueron otros los temas planteados en otros escenarios, en otros momentos, en mesas de trabajo abiertas (que también se han desarrollado en las demás ediciones) para tratar aspectos como el concepto de socialización, las políticas culturales, el rol de los agentes culturales y sociales o la comunicación y la participación ciudadana, y en otras dinámicas participativas conjuntamente con la comunidad. En esta ocasión desarrollamos un BIComún, una acción de diagnosis colectiva con en el que se analiza la relación entre lo que la comunidad opina-conoce de su patrimonio, institucionalizado o no, reuniéndolos en una categoría mancomunada de protección patrimonial, categoría liberada en la red para nombrar aquellos elementos patrimoniales que fruto de una reflexión colectiva se decide conservar o interactuar. En este caso, decidimos hacerlo con aquellos elementos patrimoniales o de la memoria colectiva de los vecinos de Benito Juárez que se visibilizaron a lo largo del año a través de los safaris urbanos de los que ya hemos hablado.

FOTO 11. BIComún desarrollado en las calles de Benito Juárez

Y cómo no, sesiones generales para la presentación de reflexiones y proyectos que visibilicen el trabajo sobre el patrimonio con las comunidades rurales y así conocer y aprender de otras realidades, otras geografías y otros agentes. En este sentido, en esta última edición, quedamos gratamente sorprendidos por la participación de varias alumnas y alumnos tanto de educación primaria como secundaria en las distintas sesiones (compartiendo foro con profesores universitarios, gestores culturales, arquitectos o arqueólogos) presentando propuestas o proyectos desarrollados por su centro educativo vinculados al patrimonio de su entorno y de los que han sido partícipes. Esto confirma que el SOPA es un congreso diferente.

FOTO 12. Alumnos de tercer año de la Escuela de Primaria Nº3 Domingo F. Sarmiento de Benito Juárez presentando su proyecto en la sesión de pósters del SOPA15

A lo largo de estas tres primeras ediciones son casi 500 las personas que han asistido o participado en el SOPA, sin contar con los miembros de la comunidad de las distintas localidades que han acogido al congreso. Por otra parte, son más de 300 las propuestas y proyectos presentados desde los territorios rurales de varias partes del mundo, tanto desde España, como desde Latinoamérica (Argentina, Chile, Perú, Uruguay, Colombia, Brasil, México, Costa Rica), Asia (Azerbayán) y el resto de Europa (Portugal, Francia, Italia, Reino Unido). Equipos de investigación, universidades, empresas, asociaciones, escuelas, ayuntamientos y comunidades que han tejido redes, conexiones e incluso proyectos conjuntos a favor de un patrimonio rural que está despertando y que requiere únicamente de un poco de atención, pero también de compromiso por parte de aquellas personas vinculadas a esos territorios y aquellos agentes externos que tienen capacidad de decisión sobre los mismos.

FOTO 13. Foto de grupo tras la clausura del SOPA15.

Tras el atracón de patrimonio y comunidad de la edición argentina, este año 2016 el congreso vuelve a España, a Extremadura, a la localidad de Zalamea de la Serena, Badajoz. Sabemos que no será lo mismo, será otra cosa. Porque distintos son los territorios, distintas son las personas y distinta es la vinculación entre unos y otros. Pero lo que sí es cierto es que a partir del paso del SOPA por Latinoamérica tendremos que asumir nuevos retos y un mayor compromiso. Y ya estamos trabajando para conseguirlo.