Sonia Iglesias Turrado. Educadora Social en el Programa Servicios para la promoción de una vida autónoma en el medio rural de Solidaridad Intergeneracional
La vida en los pueblos parece algo más pequeño, menos necesaria de intervención. Pero la realidad es que los pueblos los habitan personas que tienen también necesidades por cubrir. Pueblos que quizá necesitan apoyo en el desarrollo comunitario, personas mayores que necesitan estimulación a todos los niveles, que necesitan crear redes y mantener y/o aumentar su autonomía para poder vivir como desean, que generalmente es en su casa, y en su pueblo. Para ello trabajamos desde Solidaridad Intergeneracional, para dar y mantener la vida en estos pueblos, o lo intentamos con los medios y tiempos que tenemos. La importancia de lo sencillo, la belleza de lo pequeño, el valor de los cuidados, la accesibilidad en todos los aspectos nos marca el camino, a veces complejo, hacia pueblos y sus gentes.
Life in the villages seems somewhat smaller, less in need of intervention. But the reality is that towns are inhabited by people who also have needs to cover. Towns that perhaps need support in community development, older people who need stimulation at all levels, who need to create networks and maintain and/or increase their autonomy to be able to live as they wish, which is generally at home, and in their town. For this we work from Intergenerational Solidarity, to give and maintain life in these towns, or we try with the means and time we have. The importance of the simple, the beauty of the small, the value of care, accessibility in all aspects marks the path, sometimes complex, towards towns and their people.
Etapa 8, San Pelayo, Valladolid, 14/mayo/2022 Pista deportiva de la zona de convivencia Panel de experiencias esperanzadoras en el medio rural, desde la Educación Social |
La experiencia que expongo a continuación, se lleva a cabo por una asociación sin ánimo de lucro, Solidaridad Intergeneracional, que desarrolla su trabajo en distintos pequeños pueblos de todo el territorio español y cuyo fin es prestar servicios sociales a las personas mayores en el medio rural. Trabajamos para que se cumpla el principio de igualdad y todas las personas tengamos los mismos derechos y servicios, vivamos en la ciudad o en el medio rural.
Con el envejecimiento de la población se pone de manifiesto la importancia de desarrollar formas de apoyo a estas personas. En especial a las que viven en municipios rurales y no disponen del acceso a servicios importantes para mantenerse autónomas. El medio rural en el que se desarrolla nuestra actividad, se compone por un elevado número de municipios dispersos, de pequeño tamaño y caracterizados por la despoblación y el envejecimiento.
El aumento de la esperanza de vida supone que la etapa de la jubilación se convierta en una etapa vital que puede durar 25 años e incluso más. Esto puede provocar situación de soledad, de aislamiento o de carencia de expectativas. Es nuestra labor acompañar a las personas en esta etapa, romper mitos en torno a ella, dar información para conocerla y herramientas para vivirla como deseemos. Se trata de vivir esos años con la máxima calidad de vida.
Solidaridad Intergeneracional desarrolla proyectos en distintos puntos del territorio español, siempre en zonas rurales. Ofrece información a través de distintas plataformas online, web, facebook, instagraman, etc.… y sobre todo con la presencia de profesionales en las zonas rurales, acercando la información y las actividades a las personas.
En mi caso, más concretamente, en los pueblos de la provincia de León. La intervención se lleva a cabo enmarcada en un proyecto de carácter autonómico que se denomina “Servicios para la promoción de una vida autónoma en el medio rural”.
Cuando llego a un pueblo a hacer alguna actividad y hablo con la gente, si preguntamos dónde querrían durante toda su vida, la respuesta es común: alguien dice en mi casa y alguien siempre dice en mi pueblo; estar en mi casa y en mi pueblo eso desea la gente mayor para su futuro. Y para que eso ocurra necesitamos varias cosas:
El programa “Servicios para promoción de una vida autónoma en el medio rural” tiene como objetivo principal prestar servicios dirigidos a personas mayores y sus familias, para mejorar su calidad de vida y ayudarles en el mantenimiento de su autonomía. Las personas que se benefician de este proyecto son personas mayores principalmente, familiares, personas en situación de dependencia, etc.
El proyecto ofrece servicios de asesoramiento y gestión personalizado a todas las personas que necesiten información relacionada con todas las prestaciones que puedan ser beneficiosas en su situación, así como actualmente resolución de dudas relacionas con el COVID-19.
La gran parte del proyecto la desarrollamos prestando un servicio de formación para prevenir situaciones de dependencia y promocionar la autonomía personal. Lo hacemos a través de diferentes talleres:
El proyecto actual tiene una duración de 6 meses, con el siguiente proceso de trabajo:
Varios con los inconvenientes con los que nos encontramos en el desarrollo del proyecto: el tiempo, la falta de coordinación de las administraciones, la accesibilidad a los pueblos, etc. y en ocasiones en mi caso se une otro, el síndrome del impostor. Cuando trabajamos en lugares pequeños, haciendo cosas sencillas, con una profesión cuya manera de trabajar entiendo como cercana, fácil, que en ocasiones puede parecer poco rigurosa, y observas , incrédula en ocasiones, los resultados, es fácil que sientas que no es por tu méritos, por tu trabajo, y que quien así lo considera descubrirá “tu farsa”, descubrirá que todo lo logrado ha sido fruto de la suerte o el azar.
Es difícil moverse en esta situación, te reconocen por tu nombre, no saben tu profesión, generas esos espacios de confianza necesarios para que lo te tiene que se tiene que dar se dé; y además estás siendo rigurosa y buena profesional de la educación social.
El debate está muchas veces en el número. Número de personas, de actuaciones, registros, datos… todo ello es menor en los espacios donde trabajamos, pero no menos importante. Una intervención en una ciudad o en un pueblo de León tendrá un número distinto de alcance, pero hemos de trabajar por los derechos de esas personas también, porque se cambie el paradigma y se destinen fondos de manera real y efectiva para estas personas. Es ilusionante, y a veces desesperante, ver cómo se consiguen los objetivos, como se generan cosas que se tienen que parar porque la financiación se acaba y no es constante.
Me parece importante mencionar también lo personal. Lo personal de las y los educadores sociales. Como lo personal es político, y la educación social, y la vida también lo son creo que tiene sentido comentarlo. La dignidad de la profesión pasa por la dignidad de las personas que ejercen la profesión, las educadoras y los educadores profesionales necesitamos dignidad en cuanto a salarios, a horarios, a competencias, a flexibilidad real que nos permitan trabajar y conciliar nuestra vida personal y profesional. Esto marcará también el cambio de entender la profesión como algo pasajero, como algo para jóvenes, como un trabajo de monitores. El rigor y la dignidad de la profesión tienen que ir acompañados de derechos para los y las educadoras sociales.
Por eso tengo que mencionar que hubo un día, en una gran ciudad y una gran entidad, donde no pude ejercer mi profesión como me hubiera gustado, donde no tuve poder para poder trabajar ni un sueldo digno. Perdí la confianza en la profesión y las fuerzas para ejercerla.
Y fue en un lugar pequeño, en una asociación que trabaja con las personas, que pone en valor los cuidados, que me ha permitido conciliar, fue haciendo cosas sencillas, en espacios rurales, fue poniendo atención a la vida, a sus tiempos, volviendo al origen donde volví a creer en la educación social.
Y me volvieron las fuerzas, y con ellas pido seguir trabajando por la gente que vive en el mundo rural.
Sonia Iglesias Turrado. soniaiglesiasturrado@gmail.com