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Actitudes del alumnado de Educación Social y Trabajo Social hacia el voluntariado como forma de intrusismo laboral

Attitudes of students in Education and Social Work towards volunteerism as a form of unauthorized practice of a profession

Autoría:

Sabina Checa Caballero, Natividad Orellana Alonso, José Vidal Mollón, Simran Vazirani Mangnani, Universitat de València

Resumen

En el presente trabajo se pretende analizar las actitudes del alumnado universitario de lo social respecto a la idea del voluntariado como forma de intrusismo laboral; una figura que, en ocasiones, puede llegar a ocupar funciones propias de sus futuras profesiones, especialmente en el seno de las entidades del Tercer Sector. En dicha investigación, que empleó un cuestionario elaborado ad hoc, participaron un total de 498 alumnos/as de las titulaciones de Grado en Educación Social y Trabajo Social de la Universitat de València (UV) y la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). Los resultados de la investigación reflejan las dudas del alumnado con respecto a los límites entre las funciones del voluntariado y los/as profesionales de lo social, mostrando su preocupación ante la amenaza que esta actividad pueda suponer en su futuro desarrollo laboral, al ser considerada una forma de intrusismo laboral que sustituye o elimina puestos de trabajo remunerados. De igual forma, se encontraron diferencias significativas en estas actitudes en función del tipo de experiencia en voluntariado, así como de la mayor cercanía o lejanía al fin de sus estudios y su salida al mercado laboral. Estas diferencias muestran que el alumnado con experiencia en voluntariado y aquel más próximo a terminar sus estudios considera el voluntariado, en mayor medida, como una forma de intrusismo laboral. Como conclusión del estudio, se plantea la necesidad de una regulación eficaz de las diferentes figuras que conviven en las entidades, con el fin de que su coexistencia no suponga un menoscabo ni en las competencias y derechos de los/as profesionales ni en los principios del voluntariado.

Abstract

The aim of this paper is to analyze the attitudes of university students in respect to the statement that Social Action volunteerism is a form of the unauthorized practice of a profession; a practice that could potentially take over functions of their future professions, especially within Third Sector organizations. To accomplish this, an ad hoc questionnaire was created, and 498 students pursuing bachelor degrees in Social Education or Social Work at the University of Valencia (UV) and the University of Castilla-La Mancha (UCLM) participated in this story. The results of the questionnaire reflect doubts among students regarding the boundaries between the functions of volunteers and social workers, demonstrating a concern for the potential threat this practice could pose to their future careers, volunteers could possibly replace or eliminate paid positions. Further, meaningful differences in opinion were found depending on a student’s level of experience as well as how close or far they are from entering the workforce. These differences show that students with more volunteer experience and that are closer to finishing their studies consider volunteerism, to a greater extent, as a form of the unauthorized practice of a profession. At the conclusion of this study, we argue for the necessity of effective regulations for the different entities that coexist within organizations, so that their coexistence does not cause any impairments in the competencies and rights of professionals, nor in the principles of volunteerism.

 Contribución aceptada por el Comité Científico del VIII Congreso de Educación Social

1. Marco teórico

1.1. El voluntariado en las Entidades del Tercer Sector

El voluntariado, tal y como queda recogido en diferentes normativas internacionales, estatales y autonómicas, entre ellas la Ley 45/2015, de 14 de octubre, de Voluntariado en España, se define como el conjunto de actividades desarrolladas por personas físicas y basadas en el interés general, que cumplan una serie de principios: (1) presentar carácter solidario; (2) realizarse de forma libre y no obligada; (3) desarrollarse de manera gratuita, sin ninguna contraprestación económica o material; (4) llevarse a cabo a través de una entidad de voluntariado. Respecto a este último aspecto, la Ley 42/2015 señala en su artículo 3.3 que no se consideran actividades de voluntariado aquellas acciones, periódicas o esporádicas, que se realicen al margen de una entidad de voluntariado, generalmente entidades del Tercer Sector.

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Precisamente debido al crecimiento exponencial de las entidades del Tercer Sector en las últimas décadas, dedicadas a la gestión de servicios y recursos sociales (Zurdo, 2011a), el voluntariado se ha convertido en uno de los ámbitos de la Acción Social con mayor auge y relevancia. En este sentido, se puede decir que el voluntariado es quizá la expresión más destacada del Tercer Sector de Acción Social (Fundación Luis Vives, 2011).

No obstante, como consecuencia de la de la desregularización del Estado de Bienestar, y especialmente a partir del estallido de la crisis económica y social, estamos viendo cómo las entidades del Tercer Sector asumen en mayor medida las funciones y responsabilidades del Estado en la gestión/provisión de recursos y servicios sociales, incorporando por tanto en esta tarea al voluntariado (Barrera, Malagón, & Sarasola, 2013).

 1.2. La reestructuración del Estado de Bienestar y la expansión de las entidades del Tercer Sector de Acción Social

El Tercer Sector es un sistema alternativo privado mixto que, si bien está al margen del Mercado y el Estado, actúa como mediador entre ambos sectores: el público (encargado de reducir las desigualdades sociales y promover la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas) y el mercantil (centrado en la eficiencia y la flexibilidad de los servicios) (Cabezas, 2006; Molleví, 2001). No obstante, en la lógica neoliberal en la que nos encontramos, cada vez más el Tercer Sector se introduce en la lógica del mercado, lo que hace que se desgasten los tradicionales principios de solidaridad y reciprocidad del voluntariado que lo conforma (Georgeou & Hass, 2019).

En este sentido, se habla de un proceso de reestructuración del Estado de Bienestar en España, iniciado a finales de los años 70, desarrollado y prolongado en las décadas posteriores (Aguiar, 2011). No obstante, este proceso sigue consolidándose en la actualidad, por lo que más allá de un proceso de reestructuración del Estado de Bienestar podríamos hablar de un proceso desarticulador de la protección social o de abandono de los servicios públicos por parte del Estado (Pérez-Pérez, 2000; Zurdo, 2011a).

De esta forma, en las últimas décadas se ha pasado de un modelo social en el que el Estado es intervencionista y poco distribuidor, a otro modelo en el que pasa a ser más redistribuidor y poco intervencionista (Benavent & Sajardo, 2006). Así, el Estado reduce la inversión y el gasto en políticas sociales, descentralizando y privatizando el sistema de protección social bien mediante la “subcontratación” de servicios a empresas, o a través de la “externalización” de recursos mediante subvenciones o convenios a entidades del Tercer Sector, hechos que han favorecido el impulso e incremento del voluntariado de Acción Social (Barrera, et al., 2013, Zurdo, 2006).

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En este sentido, Barrera et al. (2013) señalan que un importante indicador de este proceso de reestructuración del Estado de Bienestar es el estado de las profesiones de lo social (entre ellas la Educación Social y el Trabajo Social), ya que el desarrollo de estas va unido al desarrollo de políticas sociales. En esta misma línea, los autores mantienen la relación inversa entre las profesiones de lo social y el voluntariado, pues a mayor desarrollo de estas profesiones menor necesidad de participación del voluntariado. Así, con el actual desmantelamiento del Estado de Bienestar se genera una expansión del Tercer Sector que en muchas ocasiones supone prescindir de los y las profesionales de lo social.

De esta manera, este hecho genera cierto recelo en los y las profesionales de lo social, profesionales que conviven y comparten sus funciones con voluntarios y voluntarias, y que ven peligrar sus puestos de trabajo en favor de una figura cada vez más profesionalizada.

 1.3. El voluntariado como espacio de desarrollo laboral. Su repercusión en la empleabilidad de los/as profesionales de lo social

La desregularización del Estado de Bienestar y la falta de inversión en políticas sociales, unido a los recortes en recursos y servicios en todas las materias (Educación, Sanidad, Servicios Sociales, Dependencia…) y al crecimiento del desempleo, repercuten en que las personas acudan a las entidades del Tercer Sector no solo como usuarias de sus servicios, sino también como voluntarias para el desarrollo de los mismos. Antes del inicio de la crisis el voluntariado se nutría principalmente de personas ocupadas, pero en la actualidad esta tendencia está cambiando a favor de las personas en situación de desempleo. De hecho, aquellos sectores poblacionales que actualmente sufren los mayores índices de paro en nuestro país -jóvenes y mujeres fundamentalmente- son, a su vez, los que más personal voluntariado aportan a las entidades (Serrano-García, 2014).

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Por su parte, el desempleo juvenil afecta fundamentalmente a titulados y tituladas universitarias, que encuentran en el voluntariado una oportunidad para acceder al mercado laboral (Serrano-García, 2014). Este hecho, junto al aumento de las entidades del Tercer Sector, ha supuesto que el voluntariado se haya convertido en un nuevo lecho de empleo para los y las profesionales de lo social. De esta manera, se ha producido el incremento del número de personas voluntarias con motivaciones de carácter instrumental, que se traducen en aspiraciones de, si ya no conseguir la conversión de su puesto voluntario en un puesto laboral remunerado, sí de adquirir cierta experiencia profesional que contribuya positivamente en su entrada en el mismo (Aguiar, 2011; Serrano-García, 2014).

En este sentido, un estudio del European Antipowerty Network (2019) realizado con personal voluntario en nuestro país, muestra que un 50% de las personas participantes consideran que la realización de voluntariado tiene fines laborales, esperando que este repercuta positivamente en futuras posibilidades laborales.

Así, el voluntariado supone un trampolín para el acceso a una carrera profesional, que permite obtener competencias difíciles de adquirir a través de la mera formación, así como una experiencia válida para el futuro laboral, positivamente valorada y reseñable en el currículum. Todo ello independientemente de la existencia de otra motivación personal o solidaria o que pueda influir en la participación en voluntariado. Motivación que no siempre se encuentra, pues, en ocasiones, la obtención de logros y reconocimientos de cara a un futuro laboral, aun cuando se realizan desde entidades apartemente altruistas, se convierte en la mayor preocupación (Doppler, 1997; Martínez-Ripoll, 2017; McGloin and Georgeou, 2016; Serrano-García, 2014).

Esta circunstancia también ha significado que las personas voluntarias desplacen el espacio de participación y transformación que ofrece el Tercer Sector a favor del mero desarrollo de tareas, lo que lleva incorporado el riesgo de esconder un trabajo no remunerado detrás de la denominación de voluntariado. Un trabajo en condiciones de “precariedad” (tanto por su no retribución como por su no reconocimiento oficial) que llegue a suponer dificultades o confusiones en el establecimiento y reconocimiento de límites entre sus funciones y las de un/a profesional remunerado/a, e incluso favorecer el intrusismo laboral, llevando a la precarización laboral o la sustitución de esta última, cubriendo puestos de trabajo de profesionales asalariados/as por personal voluntario (Aguiar, 2011; Castellano et al., 2011; González-Simancas, 2002; Serrano-García, 2014; Zurdo, 2011b).

En este sentido, Serrano-García (2014) plantea la cuestión del “uso perverso” que se viene haciendo del voluntariado, y se pregunta en qué medida detrás de esta figura no existe un/a trabajador/a precario/a al/a la que únicamente mueven intereses individuales, haciéndose explícitos los beneficios instrumentales de esta actividad e incumpliendo la Ley del Voluntariado, que insta a que el trabajo voluntario no puede sustituir en ningún momento al trabajo remunerado. No obstante, otros autores/as como Aguiar (2011) destacan la influencia positiva del voluntariado en la creación de puestos de trabajo en las entidades que los acogen, pues facilitan el descubrimiento de nuevas posibilidades de empleo que requieren de nuevos/as profesionales para gestionarlas.

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En el fondo de todo este debate entre los límites de la profesión y el voluntariado, se encuentra la idea de la consideración de la desvirtuación cada vez mayor del trabajo en lo social, tal y como mantiene Pérez-Zaragoza (2002), llegando incluso a parecer este “un trabajo más bien propio de voluntarios” (p. 68).

 1.4. El voluntariado como forma de intrusismo laboral en las profesiones de lo social

Esta desvirtuación de las profesiones de la Acción Social y su falta de reconocimiento, junto al desempleo, los problemas de inserción laboral, la inseguridad/precariedad laboral y el intrusismo que sufren sus profesionales, se debe a la interrelación de una serie de factores adversos que afectan a esta situación, y que perjudican muy especialmente a la Educación Social.

Estos factores desfavorables de la Educación Social son múltiples y variados. Por un lado, la “juventud” de la titulación, siendo una profesión relativamente reciente si se compara con otras profesiones con mayor recorrido. Esto va unido a la necesidad de una mayor regularización de la profesión, convertida en uno de los mayores desafíos en los que están implicados los Colegios Oficiales de Educadores y Educadoras Sociales en los últimos años, impulsando la creación de una Ley de Educación Social. Por otra parte, encontramos el desconocimiento general de la profesión y la figura del/de la educador/a social, tanto a nivel de la población, como de las instituciones y entidades que los/as acogen (tanto públicas como privadas). Por último, señalar la generalización/amplitud profesional de la educación social. Esta polivalencia, que a priori resulta una ventaja para la incorporación al mundo laboral de los/as educadores/as sociales, también puede suponer la indefinición de la profesión y que su papel pueda confundirse con el de otros perfiles profesionales e incluso con personal voluntario. Circunstancias que dan pie a situaciones de intrusismo laboral, muy especialmente en entidades del Tercer Sector (Educación Social para tod@s, 2018; Eslava, 2019).

Imagen Campaña Por una Ley de Educación Social

En un estudio realizado por Barrera et al. (2013), dirigido a trabajadoras y trabajadores sociales de Sevilla, el 58% de la muestra señala el intrusismo profesional, junto a la precariedad laboral, como uno de los hándicaps más importantes de la profesión. Como dato relevante, señalar que un 15% de las personas participantes no ejercen como trabajadores/as sociales, pero sí lo hacen en contextos sociales próximo al trabajo social y con funciones equivalentes, bien como figuras profesionales con inferior remuneración o como voluntarios/as.

En esta misma línea, el colectivo de educadoras y educadores sociales denuncia la detección de muchos casos en los que personas voluntarias están ejerciendo funciones correspondientes a trabajadores/as cualificados/as y remunerados/as (Ferreyra & Tortell, 2016).

Así, se está “generando un mal uso de la figura del voluntariado” (Ferreyra & Tortell, 2016, p. 137), encontrando en las entidades personas sin la formación necesaria realizando tareas de profesionales de lo social o profesionales que realizan intervenciones sociales como voluntarios/as sin recibir retribución económica. Esto ocurre especialmente en el seno de entidades del Tercer Sector, un sector en auge al amparo del Estado, a través del cual se van consolidando los espacios privados (y pseudo-profesionales) y se cumple el “mito del eterno retorno”, situación en la que el trabajo en lo social, que nace de la reconversión del voluntariado en una profesión, está volviendo a sus orígenes (Barrera et al., 2013).

 1.5. Algunos estudios previos con alumnado universitario

En el presente trabajo interesa conocer las actitudes del alumnado universitario de lo social: Educación Social y Trabajo Social. A pesar de que no contamos con investigaciones con este tipo de estudiantado, sí podemos atender a dos estudios con alumnado universitario que nos pueden dar algunas pistas sobre la consideración del voluntariado como amenaza para los/as futuras/as profesionales de lo social.

Soler et al. (1997) realizaron un estudio con 425 voluntarios/as, estudiantes de la Universitat de Girona. De estas, un 75% señala que el voluntariado contribuye a su formación profesional, frente al 12% que opina todo lo contrario. Si se analizan las respuestas en función de las titulaciones, aquellas personas que procedían de la Facultat de Ciències de l´Educació presentan un porcentaje mayor de respuestas a favor de la capacidad formativa del voluntariado, frente a aquellas personas estudiantes de las distintas Ingenierías, en las cuales predomina la respuesta inversa.

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En este mismo estudio, un 70,6% del estudiantado participante opina que el voluntariado no supone un peligro para el trabajo profesional, mientras que un 15% defiende que sí. Este último argumenta que se utiliza el voluntariado para ahorrar sueldos y hacer tareas propias de los profesionales abusando de su disponibilidad.

Por su parte, Fouce (2006) llevó a cabo un estudio dirigido a alumnado de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, en el que participaron 336 alumnos y alumnas de 2º y 5º curso. En él, el autor comprobó que la experiencia en voluntariado y la mayor cercanía o lejanía respecto al mercado laboral influye y condiciona las distintas percepciones sobre el voluntariado. Así, un 41% del alumnado considera que los límites entre el voluntariado y las funciones de las profesionales son borrosos y no están claramente diferenciados. Esta idea aumenta en el caso de personas sin experiencia en voluntariado y conforme avanzamos de curso académico. Por el contrario, un 21% cree que están totalmente diferenciados.

Por otro lado, un 51% de este estudiantado no considera que el voluntariado sea una forma de intrusismo laboral que elimina puestos de trabajo remunerados. Por el contrario, un 25% considera que el voluntariado sí quita muchos puestos de trabajo, siendo esta consideración más firme en el alumnado sin experiencia en voluntariado y próximo a terminar sus estudios.

Asimismo, el 60% piensa que el voluntariado no deteriora los intereses de la Psicología, frente a un 18% que cree que sí lo hace. Estos últimos son en mayor medida personas con experiencia en voluntariado próximas a terminar sus estudios.

En cualquier caso, el alumnado más próximo a incorporarse al mundo laboral es más crítico hacia el voluntariado que el estudiantado recién incorporado a la titulación, tanto si comparamos entre alumnado con experiencia como entre alumnado sin experiencia en voluntariado.

2. Objetivos

Los objetivos del presente estudio son los siguientes:

  1. Conocer las actitudes del alumnado de Grado en Educación Social y Trabajo Social ante la idea del voluntariado como forma de intrusismo laboral.
  2. Comprobar si existen diferencias en la consideración de este aspecto del voluntariado entre el estudiantado con experiencia en este ámbito y aquel que nunca ha participado del mismo.
  3. Comprobar si existen diferencias a la hora de considerar el voluntariado como forma de intrusismo laboral en función del sexo del alumnado.
  4. Detectar si existen diferencias al respecto atendiendo al curso, la Universidad de origen del alumnado y la titulación a la que este pertenece.

3. Metodología

3.1. Participantes

La muestra consta de un total de 498 estudiantes (85.1% mujeres y 14.9% hombres) con edades comprendidas entre 18 a 61 años (M = 23.06, DT = 5.75). Procedentes de los cuatros cursos académicos (27.5% pertenece a primero, 34.5% a segundo, 21.9% a tercero y 16.1% a cuarto) de las titulaciones de Grado en Educación Social (58.83%) y Grado en Trabajo Social (41.17%) de la Universidad de Valencia (61.84%) y de la Universidad de Castilla-La Mancha (38.16%). El 43% del alumnado nunca ha participado en el voluntariado y el 57% desempeña o ha desempeñado actividades de voluntariado en alguna ocasión. Los/as participantes han sido seleccionados a partir de un muestreo no probabilístico accidental.

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3.2. Instrumento

En este estudio se utilizó como instrumento de recogida de información un cuestionario elaborado ad hoc que recoge dimensiones relevantes del voluntariado recogidos en estudios señalados previamente. Consta de un total de 40 ítems en el que se invita al alumnado a valorar el grado de acuerdo o desacuerdo con diferentes afirmaciones usando una escala Likert presentada del 1 al 7 (1 = Totalmente en desacuerdo, 2 = Bastante en desacuerdo, 3 = Algo en desacuerdo, 4 = Indeciso, 5 = Algo de acuerdo, 6 = Bastante de acuerdo y 7 = Totalmente de acuerdo). Con el fin de ceñirnos a los objetivos de esta investigación, se seleccionaron para este trabajo los ítems diseñados para evaluar las actitudes del alumnado frente al voluntariado como una forma de intrusismo hacia las profesiones de lo social. Esta subescala consiste en 3 ítems (“Los límites entre las funciones del voluntariado y los/as profesionales de lo social están muy definidos”, “El voluntariado es una forma de intrusismo laboral que elimina puestos de trabajo remunerados de los/as profesionales de lo social”, “Las entidades se aprovechan del desempleo actual para tener profesionales con titulación “trabajando” de manera gratuita”). Para calcular la puntuación de la dimensión del voluntariado como forma de intrusismo se realizó la media de las puntuaciones de los ítems (invirtiendo la puntuación de los ítems negativos señalados con un asterisco en las tablas). Además de estos ítems, también se incluyeron preguntas de identificación (género, universidad, titulación y curso) y aquellas elaboradas para conocer el perfil de participación voluntaria del alumnado.

3.3. Procedimiento y análisis de datos

El cuestionario fue aplicado de dos formas distintas: presencial y no presencial. Por un lado, este se aplicó aprovechando la asistencia del alumnado a diferentes asignaturas y, por otro, a través de su cumplimentación en versión online.

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Se trata de una investigación cuantitativa no experimental, utilizando como soporte para el tratamiento estadístico de los datos el programa SPSS 26. El estudio presenta una finalidad exploratoria, utilizándose un diseño descriptivo transversal, con la intención de obtener una visión global de la opinión del alumnado participante. Así, la estrategia analítica incluye la descripción de la distribución de las respuestas a las distintas cuestiones, realizándose en un segundo nivel de análisis distintas pruebas para ver aspectos diferenciales en dichas respuestas. Para ello, y como consecuencia del no cumplimiento de los requisitos paramétricos necesarios, se optó por el empleo de pruebas descriptivas básicas, además de pruebas no paramétricas como la prueba U de Mann-Whitney y el test de H de Kruskal-Wallis para conocer diferencias significativas entre las distintas variables.

4. Resultados y discusión

4.1. Diferencias en función de la experiencia en voluntariado

En primer lugar, para analizar si existían diferencias entre el alumnado con y sin experiencia en voluntariado se empleó el test de la U de Mann-Whitney. En este análisis se consideró la variable experiencia (con dos niveles, con y sin experiencia) como variable explicativa e intrusismo (y cada uno de sus ítems) como variables de resultado. Los resultados indicaron que sí existían diferencias entre participantes con experiencia en voluntariado (CE) y sin experiencia (SE) en la dimensión de intrusismo U = 26734.000; p = .032. Es decir, los participantes con experiencia en voluntariado obtuvieron mayores puntuaciones en la dimensión de intrusismo en comparación con los participantes sin experiencia en voluntariado (MCE = 4.94, DTCE = 1.16; MSE = 4.72, DTSE = 1.15). Analizando ítem a ítem, se encontraron diferencias significativas en el ítem que hace referencia al voluntariado como una actividad fácilmente confundible con el trabajo profesional, al considerar que los límites entre uno y otro no están muy definidos U = 24937.000; p = .001, en el cual los participantes con experiencia en voluntariado obtuvieron mayor grado de desacuerdo (MCE = 2.97, DTCE = 1.48) en comparación con los participantes sin experiencia (MSE = 3.39, DTSE = 1.43). Por el contrario, no se observaron diferencias en el ítem que mantiene que las entidades aprovechan el paro actual para “emplear” de forma gratuita a profesionales de lo social U = 29211.000; p = .538. Tampoco se encontraron diferencias significativas en el ítem que afirma que el voluntariado es una forma de intrusismo laboral que elimina puestos de trabajo remunerados U = 28233.000; p = .231.

En la Figura 1 se pueden observar las diferencias en la dimensión global de intrusismo, así como en los diferentes ítems que la componen, entre alumnado con y sin experiencia en actividades de voluntariado. 

4.2. Diferencias en función del sexo

Seguidamente, para analizar si existían diferencias entre hombres y mujeres se empleó el test de la U de Mann-Whitney, en el que la variable sexo se consideró la variable explicativa y el intrusismo (y cada uno de sus ítems) como variables de resultado. No se encontraron diferencias significativas entre hombres y mujeres en los niveles de intrusismo U = 13709.500; p = .082. Asimismo, no se encontraron diferencias significativas en los ítems que conforman dicha dimensión (Ver Tabla 2). No obstante, sí se observa que los hombres mantienen mayor grado acuerdo que las mujeres en la consideración del voluntariado como una forma de intrusismo laboral.

En la Figura 2 se observan de forma gráfica las diferencias entre hombres y mujeres, tanto en las medias de la dimensión global de intrusismo como en cada uno de los ítems analizados.

4.3. Diferencias en función de la universidad, la titulación y el curso

Por otro lado, para analizar si existían diferencias entre universidades se utilizó el test de la U de Mann-Whitney, en el que la variable universidad se consideró la variable explicativa y el i intrusismo (y cada uno de sus ítems) como variables de resultado. En general, no se encontraron diferencias entre los participantes que pertenecen a la Universidad de Valencia (UV) y a la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) en los niveles de intrusismo U = 26608.00; p = 0.088. Con la excepción del ítem que mantiene que las entidades aprovechan el paro actual para “emplear” de forma gratuita a profesionales de lo social U = 25271.000; p =.008, en el cual los estudiantes de la UV (MUV = 5.75, DTUV = 1.31) mostraron puntuaciones más altas en comparación con los estudiantes de la UCLM (MUCLM = 5.35, DTUCLM = 1.55).

De igual modo, para analizar si existían diferencias entre titulaciones se empleó el test de la U de Mann Whitney, en el que la variable titulación se consideró la variable explicativa y el intrusismo (y cada uno de sus ítems) como variables de resultado. No se encontraron diferencias entre titulaciones en los niveles de intrusismo U = 29413.000; p = .694. Asimismo, no se encontraron diferencias significativas en los ítems que conforma dicha dimensión (Ver Tabla 4).

Finalmente, para analizar si existían diferencias entre los diferentes cursos se empleó el test de H de Kruskal-Wallis, en el que la variable curso (con cuatro niveles, primer curso, segundo curso, tercer curso y cuarto curso) se consideró la variable explicativa y el intrusismo (y cada uno de sus ítems) como variables de resultado. En relación al curso se encontraron diferencias significativas entre los distintos cursos en los niveles de intrusismo H = 15.819; p = .001. Los participantes cursando los últimos años de carrera obtuvieron mayores puntuaciones en esta dimensión en comparación con los participantes cursando los primeros años de carrera (M1º = 4.69, DT1º = 1.11; M2º = 4.70, DT2º = 1.14; M3º = 5.01, DT3º = 1.15; M4º = 5.20, DT4º = 1.20). Concretamente, se encontraron diferencias en el ítem que hace referencia al voluntariado como una actividad fácilmente confundible con el trabajo profesional, al considerar que los límites entre uno y otro no están muy definidos H = 19.908; p = .000, en el cual los participantes cursando los últimos años de carrera (M3º = 3.00, DT3º = 1.44; M4º = 2.61, DT4º = 1.40) mostraron mayor grado de desacuerdo en comparación con los participantes cursando los primeros años (M1º = 3.29, DT1º = 1.37; M2º = 3.38, DT2º = 1.52) con este ítem. De este mismo modo, también se encontraron diferencias significativas en el ítem que afirma que el voluntariado es una forma de intrusismo laboral que elimina puestos de trabajo ocupados por profesionales de lo social H = 9.202; p = .027, a favor de los participantes cursando los últimos años de carrera (M3º = 4.33, DT3º = 1.84; M4º = 4.48, DT4º = 1.95) frente a los participantes cursando los primeros años (M1º = 3.78, DT1º = 1.91; M2º = 4.01, DT2º = 1.93). Por el contrario, no se observaron diferencias en el ítem que mantiene que las entidades aprovechan el paro actual para “emplear” de forma gratuita a profesionales de lo social H = 4.577; p = .206.

Para una mejor visualización de los resultados obtenidos en función del curso, la Figura 3 muestra las puntuaciones para cada uno de los ítems analizados así como para la dimensión de intrusismo.

4.4. Discusión de los resultados

El presente estudio pretende conocer las actitudes del alumnado universitario de lo social hacia la consideración del voluntariado como elemento intrusivo en su futura labor profesional, analizando si existen diferencias en el alumnado según su experiencia en este tipo de actividades, del sexo y de diferentes aspectos académicos de este, concretamente el curso, la titulación y la universidad.

Los resultados muestran que el tipo de experiencia en voluntariado podría determinar las actitudes del alumnado hacia el voluntariado como forma de intrusismo laboral, siendo el estudiantado con experiencia en actividades de voluntariado el que en mayor medida mantiene esta consideración sobre el voluntariado, destacando la existencia de unos límites borrosos entre las funciones de profesionales y voluntarios/as.

Otros estudios anteriores obtienen resultados diferentes. Es lo que ocurre en la investigación de Fouce (2006), donde es el alumnado sin experiencia el que mantiene en mayor medida la idea de que los límites entre personal remunerado y voluntario no están claramente definidos.

Cabe recordar que la muestra de este estudio estaba formada por estudiantado de Psicología, por lo que resulta interesante considerar la posible relación entre las variables experiencia en voluntariado y titulación/ámbito de conocimiento. Mientras que en el alumnado de Psicología la amenaza del voluntariado es considerada en mayor medida por aquel sin experiencia en este tipo de actividades, en el caso del alumnado de Educación Social y Trabajo Social ocurre al revés. Esto nos da una pista de que quizá la clave está en las titulaciones y en el ámbito de acción de estas, pues mientras que para el alumnado de Psicología la experiencia hace que se vean más claros los límites profesional-voluntario/a, en el alumnado de lo social corrobora la existencia de unos límites difusos entre dos figuras que comparten funciones y espacios de actuación, máxime en el seno de entidades del Tercer Sector.

Esta consideración del voluntariado como elemento intrusivo se da independientemente del sexo del alumnado, su universidad y su titulación. Cómo se ha podido observar, no existen diferencias significativas en la dimensión global de intrusismo laboral ni analizando cada ítem de forma independiente, al excepción de el ítem “las entidades se aprovechan del desempleo actual para tener profesionales con titulación “trabajando” de manera gratuita” para la variable “universidad”, donde se observa que el alumnado de la UV está más de acuerdo con esta idea que el alumnado de la UCLM.

Cabe señalar que no tenemos referencias de estudios anteriores que analicen las diferencias existentes entre hombres y mujeres en cuanto a actitudes hacia el voluntariado como forma de intrusismo laboral. Lo mismo ocurre con las variables “titulación” y “universidad”, especialmente si atendemos a la concreción de ambas variables en el estudio que nos ocupa.

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De la que sí tenemos referencias previas es la variable académica “curso”. Además (al contrario de lo que ocurre con la variable “tipo de experiencia en voluntariado”), los resultados obtenidos sí coinciden con el estudio de Fouce (2006) a la hora de señalar que es el estudiantado próximo a terminar sus estudios y, por tanto, más cercano a incorporarse al mundo laboral, el que en mayor medida mantiene la consideración del voluntariado como forma de intrusismo laboral.

Si nos fijamos en las diferencias significativas encontradas en el ítem “los límites entre las funciones del voluntariado y los/as profesionales de lo social están muy definidos”, vemos cómo ambas investigaciones comparten la conclusión de que esta consideración de confusión o mezcolanza entre las funciones de ambas figuras es mayor en el alumnado de cursos superiores.

Lo mismo ocurre con el ítem “el voluntariado es una forma de intrusismo laboral que elimina puestos de trabajo remunerados de los/as profesionales de lo social”. En las dos investigaciones se observa que el alumnado más próximo a terminar sus estudios considera, en mayor medida, que el voluntariado quita puestos de trabajo a los/as profesionales. De esta manera, podemos decir que, tal y como ocurre con la muestra del estudio de Fouce (2006), el alumnado con una salida inminente al mercado laboral considera que el voluntariado deteriora sus intereses laborales como futuros profesionales de lo social.

Por otra parte, aunque no existen diferencias significativas por curso en el ítem “las entidades se aprovechan del desempleo actual para tener profesionales con titulación “trabajando” de manera gratuita”, el alumnado de 4º curso muestra mayor tendencia a considerar, al igual que ocurre en el estudio de Soler et al (1997), que el voluntariado se utiliza para ahorrar sueldos de profesionales. De este modo, tal y como mantiene Serrano-García (2014), vemos cómo el alumnado próximo a terminar sus estudios considera el voluntariado una actividad poco diferenciada del trabajo en lo social, que puede suponer una amenaza para sus profesiones, especialmente en la situación de crisis actual, donde el trabajo voluntario deja de ser un complemento y una asistencia al trabajo remunerado de las profesionales para llegar incluso a sustituirlo.

En definitiva, vemos que las actitudes hacia la consideración del voluntariado como forma de intrusismo laboral se ven condicionadas fundamentalmente por la experiencia en este tipo de actividades y por el curso en el que se encuentra el estudiantado. A tenor de los resultados podemos decir que el sexo no influye en esta actitud, al igual que la universidad. No obstante, si atendemos a la opinión del alumnado hacia otros aspectos del voluntariado (como su papel en la transformación vs. reproducción social), sí se encuentran diferencias significativas atendiendo al sexo, las cuales muestras una actitud más crítica y negativa hacía el voluntariado por parte de los hombres (Checa, 2017).

En cuanto a las limitaciones de la investigación, señalar fundamentalmente la utilización de un muestreo no probabilístico de conveniencia, pero que permitió el acceso a una muestra amplia y representativa. De otra parte, otro inconveniente fue el empleo de un diseño transversal, el cual no permite establecer relaciones causa-efecto, pero que sí proporcionó muestra de todos los cursos académicos. De igual manera, destacar como limitación la escasa información y estudios previos existentes respecto a la participación en voluntariado y la imagen de este por parte del alumnado de Educación Social y Trabajo Social, necesarios para comparar de forma más directa los resultados y sacar conclusiones más generalizadas.

5. Conclusiones y perspectivas de futuro

Para el alumnado de lo social, el voluntariado es una actividad poco diferenciada del trabajo profesional en Acción Social. La labor que realiza el voluntariado es lo más parecido al trabajo en lo social, lo que supone que los límites entre las funciones/responsabilidades del voluntariado y estas profesiones no estén totalmente definidos y diferenciados. De hecho, el alumnado de lo social opina en cierta manera que el voluntariado deja de ser un complemento para convertirse en una amenaza para su futura profesión, convertida en una figura que elimina puestos de trabajo remunerados, especialmente en la situación de crisis socioeconómica actual donde los recortes en servicios sociales y el desempleo de profesionales de lo social y su sustitución por profesionales que “trabajan” de manera gratuita está al orden del día.

Por otro lado, se llega a la importante conclusión de que la experiencia o no en voluntariado y la mayor cercanía o lejanía respecto al mercado laboral del alumnado de lo social influyen en la actitud respecto al voluntariado como forma de intrusismo laboral. En general, se puede concluir que tanto el alumnado con experiencia en voluntariado como aquel más próximo a terminar sus estudios e incorporarse al mundo laboral percibe de forma más negativa el voluntariado en este sentido.

De esta manera, respecto a las perspectivas de futuro del estudio presentado en esta comunicación, cabe destacar que este tiene su continuación en una investigación en marcha actualmente, enmarcada en una tesis doctoral que cuenta con el apoyo del Ministerio de Educación a través de una ayuda FPU (Formación de Profesorado Universitario). En dicha tesis doctoral se ha procedido a la construcción y validación de un instrumento que tiene por objetivo, entre otros, medir las actitudes del alumnado universitario hacia la idea del voluntariado como elemento de intrusismo laboral. Así, se tendrán en cuenta las variables analizadas en el presente trabajo (sexo, curso, experiencia en voluntariado, Universidad), haciendo especial hincapié en las diferencias existentes entre áreas de conocimiento del alumnado. De esta forma, uno de los objetivos de esta tesis doctoral es comprobar si la consideración del voluntariado como amenaza profesional es propia únicamente de futuros/as profesionales de lo social o se expande también a alumnado de titulaciones pertenecientes a otras áreas de conocimiento.

Para terminar, los resultados de este estudio hacen explícita la importancia de trabajar por la identidad y la defensa de la educación social, siendo fundamental conseguir del compromiso de las entidades de voluntariado del Tercer Sector de cara a una mayor regulación de las funciones y responsabilidades de su voluntariado y sus figuras profesionales. De la misma manera, es fundamental reivindicar la promoción y la protección de educadoras y educadores sociales a través de la promulgación de una Ley de Educación Social, que permita definir y regular a sus profesionales, diferenciando los distintos perfiles profesionales que componen las entidades de Acción Social (públicas y privadas) y favoreciendo una intervención interdisciplinar real, efectiva y de calidad.

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