Fátima Cevallos Correa, educadora del proyecto de Esfera Jove, Fundación Marianao. Marta Osiàs Valverde, responsable del área de Participación y Comunidad, Fundación Marianao. Josep Torrico Catalan, director, Fundación Marianao
El presente artículo tiene como objetivo aportar una mirada innovadora de intervención comunitaria que contribuya a conectar y fortalecer a la comunidad desde la participación juvenil, a través de la experiencia del proyecto Esfera Jove de la Fundación Marianao, en Sant Boi de Llobregat (Barcelona). En primer lugar, se realiza una breve introducción sobre la Fundación Marianao y la participación juvenil. Posteriormente, se presentan los tres ejes claves del proyecto: La educación en participación; el acompañamiento, el soporte y orientación en el desarrollo de proyectos sociales en la adolescencia; y la cogestión del local juvenil de referencia en el barrio de dicho proyecto. A modo de ilustrar los ejes del proyecto, se ha realizado un grupo de discusión con adolescentes y jóvenes del proyecto, que han realizado todo el proceso educativo y participativo, y actualmente, lideran sus proyectos en la comunidad donde residen. Los resultados del proyecto muestran que más de 600 jóvenes han experimentado en primera persona procesos educativos y participativos en los que se ha reforzado el sentimiento de pertenencia e inclusión en su comunidad.
This article aims to provide innovative lines of community intervention that contribute to connect and strengthen the community with youth participation, through the experience of the Esfera Jove project from the Marianao Foundation, in Sant Boi de Llobregat (Barcelona). First, it provides a brief introduction about Marianao Foundation and youth participation. Second, it presents the three keys factors of the project: Participatory education, accompaniment, support and guidance in the development of social projects in the adolescence and co-management of the establishment of reference for the youth in the neighborhood. To illustrate the three keys factors of the project, a discussion group with adolescents and young people who have participated in the whole process of the project have been carried out. Currently, these adolescents and young people are leading their projects in the community.
The results show that more than 600 young people have experienced educational and participatory processes, and that the feeling of belonging and inclusion in the community has been reinforced.
Desde el compromiso social en el contexto histórico de los años 80, en un escenario de crisis y delante de la situación de vulnerabilidad social de la infancia y la juventud, nace la Fundación Marianao (2020) impulsada por la vocalía de jóvenes del barrio de Marianao, como colectivo organizado que decide ocupar un edificio que se encontraba abandonado y en una situación urbanística irregular, con el objetivo de convertirlo en un espacio de nuevas oportunidades para la infancia y la juventud. La Fundación Marianao lleva más de tres décadas de trabajo social y comunitario, impulsando diversos proyectos socioeducativos en materia de infancia, adolescencia y juventud, en coherencia con los valores del compromiso social, la construcción colectiva y la incidencia y transformación de la comunidad de Marianao.
Actualmente la Fundación Marianao orienta sus acciones de forma prioritaria en estos cuatro ámbitos de intervención:
a) El bienestar y la protección de la infancia y de sus familias
b) El éxito educativo de los niños y jóvenes
c) La inclusión social de colectivos en situación de riesgo
d) El desarrollo comunitario y la participación social de la ciudadanía
Desde esta perspectiva, todas las acciones y programas de la entidad se articulan desde la necesidad de construir respuestas y alternativas para el desarrollo local del territorio a través de la implicación y la movilización ciudadana.
Es en este contexto donde surge el modelo de participación juvenil de la entidad en el año 2006, con la experiencia del Proyecto de Ocio Alternativo “Vente Pa’Ka” y el Proyecto “Esfera Jove”, ambos con una intencionalidad clara de contribuir a la mejora del barrio de Marianao, a través de la participación y promoción del liderazgo juvenil, donde los adolescentes y jóvenes puedan tener la oportunidad de decidir sobre su propio proceso educativo y participativo, descubriendo cómo transformar su entorno más cercano a través de la acción colectiva y transformadora.
Desde esta premisa, el Programa Esfera Jove de la Fundación Marianao, trabaja para fortalecer el tejido asociativo de la comunidad y su compromiso social, conectando y personalizando las experiencias educativas y participativas de las y los adolescentes y jóvenes, teniendo en cuenta su diversidad, a través de la participación y el liderazgo juvenil. Son los propios adolescentes y jóvenes, los que deciden y construyen su propio proceso de aprendizaje y, desde la etapa de su ciclo vital, construyen de manera organizada y colectiva respuestas innovadoras a los retos sociales que su entorno presenta, desarrollando sus proyectos sociales en sintonía con sus motivaciones e intereses y de acuerdo con las necesidades, agentes y recursos del barrio en el que viven. Los tres ejes claves del proyecto son la educación en participación (dentro y fuera de las aulas del instituto); el acompañamiento, el soporte y orientación en el desarrollo de proyectos sociales en la adolescencia; y la cogestión del local juvenil de referencia en la comunidad.
Queremos destacar que en este artículo se presentan las opiniones del colectivo de jóvenes de “#StreetArtJove”, obtenidas en un grupo de discusión (Roldán, 1998). El colectivo está formado por 7 jóvenes de 15 y 16 años, y que llevan tres años vinculados al proyecto, experimentado todo el proceso educativo y participativo desde la formación en participación, el diseño de proyectos sociales y la cogestión del local juvenil. Hemos utilizado un guión de preguntas abiertas para enriquecer el debate en el que participaron y sus opiniones se van incorporando a lo largo del artículo, presentándoles a través de sus iníciales para preservar su confidencialidad.
De acuerdo con Vilar (2008) un territorio no solo es un espacio físico donde viven las personas y se distribuyen los servicios, sino también un lugar simbólico donde se producen interacciones y lazos relacionales entre las personas; un lugar lleno de posibilidades para construir conjuntamente respuestas comunitarias como las que históricamente se llevan construyendo desde barrios como Marianao, en Sant Boi de Llobregat, a través de las diferentes redes de ayuda mutua y soporte nacidas e impulsadas por los propios vecinos y vecinas y el asociacionismo juvenil.
Pastor (2006) define la participación como un objetivo del ser humano en sí mismo, así como un medio para llegar a conseguir el progreso y el desarrollo de las sociedades. Autores como Trilla y Novella (2001) destacan las diferentes formas, tipos o niveles de participación en las comunidades, como son la participación simple, consultiva, proyectiva y metaparticipación. Por su parte, autores como Hart (1992) o Casas (1995), ya habían apuntado la necesidad e importancia que las y los niños desde pequeños puedan estar informados, sean escuchados, sean consultados, que puedan dialogar las decisiones tomadas, negociarlas y llegar a un consenso, así como aceptar y respetar sus ideas.
Desde esta perspectiva, el aprendizaje y la práctica de la participación generan nuevos modelos inclusivos de ciudadanía y es fundamental que la infancia y la juventud puedan disponer de espacios y contextos cercanos donde participar activamente y decidir libremente sobre los asuntos de su comunidad, lo que les permitirá sumar experiencias enriquecedoras, educativas y participativas de aprendizaje, en comunidades cohesionadas constructoras de capital social. En este sentido, la escuela se concibe como un agente muy valioso para el aprendizaje de la participación social y sus valores.
Asimismo, es importante destacar que la participación infantil forma parte de uno de los cuatro principios rectores de la Convención sobre los Derechos de la Infancia, junto con el principio de “no discriminación”, la defensa del “interés superior del niño”, el derecho a la vida, la supervivencia y al pleno desarrollo (ONU, 2006).
Actualmente la educación ocupa un pilar estratégico en el terreno de las políticas de cohesión social y construcción de ciudadanía. Vemos como la educación se convierte en una palanca imprescindible para el desarrollo pleno de las personas en condiciones de equidad y para la transmisión de los valores principales dentro de una sociedad democrática. Sin embargo, el sistema educativo sigue presentando múltiples situaciones de desigualdad educativa.
Para contribuir y mejorar las condiciones de igualdad en educación, en estos últimos años se han venido desplegando múltiples y diversas experiencias como la red de ciudades educadoras, los Proyectos Educativos de Ciudad (PEC), los Planes Educativos de Entorno (PEE), el movimiento Educación360, las Comunidades de Aprendizaje, los Proyectos de Aprendizaje Servicio (APS), entre otros (Civis, Longàs y Riera, 2007).
La Asamblea General de la ONU en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en su objetivo 4, destaca la importancia de “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos” (Caride, 2015:20), cohesionando los diversos agentes, colectivos sociales, la propia familia, las comunidades locales.
Así pues, el proyecto de formación en participación juvenil Esfera Jove, se enmarca como una experiencia hibrida de trabajo socioeducativo entre la escuela y la transformación social de la comunidad. Por un lado, se impulsan los Créditos de Participación en el Instituto, concretamente en el instituto Marianao del barrio y el Curso de Dinamizadores Juveniles, que se imparte en el local de referencia juvenil de la Fundación Marianao.
Los Créditos de Participación en el Instituto son un recurso muy valioso para potenciar procesos de participación social y liderazgo juvenil desde las aulas de tercero y cuarto de Educación Secundaria Obligatoria (ESO), donde se realizan 5 sesiones teórico-prácticas, a través de diversas dinámicas y espacios de reflexión, incluyendo la música y las artes plásticas como herramientas que estimulan la acción educativa y que favorecen la cohesión grupal.
En los grupos de tercero, los alumnos realizan un primer contacto con el ámbito de la participación social comunitaria, conociendo y analizando su entorno, tomando la palabra sobre aquellos temas que les preocupan y desean mejorar o cambiar hacia su centro educativo y su comunidad. Al finalizar este proceso, los alumnos presentan una serie de acciones y propuestas de mejora al equipo directivo del centro, así como a los técnicos y responsables políticos del Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat (regidores de juventud, participación y educación).
En los grupos de cuarto de secundaria, los alumnos diseñan una propuesta de acción participativa conjunta para liderar en su instituto. A modo de ejemplo, el año pasado, al finalizar el curso escolar, las cuatro clases de cuarto de ESO crearon y dinamizaron una jornada lúdica y participativa, en base a la construcción de diversas actividades y talleres inclusivos, para todo el instituto. Vale la pena señalar que este proceso de formación permite y facilita la vinculación y el paso voluntario de los alumnos del instituto hacia el local juvenil del barrio, en donde, una vez finalizadas las sesiones de participación en sus aulas, pasan a reunirse de manera voluntaria en el local juvenil para diseñar y planificar sus acciones hasta el día de su implementación. En palabras de R.M:
“El día de la macro dinamización de PIES lo recuerdo con mucho cariño y mucha emoción, ya que fue un proyecto que involucró a todo el insti, profesores y educadores, ese día me sentí realmente realizado y sentí que los demás estaban disfrutando. La clave de este tipo de dinamizaciones, a mi parecer, es la reciprocidad y sin lugar a duda, pienso que ha sido de los mejores proyectos que hemos hecho jamás en toda la ESO” (R.M, 20 de enero de 2020)
Estas experiencias tienen continuidad a través del Curso de Dinamizadores Juveniles, en el que, durante una semana intensiva, los jóvenes realizan un diagnóstico más profundo de su comunidad, conociendo los diversos agentes y recursos existentes, así como descubriendo las herramientas y potencialidades que tienen como jóvenes y cómo pueden conectarlas y transmitirlas a su comunidad. Esta experiencia culmina con una propuesta de acción participativa que implica a los recursos del barrio y que liderarán de manera real.
Para ilustrar esta experiencia, el pasado mes de junio de 2019, los jóvenes dinamizaron un espacio intergeneracional con personas mayores de la Llar d’Avis Blanca, situada en el barrio, y en la que realizaron un acompañamiento a las personas mayores desde la Llar hasta el local juvenil. En el centro juvenil, realizaron un taller de reminiscencia a base de fotografías y música de ambas etapas del ciclo vital, así como un espacio de diálogo donde compartieron historias de vida y finalizaron con una merienda todas y todos juntos. La joven P.G, comenta cómo vivió tal experiencia:
“Fue un día muy emotivo, supe que valió la pena cuando vi las caras de ilusión de las y los abuelos. Nos nutrimos de su sabiduría, serenidad y espíritu luchador que supieron aportarnos y nosotros pudimos transmitirles nuestra vitalidad y energía que tan ansiosos estábamos por mostrar, y que poco después, descubrimos que ellos también tenían. Conocernos y poder compartir nuestras historias de vida entre merienda, bailes y actividades fue una experiencia única que sin duda nunca podré olvidar. Estas son las cosas que me hacen mantener la ilusión de seguir creando proyectos junto a mis compañeros y compañeras, como me dijo una mujer ese mismo día: hay que olvidarse de cumplir años y empezar a cumplir sueños”. (P. G, 20 de enero de 2020).
De acuerdo con Caride (2011: 63):
“Se trata de formar personas que se socialicen en ideales, saberes y destrezas, que incrementen su conciencia cívica, que sean partícipes de la construcción de una sociedad local-global más inclusiva, proclive a la equidad y a un pleno ejercicio de las libertades cívicas, en paz y con dignidad. Una educación que contribuya a que las personas se reconozcan afectivamente ciudadanos y ciudadanas del mundo, sin desprenderse de sus raíces, desempeñando un papel activo en sus países de origen, por mucho que las conexiones estimulen y faciliten su tránsito o el asentamiento sostenible en otros territorios”.
El vivero de proyectos de Esfera Jove genera en los jóvenes la oportunidad de poder implicarse con su comunidad desde el liderazgo y la dinamización juvenil. Se parte de la concepción que los adolescentes y jóvenes nacen con muchas potencialidades en su interior y son capaces de desarrollar competencias participativas que les empoderen para generar propuestas comunitarias que tengan como fin transformar su entorno, a nivel local, en la misma comunidad donde viven. El espacio de encuentro y reunión para iniciar sus proyectos sociales es el local juvenil del barrio de la Fundación Marianao.
Trilla y Novella (2001) destacan la importancia de que los niños y niñas y jóvenes aprendan a participar participando, conociendo la realidad sobre la que van a actuar, apropiándose del objetivo que persigue su intervención en una actividad o proyecto y definiendo los motivos que les llevan a involucrarse en esa acción.
En este sentido, cabe destacar la figura del rol del profesional, siendo los mismos educadores sociales del proyecto Esfera Jove quienes acompañan a los colectivos juveniles, adoptando un rol facilitador y catalizador, cediéndoles el protagonismo real y “desapareciendo” poco a poco, en la medida en que se va generando el proceso de aprendizaje y maduración del propio colectivo que los lleve a la adquisición de su plena autonomía en el liderazgo de sus propios proyectos sociales. De acuerdo con Úcar (2006) la intervención social nunca es neutra, siempre parte de una intencionalidad y un posicionamiento ideológico que guía la praxis profesional.
Así también, en relación al acompañamiento juvenil, Jaume Funes (1995:48) destaca:
“Si hablamos de la necesidad y de la utilidad de la presencia de educadores en sus vidas, hemos de añadir que educar, aquí, es estimular, facilitar el proceso de transición, socializar, dar oportunidades para adquirir la propia identidad, hacer posible la autonomía”.
En esta línea, la joven P.G, comenta:
“Como joven, sé de primera mano que, a veces, que te tomen en serio puede ser algo complicado y cuando al fin encuentras personas y un espacio que lo hace, solo hace falta un pequeño empujón para que demos rienda suelta a nuestras ideas. Tener libertad de decisión hace que te motives aún más, nadie mejor que el joven sabe lo que el barrio necesita, de esa necesidad surgirán las mejores ideas”. (P.G, 20 de enero de 2020).
Nuestra experiencia nos enseña que, en el impulso de proyectos sociales con jóvenes, se pone de relieve la importancia del trabajo social y comunitario en el espacio público como espacio de convivencia y de relación, donde cualquier vecino o vecina pueda implicarse en la generación de dinámicas sociales impulsadas por los jóvenes. A lo largo de la trayectoria de Esfera Jove, han sido diversos los colectivos juveniles que han desarrollado proyectos sociales en la comunidad de Marianao, desde el trabajo con la infancia, la propia adolescencia o la tercera edad, así como utilizado diversas herramientas creativas y potenciadoras de la educación como la música, el arte mural o la danza.
A modo de ejemplo, destacamos el proyecto “#StreetArtJove”, en el cual, a través del arte, los adolescentes y jóvenes quisieron hacer reflexionar y sensibilizar socialmente a la ciudadanía sobre las múltiples formas de desigualdad que existen en las sociedades, por razones de etnia, género, clase social, edad. Desde una mirada interseccional, se abordaron temas que les preocupaban como el racismo y xenofobia, feminismo, derechos LGTBI, o la soledad de la gente mayor, y mediante un proceso de expresión artística, crearon diez lemas, plasmados en latas de aluminio, con mensajes de reivindicación social en clave positiva. Algunos de los ejemplos fueron: “cor migrant”, “love is love”, “feminism is for everyone”, “el logro no tiene color”. La joven O.P comparte su experiencia:
“Para mí fue una experiencia increíble que me aportó muchas cosas, como ser más autodidacta, ya que nosotras éramos quiénes llevábamos esta actividad y tomábamos la iniciativa, supervisada por Esfera Jove siempre, también me ayudó a mejorar mucho a la hora de hablar delante del público, me hizo sentir que crecía como persona y como artista, me aportó conocimiento, experiencia, amistades y pienso que este proyecto ayudó mucho que se uniera nuestro barrio, vino mucha gente a apoyarnos y a conocer el proyecto”. (O.P, 20 de enero de 2020).
Autores como Zimmerman (2000, citado en Morata, 2014) destacan que, para hablar realmente de empoderamiento se necesitan componentes como la acción colectiva, la conciencia crítica y la movilización de recursos.
El vivero de proyectos juveniles también cuenta con un Grupo Musical Comunitario, autogestionado por adolescentes y jóvenes autodidactas, de entre 16 a 19 años, que a través de la música generan espacios de encuentro y relación intergeneracional en la comunidad; o el Proyecto de Gent Gran, en el cual adolescentes y jóvenes de 16 y 17 años, acompañan y dinamizan actividades y talleres, tanto en residencias, como en el centro juvenil a las personas de la tercera edad.
La joven L.E, comenta qué le ha aportado pertenecer al Grupo Musical:
“La música es y siempre ha sido mi compañera de vida. Canto y toco el violín, entre otros instrumentos, y gracias a Esfera Jove he podido enseñar mis composiciones, aprender y crecer, por dentro, como persona y músico. Hemos creado un vínculo muy fuerte, algo que destaco y agradezco, En los conciertos comunitarios en los que se nos ha brindado la oportunidad de participar, nos hemos sentido muy apoyados por el barrio. Personalmente, me encanta poder colaborar y poner mi granito de arena en estos proyectos. Poder compartir mi propia música con el público me hace muy feliz y ver como disfrutan, aún más”. (L. E, 20 de enero de 2020).
En este contexto, se hace imprescindible el trabajo en red con los recursos del entorno, desde una perspectiva sistémica, integral e interdisciplinar, que genere nuevas redes de relación y colaboración en pro del fomento de las acciones juveniles integradas en la red territorial, como nos recuerda Jesús Vilar:“La realidad sistémica y compleja de las problemáticas sociales requiere que los distintos agentes socioeducativos que confluyen en el territorio trabajen de forma complementaria y interactiva en forma de redes para crear respuestas realmente efectivas y sólidas” (Vilar, 2008:269).
Desde el vivero de proyectos se pone en evidencia y en valor el liderazgo de los adolescentes y jóvenes en su comunidad y como desde la participación y dinamización juvenil contribuyen a mejorar la cohesión social de su territorio.
A modo de ejemplo, desde el proyecto Esfera Jove se trabaja con los institutos, las residencias de tercera edad, el Parc Sanitari Sant Joan de Déu, el Centro de Arte Can Castells, las concejalías de juventud, participación, el departamento de Cultura, la Guardia Urbana, la Asociación de Vecinos de Marianao, son diversos los agentes y recursos implicados, cooperando con los adolescentes y jóvenes en la realización de sus proyectos y creando respuestas conjuntas a los retos de la comunidad.
El espacio juvenil “Lokal 9” es un equipamiento de referencia en el barrio para los adolescentes y jóvenes, en donde, desde el marco del ocio y tiempo libre saludables, se co-lideran actividades y talleres fruto de los intereses y motivaciones de los propios jóvenes.
Desde la Fundación Marianao, creemos que es muy importante ofrecer espacios de encuentro y de referencia juveniles en la comunidad, donde los jóvenes puedan socializarse con sus iguales de manera positiva y preventiva, disponer de espacios significativos, así como sentirse escuchados, valorados y con la libertad de poder expresar sus opiniones, en un marco de tolerancia y respeto a la diversidad. Se trata de construir y disponer espacios de referencia y significación para estos jóvenes. Así lo relatan algunos participantes:
“El local me ha aportado muchas cosas, como, por ejemplo, ser menos vergonzosa a la hora de expresarme, hablar en público y relacionarme. También, amistades nuevas y muy buenos momentos. Es un lugar increíble y muy especial para mí”. (O. P, 20 de enero de 2020).
“Para mí el local ha sido uno de los principales motivos que me ha ayudado a abrirme, ya que soy muy tímida, y nunca pensé que encontraría un lugar como éste, con tanta libertad de expresión, sin miedo a dar tu opinión y sentirte respetada en todos los sentidos, ayuda mucho a gente con “miedo” a relacionarse y al “qué pensarán de ti”. Gracias a este espacio y a la gente que lo rodea, ahora me es más fácil dejarme conocer y estoy muy agradecida de haber encontrado esta gran familia que es Esfera Jove”. (J.G, 20 de enero de 2020).
Es importante señalar el local juvenil, como un espacio que genera oportunidades, nuevas experiencias y aprendizajes, así como un punto de encuentro de los diferentes colectivos juveniles del barrio que se reúnen para poner en marcha sus proyectos grupales y poder conocer a nuevos jóvenes con distintos intereses y motivaciones, que deseen participar activamente en su comunidad. Sin duda, todo ello contribuye a la generación de dinámicas naturales que favorecen la socialización, la transformación y la educación en valores de los jóvenes, estimulando el desarrollo vital de los y las participantes.
Los espacios juveniles representan valiosos espacios de acompañamiento y empoderamiento de una adolescencia y juventud que, en el camino del autoconocimiento y construcción de su identidad, van descubriendo sus potencialidades y cómo y en qué medida éstas se conectan con su comunidad. Así lo enfatiza la joven P.G:
“En el local hemos podido demostrar como los propios jóvenes con apoyo de los dinamizadores, somos capaces de crear, diseñar y ejecutar nuestros propios proyectos de manera autónoma. Esto es algo que te hace ganar experiencia y crecer como persona, igual que vamos creciendo nosotros, queremos que nuestro barrio también lo haga”. (P. G, 20 de enero de 2020).
Los adolescentes y jóvenes de la comunidad han de disponer de espacios adecuados para poder ejercer plenamente su derecho a participar. Es importante que ésta pueda desarrollarse en sus entornos más cercanos, reconociendo a los jóvenes como ciudadanos desde un presente y no como futuros ciudadanos, capacitados para ejercer sus derechos y poder decidir sobre los asuntos de su comunidad, con capacidad transformadora y crítica.
También es fundamental la idea de escuela vinculada a su comunidad y en interacción con los diversos agentes y recursos de su territorio; traspasar la barrera de lo “formal “y lo “no formal” para conectar realmente los diferentes espacios y tiempos de la vida de los adolescentes y jóvenes, desde una mirada holística de la educación a un nivel 360º, situando la persona en el centro de su proceso educativo y garantizando los aprendizajes y experiencias educativas y participativas que construyan puentes entre la familia, la escuela y la comunidad.
Es importante destacar que la participación no es innata y se educa, pero requiere de procesos metodológicos y de empoderamiento desde las aulas de la propia escuela, incorporando todas las voces y velando por la continuidad de estos procesos en los espacios comunitarios, como pueden ser los equipamientos juveniles de referencia, con el acompañamiento de profesionales sociales especializados en disciplinas como la educación social, la psicología o la pedagogía. Es desde estas prácticas que las y los adolescentes pueden llegar a desarrollar altos grados de participación como pueden ser una participación proyectiva y la metaparticipación.
Así también, es imprescindible el abordaje del trabajo social y comunitario desde una perspectiva sistémica, integral e interdisciplinar, en los que se cede el protagonismo a las personas y a las comunidades para que sean éstas las protagonistas de su propio proceso de empoderamiento a nivel personal y comunitario en territorios sostenibles y corresponsables. El trabajo de red suma capacidades y recursos y fortalece la red socioeducativa (escuela, familia, servicios y recursos del territorio…)
Por otro lado, los espacios de referencia juveniles en la comunidad son un elemento clave en la socialización, la transformación y el trabajo en valores con los jóvenes; son valiosos espacios educativos promotores de participación, ya que, desde la informalidad generan climas cálidos y democráticos de interacción social, de sentimiento de pertenencia a un grupo y en donde los jóvenes aprenden a participar, participando, así como descubrir nuevos referentes positivos para ellos y ellas.
Para acabar, hemos de destacar que en estos años, más de 600 jóvenes han experimentado procesos educativos y de participación social, que han empezado desde el Instituto Marianao y han continuado en el espacio de referencia juvenil del barrio y la Fundación Marianao. Además, ha habido un aumento de colectivos juveniles que lideran sus proyectos en la comunidad donde residen, como por ejemplo el Grupo de Música comunitaria Esfera Jove, el proyecto “#StreetArtJove” y el proyecto de Gent Gran, que actualmente continúan desarrollando sus acciones e implicándose de manera corresponsable en su entorno. Los jóvenes han visto muy reforzados sus sentimientos de pertenencia e inclusión en la comunidad, así como su propia capacidad de liderazgo.
La generación de nuevos liderazgos en la comunidad por parte de los adolescentes y jóvenes que conviven en ella generan modelos de ciudadanía, fortaleciendo los vínculos sociales y comunitarios, abordando los retos sociales que su barrio presenta, llegando a los jóvenes desde los jóvenes, captando el interés y la motivación de perfiles diversos y ampliando las redes de apoyo y soporte social.
Marianao se convierte así en una comunidad sostenible, que lucha, sueña y ama, pero sobretodo, generadora de nuevas oportunidades para la infancia, la adolescencia y la juventud en nuestra comunidad.
Caride, J.A. (2011). La educación y sus políticas como objetivo de desarrollo del milenio. Innovación Educativa, 11(54), 53-65. Recuperado de Enlace
Caride, J.A. (2015). La educación social ante los Objetivos del Milenio y sus procesos de desarrollo. Educació Social. Revista d’Intervenció Socioeducativa, 61, 11-23. Recuperado de Enlace
Civís, M., Longàs, E., Longàs, J. y Riera, J. (2007). Educación, territorio y desarrollo comunitario. Prácticas emergentes. Educación Social. Revista de Intervención Socioeducativa, 36, 13-24. Recuperado de Enlace
Fundación Marianao (2020). Fundación Marianao. Recuperado en: Enlace
Funes, J. (1995). L’educador social i els adolescents i joves: Els àmbits professionals de l’educació social. Educació social. Revista d’intervenció socioeducativa, 1, 48-50. Recuperado de Enlace
Hart, R. (1992). Children’s participation: From Tokenism to citizenship. Florence: U. I. Essay.
Morata, T (2014). Pedagogía Social Comunitaria: un modelo de intervención socioeducativa integral. Educación Social. Revista de Intervención Socioeducativa, 57, 13-32. Recuperado de Enlace
ONU. (2006). Convención sobre los Derechos del Niño del 1989. Madrid: Unicef España. En Línea en: Enlace
Pastor, E. (2006). La participación ciudadana. Principio ético de la intervención profesional desde los Servicios Sociales Municipales. Acciones e Investigaciones sociales, 1. Recuperado de Enlace
Roldán, E. (1998). Los grupos de discusión en la investigación en trabajo social y servicios sociales. Cuadernos de trabajo social, 11, 133-144. Recuperado de Enlace
Trilla, J., y Novella, A. (2001). Educación y participación social de la infancia. Revista Iberoamericana De Educación, 26, 137-164. doi: Enlace
Úcar, X. (2006). El porqué́ y él para qué de la pedagogía social: Intervención socioeducativa y vida social. En Planella, J. y Vilar, J. (coord.). La pedagogía social en la sociedad de la información, (pp. 233-271). Barcelona: UOC. Recuperado de Enlace
Vilar, J. (2008). Implicaciones éticas del trabajo en red y la acción comunitaria. Cultura y Educación, 20(3), 266-277. doi: Enlace
Fátima Cevallos Correa. Email: fcevallos@marianao.net
Marta Osiàs Valverde. Email: mosias@marianao.net
Josep Torrico Catalán. Email: jtorrico@marianao.net