El mes de Noviembre de 1997 tuvo lugar el I Coloquio sobre el “Estatuto del Educador Social en Europa”, celebrado en Obernai (Francia). Debido a su importancia transcribimos las conclusiones que a las que se llegó en el acto, y que se entregaron al Parlamento Europeo.
La idea fuerza de esta publicación en este su primer número es la de que los Colegios profesionales deben constituirse como una herramienta para la defensa y la mejora de la intervención profesional de las educadoras y los educadores sociales.
Deberíamos ponernos de acuerdo en si esta defensa de la intervención profesional se inclina del lado del profesional o del lado de quien recibe las atenciones del profesional, pues estas dos acepciones que tiene la expresión defensa de la intervención profesional pueden ser antagónicas, al mismo tiempo que son posibles y reales en la práctica cotidiana de nuestra profesión.
Presentación al libro Cacho Labarador, Xavier: L’educadora i l’educador social a Catalunya, Barcelona: Associació Professional d’Educadors Socials –APESC-, 1998.
Discurso de Clausura. III Congreso Estatal de Educación Social y XV Congreso Mundial AIEJI. Barcelona 6-9 de junio de 2001.
Hablar el último siempre tiene un problema, el que muchas cosas ya están dichas, y como no lo hemos preparado conjuntamente, no hemos hecho trabajo de equipo para este acto, algunas cosas ya no las voy a decir, las doy por dichas.
La entrevista que presentamos se realizó en el año 2002 y fue publicada en 2003 como capítulo del libro que coordinamos nosotros mismos: Planella, J. y Vilar, J. (Coord.) (2003) L’educació social: projectes, perspectivas i camins. Barcelona: Pleniluni. En aquel libro se planteaba un repaso a los antecedentes históricos previos a la aparición de la diplomatura de educación social, así como una revisión de los temas que en ese momento eran de más vigencia, así como algunos interrogantes de futuro.
Ponencia defendido en el I Congreso Estatal de Educador Social. Murcia 1995.
A nadie, de los asistentes a este Congreso, se le debe escapar que su organización, por parte de la Federación Estatal de Asociaciones Profesionales de Educadores Sociales, surge –en el momento que surge– debido a una situación precisa, muy especial, de la profesión de Educador Social.
Esta situación viene determinada por la aparición en octubre de 1991 del Decreto Ley (1) por el que se regulan los estudios de la diplomatura en Educación Social.
La Junta de Gobierno del CEESC quiere hacer público el agradecimiento a la familia y muy especialmente a los hijos de Antoni Julià: Pau, Marta y Lluc Julià Fàbregues, por la donación hecha al CEESC de su legado escrito.
Hablar de Toni no es difícil, lo complicado es saber condensar y expresar en pocas líneas todo lo que él ha hecho posible, las miles de horas que ha dedicado a que aprendamos a aprender; a que entendamos que lo que hacemos es fundamental para alcanzar el mundo que deseamos para todos y todas; a saber escuchar tal y como él hacía; a mirar con ojos siempre de sabiduría, cercanos y transparentes; a estar atentos, alertas, porque nuestra labor es humana y no se nos pueden escapar cabos que trunquen posibilidades de vida…
Este artículo pretende ser un pequeño homenaje a Toni, en el que exponer sus ideas sobre la supervisión de equipos socioeducativos, que tuve la suerte de escuchar en una larga conversación con él a raíz de mi trabajo de tesis.
Uno de los episodios más curiosos de la trayectoria personal y profesional de Toni Julià, es el de su corta pero fructífera estancia en tierras americanas a mediados de los 80. En ella, y como muestra de su talante, fue capaz de articular su compromiso y participar en la dinamización de la creación de una escuela de educadores en Maracaibo, Venezuela, denominada EDECAS (Formación de Educadores Especializados en Centros de Asistencia Socio-Jurídica) (1) , que empezó a funcionar a finales de 1986. Aquí dejaremos constancia de algunos de los pormenores de esta experiencia, partiendo fundamentalmente de las informaciones que obran en el “Archivo Antoni Julia”, depositado en le CEESC (Col•legi d’Educadores i Educadors Socials de Catalunya).
El pasado 15 de mayo de 2010, realizamos un acto de recordatorio y de homenaje, de amigos y amigas, de personas que lo valorábamos y respetábamos, de educadores y educadoras sociales que nos consideramos sus discípulos, de Toni Julià, que había muerto hacía unos meses, a comienzos del verano de 2009. Y lo hicimos en el espacio emblemático que en 1977 ocupaba “el Asilo del Port” del ayuntamiento de Barcelona y que ahora ocupa, en parte, la escuela Bàrkeno.
A través del estudio de la experiencia educativa que tuvo lugar en el Centro de Formación de Educadores Especializados de Barcelona (CFEEB) a principios de los años setenta, y gracias a las reflexiones aportadas por el que fuera uno de sus máximos responsables como director y formador, Toni Julià, nos permite afirmar que en el CFEEB se activaba, en lo que a la formación se refiere, la construcción del práctico reflexivo de orientación sociocrítica. A partir de esa premisa este escrito reflexiona sobre la actualidad de la formación universitaria del educador social y las relaciones que se establecen entre teoría y práctica desde un punto de vista académico y profesional.
A mediados de julio de 2009 nos dejó Toni Julià. No pudo superar, a sus sesenta y ocho años, las complicaciones del tratamiento que estaba recibiendo para vencer a la leucemia que le habían detectado pocas semanas antes.
Cuesta encontrar palabras apropiadas y espacios adecuados para celebrar entierros civiles. A menudo, el acto consiste en fórmulas frías pronunciadas en lugares que, o bien recuerdan al ambiente eclesiástico, o bien son pequeños, inhóspitos. A veces, no es así.
No conocí a Toni personalmente, pero he estado estos últimos meses leyendo sus escritos, informes o, sencillamente, las actas de las reuniones de coordinación de los responsables de los Colectivos Infantiles. A través de estas lecturas, pienso que he entendido quién era Toni y las herramientas que quería ofrecer a los niños y niñas del Asil del Port. Algunos lo consiguieron, para otros ya era demasiado tarde.
Si algo ha distinguido mi relación con Toni ha sido, sin duda alguna, el placer que sentíamos por conversar plácidamente sobre las cuestiones que afectaban, dependiendo de los momentos, a la situación de la Educación Social y del educador/a social en particular.
En nombre del Patronato de la Fundación IreS (Instituto de Reinserción Social), y también a título personal, quiero mostrar nuestro agradecimiento y afecto al amigo Toni Julià, con motivo de un acto tan entrañable como el de hoy.
Toni Julià apareció por Montevideo un buen día. Venía por el CEESC o por la AIEJI, o por ambos, ya no recuerdo bien, invitado por el Centro de Formación y Estudios en Educación Social de mi país.
Quería ver qué estaba sucediendo en Uruguay con los Encuentros Nacionales de Educadores, quería ser parte de una historia de otro país, de otra cultura, quería ver cómo amalgamar su pasión por la Educación Social con la construcción profesional de nosotros, Educadores Sociales de Uruguay.
Acudí con gusto al homenaje que Toni recibió en Barcelona el pasado mes de mayo, primero por la oportunidad de mostrar mi reconocimiento y el de todos los compañeros de Aragón a su persona y aportaciones para nuestro movimiento asociativo estatal, pero también con la sana curiosidad de conocerlo mejor, aunque lamentablemente tarde, a través de la mirada y el recuerdo de sus allegados, amigos y compañeros y también de la exposición gráfica de sus aventuras pedagógicas desinstitucionalizadoras.
El adoquín aún húmedo y ensangrentado del boulevard Sant Germain era casi idéntico al que había en muchas calles de Barcelona en aquellos años posteriores al mayo del 68 parisino. La ciudad sería una zona de ensayos sociales y cotidianos en aquel tiempo. Con el mismo estilo de peinado que exhibe J. Bardem en No es país para viejos de los Cohen y una barba tupida y nada socrática, Antoni Julià me recibió en su despacho para una entrevista. Iba a incorporarme a una experiencia única. La que más ha marcado mi vida junto a mi práctica analítica en el diván como sujeto: l´Escola d´Educadors Especialitzats (la Escuela de Educadores Especializados).
Conocí a Toni más o menos un año antes del Congreso Internacional de AIEJI en Barcelona de 2001. Yo quería participar en “algo” internacional y el CEESC quería desarrollar algo parecido, y Toni era el líder de este proyecto. Primero me sorprendió su capacidad de trabajo, su mirada anticipatoria, su coherencia, pero sobretodo la meticulosidad en el hacer, y en las formas.
Este verano recibí la triste noticia de la muerte de Toni Julià. Es una gran pérdida para los educadores sociales y para la educación social, en general, ya que, tanto a nivel internacional, como en España y en Cataluña, Toni ha contribuido enormemente y ha tenido un papel significativo.
El pasado sábado 15 de mayo, tuvo lugar el acto de homenaje a Toni Julià en la Escuela Bàrkeno de Barcelona, el edificio donde se ubicaba el Asilo del Port. Se trata de un edificio simbólico puesto que durante los años 70 Toni lideró el proceso para cerrar este y otros asilos y crear los colectivos infantiles.
Noviembre 2010.
RES, Revista de Educación Social, es una publicación digital editada por el Consejo General de Colegios Oficiales de Educadoras y Educadores Sociales (CGCEES)
La rosa que recogimos en el acto de despedida a Toni del 19 de julio de 2009, en Girona, sigue con nosotros.
Se ha ido secando, sola…, pero “resiste” y ahora preside nuestras vidas.
Es una presencia y un recuerdo continuo, que nos acompaña y nos conecta a Toni.
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