De esta forma lo confirman a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA el educador cocurricular y director de proyectos de la asociación alavesa KOKUK, Aitor Jiménez, y el coordinador de programas y también educador cocurricular de la misma entidad, Javier Gómez de Arteche, quienes profundizan en la importancia de incorporar esta figura en los centros escolares para un mejor rendimiento tanto personal como académico de los estudiantes.
“Muchas veces los colegios centran el interés en el aspecto académico, pero nosotros entendemos que sin trabajar lo personal, social y comunitario es complicado mejorar lo primero”, explica Gómez de Arteche.
Por lo que insisten en que la labor de estos profesionales es un recurso que facilita trabajar con otras facetas del alumno o alumna para alcanzar esa mejora en el ámbito escolar.
Y aunque los colegios alaveses no cuenten con estos profesionales para “complementar el trabajo de los docentes” y actuar en “situaciones de riesgo” –un “pequeño salto” que desde la asociación llevan persiguiendo desde hace diez años– lo cierto es que sí que llevan a cabo un trabajo de colaboración conjunta en distintos centros de Vitoria como herramienta de ayuda al equipo docente y directivos en casos puntuales.
Por ejemplo, tal y como apostilla Jiménez, “cuando hay casos de posible acoso escolar y hay que abrir un protocolo”. Del mismo modo ocurre con el protocolo de suicidio, que ya se incluye en los centros.
Además, los educadores también son capaces de gestionar los encuentros con las familias del alumnado o realizar algún plan individualizado con los estudiantes. “Son espacios donde nuestra figura tiene presencia”, remarca el coordinador.
Funciones de un educador cocurricular
A través de la figura del educador cocurricular –profesional que se integra en los centros alaveses para desarrollar los servicios puestos en marcha en la asociación– se llevan a cabo distintas tareas y funciones agrupadas en siete áreas; lo que se denomina como “líneas transversales”.
Por un lado, existe el ámbito de convivencia donde participan en los protocolos de acoso y ciberacoso establecidos; median en conflictos dentro de la comunidad educativa o asesoran y forman al profesorado en técnicas y herramientas para tratar de resolverlos.
Bajo el paraguas de promoción del bienestar emocional, los profesionales imparten formaciones en gestión emocional y también acompañan y apoyan de forma individualizada a los estudiantes en riesgo de realizar intentos de suicidio.
Asimismo, la igualdad de género es otra de las líneas que abordan, detectando situaciones de discriminación o violencia y de colaborando con los recursos externos especializados en situaciones de abuso, violencia y agresión sexual.
“Hay una demanda evidente, somos conscientes de que hemos crecido exponencialmente”
Promoción y permanencia en el sistema educativo (seguimiento de los casos de absentismo escolar), la inclusión social, la diversidad –social y cultural, principalmente – y la innovación educativa son el resto de áreas en las que la figura del educador social tiene presencia.
“También colaboramos y trabajamos con los equipos que gestionan las aulas de convivencia de los centros educativos de Álava, incorporando medidas educativas para que aprendan otras competencias sociales”, añade Jiménez.
“Uno de cada cuatro centros públicos de Vitoria cuenta con nuestros servicios”
Hay una demanda evidente, somos conscientes de que hemos crecido exponencialmente”, apostilla el director. Y es que actualmente, tal y como cifra, “uno de cada cuatro centros públicos de Vitoria cuenta con nuestros servicios”.
Por otro lado, destaca que las investigaciones realizadas en esta materia, “dejan constancia de la necesidad de poder contar con profesionales de lo social dentro del sistema educativo” además de las propias reseñas positivas hacia los educadores por parte del equipo directivo y docente de los colegios.
Se trata de construir un puente entre la educación formal y la social, para dar respuesta a las necesidades de hoy en día entre el alumnado.
“Situaciones de riesgo”
Los educadores cocurriculares lo dejan claro. Las situaciones de riesgo o de dificultad social “no son excluyentes de ninguna provincia ni tipo de centro público o privado”.
“Estamos hablando de una etapa de la vida compleja en la que un alumno o alumna puede estar pasando en su vida una situación difícil que le impida tener el rendimiento académico adecuado”, sostiene Jiménez, quien añade que en su día a día tratan con situaciones de absentismo selectivo, dificultades de relación que imposibilitan la resolución de conflictos, acoso escolar, ciberacoso, problemas de gestión emocional para afrontar situaciones de estrés, las relaciones entre alumnos y también con el profesorado, las relaciones familiares complejas además de casos de “duelo migratorio en los que hayan llegado hace poco a la ciudad”. Y en este sentido, la figura del educador social sirve como nexo de unión “con los recursos y servicios de la comunidad”.
Inclusión social
Son múltiples las razones por las que desde KOKUK se busca favorecer la inclusión social de los estudiantes. Tal y como apuntan ambos profesionales, en ocasiones tiene que ver el origen o el proceso migratorio; otras, en cambio con el proceso de transición de género, pero también se ven episodios de separación familiar. “Situaciones en las que el alumno no es aceptado por su compañeros y compañeras”, precisa el director.
Y para tratar de atemperar todo ello, son los educadores de lo social quienes pueden ofrecer una educación inclusiva y de calidad al alumnado, además de trabajar “competencias transversales, personales y sociales que tienen que ver con aprender a convivir y aprender a ser”.
“No podemos pedir a un profesor de matemáticas que sea capaz de gestionar en su totalidad una situación familiar compleja”
“Tiene que haber una persona especializada que lo imparta, porque durante estos diez años, nos hemos encontrado con profesionales dentro del sistema veían que se encontraban limitados para poder afrontar todo este tipo de situaciones. No podemos pedir a un profesor de matemáticas que sea capaz de gestionar en su totalidad una situación familiar compleja o todo lo que conlleva un protocolo de suicidio o de acoso escolar”, sostiene Jiménez.
Por lo que, sin ir más lejos, el reto es poder trabajar “en equipo” complementando el trabajo que ya se está haciendo en los centros escolares alaveses. “Se ha demostrado que hay resultados positivos sobre la mesa, que somos una alternativa para responder a las nuevas demandas de la realidad y la diversidad que existe”, zanja Gómez de Arteche”.
Información sobre esta actividad en eduso.net