25/07/2024 ·
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La educación social, asignatura pendiente en las instituciones
El Diario de Lanzarote, en su edición del jueves 25 de julio de 2024, publica el siguiente artículo, que reproducimos:
“La educación social, asignatura pendiente en las instituciones
Este colectivo profesional crea la Plataforma Educación Social de Lanzarote para desarrollar una red de colaboración y para promover y visibilizar su trabajo
Una educadora o educador social se dedica a intervenir con grupos vulnerables. “Hacemos intervenciones socioeducativas, de forma individual y con grupos. ¿Qué se persigue o qué se quiere conseguir? Pues pasar de un estado de vulnerabilidad a otro de bienestar social, que la persona quede incluida y que, digamos, tenga todas las áreas cubiertas: que personas que no trabajan puedan incorporarse al mundo laboral, o que si no tienen un grupo de iguales con quien relacionarse, pues que puedan hacerlo… Es decir, un sinfín de necesidades públicas”.
Yaiza López resume cuál es la función de una educadora social. Junto a otras compañeras (siete mujeres y un hombre) acaba de crear la Plataforma Educación Social de Lanzarote, que nace de la inquietud de este grupo de profesionales por desarrollar una red de trabajo y colaboración y para promover y visibilizar la educación social. “El motivo principal es que la educación social no está laboralmente reconocida y constantemente nos encontramos con situaciones de intrusismo laboral y nos gustaría que dejara de pasar”.
Las educadoras sociales trabajan con las instituciones o con otras organizaciones. En Lanzarote, los colectivos con los que se trabaja de forma más habitual van desde familias con menores que estén en el sistema de protección, personas con adicciones; en los centros educativos, colegios e institutos; en colaboración con los departamentos de orientación; en el área de mujer en atención a víctimas de violencia de género o con mayores en exclusión social, entre otros.
“En todos los ayuntamientos debería haber educadores sociales y ahora mismo no hay”, señala Loli Barrera, otra de las educadoras que componen la plataforma. La ley de Servicios Sociales de Canarias de 2019 establece que a través del catálogo de servicios y prestaciones tienen que existir unas figuras profesionales en los diferentes servicios. “Están muy bien definidos y aparece el educador social ya desde 2023”, puntualiza, pero las administraciones todavía no están creando esas plazas o dando visibilidad a la educación social. “Muchos entienden que los trabajadores sociales hacen nuestra labor”, destaca, pero la profesión de educador social tiene sus propias herramientas “que ahora mismo no se están ofreciendo”.
Ariadna Díaz, otra de las integrantes, dice que a las plazas de educador familiar o educador social pueden acceder maestros, psicólogos, monitores de tiempo libre, integradores sociales y hasta criminólogos. Sin embargo, “cuando se oferta una plaza de criminólogo, de psicólogo o de pedagogo, nosotras no podemos presentarnos”, añade.
Las del trabajador social y el educador social son funciones distintas. Trabajan desde otras perspectivas, haciendo otras funciones y con otro objetivo. Estas educadoras sociales acompañan a la persona en el día a día para integrarse en sociedad. Consideran que “si no se hace un trabajo profesional, nos podemos encontrar, por ejemplo, con monitores que atienden a mujeres maltratadas y que no tienen tacto con esas personas o trabajadores que imponen su criterio profesional y provocan que haya gente que no acuda a servicios sociales por miedo a que le quiten los niños”. “Muchas veces hay una imposición del criterio profesional y nosotras acompañamos en el proceso de la persona, con lo cual hay más garantías de que esa persona vaya decidiendo y tenga una capacidad de autosuficiencia y que no vuelva a recaer”, aseguran.
El educador social diseña proyectos educativos individualizados en función de las necesidades que tienen las personas, las familias o un colectivo. Trabajan habilidades sociales, parentales o marentales, aprendizaje de resolución pacífica de conflictos, asertividad o comunicación, que son “procesos necesarios para que las personas alcancen su bienestar y su autonomía”.
Talleres
Resaltan que la carrera de Educación Social las instruye en todo un proceso de criterios pedagógicos desde la educación no formal para ponerlos en marcha, como diseño de talleres de todo tipo, desde la educación afectivo sexual a la de igualdad de género, y que cualquier persona no está formada para dar con unos objetivos, una metodología, una evaluación y unos indicadores de evaluación. “Todos esos procesos tienen que saber hacerse y tienen que ser implementados por profesionales”.
Creen que en Lanzarote sería muy necesario ampliar su presencia por la cantidad de situaciones de vulnerabilidad que se dan en el día a día, entre las que citan la salud mental, trastornos mentales graves, discapacidad, víctimas de violencia de género, migración, adicciones con sustancias y de comportamiento. “Después de la pandemia se ha acentuado todo lo que estaba ahí latente y probablemente no tengamos la asistencia que se requiere”, añaden las educadoras sociales.
También señalan que los educadores sociales no sustituyen a la figura del psicólogo, pero hacen trabajos preventivos en los centros educativos, con las familias o con la población infantil, adolescente y joven y que “todo el trabajo que se haga de prevención es vital”. Y además “cuando ya la persona está vulnerada, el grado de éxito de que se vuelva a incorporar, a engancharse a la vida, será mayor si hay un acompañamiento real y profesional de un educador social con un equipo de trabajo”.
La confusión entre unas profesiones y otras, dicen, “lleva a que personas que tenemos formación vemos que se limitan nuestras funciones y al final no hay un rendimiento laboral y no hay una oferta de calidad a la ciudadanía, que es un derecho que tienen”. La educación social está establecida como un derecho de la ciudadanía “y las administraciones públicas y el tercer sector, en segundo término, tienen que garantizarlos con profesionales que sepan responder a las demandas y necesidades que tengan”, añaden.
Colegios
En los centros educativos no existe ahora mismo la figura del educador social, aunque hay educadores trabajando en algunos colegios o institutos. “Hay un proyecto que se llama PROA+ (Programa para la orientación, avance y enriquecimiento educativo en centros de especial complejidad educativa) pero es el centro educativo quien requiere de los educadores sociales para una situación de vulnerabilidad o porque existe una alta tasa de absentismo escolar. Las educadoras consideran que “estaría bien que existiera esa figura” y dicen que el Colegio Profesional de Educadores y Educadoras Sociales de Canarias está peleando para que se instaure en los departamentos de orientación de todos los centros educativos del Archipiélago. Otro ámbito en el que la figura del educador social está incluida en la legislación es el ámbito penitenciario, y de momento tampoco hay presencia en el Centro penitenciario de Tahíche.
Destacan que en el ámbito sanitario, el Servicio Canario de Salud va incluyendo a más profesionales, como logopedas o terapeutas ocupacionales, incluyéndolos ya en los equipos de rehabilitación “porque ven que es necesario ampliar la atención que se da a las personas”. “Los servicios sociales tienen que hacer lo mismo y no podemos seguir solo con el trabajador social y el psicólogo, que cubren una parte muy necesaria, pero que no están cubriendo la amplitud de necesidades que está teniendo ahora mismo la población”, aseguran: “Hay que seguir creciendo y empezar ya a implementar políticas en otra línea”.
Ponen como ejemplo el desarrollo de la asociación El Cribo en sus orígenes, que se dieron cuenta de que muchas personas entraban y salían de ingresos hospitalarios como un círculo vicioso y que en ese proceso no tenían un sitio donde ir, donde poder relacionarse, ser respetados o incluidos a nivel laboral. Entonces El Cribo se fue conformando con un equipo multidisciplinar en el que hoy hay dos educadores sociales que acompañan a las personas en esos procesos para que aprendan a decidir y a relacionarse. Añaden que, además del beneficio social, para las personas y sus familias, desde el punto de vista económico es más barato para la Administración un sistema que evite las recaídas y los ingresos continuos o la dependencia absoluta de las subvenciones.
Reconocimiento profesional
La educación social sigue sin el reconocimiento profesional correspondiente a los estudios que se formalizaron en 1998 en las universidades de Canarias. La Plataforma promueve un manifiesto en el que hablan de un gran intrusismo profesional. Destacan en ese manifiesto que “la educación social queda definida como un derecho de la ciudadanía que se concreta en el reconocimiento de una profesión de carácter pedagógico, generadora de contextos socioeducativos y acciones mediadoras y formativas, con múltiples ámbitos de intervención: infancia, adolescencia y juventud, mayores, familia, discapacidad, salud mental, exclusión social, adicciones, exclusión social, inserción sociolaboral, atención a víctimas de violencia de género, inmigración, centros penitenciarios, a la población en general”.
Dicen que estos objetivos están en la misma línea de compromiso del Colegio Profesional de Educadores y Educadoras Sociales de Canarias y que es imprescindible la coordinación, la colaboración y el trabajo en equipo con este Colegio. “La figura de la educación social debe estar presente en la sociedad insular de manera que pueda contribuir al desarrollo, promoción y bienestar de las personas con criterios de calidad”.
“Queremos y pedimos que la educación social esté integrada, como derecho de la ciudadanía, en las políticas públicas universales para el conjunto de la población, lo que se traduce en incluir el perfil profesional en los equipos multidisciplinares de instituciones y asociaciones públicas y privadas”, concluyen.
Para ponerse en contacto con la asociación, se puede escribir a plataformaeducacionsociallanza@gmail.com ”
Información original
Ariadna Díaz, Loli Barrera y Yaiza López. Fotos: Adriel Perdomo. (Diario de Lanzarote)