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Proximidad, gestión municipal, intervención y animación sociocultural

Autoría:

Ricard Martínez. Regidor del Ayuntamiento de Barcelona y Presidente del Distrito de Gràcia.

Resumen

En el presente escrito intento exponer aspectos relacionados con las políticas municipales de proximidad, la participación, la animación sociocultural y con aquellas áreas, actividades o recursos en los que la ASC pueda tener una especial incidencia y una expansión de su actividad y razón de ser. Como podréis ver no se trata sólo de oportunidades desde la visión propia de la ASC, sino también desde el punto de vista de la gestión integral del territorio y, por tanto, de interés público y de voluntad política de quien gobierna.

He intentado concretar las propuestas en ámbitos en los que ya se están produciendo fenómenos o ya se están implantando proyectos, para evitar una visión excesivamente futurista de mis propuestas y del papel que pueda jugar la ASC en todo esto.

Como veréis, no me extiendo en explicar la metodología de trabajo ni la implicación de la ASC en la gestión, ya que considero que un debate en el marco en el que se publica este artículo se da por sabido.

La conclusión es que la gestión municipal necesita derivar, cada vez más, hacia la proximidad, lo que implica nuevos procesos en los que el perfil profesional de la Animación Sociocultural puede ayudar de manera preeminente.

Políticas de proximidad

En general, las políticas de proximidad en el territorio, con la gente, acaban siendo llevadas a cabo por entes locales, ya que son el órgano administrativo más próximo al ciudadano, a pesar de que haya ámbitos de la gestión en los que no se tenga ninguna competencia o éstas sean limitadas. Dicho esto, que para muchos es una obviedad, añadiría también que se trata de un modelo que no se hace evidente en todos los municipios, ya que depende en gran medida de la voluntad política real de quien deba ejecutar dicha proximidad, que no son otros que los políticos electos.

Desde mi punto de vista la proximidad es un modelo de gestión, resultado de una ideología política que contempla a la ciudadanía como eje central de su acción de gobierno. La proximidad implica encontrarse y hablar con la gente y percibir los cambios que se van produciendo, conocer con profundidad el territorio, fomentar la participación real, mediar entre los intereses de los ciudadanos y ciudadanas, en ocasiones contrapuestos entre ellos. Y generar asimismo una dirección política y estratégica que defina objetivos a corto y largo plazo.

Un ejemplo de esto es la gestión en el ámbito escolar donde los municipios y/o distritos tienen escasas competencias; en cambio, la escuela, su entorno y la comunidad conforman una parte importante de nuestra política de gestión de la proximidad como pueden ser las actividades vacacionales, extraescolares, actividades educativas del conocimiento del entorno, interlocución con las AMPA para temas de interés ciudadano… En definitiva, tenemos una parte de la población concentrada en un único espacio y con unos interlocutores válidos, pero que no siempre sabemos aprovechar y que, en ocasiones, percibimos como intrusos en lo público más que como colaboradores implicados y necesarios.

Proximidad, participación y ASC

La proximidad genera procesos de participación complejos, no sólo por la necesidad de incorporar al máximo posible de interlocutores, también por su necesaria expansión territorial (barrios o suburbios) y por su sectorialización (ámbitos temáticos diversos).

En una auditoría de participación realizada en el distrito de Gràcia, con resultados análogos en otros proyectos similares en otras ciudades, una de las conclusiones que salió era la necesidad de incorporar al modelo de gestión municipal los procesos de participación de manera sistemática, para evitar la duplicidad, la simplicidad, el olvido, para garantizar un proceso abierto que no sea endogámico, etc.

Hay que tener claro qué queremos y qué objetivos perseguimos cuando abrimos un proceso de “participación” ya que, a pesar de la aparente simplicidad de la palabra, de hecho no lo es, puesto que de forma implícita alberga muchos significados como, por ejemplo, implicación, información, opinión, escucha, comprensión…

Entre otras propuestas, incorpora la necesidad de sistematizar los procesos participativos y que tengan un referente orgánico de participación (persona o equipo de personas dentro de la estructura) que, aparte de ayudar y consolidar los procesos, facilite las acciones de formación interna. Este referente puede ser un equipo de coordinación, normalmente vinculado al núcleo de gestión municipal, o bien una o dos personas asignadas a las áreas de comunicación; atención, no a las áreas de cultura o educación, ya que la participación es transversal respecto a toda la política municipal.

Por otro lado, la generación de procesos participativos no debe sobrecargar de trabajo la estructura, que debe mantener el mismo nivel de eficiencia y eficacia.

Dicho esto, la propuesta del perfil profesional es más que evidente, la disciplina de la animación sociocultural es, probablemente, la más adecuada para realizar este tipo de tareas.

Como os decía, la ASC tiene un largo camino que recorrer en este ámbito, ya que si nos fijamos en el posible proceso, necesitamos que haya un trabajo de grupo (conocimiento entre los integrantes, relación, dinámica…); un proceso formativo básico (entender los criterios, leyes y requerimientos técnicos, por ejemplo); un proceso de comunicación y de captación de la opinión de la gente implicada (difusión aclaratoria del proyecto y recogida de sugerencias y sensaciones), así como el trabajo paralelo de captación de más información, actividades complementarias, visitas a otros lugares donde ya se haya aplicado la misma fórmula, etc.

Si bien es cierto que, en este sentido, el impulso debe partir del Ayuntamiento, conviene observar los potenciales que tenemos actualmente, por ejemplo desde un centro cívico que también puede convertirse en un espacio de referencia en cuanto a política de proximidad y de participación se refiere. Por este motivo, caso de querer, el Ayuntamiento puede recurrir al propio centro cívico para que dinamice un debate ciudadano en torno a una demanda, problemática o a la configuración de un futuro equipamiento para el barrio, por ejemplo.

Proximidad, mediación y ASC

En algunos conflictos de convivencia, por ejemplo, entre el ocio nocturno y el vecindario de una zona de ocio, hemos puesto en marcha proyectos desde una perspectiva de gestión de la mediación. La verdad es que mientras el conflicto sea de baja intensidad, los profesionales más adecuados para la intervención pueden ser los ASC, que son capaces de diseñar una estrategia a corto, medio y largo plazo. Siempre y cuando el ayuntamiento correspondiente no pretenda simplemente salir del paso, montando un espectáculo -por ejemplo, con mimos de ridícula presencia y nefasto resultado- que, aparte de dejar en mal lugar la labor de los profesionales de la ASC y de otros profesionales de la Educación Social, confunde a los ciudadanos en cuanto a la posible resolución de conflictos a partir de la mediación.

Proximidad, proyectos comunitarios y ASC

La ASC juega un papel importante, reconocido por todos, en el ámbito de la gestión y dinamización cultural comunitaria. Sin embargo, la extensión de la ASC hacia otros ámbitos hace que no todo el mundo visualice esta labor.

Algunos de los proyectos propuestos desde el ámbito público son de clara gestión por parte de la ASC. Citaremos como ejemplo el Pla d’Entorn Escolar (Plan de Entorno Escolar), en el que el Departamento de Educación de la Generalitat de Catalunya y el Ayuntamiento de Barcelona unen esfuerzos, junto con la comunidad educativa concreta de un territorio, para fomentar la vinculación de la escuela con su entorno cultural y que éste, de forma simultánea, penetre en el ámbito escolar.

El PEC, Projecte Educatiu de Ciutat (Proyecto Educativo de Ciudad) en Barcelona, será en el futuro una de las herramientas principales de gestión municipal en el ámbito educativo, ya que la transferencia de les competencias de gestión al Consorcio de Educación de Barcelona, permitirá concentrar los esfuerzos en los aspectos más inmateriales, dando por supuesto que los materiales (mantenimiento, reformas, matriculación, etc.) ya quedan ampliamente cubiertos por el Consorcio.

El PEC supera obviamente el propio ámbito escolar, ya que incorpora todos aquellos resortes educativos, como pueden ser la educación del tiempo libre, la formación ejercida por los museos, etc. o sea, todos los ámbitos de la educación no formal.

La propia definición del PEC comporta la implicación de diversos profesionales, agentes, entidades, colectivos, etc. Entre estos conviene tener en cuenta a los ASC, sobre todo para los elementos de dinamización.

Asimismo, una tarea importante a realizar por los profesionales de la ASC, es la de los Planes de Desarrollo Comunitario. Estos surgen de un convenio de colaboración entre el Departamento de Bienestar y Familia de la Generalitat y los ayuntamientos, con el objetivo de consolidar lazos sociales, asociativos y resortes culturales de barrios con necesidades de consolidación asociativa. Si dejamos los planes comunitarios estrictamente en manos de las entidades receptoras y de los técnicos correspondientes del Ayuntamiento, corremos el riesgo de no expandir el proyecto y que no resulte realmente dinamizador. El resultados son unas cuantas actividades con mayor o menor éxito, pero pocos procesos que consoliden los núcleos que han participado en ellas.

Si nos trasladamos a otro ámbito, por ejemplo el de la salud comunitaria, nos hallamos ante una nueva oportunidad. La Secretaría General del Deporte, junto con el Departamento de Sanidad, están desarrollando un programa de salud y deporte, que tiene como primer objetivo la vinculación de un médico especialista en medicina deportiva a un CAP. Y como segundo objetivo, contar con las actividades deportivas consolidadas, como herramienta de terapia, es decir, que un médico pueda, por ejemplo, recetar a un paciente participar en un club excursionista, ir a un gimnasio o asistir a clases de bailes de salón.

En este caso conviene fijarse en la cantidad de interlocutores: administraciones supramunicipales, áreas básicas de salud y CAP, el ayuntamiento correspondiente, entidades y equipamientos deportivos. La ASC, que entre su metodología tiene precisamente el trabajo en red y la interconexión, tendría en este proyecto un papel destacado.

Finalmente, si contemplamos el crecimiento del colectivo de personas mayores, son necesarias políticas que replanteen la actual estructura de centros culturales y recrativos, para que sean herramientas más útiles, y tengan presente la amplia franja de edad a la que se debe atender. En este sentido, la dinamización de los séniors, como se les conoce ya en algunos ámbitos, también será una necesidad creciente. Los séniors serán en breve un sector de población estratégico, del que convendrá trabajar muchos aspectos relacionados con la salud, preparación para la jubilación, adaptación a nuevos modelos de convivencia en el hogar, etc.

Proximidad, economía local y ASC

Por supuesto, si entramos en otras políticas de dinamización, por ejemplo del comercio, está claro que es la ASC quien debería estar detrás de cada proyecto. En este ámbito con frecuencia nos encontramos con el “hecho por uno mismo”. De la misma forma que en el campo de la publicidad, o el escaparate comercial, los sectores profesionales están ganando terreno, con un aumento notorio de la calidad de los resultados, la ASC aún no ha hecho hueco en este sector y, probablemente, no lo hará hasta que las administraciones vinculen las ayudas a promoción comercial a proyectos realizados por profesionales, entre los que deberá haber animadores socioculturales.

Proximidad, acción municipal y ASC

No siempre nos lo tomamos en serio, pero muchas de las tareas que realizamos se solucionan con una intervención de “profesionales” (no siempre) de otros ámbitos y de forma puntual, sin ninguna estrategia.

La tarea dinamizadora de la ASC, al margen de una parrilla de actividades, se mueve en una franja de inmateriales y de valor añadido, elementos que no resultan fáciles de “vender” para conseguir inversiones.

La ASC perdió la batalla de tener una titulación propia, actualmente queda desdibujada dentro del marco de la Educación Social, lo que hace que la valoración profesional no sea exactamente la que creemos que debería tener. Sin entrar en el hecho de que el currículum de los estudiantes de Educación Social que quieren especializarse en ASC, no abarca todas las materias que la propia disciplina necesita.

Esto tiene una solución relativamente fácil: no diluir más el nombre de Educador Social e identificar el nombre con el trabajo, es decir, que la ASC ocupe el núcleo del conjunto de tareas de la Educación Social, o bien, potenciar la “marca” Animación Sociocultural diferenciada y con el mismo rango que la de Educación Social, asumiendo que ambas soluciones generan una cierta polémica.

Es cierto que el nombre no lo es todo, pero también es verdad que a todos nos gusta poder explicar a qué nos dedicamos utilizando el mínimo de palabras posibles. He intentado mostrar posibles vías de trabajo de la ASC desde el ámbito de la gestión municipal, y fijaos que para llevar a cabo estas tareas son necesarios profesionales, animadores y animadoras socioculturales, y no todos los educadores y educadoras sociales lo son.